Si
algo pone de manifiesto la estrategia de los altos cargos del PSOE imputados
por los ERE es que intentan exculparse con dos argumentos no creíbles: no
conocieron las tropelías porque nadie les informó, y atribuyen la responsabilidad
penal a aquellos subordinados que desviaron con fines espurios fondos
destinados a un uso legítimo contra el desempleo.
Tras
Griñán y Chaves, Gaspar Zarrías se sumó ayer a esta tesis, negando culpa alguna
en un fraude de 870 millones, cantidad imposible de pasar inadvertida para
cualquier gestor de cuentas públicas mínimamente eficaz.
Ante
una acusación tan seria, escurrir el bulto no es una excusa válida.
No
basta con que Chaves, Griñán o Zarrías acrediten ante la Justicia que nunca
llenaron sus bolsillos.
Nadie
los acusa de ello.
Tampoco
basta con simular haber sido traicionados por cargos intermedios desleales como
motivo de exculpación.
Tenían
la doble responsabilidad, jurídica y política, de conocer lo que ocurría, de
imponer la fiscalización de los fondos, de verificar si cumplían su objetivo
social y de hacer un seguimiento exhaustivo de cada euro, conforme a los
criterios legales que exige la Intervención.
La
percepción de que se obviaron deliberadamente todos los controles es alarmante.
La pregunta crucial no es si conocían el sistema fraudulento.
La
clave es si ese instrumento fue ideado de modo arbitrario, consciente y opaco
para la comisión concertada de un fraude masivo mediante una abusiva red de
nepotismo organizada por la Junta.
No
es coherente alegar que no conocían el destino real de esos fondos y a la vez
autorizar la ampliación de la partida presupuestaria de forma sistemática y sin
supervisión. Con la firma de puño y letra de Griñán.
Hacer
caso omiso de hasta quince informes de la Intervención solo aumenta las
sospechas de que los responsables de la Junta echaron tierra sobre una práctica
ilegal. Las advertencias fueron nítidas y reiteradas.
Pero
nadie sabía nada. Con los imputados aún en sus escaños, los ERE lastran por
falaces los mensajes fingidamente regeneracionistas del PSOE.
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