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Cronista
política
Publicado:
21/01/2015 07:14 CET Actualizado: hace 2 horas
Formalmente
está fuera, pero más pendiente que nunca del latido del PSOE. Sigue, con
preocupación, la evolución de sus siglas; mantiene reuniones discretas con
algunos cuadros del partido y dicen que, desde hace un par de meses, opina con
cierto desparpajo sobre la errática estrategia de Pedro Sánchez. Hablamos de
José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente del Gobierno a quien muchos
atribuyen los males por los que hoy atraviesa el socialismo, y no sólo por
hipotecar el futuro electoral del partido con la política económica que
desplegó en su último año en La Moncloa.
A
él le corresponde buena parte del apoyo que recibió Sánchez en el congreso
federal de julio, después de la primera y fallida edición de la Operación
Susana. Y además de a él y a otros tótem del PSOE como José Bono, el perejil de
todas las salsas del socialismo. Quienes compitieran en 2000 por la secretaría
general hoy abjuran juntos del sanchismo y apuntan de nuevo, en todas sus
conversaciones, a la presidenta de Andalucía como única solución a los
problemas del partido. En eso andan de nuevo, además de en algunas maniobras en
la oscuridad que chocan de lleno con la estrategia política de un Pedro
Sánchez, legitimado por el voto de la militancia, pero cada vez más huérfano de
apoyos entre los cuadros dirigentes del partido.
¿La
última trama? Lean, lean...
¿Imaginan
a Zapatero y Bono sentados en torno a un café charlando con Pablo Iglesias e
Íñigo Errejón sobre política? ¿Los de Podemos cara a cara con la casta? Pues ha
ocurrido, y con Sánchez ajeno a semejante conciliábulo. El encuentro se
produjo, poco antes de Navidades, en el domicilio madrileño del que fuera
ministro de Defensa, para más señas. Ninguno quería que trascendiera, por
motivos obvios, y se conjuraron para que así fuera.
El
Huffington Post ha sabido que el encuentro lo promovió el propio Bono, quien no
oculta que mantiene cierta relación con Pablo Iglesias, ya que defendió como
abogado al padre del secretario general de Podemos cuando fue encarcelado en el
franquismo. Y también que fue, tras escuchar alguna crítica en televisión de
Iglesias a Zapatero, cuando propuso que ambos políticos se conocieran. Hablaron
de literatura, de teoría política, de economía y... quién sabe si de posibles
puntos de encuentro entre las formaciones en las que militan. Todos restan
importancia a la escena y se inquietan por las interpretaciones que se puedan
hacer de la misma.
La
primera parece obvia: mientras Pedro Sánchez ha convertido el ataque a Podemos
en el centro de su acción política, Zapatero y Bono tienden puentes con la
formación política que trata de arrebatar la hegemonía de la izquierda a sus
siglas. No son, en todo caso, los únicos convencidos de que se debe evitar el
cuerpo a cuerpo con aquellos a quienes los socialistas pueden necesitar en un
futuro cercano como posibles aliados para arrebatar el poder a la derecha en
algunas Comunidades Autónomas y quizá, el próximo noviembre, el Gobierno de
España. Una opinión que en absoluto comparte la dirección de Ferraz, ya que en
su estrategia electoral escribió negro sobre blanco que el PSOE debía situar a
Podemos en la extrema izquierda y nunca en el centro del tablero como
pretendían los de Pablo Iglesias.
Sean
cuales sean los futuros escenarios postelectorales, lo cierto es que el
divorcio entre el actual secretario general del PSOE y los que fueron los
valedores de su candidatura al congreso federal, incluida Susana Díaz, es
absoluto. Con la presidenta de Andalucía prácticamente no hay comunicación
alguna -su última conversación telefónica fue el 18 de diciembre- hasta el
punto que mientras el lunes Díaz abría una puerta al adelanto electoral en su
Comunidad, Sánchez declaraba casi al mismo tiempo en Antena 3 su convencimiento
de que agotaría la Legislatura. E idéntica es la distancia que hoy le separa de
Zapatero, Bono, Blanco o la exministra Carme Chacón que, a pesar de formar
parte de la Ejecutiva Federal, trabaja como todos los anteriores para que la
próxima candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno sea la todopoderosa
secretaria general de los socialistas andaluces. Zapatero
confirma que se reunió con Iglesias a instancias de Bono y lo comentó con
Sánchez después
No cree que Podemos vaya a arrebatar al PSOE la hegemonía de la
izquierda
Hablaron sobre todo de Latinoamérica y del euro
Indica que en ese encuentro quedaron claras 'discrepancias muy
notables'
Pide que no se le convierta 'en algo diferente a lo que es, un político
de este país'
Bono defendió al padre de Iglesias ante el Tribunal de Orden Público
franquista
El ex presidente, con el 'número tres' de Podemos,
Juan Carlos... El ex presidente, con el 'número tres' de Podemos, Juan Carlos
Monedero, en un acto reciente. ANTONIO HEREDIA
EUROPA
PRESS Madrid Actualizado: 21/01/2015 11:30 horas
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El
ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha confirmado este
miércoles que mantuvo un encuentro con el secretario general de Podemos, Pablo
Iglesias, y con su número dos, Íñigo Errejón, propiciado por el ex ministro
socialista José Bono, que tiene cierta relación con Iglesias porque defendió a
su padre ante el Tribunal de Orden Público franquista.
En
una entrevista en la Cadena Ser recogida por Europa Press, Zapatero ha
confirmado la información adelantada por el Huffington Post y ha apuntado que
no informó de la reunión al líder de su partido, Pedro Sánchez, porque se
trataba de un "encuentro personal", igual que no le informa de toda
su agenda. Eso sí, ha añadido que lo comentó con él "días después".
El
ex jefe del Ejecutivo ha asegurado que fue un encuentro interesante durante el
cual hablaron sobre todo de Latinoamérica y del euro. Zapatero ha dejado claro
que no cree que Podemos vaya a arrebatar al PSOE la hegemonía de la izquierda
pero cree que su emergencia puede tener como consecuencia positiva el que
"desaparezca del escenario político" aquel grito de "no nos
representan".
Eso
sí, ha reconocido que en ese encuentro quedaron claras "discrepancias muy
notables", por ejemplo en torno al empeño de Podemos de convocar un
proceso constituyente, porque cree que en 1978 España "acertó en la
trayectoria" y que "esa voluntad de país moderno", de Estado
Social y Democrático de Derecho, "debe mantenerse en el pulso de la
sociedad española" y recuperar ese rumbo aunque ahora se haya vivido una
crisis que ha sido "un shock".
Zapatero
ha definido el encuentro con los dirigentes de Podemos como "cordial y
correcto", "estrictamente de conocimiento personal", ha dicho
que Iglesias y Errejón le parecieron iguales a como se ven en los medios y ha
pedido que no se convierta a Iglesias "en algo diferente a lo que es, un
político de este país".
Dirigentes
del PSOE: 'Tiene derecho'
El
portavoz del Grupo Socialista, Antonio Hernando, ha comentado que se trató de
una cita "personal" que "no tiene la menor importancia". De
su lado, el secretario general del PSPV y candidato a las elecciones
autonómicas, Ximo Puig, ha defendido que Zapatero "tiene derecho por
supuesto a reunirse con quien estime oportuno". "Esto no afecta a lo
que es la realidad orgánica del PSOE en estos momentos", ha señalado en
los pasillos del Congreso.
El
portavoz de Economía del PSOE en el Congreso, Juan Moscoso, no ha querido
valorar el encuentro porque cree que es Zapatero quien tiene que
"explicarlo". Eso sí, ha defendido que "ese tipo de reuniones
hay que contarlas, si no antes, después".
Para
la portavoz de Asuntos Exteriores y ex ministra del ramo, Trinidad Jiménez es
"bastante razonable" que Zapatero "se reúna con todos los
actores políticos sociales y económicos" que quiera, ya que se trata de
citas que entran dentro de lo "habitual" y lo "normal", que
"no suponen ningún tipo de problema para nadie".
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