viernes, 18 de enero de 2013

Trabajando con textos


"La verdadera raíz de los hechos que caracterizan la época de los grandes descubrimientos se halla en un nuevo modo de pensar y de vivir que es típico del final de la Edad Media y ya perceptible en todo el Occidente europeo a finales del siglo XIV: las gentes empiezan a aspirar a una vida menos agobiada, más cómoda y lujosa que la de sus antepasados. (...) El problema de conservar las carnes (...) determina una demanda insaciable de substancias conservativas: sal (...) pimienta del Oriente o del África occidental, (...) canela, nuez moscada (...). Para adquirir dinero (para comprar lo anterior) hubo en Andalucía varias posibilidades, y todas fueron empleadas. Era una organizar la lucha contra los musulmanes como empresas mercantiles dirigidas a adquirir botín (...) Estas empresas no sólo se realizan por tierra, sino también por mar (los nobles andaluces) (...) se interesan repetidamente en viajes oceánicos que eran a la vez, o indistintamente, comerciales y bélicos. Las pescas costeras y luego la pesca de altura, fueron escuela donde se iban forjando los hombres para estas navegaciones (...), los marineros andaluces aprendieron que las rutas del Atlántico podían ofrecer rendimientos más precia-dos que la pesca: el oro, la pimienta y los esclavos negros que podían obtenerse en las costas africanas (...). La preparación del descubrimiento y colonización de América nos parece como un proceso largo, lento, contínuo, en el que no sólo se integran los factores típicos y locales de las costas sudoccidentales castellanas ya mencionados, sino también toda la técnica comercial y toda la experiencia colonizadora del Occidente europeo."
"Está fuera de duda que el primer viaje de Colón fue  una empresa exclusiva-mente comercial. Su objetivo básico era hallar una nueva ruta mercantil hacia los países asiáticos productores de especias; sus resultados serían hallar tierras des-conocidas (próximas a Asia, según el almirante) y dejar en el fuerte de Navidad un puñado de hombres como avanzada de una posterior factoría comercial" (Céspedes, Historia de España y América, II).
Existía una tradición, no sólo en Aragón, marinera y comerciante en los reinos de la península ligada a la búsqueda de nuevas rutas para facilitar el comercio con Oriente. "España se había convertido ya en una potencia naval y colonial cuando Colón vino de Portugal a someter sus planes a Fernando e Isabel. España poseía determinadas experiencias y tradiciones en descubrimientos y conquistas ultramarinas y había elaborado en la colonización de las islas Canarias ciertos métodos y organizaciones que, a su vez, tenían su origen en la Reconquista" (Konetzke: El imperio español).

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La preparación del descubrimiento y colonización de América constituye un proceso largo, lento y contínuo, en el que no sólo se integraron los factores locales de las costas sudoccidentales castellanas sino también toda una técnica comercial y la experiencia colonizadora del Occidente europeo.
Existía, no sólo en Aragón sino también en los demás Reinos peninsulares, una tradición marinera y comerciante ligada a la búsqueda de nuevas rutas para facilitar el comercio con Oriente. España se había convertido en una potencia naval y colonial cuando Colón vino de Portugal a someter sus planes a Fernando e Isabel ya que poseía determinadas experiencias y tradiciones en descubrimientos y conquistas ultramarinas y había elaborado, en la colonización de las islas Canarias, ciertos métodos y formas de organización que tenían su origen en la Reconquista.
El problema de conservar las carnes determinó en Occidente una demanda insaciable de sustancias conservativas: sal, pimienta del Oriente o del África occidental, canela, nuez moscada, etc.
Para obtener dinero con el que poder comerciar, en Andalucía, con carácter mercantil, se organizaron sistemáticamente expediciones marítimas y terrestres contra los musulmanes con el fin de adquirir de este botín. En la pesca (costera y de altura) los marineros andaluces aprendieron que las rutas del Atlántico podían ofrecer rendimientos más preciados que los de la pesca (el oro, la pimienta y los esclavos negros que podían obtenerse en las costas africanas).
El primer viaje de Colón fue una empresa exclusivamente comercial. Su objetivo básico era el de hallar una nueva ruta mercantil hacia los países asiáticos productores de especias. Su resultado el tropezar con tierras desconocidas (próximas a Asia, según el almirante) y dejar en el fuerte de Navidad un puñado de hombres como avanzada de una posterior factoría comercial.
Fernando realizó los ideales políticos de su padre Juan II de Aragón. Éste era rey de Navarra y gran magnate castellano. Situado entre Luis XI y la revolución catalana no vio otra salida que apoyarse en el auxilio castellano.
El matrimonio entre Isabel y Fernando volvió a replantear cual había de ser la orientación de  la política exterior castellana. Castilla podía optar por una posición atlántica o mediterránea. En la primera encontraba el apoyo de Francia (cuya alianza con Castilla tenía ya un siglo), la segunda le daba la oportunidad de abrirse  hacia Borgoña (cuyos mercados eran concurridos por sus vendedores de lanas).
El matrimonio de Isabel y Fernando tropezó con considerables dificultades. La resolución de la guerra civil sucesoria castellana no sólo significó la futura suerte de los partidos en lucha, sino también la posterior orientación general de la política castellana.
La acción diplomática aragonesa consiguió aislar a Francia, pacificar Cataluña e hizo posible su unión con Castilla. Desde una situación desesperada, Juan II de aislado pasó a ser el aislador y Luis XI quedó bloqueado entre tanto adversario.
Éstos hechos fueron decisivos para el desarrollo de la posterior historia del conjunto de los pueblos españoles. Si bien la unión de las dos coronas en una sola cabeza estuvo precedida de una tradición histórica, ésta vino forzada por la guerra civil castellana, la presión francesa, el pragmatismo de Juan II y la revuelta catalana.

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Porque Nos fuimos informados que en estos nuestros reynos había algunos malos cristianos que judaizaban y apostataban de nuestra santa Fe Católica, de lo qual era mucha causa la comunicación de los judíos con los cristianos, en las Cortes que hicimos en la ciudad de Toledo el año pasado de 1480 años mandamos apartar los dichos judíos en todas las ciudades y villas y lugares de los nuestros reynos y señoríos en las juderías y lugares apartados, donde viviesen y morasen, esperando que con su apartamiento se remediaría.
(...) habemos procurado, y dado orden como se hiciese inquisición (...) y por ello se han hallado muchos culpables, según es notorio; y según somos informados de los Inquisidores, y de otras muchas personas religiosas, y eclesiásticas y seglares, consta y paresce el gran daño que a los cristianos se ha seguido y sigue  de la participación, conversación y comunicación que han tenido y tienen con los judíos, los quales se prueba, que procuran  siempre, por cuantas vías más pueden, de subvertir y sustraer de nuestra santa Fe Católica a los fieles cristianos y los apartar della, y atraer y pervertir a su dañada creencia y opinión, instruyéndoles en las ceremonias y observancia de su ley , (...) dándoles libros (...) y juntándose con ellos a leer (...) y persuadiéndoles entender, que no hay otra ley ni verdad salvo aquella.
(...) Por ende Nos, con consejo y parescer de algunos prelados y grandes Caballeros de nuestros reynos, y de otras personas de ciencia y consciencia de nuestro Consejo, habiendo habido sobre ello mucha deliberación, acordamos de mandar salir todos los dichos judíos y judías de nuestros reynos, y que jamás tornen ni vuelvan a ellos (...) de cualquier edad que sean (...) con sus hijos e hijas, criados y criadas, y familiares judíos (...) so pena que si no lo hicieren  y cumplieren así, y fueren hallados estar en los dichos nuestros reynos, o vinieren en ellos de qualquier manera , incurran en pena de muerte, y confiscación de todos sus bienes para la nuestra Cámara y Fisco, en las quales penas incurran por ese mismo hecho, sin otro proceso, sentencia ni declaración.
(...) Y mandamos y defendemos, que ninguna ni algunas personas de los dichos nuestros reynos, de cualquier estado, preeminencia y condición que sean, no sean osados de recibir ni receptar, ni acoger ni defender pública ni secretamente judío ni judía, pasado el dicho término de fin de julio en adelante para siempre jamás (...) so pena de perdimiento de todos sus bienes, vasallos y fortalezas, y otros heredameintos (...) y de perder qualesquier maravedís, que de Nos tengan, para la nuestra Cámara y Fisco (...).” (Pragmática de Don Fernando y Doña Isabel en Granada, 3 de marzo de 1492).

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