[Luis
María ANSON
La
cifra resulta escalofriante. El maquillaje que el Gobierno trata de extender
sobre ella irrita a muchos.
Afirmar que el paro ha crecido menos que en el
primer trimestre del año pasado es un despropósito. El día que lleguemos a un
100% de desempleo, éste ya no podrá crecer.
Hay que poner los pies sobre la
realidad y estremecerse porque hemos llegado a una situación claramente
prerrevolucionaria.
Por
supuesto que cuento con la picaresca, con las trapisonderías, con la economía
sumergida.
Una parte de los parados trabaja de alguna forma. Incluso algunos
cobran con una mano el subsidio de desempleo y con la otra el empleo encubierto
que tienen.
Aún así, la última cifra de la EPA sitúa a España en el epicentro
prerrevolucionario. En Moncloa no pueden seguir contemplándose el ombligo sin
reaccionar ante el escalofrío de unas cifras que apabullan.
La
política de austeridad es certera.
No podemos gastar de forma indefinida más de
lo que ingresamos. Pero la política de austeridad es compatible con una
flexible política de crecimiento.
Bastaría con contener el despilfarro de los
480.000 cargos públicos, las dos terceras partes innecesarios; bastaría con
cancelar el derroche de los partidos políticos y los sindicatos, pagados al 90%
con dinero público; bastaría suprimir el 90% de las empresas públicas, casi
todas deficitarias; bastaría con que el ahorro de estas medidas elementales se
destinase a estimular el crédito a emprendedores y pequeñas y medianas empresas
para que comenzaran a descender las cifras de desempleo.
Austeridad
y crecimiento. Austeridad que no pude seguir cargándose solo sobre los
ciudadanos sino sobre los partidos y los sindicatos. Crecimiento que debe
orientarse en la buena dirección: la pequeña y mediana empresa. Y por encima de
todo, la voluntad de Moncloa de resolver el problema en lugar de permanecer en
la parálisis y el hedonismo.
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