El
sistema de inscripción en el censo y las votaciones internas de Podemos ha sido
analizado en profundidad por Ricardo Gali, doctor en Informática y actualmente
profesor de la Universidad de las Islas Baleares en el departamento de Ciencias
de la Computación e Inteligencia Artificial.
Gali,
en dos artículos publicados en internet, compara el procedimiento informático
con una puerta en mitad del campo, una puerta blindada y provista de
sofisticadas cerraduras electrónicas pero rodeada de campo por todas partes.
En
palabras del propio Gali: «Aunque todos esos procedimientos y fórmulas sean
públicos, no sabemos si realmente son los que usan, no hubo un proceso de
verificación público constante durante la votación –como sí lo hay en las
votaciones tradicionales–. Al final tenemos que confiar a ciegas en las
personas involucradas en que harán exactamente lo que dijeron que harían y sin
cometer errores».
Ante
las reiteradas denuncias sobre lo fácil que es alterar el censo de sus
elecciones internas, Podemos ha respondido en numerosas ocasiones diciendo que
el sistema cuenta con fórmulas y procedimientos capaces de detectar los
inscritos falsos y que los procesos electorales del partido, al contar con una
participación masiva, hacen que estos votos fraudulentos sean irrelevantes y no
cambien el signo de la votación.
El
caso de Blas Cardoso, dado de alta hace casi mes y medio y aún hoy inscrito de
pleno derecho en el partido, deja en entredicho la capacidad de reacción del
sistema para detectar inscritos –y, por lo tanto, votos– fraudulentos.
Es
casi imposible saber así cuántos inscritos falsos participaron en las primarias
autonómicas de Podemos.
Sólo llamándolos uno por uno a sus teléfonos móviles podría hacerse una
comprobación eficaz. Esta circunstancia ha provocado que –incluso dentro de las
filas del propio partido, en los foros de opinión oficiales de Podemos– se
escuchen voces que se preguntan cómo un sistema tan fácil de manipular puede
estar a la altura de los estándares de transparencia y democracia interna que
Podemos defiende y que se fijaron desde la fundación del partido.
Es Ricardo Galli, no Gali. Un saludo
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