Los "Trece Puntos de Negrín"
(Documento emanado del Consejo de
Ministros de la República Española, reunido en Barcelona el 30 de abril de
1938, en el que se declaran los fines de la guerra. El documento, que pretendía
una paz negociada, fue dado a conocer por doquier, dentro y fuera de España, y
en diferentes lenguas.)
1. Asegurar la independencia absoluta y
la integridad total de España, una España totalmente libre de toda injerencia
extranjera, sea cual sea su carácter y origen; con su territorio peninsular y
sus posesiones intactas y a salvo de cualquier tentativa de desmembración,
enajenación o hipoteca, conservando las zonas de protectorado asignadas a
España por los convenios internacionales, mientras estos convenios no sean
modificados con su intervención y asentimiento. Consciente de los deberes
anejos a su tradición y a su historia, España estrechará con los demás países
los vínculos que impone una común raíz del sentido universal que siempre ha
caracterizado a nuestro pueblo.
2. Liberación de nuestro territorio de
las fuerzas militares extranjeras que lo han invadido, así como de aquellos
elementos que han acudido a España desde julio de 1936 con el pretexto de una
colaboración técnica que intervienen o intentan dominar en provecho propio la
vida jurídica y económica española.
3. República popular representada por un
Estado vigoroso que se asiente sobre principios de pura democracia, que ejerza
su acción a través de un Gobierno dotado de plena autoridad que confiera el
voto ciudadano emitido por sufragio universal y sea el símbolo de un poder
ejecutivo firme, dependiente en todo momento de las directrices y designios que
marque el pueblo español.
4. La estructura jurídica y social de la
República será obra de la voluntad nacional libremente expresada mediante un
plebiscito que tendrá lugar tan pronto termine la lucha, realizado con plenitud
de garantías, sin restricciones ni limitaciones, y que asegure a cuantos en él
tomen parte contra toda posible represalia.
5. Respeto a las libertades regionales,
sin menoscabo de la unidad española; protección y fomento del desarrollo de la
personalidad y particularidad de los distintos pueblos que integran España,
como la imponen un derecho y un hecho históricos que, lejos de significar una
disgregación de la nación, constituyan la mejor soldadura entre los elementos
que la integran.
6. El Estado español garantizará la
plenitud de los derechos al ciudadano en la vida civil y social, la libertad de
conciencia, y asegura el libre ejercio de las creencias y prácticas religiosos.
7. El Estado garantizará la propiedad
legal y legítima adquirida dentro de los límites que impongan el supremo
interés nacional y la protección de los elementos productores . Sin merma de la
iniciativa individual, impedirá la acumulación de riqueza que pueda producir la
explotación del ciudadano y sojuzgue a la colectividad, desvirtuando la acción
centralizadora del Estado en la vida económica y social. A este fin, cuidará
del desarrollo de la pequeña propiedad, garantizará el patrimonio familiar y se
estimularán todas las medidas que le lleven a un mejoramiento económico, moral
y racial de las clases productoras. La propiedad y los intereses legítimos de
los extranjeros serán respetados y se examinarán, con miras a las
indemnizaciones que correspondan, los perjuicios inventaridados causados en el
curso de la guerra. Para el estudio de esos daños, el Gobierno de la República
creó ya la Comisión de Reclamaciones Extranjeras.
8. Profunda reforma agraria que liquide
la vieja aristocrática propiedad semifeudal que, careciendo de sentido humano,
racional y económico, ha sido siempre el mayor obstáculo para el desarrollo de
las grandes posibilidades del país. Asiento de la nueva España sobre una amplia
y sólida democracia campesina, dueña de la tierra y de quien la trabaja.
9. El Estado garantizará los derechos
del trabajo a través de una legislación social avanzada, de acuerdo con las
necesidades específicas de la vida y de la economía española.
10. Será preocupación primordial y
básica del Estado el mejoramiento cultural, físico y moral de la raza.
11. El Ejército español, al servicio de
la nación misma, estará libre de toda hegemonía de tendencia a partido , y el
pueblo ha de ver en él el instrumento seguro para la defensa de sus libertades
y de su independencia.
12. El Estado español se reafirma en la
doctrina constitucional de renunciar a la guerra como instrumento de política
nacional. España, fiel a los pactos y tratados, apoyará la política simbolizada
en la Sociedad de Naciones, que ha de presidir siempre sus normas. Ratifica y
mantiene los derechos propios del Estado español y reclama como potencia
mediterránea un puesto en el concierto de las naciones, dispuesta siempre a
colaborar en el afianzamiento de la seguridad colectiva y en la defensa general
del país. Para contribuir de una manera eficaz a esta política, España
desarrollará e intensificará todas sus posibilidades de defensa.
13. Amplia amnistía para todos los
españoles que quieran cooperar a la intensa labor de reconstrucción y
engrandecimiento de España. Después de una lucha cruenta como la que
ensangrienta nuestra tierra, en la que han resurgido las viejas virtudes del
heroísmo y de idealidad de la raza, cometerá un delito de alta traición a los
destinos de nuestra patria aquel que no repima y ahogue la idea de venganza y represalia,
en aras de una acción común de sacrificio y trabajo que en el porvenir de
España estamos obligados a realizar todos sus hijos.
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