martes, 27 de mayo de 2014

HA GANADO LA DERECHA

EDURNE URIARTE
No hay noticias de la ultraderecha en España, las hay de los ultras que han acabado con Rubalcaba
HAGAMOS un pequeño ejercicio de política ficción consistente en imaginar que el triunfador del domingo, con tres puntos de diferencia sobre el segundo, fuera el PSOE. Nos hubiéramos enterado sobradamente porque ese habría sido el gran titular de las elecciones. Como quien ha ganado ha sido el PP, cuesta valorar tal hecho, concentrados muchos como están, sobre todo los analistas de la izquierda y los críticos del PP, en destacar la pérdida de votos global del PP y del PSOE.
No quiero minimizar tal pérdida, por supuesto, pero se daba por hecha, aunque no fuera en tales dimensiones, porque estas elecciones se utilizan para el voto de castigo de quienes gobiernan, y mucho más en esta terrible crisis. Y porque hay demasiada gente alentando irresponsablemente el populismo en los dos últimos años. Pero la batalla esencial era, hasta que ganó el PP, la que enfrentaba a los dos únicos partidos con posibilidades de gobernar. A media legislatura, PP y PSOE sabían que estas elecciones tenían un simbolismo fundamental, el de la ratificación o rechazo de la alternativa de la derecha. La dinámica política del resto de la legislatura dependía, como bien ha demostrado la convulsión socialista, de ese resultado. Importaba ganar, aunque la diferencia fuera mínima y por mucho que subieran los populismos y radicalismos varios, porque esos no gobernarán, a no ser que los españoles decidan suicidarse políticamente. Y eso no ocurrirá en unas Generales.
Y la misma batalla enfrentaba las dos grandes alternativas de Gobierno en Europa, la de la derecha y la socialista. Con victoria, también de la primera en Europa. Lo que es más destacable aún en España porque lo ha hecho tras dos años de duras medidas para salir de la crisis y es uno de los pocos partidos de Gobierno europeos que lo ha logrado.
Y a quienes les han estallado los ultras en la cara es a los socialistas. Esta sí que es una amarga lección para Rubalcaba. Años alertando sobre la llegada de la ultraderecha como él ha estado y resulta que quien ha llegado es la ultraizquierda, la de Podemos y la que ya estaba, la de IU. Y lo ha hecho, además, quedándose con los votos de los socialistas. Lo esperable, después de que los propios socialistas hayan dedicado estos dos años a legitimarlos y a animarlos. Para derribar al Gobierno. Y a quien han derribado es a Rubalcaba, como los otros, los ultranacionalistas, van a derribar a Artur Mas.
No hay noticias de la ultraderecha en España, las hay de los ultras que han acabado con Rubalcaba. Además de él mismo, de sus propuestas y de la campaña de Valenciano sobre los «machos ignorantes» y «feos» de la derecha. Lo que no elimina los problemas para la derecha española. Es evidente que difícilmente puede volver a gobernar con el 26% de los votos y que tiene que recuperar a los votantes que se le han quedado en casa en señal de hastío y reprobación. Y es evidente también que hay una eclosión de populismo y radicalismo en España, amenazador también para la derecha moderada.

Para la recuperación de unos, los votantes de la derecha, y el freno a los segundos, a ultras y populistas, la derecha no puede jugárselo todo a la baza de la eficacia y de la recuperación económica. Necesita discurso político, fuerza ideológica e identidad. Este debe ser ahora su reto, en los casi dos años restantes de Gobierno. El reto de dar discurso, ideología e identidad a la gestión. Serán imprescindibles para la movilización de los críticos y de los escépticos.

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