“Los dos partidos que se han concordado
para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no
aspiran más que a pastar en el presupuesto.
Carecen de ideales, ningún fin elevado
los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta
infeliz raza, pobrísima y analfabeta.
Pasarán unos tras otros dejando todo
como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo,
ha de acabar en muerte.
No acometerán ni el problema religioso,
ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo,
estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin
ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede
esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey
revolucionaria (...)
No creo ni en los revolucionarios de
nuevo cuño ni en los antediluvianos (...)
La España que aspira a un cambio radical
y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra.
Han de pasar años, tal vez lustros,
antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por
otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental”
Tendremos que esperar como mínimo 100
años mas para que en este tiempo “si hay mucha suerte” nazcan personas mas
sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente… ¡pobres españoles! lo
que nos costara recuperar lo perdido.
Fragmento de "La fe nacional y
otros escritos sobre España", Benito Pérez-Galdós (1912).
A finales del XIX, cuando España perdió
sus últimas colonias, se aceleró la decadencia del país y cobró fuerza el
nacionalismo.
En medio de ese ambiente convulso,
Benito Pérez Galdós hizo un llamamiento a formar entre todos "la fe
nacional" en un texto apenas conocido que se publica ahora.
Ese texto, que sí fue editado en
Canarias en varias ocasiones, pero no fuera del archipiélago, llega ahora a las
librerías españolas en la colección de breviarios de Rey Lear, y muestra su
esperanza en que sea "la unión lo que garantice la superación de aquella
crisis", como señalan en el prólogo el editor Jesús Egido y José Esteban,
experto en el novelista canario.
En el mismo libro se han recuperado
también otros artículos y textos de Galdós sobre España, algunos de los cuales
podrían haber sido escritos ahora, como el de "Dinero, dinero,
dinero", de enero de 1865: "El vil metal es causa de todos los
conflictos: todas las crisis políticas son juegos de chicos, comparadas con una
crisis financiera", decía este escritor que fue uno de los grandes
narradores de su época.
"No es la Discordia, es la crisis.
La crisis financiera, que es la más terrible de las crisis. La pobreza, mas no
de uno, sino de todos los españoles, la bancarrota de una nación, la sublimidad
del desfalco, el trueno reducido a su más augusta expresión", afirmaba el
autor de "Misericordia" en "Dinero, dinero, dinero".
La reflexión "más triste" que
produce la lectura del libro es que "seguimos igual que hace cien años.
Los grandes problemas del país siguen siendo los mismos y nadie parece que
tenga capacidad para solucionarlos", señala Egido en declaraciones a Efe.
En 1898, tras la pérdida de las últimas
colonias, España "se avergonzaba de su derrota y la alta burguesía
conservadora y católica de regiones periféricas, alentadas por las potencias
extranjeras, encuentra en el nacionalismo una coartada para proteger su riqueza
sin necesidad de compartirla con el resto del país", afirman Egido y
Esteban.
Como le dice a Efe este último, autor de
varios libros sobre Galdós, "La fe nacional" es la respuesta
"maravillosa, rotunda e increíble" a los vientos separatistas que
soplaban en Canarias y también en Cataluña y País Vasco.
"Galdós creía en España como unidad
nacional de destino y tenía una viva conciencia de España", añade Esteban.
El 9 de diciembre de 1900, cincuenta
canarios homenajean en Madrid a Galdós (1843-1920) para celebrar la publicación
del último tomo de la tercera serie de los "Episodios Nacionales".
En el discurso que pronunció ante sus
paisanos, Galdós aseguró que en todos ellos vivía "y vivirá siempre el
alma española" (...). "Tengamos fe en nuestros destinos, y digamos y
declaremos que no se nos arrancará por la fuerza, como rama frágil y
quebradiza, del tronco robusto a que pertenecemos".
"Ahora que la fe nacional parece
enfriada y oscurecida, ahora que en nosotros ven algunos la rama del árbol
patrio más expuesta a ser arrancada, demos el ejemplo de confianza en el
porvenir. (...) De este modo contribuiremos a formar lo que hace tanta falta:
la fe nacional. Cada cual en su esfera, grande o chica, debe ayudar a formarla
y robustecerla, pues sin esa gran virtud no hay salvación posible para las
naciones", decía el autor de "Misericordia".
Pero hay más artículos en este
interesante libro, y siempre queda claro en ellos "el espíritu abierto y
liberal de Galdós". Como en "Soñemos, alma, soñemos", en el que
formula la necesidad de un esfuerzo educativo y cultural para que el país pueda
mejorar: "Como el agua a los campos, es necesaria la educación a nuestros
secos y endurecidos entendimientos", aseguraba el gran escritor.
Y si en "¿Más paciencia?..."
propone la acción para acabar con las diferencias entre la población urbana y
la rural -"contra paciencia, acción; contra miseria, bienestar",
escribe-, en el ya citado "Dinero, dinero, dinero" apunta con humor
una posible solución para la crisis: que los ricos cedan sus joyas a Hacienda y
que la Iglesia haga lo mismo con "la quincalla de plata y oro que
constituye la superflua opulencia de los templos".
Pero Galdós sabía que "la Hacienda
no saldrá de apuros por ese camino".
El libro contiene además una breve
antología de textos sobre España, entresacados de los "Episodios
Nacionales" y plenamente vigentes algunos.
En el de "Cánovas" deja clara
su opinión sobre los políticos: "Los dos partidos que se han concordado
para turnar pacíficamente en el Poder, son dos manadas de hombres que no
aspiran más que a pastar en el presupuesto".
Y tampoco era buena su opinión sobre los
Borbones: "El Borbonismo no tiene dos fases, como creen los historiadores
superficiales... Aquí y allá, en la guerra y en la paz, es siempre el mismo, un
poder arbitrario que acopla el Trono y el Altar, para oprimir a ese pueblo
infeliz y mantenerlo en la pobreza y la ignorancia", decía Galdós en "España
sin Rey".
Ana Mendoza.
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