H.
CORTÉS
Día
15/12/2014 - 02.03h
«En
esta experiencia en el Parlamento Europeo, tengo la sensación de que los
parlamentos no sirven para nada. Cuando hago una intervención sirve si sale en
vídeo y la gente puede ver el debate. A veces tengo la sensación de que el
debate parlamentario no sirve y que los verdaderos parlamentos son las
tertulias de televisión», explica Pablo Iglesias a Jordi Évole en «Salvados».
El
líder de Podemos ha crecido políticamente en las tertulias de Cuatro y La
Sexta, especialmente en «Las mañanas de Cuatro» y «La Sexta Noche».
«¿Sería
Podemos lo que es hoy si no hubiera tenido los minutos que ha tenido en las
televisiones privadas?», pregunta Évole. «Claro que no», reconoce Iglesias.
«Pablo tenía
pensado este salto a la política a través de los medios desde hace tiempo»,
explica uno de los tertulianos que ha compartido con él los platós. «Los
domina, pero es demagogo. Habla mucho sin detenerse en la letra, lo que le
importa es la música». Uno de los ideólogos preferidos de Iglesias, según
cuenta un compañero cercano al político, es Slovaj Zizek («En defensa de las
causas perdidas», «En defensa de la intolerancia»), filósofo
esloveno que habla, entre otras muchas cosas, sobre la importancia de los
medios en la construcción de la realidad.
Por
ello, cuenta, Pablo Iglesias va acompañado a la televisión de uno o dos
auxiliares que retransmiten en directo los debates. «Incluso charlaba con ellos
en los cortes de publicidad», explica otro asiduo a los debates.
Este
gesto no es habitual en las tertulias, donde solo los altos cargos políticos
van con sus respectivos jefes de prensa. «Después del debate, se dedican a
lapidar en las redes las opiniones contrarias a las de su jefe», explica el
primero.
El conocimiento del poder de estas redes no es nuevo para Iglesias,
quien atribuye a su entorno la autoría del famoso «Pásalo» del 13-M de 2004,
que según él se gestó en su facultad: «Un grupo de gente pensó cómo había que
ponerlo para que generase ese efecto de flashmob (multitud instantánea)», explicó.
Ejército
tuitero
Uno
de las últimos ejemplos del ejército tuitero es su reciente entrevista en TVE
donde la pregunta de Sergio Martín sobre si estaba de «enhorabuena» por la
excarcelación de presos etarras se extendió hasta el punto de convertir la
entrevista en trending topic. Fue lo más comentado en la red en ese momento en
España, pese a que la audiencia del programa no superó el 4%. Incluso provocó
que el Consejo de Informativos pidiera la dimisión del periodista y TVE tuviera
que salir en su defensa.
Las
redes sociales también sirvieron a Iglesias para dar el salto del programa
local «La Tuerka» a la televisión nacional. Fue en la tertulia de Intereconomía
«El gato al agua». «Tras la marcha de Antonio Jiménez, buscábamos dar una
vuelta al ?Gato?, empezamos a buscar a gente por Twitter y trajimos a Pablo
Iglesias, con una ideología bastante alejada de otros tertulianos, para
realizar debates cara a cara», explica Noëlle Bueno, productora de «El gato al
agua». En esa primera emisión, el 25 de abril de 2013, durante la iniciativa
«Rodea el Congreso», Javier Algarra presentó a Iglesias como «un profesor de
ciencias políticas que apoyó el 15-M pero no ha apoyado el 25-A». «Gracias por
la invitación, es un gusto cruzar las líneas enemigas y charlar en territorio
comanche», respondía un iniciado Iglesias. [Dardos de la entrevista a Pablo
Iglesias en TVE]
Otro
de los tertulianos que trabajó con él en sus primeros pasos televisivos afirma
que, «al principio, se aprendía los discursos de memoria, pero luego fue
cogiendo oficio y confianza».
Después, Pablo Iglesias, pasó a ser colaborador habitual de «Las
mañanas de Cuatro» y «La Sexta noche», donde cobraba 350 euros por
colaboración, hasta que ganó las europeas, momento en que renunció a su sueldo.
De hecho, el pasado día 3 de diciembre se vio obligado a cambiar la
declaración de bienes que hizo al incorporarse al Parlamento Europeo y añadió
sus ingresos previos como tertuliano, que situó en la franja comprendida entre
1.001 y 5.000 euros brutos mensuales.
«Analiza
el currículum y bucea en la vida de los que comparten debate con él»,
explica un tertuliano que ha compartido focos con Iglesias. «Tiene buena cabeza
y un saber escénico superior al de algunos políticos», afirma otro. Esto no ha
evitado que su enfrentamiento dialéctico con personas como Alfonso Rojo,
Esperanza Aguirre o Eduardo Inda acabase en un cruce de acusaciones que
acabaron en los tribunales.
Cambio
de estrategia
Tras
las elecciones europeas, el propio Iglesias confesaba a Évole que había
adoptado un tono más serio. «En los últimos meses ha adquirido una actitud
más moderada, aunque sea igual de duro, habla más bajo», dice un periodista
que ha coincidido con él. La entrevista con Ana Pastor marcó un antes y un
después en su política comunicativa. Tal y como explica la agencia 3aworldwide,
«tras sufrir un revés en el programa de Ana Pastor, opta por cancelar sus
apariciones mediáticas, pactar las preguntas con los programas y disminuir su
actividad en las redes sociales, que tanto le ayudaron para convertirse en el
líder de hoy».
A finales de noviembre cuando salieron a la luz las críticas del
director del Canal 33, Enrique Riobóo de la Vega, acusándole de haber recibido
dinero en negro y las irregularidades con una beca concedida a un miembro de su
partido, Íñigo Errejón,
Pablo Iglesias canceló su aparición en el espacio de Telecinco «Un
tiempo nuevo».
Después propuso intervenir desde la sede de su partido con una pregunta
pactada que formularía la presentadora, Sandra Barneda. La cadena se negó a
aceptar condiciones distintas a las habituales y también declinó la nueva
propuesta de Podemos, que incluía declaraciones de toda la cúpula.
Marcar el territorio
Luego, después de muchas quejas y de calificar como «vergüenza» no
haber sido entrevistado por TVE, la pública lo invitó a «Los Desayunos», oferta
que el político declinó porque tenía que grabar «La Tuerka».
Finalmente, Pablo Iglesias volvió a ser invitado por TVE a «La noche en
24 horas», presentado por Sergio Martín. «Acudió con diez personas acreditadas
del partido, algo que era casi un acto de intimidación», comenta un tertuliano. «Además, antes de la
entrevista habló con los delegados sindicales y los trabajadores, marcó el
territorio, como para dejar claro que él no estaba solo en un medio hostil,
sino que eran ellos, los periodistas, los que estaban en minoría».
El
estudio de 3AWorldwide concluye que el resto de partidos ha reaccionado
lanzándose también a los medios. «El PSOE quiere tener presencia mediática y
su líder, Pedro Sánchez, ha sabido aprovechar las oportunidades apareciendo en
programas en prime time para que su mensaje cale en la población», explica
la agencia. Por su parte, el PP ha decidido «instar a los miembros del partido
a responder a los tres temas de interés, corrupción, Cataluña y recuperación
económica», como evidencia la entrevista de María Dolores de Cospedal en «La
Sexta noche».
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