Valderas, el comunista subastero
UNA cosa es que un comprador se
aproveche de la libre concurrencia de la oferta y la demanda en un mercado
libre y acabe comprando una vivienda a un buen precio; y cosa distinta es que
se comporte como un subastero oportunista para sacar partido de la desgracia
ajena. Y peor aún es compaginar la caza de gangas inmobiliarias con la
condición de diputado comunista que se dedica a aprobar normas de expropiación
de viviendas subastadas. Así que Diego Valderas, vicepresidente de la Junta y
líder regional de Izquierda Unida, agudo ojeador de viviendas embargadas, debe
aceptar que ha sido sorprendido en una de esas hipocresías que tumban el
crédito de un político. Además, Valderas ha debido de hacer escuela –de
negocio–, porque otro dirigente de IU de Andalucía también compró una vivienda
embargada, aunque en este caso el propietario era una sociedad inmobiliaria.
Comunistas en inmersión capitalista.
Si para un político es difícil
justificar una vida privada poco coherente con sus postulados ideológicos,
menos lo es para quienes se presentan como látigos moralistas de los demás,
tendencia habitual en los extremistas de izquierda. La historia del comunismo
es pródiga en ejemplos de cómo sus castas dirigentes –estalinistas o maoístas– predicaban
para los demás un régimen de vida que no se aplicaban a sí mismos. Valderas ya
tiene su dacha. Estos episodios de depredación inmobiliaria se suman a otros de
igual hipocresía en otros ámbitos, y todos desmantelan la supuesta superioridad
moral de la izquierda frente a la derecha. La crisis está demostrando que las
conductas personales de los políticos son esenciales para generar confianza y
consolidar liderazgos realmente constructivos. ¿Acaso Valderas piensa que
cuando hable de la protección social de los desahuciados nadie recordará su
lucrativo negocio a costa de uno de ellos?
Vuelo 444
IGNACIO CAMACHO
Del tiempo de los vuelos de Lady Aviaco
o del piso de Valderas no ha cambiado la ley sino el paradigma moral. La mirada
HACE unos quince años, Magdalena Álvarez
salió indemne y sin dar una sola explicación de un escándalo que hoy le habría
costado la reputación política y el puesto público. Los célebres 444 vuelos
gratis en Aviaco, cuando era consejera gubernamental de la aerolínea, quedaron
enterrados en la impunidad de un tiempo en que el abuso de los privilegios de
poder no sufría el escrutinio riguroso de una opinión pública sacudida por el
hartazgo. Era la época de los pelotazos, la ostentación de los coches
oficiales, la acumulación de cargos en instituciones y cajas, el cobro de
dietas y sobresueldos, el disfrute de un estatus franquiciado en el que se
movía con la mayor naturalidad la nomenclatura dirigente. El ciclo triunfal de
los Bárcenas, los Correas, los Guerreros, los Rocas; un período que se prolongó
hasta bien entrado el siglo XXI, cuando la persistencia catastrófica de la
crisis aguzó la sensibilidad social hasta provocar un cambio de paradigma.
Fue en esa misma época cuando Diego
Valderas compró sin remordimientos el piso del que acababan de desahuciar a su
vecino. Y no mucho después cuando alguien decidió en algún despacho de la Junta
de Andalucía crear un mecanismo opaco de subvenciones para los expedientes de
regulación de empleo. Cuando Bárcenas repartía complementos salariales entre
los altos cargos de su partido. Nadie le daba entonces importancia porque el
dinero fluía como ríos bíblicos de leche y miel por las cañerías del Estado.
Todavía durante su etapa de ministra, Álvarez utilizaba a discreción
helicópteros militares y civiles para desplazarse a actos de partido o
privados. Era normal; la normalidad de la casta, de la élite extractiva que
mientras la prosperidad se derramaba por todas partes se beneficiaba de una
anuencia indulgente. Había para todos y nadie se ponía quisquilloso.
Pero eso cambió de repente, cuando la
bonanza se disipó de golpe entre estertores de sufrimiento de unas clases
medias que fijaron su atención dolorida en un monumental agravio comparativo.
Todos los escándalos que ahora vemos en los tribunales pertenecen a aquel
tiempo alegre y dispendioso en el que cualquier exceso parecía posible,
permitido y sobre todo eterno.
Y hoy Magdalena, la todopoderosa
Mandatela, la arrogante Lady Aviaco, está imputada por una decisión de Gobierno
que entonces formaba parte de la más espontánea rutina del poder. Y Valderas se
refleja en el incómodo espejo de su doble rasero. Y a la cúpula del PP le
persigue la sombra de unos sobres fantasma, y los malayos de Marbella están en
la cárcel y el dicharachero Guerrero de los EREs pena cada gin-tonic que se
bebió repartiendo dádivas. El simbólico vuelo 444 ha aterrizado en una pista
inundada de susceptibilidades. No han cambiado las leyes, ni la justicia, ni el
procedimiento. Lo que ha cambiado es la percepción moral, el estado de ánimo.
Ha cambiado la mirada.
Diego Valderas compró la casa de un
desahuciado al precio por el que se subastó
alberto garcía reyes / sevilla
Día 05/07/2013 - 00.14h
El vicepresidente de la Junta adquirió a
El Monte la vivienda de su propio vecino, que se había quedado en paro y no
pudo hacer frente a una deuda familiar
El vicepresidente del gobierno andaluz,
Diego Valderas
El actual vicepresidente de la Junta de
Andalucía y líder de IU en el gobierno, Diego Valderas, impulsor de la polémica
Ley Antidesahucios contra los bancos que ha aprobado el Parlamento Andaluz y
uno de los grandes defensores de los movimientos en favor del derecho a la
vivienda, adquirió su segunda residencia a precio de saldo precisamente gracias
al desahucio de su vecino. Según la documentación notarial y del Registro de la
Propiedad que obra en poder de este periódico, Valderas compró en 1995 el piso
de enfrente del que ya tenía en su pueblo, Bollullos del Condado (Huelva),
directamente a la Caja de Ahorros El Monte justo después de que esta entidad
desahuciara a su propietario, M.J.A., que tras quedar en el paro no pudo seguir
pagando un préstamo que debía a la citada caja.
El propio afectado ha confirmado a ABC
que antes de que el procedimiento judicial de desahucio llegara a su fin
ofreció el piso a Valderas por la cantidad que a él le quedaba por pagar, ocho
millones de pesetas, con el fin de no tener que seguir pagando nada tras
entregar el piso a la caja, ya que éste se había tasado para una primera
subasta en tres millones y medio.
Sin embargo, el vicepresidente de la
Junta, que entonces era presidente del Parlamento tras 15 años como alcalde de
Bollullos, no adquirió directamente la vivienda a su propietario, sino que lo
hizo tras la correspondiente subasta judicial en un procedimiento seguido en el
juzgado de primera instancia número uno de Huelva. Diego Valderas y su esposa
se hicieron con aquel inmueble anexo al que ya poseían desde 1991 el 25 de mayo
de 1995. Y en la transacción pagaron 31.102,38 euros, cinco millones de
pesetas, lo mismo que había abonado la caja en la citada subasta. Tres millones
menos de los que le pedía su propio vecino, que tuvo que irse con su mujer y
sus hijos a vivir a casa de sus suegros, donde sigue residiendo actualmente, y
continuar pagando la deuda.
Tras dos explicaciones escuetas, el
gabinete de Valderas ofreció ayer una tercera versión a ABC en la que
explicaron que la casa de marras «llevaba cinco años cerrada» porque el
propietario «había tenido un problema con su cuñado, que era constructor» y
exactamente la persona que tenía la deuda con El Monte. Según este último
relato, Diego Valderas «a los cinco años fue a preguntar de quién era la casa y
le dijeron que era de la caja de ahorros». «No fue un desahucio», insisten,
«sino que esa familia se fue a vivir a otra casa, que además es bastante
grande».
El comunista pillado
Publicado por Edurne Uriarte el jul 4,
2013
Y aun no ha hablado Ada Colau, la líder
social de los acosos a los políticos del PP, sobre uno de los líderes políticos
de ese movimiento, Diego Valderas, y su compra del piso de un vecino
desahuciado. A la Caja que se quedó con la vivienda y a un precio bastante
menor al pedido por ese vecino cuando no pudo seguir pagando su hipoteca.
Los hechos han sido desvelados por
Alberto García Reyes hoy en ABC y constituyen uno de los ejemplos de hipocresía
política más espectaculares de los últimos tiempos: Diego Valderas,
vicepresidente de IU de la Junta, uno de los líderes políticos del movimiento
anti-desahucios y artífice de la ley andaluza para la expropiación de bancos,
compró a una Caja el piso de su vecino desahuciado. Ese vecino, que tuvo que
irse a vivir a casa de sus suegros, había intentado venderle el piso cuando ya
no pudo pagar la hipoteca. Diego Valderas rechazó la oferta pero compró el piso
a la Caja a un precio mucho menor y unió su piso con el nuevo hasta lograr la
vivienda de 194 metros cuadrados en la que ahora vive. Y la Caja, por cierto,
le dio el préstamo para comprar la vivienda de su vecino desahuciado.
La historia da para récord de
incoherencia política. Un comunista antidesahucios aliado con una Caja para
quedarse con la casa de un desahuciado.
Este comunista es autor, entre otras
muchas sentencias, de la siguiente:
“Debemos garantizar los derechos de los
hipotecados ante los grandes poderes financieros”. Bien es verdad que nada dijo
de proteger a los hipotecados de los vecinos más aprovechados.
Y aún no ha hablado Ada Colau. Sí lo ha
hecho el portavoz de Valderas, Juan Félix Camacho, para insultar al periodista
de ABC: “Sicario”, ha tuiteado. Lo que demuestra que la información es
rigurosamente cierta, y que, dada la imposibilidad de negar los hechos,
Valderas ha optado por intentar destruir la credibilidad del periodista.
IU justifica a Valderas en la compra del
piso embargado porque lo hacen «miles de ciudadanos»
s.e. / madrid
Día 04/07/2013 - 15.08h
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«Estamos hablando de algo que ha formado
parte de la cotidianeidad», afirma. El PP exige explicaciones al vicepresidente
de la Junta de Andalucía
IU justifica a Valderas en la compra del
piso embargado porque lo hacen «miles de ciudadanos»
efe
Diego Valderas, vicepresidente de la
Junta e impulsor de la ley antidesahucios
Izquierda Unida (IU) ve normal que el
comunista Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía, haya
comprado la vivienda de un desahuciado. Y es que lo hacen «miles y miles de
ciudadanos», que han adquirido sus viviendas «en las mismas condiciones» que
Valderas.
Esta ha sido la reacción del portavoz
parlamentario de IU ante la información publicada hoy jueves en ABC. El
excoordinador regional de IU, impulsor de la ley antidesahucios, compró en 1995
en su pueblo, Bollullos Par del Condado (Huelva), una vivienda de un vecino que
había sido desahuciado a la entidad financiera que la subastó.
«Estamos hablando de algo que ha formado
parte de la cotidianeidad, durante mucho tiempo, en este país, donde se han
embargado viviendas que han pasado al 'stock' de entidades financieras y que, a
su vez, se han puesto a la venta», ha dicho el portavoz José Antonio Castro.
El portavoz de IU ha remarcado que dicha
vivienda había sido embargada más de tres años antes, y son «muchas las
familias que han comprado sus pisos después de que los mismos fueran
embargados, bien a personas físicas o jurídicas» porque se ponían a la venta.
Ha explicado que él mismo compró su piso a un banco que, a su vez, se lo había
embargado a una sociedad inmobiliaria y no por eso es «Robin Hood».
El PP andaluz, por su parte, ha exigido
a Valderas que dé explicaciones. La vicesecretaria de Políticas Sociales del
PP-A, Dolores López, quiere saber si al vicepresidente de la Junta le benefició
«su relación» con la caja de ahorros que había adquirido el inmueble. La compra
se produjo cuando Valderas era alcalde de Bollullos Par del Condado (Huelva) y
miembro de la asamblea de esa caja de ahorros.
En ese sentido, se ha preguntado cómo
adquirió por cinco millones de pesetas un piso que había sido embargado por
ocho millones de pesetas y ha pedido a Valderas que dé explicaciones porque «hay
muchas dudas», ya que el vecino que era propietario del piso dice que se lo
ofreció antes de ser desahuciado.
Y ha agregado: «No se puede estar por un
lado dándose golpes de pecho para defender a los desahuciados y por otro
jugando en contra de ellos».
Valderas, el repartidor del butano en IU
a. g. r. / sevilla
Día 04/07/2013 - 15.07h
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El vicepresidente de la Junta de
Andalucía fue albañil, camarero, administrativo, repartidor de butano... Y en
todos sus trabajos destacó como activo sindicalista de CC.OO.
Valderas, el repartidor del butano en IU
iván mata
Se quedó huérfano con 16 años y tuvo que
salir de su pueblo, Bollullos del Condado, un paraíso del vino de Huelva, para
ganarse la vida en Barcelona haciendo casi de todo. Fue albañil, camarero,
administrativo, repartidor de butano... Y en todos sus trabajos destacó como
activo sindicalista de CC.OO. hasta que en 1979, con las primeras elecciones
democráticas, regresó a su tierra y se presentó a los comicios encabezando la
lista del Partido Comunista.
Desde entonces, 34 años han pasado ya,
Valderas no ha vuelto a trabajar más que en los despachos que le ha ido
proporcionando la política, un oficio en el que se ha aburguesado acumulando
cargos de todo tipo. En Bollullos fue alcalde durante 15 años siempre con
mayoría absoluta. Pero su salto a la presidencia del Parlamento lo terminaría
retratando. En su pueblo sus propios camaradas se escindieron del partido
montando unas siglas independientes e IU no ha vuelto a levantar cabeza desde
entonces. En la actualidad sólo tiene un concejal, que además es su jefe de
prensa en la Junta de Andalucía. Y en el Parlamento alcanzó la presidencia en
1994 gracias a un pacto entre IU y PP contra el PSOE de un Manuel Chaves, que
entonces gobernaba en minoría.
Aquella operación fue conocida como «la
pinza», un acuerdo entre Luis Carlos Rejón y Javier Arenas del que Valderas
salió beneficiado y proyectado como nuevo rostro de IU en Andalucía. Pero la
«traición» a los principios de su partido nunca se la terminaron de perdonar en
los ambientes comunistas más puristas, que jamás entendieron que el joven
trabajador de orígenes humildes pusiera rostro al primer acuerdo sonoro con la
derecha.
No obstante, su trabajo en las bases le
ha permitido dirigir el partido en Andalucía hasta hace un mes, durante 13
años, y alcanzar el gobierno de Andalucía gracias a un pacto con Griñán que ha
permitido a IU liderar políticas populistas como el decreto para repartir tres
comidas al día entre los niños andaluces o la ley Antidesahucios, una lucha que
ahora inflama su credibilidad después de tantos años tratando de dar la imagen
de currante que le reportaba haber sido el repartidor del butano que llegó a la
cima de la política.