jueves, 6 de marzo de 2014

Los "Trece Puntos de Negrín"

Los "Trece Puntos de Negrín"
(Documento emanado del Consejo de Ministros de la República Española, reunido en Barcelona el 30 de abril de 1938, en el que se declaran los fines de la guerra. El documento, que pretendía una paz negociada, fue dado a conocer por doquier, dentro y fuera de España, y en diferentes lenguas.)
1. Asegurar la independencia absoluta y la integridad total de España, una España totalmente libre de toda injerencia extranjera, sea cual sea su carácter y origen; con su territorio peninsular y sus posesiones intactas y a salvo de cualquier tentativa de desmembración, enajenación o hipoteca, conservando las zonas de protectorado asignadas a España por los convenios internacionales, mientras estos convenios no sean modificados con su intervención y asentimiento. Consciente de los deberes anejos a su tradición y a su historia, España estrechará con los demás países los vínculos que impone una común raíz del sentido universal que siempre ha caracterizado a nuestro pueblo.
2. Liberación de nuestro territorio de las fuerzas militares extranjeras que lo han invadido, así como de aquellos elementos que han acudido a España desde julio de 1936 con el pretexto de una colaboración técnica que intervienen o intentan dominar en provecho propio la vida jurídica y económica española.
3. República popular representada por un Estado vigoroso que se asiente sobre principios de pura democracia, que ejerza su acción a través de un Gobierno dotado de plena autoridad que confiera el voto ciudadano emitido por sufragio universal y sea el símbolo de un poder ejecutivo firme, dependiente en todo momento de las directrices y designios que marque el pueblo español.
4. La estructura jurídica y social de la República será obra de la voluntad nacional libremente expresada mediante un plebiscito que tendrá lugar tan pronto termine la lucha, realizado con plenitud de garantías, sin restricciones ni limitaciones, y que asegure a cuantos en él tomen parte contra toda posible represalia.
5. Respeto a las libertades regionales, sin menoscabo de la unidad española; protección y fomento del desarrollo de la personalidad y particularidad de los distintos pueblos que integran España, como la imponen un derecho y un hecho históricos que, lejos de significar una disgregación de la nación, constituyan la mejor soldadura entre los elementos que la integran.
6. El Estado español garantizará la plenitud de los derechos al ciudadano en la vida civil y social, la libertad de conciencia, y asegura el libre ejercio de las creencias y prácticas religiosos.
7. El Estado garantizará la propiedad legal y legítima adquirida dentro de los límites que impongan el supremo interés nacional y la protección de los elementos productores . Sin merma de la iniciativa individual, impedirá la acumulación de riqueza que pueda producir la explotación del ciudadano y sojuzgue a la colectividad, desvirtuando la acción centralizadora del Estado en la vida económica y social. A este fin, cuidará del desarrollo de la pequeña propiedad, garantizará el patrimonio familiar y se estimularán todas las medidas que le lleven a un mejoramiento económico, moral y racial de las clases productoras. La propiedad y los intereses legítimos de los extranjeros serán respetados y se examinarán, con miras a las indemnizaciones que correspondan, los perjuicios inventaridados causados en el curso de la guerra. Para el estudio de esos daños, el Gobierno de la República creó ya la Comisión de Reclamaciones Extranjeras.
8. Profunda reforma agraria que liquide la vieja aristocrática propiedad semifeudal que, careciendo de sentido humano, racional y económico, ha sido siempre el mayor obstáculo para el desarrollo de las grandes posibilidades del país. Asiento de la nueva España sobre una amplia y sólida democracia campesina, dueña de la tierra y de quien la trabaja.
9. El Estado garantizará los derechos del trabajo a través de una legislación social avanzada, de acuerdo con las necesidades específicas de la vida y de la economía española.
10. Será preocupación primordial y básica del Estado el mejoramiento cultural, físico y moral de la raza.
11. El Ejército español, al servicio de la nación misma, estará libre de toda hegemonía de tendencia a partido , y el pueblo ha de ver en él el instrumento seguro para la defensa de sus libertades y de su independencia.
12. El Estado español se reafirma en la doctrina constitucional de renunciar a la guerra como instrumento de política nacional. España, fiel a los pactos y tratados, apoyará la política simbolizada en la Sociedad de Naciones, que ha de presidir siempre sus normas. Ratifica y mantiene los derechos propios del Estado español y reclama como potencia mediterránea un puesto en el concierto de las naciones, dispuesta siempre a colaborar en el afianzamiento de la seguridad colectiva y en la defensa general del país. Para contribuir de una manera eficaz a esta política, España desarrollará e intensificará todas sus posibilidades de defensa.

13. Amplia amnistía para todos los españoles que quieran cooperar a la intensa labor de reconstrucción y engrandecimiento de España. Después de una lucha cruenta como la que ensangrienta nuestra tierra, en la que han resurgido las viejas virtudes del heroísmo y de idealidad de la raza, cometerá un delito de alta traición a los destinos de nuestra patria aquel que no repima y ahogue la idea de venganza y represalia, en aras de una acción común de sacrificio y trabajo que en el porvenir de España estamos obligados a realizar todos sus hijos.

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