El Mundo | Carlos Malo de Molina
Lo cierto es que la estrategia de utilizar
las elecciones andaluzas le ha salido, una vez más, excelentemente al Partido
Socialista. Pero eso no quiere decir que haya cambiado la situación.
Sólo ha
cambiado el escenario.
Eso sí, Susana Díaz se ha fortalecido. Prácticamente el
PSOE está donde estaba, estas últimas elecciones les han dado una bocanada de
aire fresco pero no ha cambiado la situación de fondo.
Ahora, en vez de pelear
por el voto para ser la segunda fuerza con Podemos, está compitiendo por este
necesario y ansiado segundo puesto también Ciudadanos.
La realidad ante las próximas elecciones
autonómicas y municipales es que el Partido Popular sigue destacado y, en
segundo lugar, existe una pugna muy fuerte a tres bandas entre PSOE, Podemos y
Ciudadanos.
Los elementos que marcan la situación son, en
primer lugar, como han demostrado las elecciones andaluzas, la fuerza del que
ostenta el poder, que si en el caso de Andalucía era el PSOE como la opción más
importante, en la mayoría de los casos del resto de autonomías y de grandes
municipios de España es el PP.
El Partido Popular también cuenta ahora con
una mayor evidencia de los signos claros de recuperación económica,
recuperación que, si bien, ya no se niega, desde muchos ámbitos, tanto de la
política como del poder mediático, se infravaloran. La realidad es que la
recuperación viene fuerte, mucho más de lo que nadie hubiera pensado, pero es
cierto que a la ciudadanía, vapuleada por años de penuria le está costando
aceptar la bondad de los números.
Está de moda argüir que la macroeconomía va
bien, pero que esta mejora no se nota en la microeconomía.
De todas las
tonterías que se han podido decir, esta es una de las mayores. La macroeconomía
no es más que el resultado de la suma de la microeconomía, y nunca una macro
puede ir bien si la micro va mal, y viceversa. Claro que se nota la mejora,
pero parece que no esté de moda reconocerlo. Basta ver de nuevo los atascos de
las grandes ciudades cuando antes se circulaba a gran velocidad, los
restaurantes completos, la ocupación hotelera en época de vacaciones reservada
por compatriotas… para observar que las cosas van en buena línea y a una
velocidad superior a la esperada.
No nos debemos detener en los datos pero,
aunque todos son muy elocuentes, el más difícil sigue siendo el paro, si bien
los datos actuales son malos su evolución es muy buena. Desde muchos puntos de
la opinión pública y de los partidos políticos esto tarda en valorarse, pero ya
es bastante evidente que en materia económica vamos por buen camino.
¿Va a capitalizar esta situación el PP? La
realidad es que todavía no lo está capitalizando de una forma potente, aunque
no es nada despreciable el hecho de que un partido que ha gobernado con un
poder de mayoría absoluta a nivel nacional, en casi todas las autonomías y en
una gran mayoría de municipios, incluyendo casi todas las plazas importantes,
mantenga su liderazgo electoral a nivel nacional.
En condiciones normales, la ciudadanía no
admite que se le quite algo que considera suyo, que está ganado, como un
derecho adquirido, y por lo tanto se enfada y reacciona con dureza, a veces
mostrando indignación y enfado en todos los sentidos pero volcándose
especialmente en aquellos que han acaparado el poder político o que tienen
alguna responsabilidad en lo que está ocurriendo, por lo que es cierto, que
tardarán en reconocer de manera positiva lo que está ocurriendo, y lo que es
más importante en reconocer que ha sido adecuadamente gestionado. En este
sentido, lo capitalice o no, independientemente de una necesidad obvia en
beneficio de los ciudadanos, el PP, en su defensa electoral, no tiene más
remedio que reivindicar de manera constante los cambios en la situación
económica actual y la tendencia y el futuro que marcan.
Ya Churchill ganó la guerra y perdió las
elecciones, pero ganó la guerra. En todo caso, al PP y a Rajoy siempre les
quedará, aunque pierdan las elecciones, el haber ganado la batalla a la crisis.
Dicho esto, y con los datos que conozco, sigo pensando que a día de hoy el PP
ganaría las elecciones generales y en función de la evidencia de la evolución económica
existen más posibilidades de que se produzca esta victoria electoral. En ningún
caso la victoria será por mayoría absoluta, ni siquiera de forma apabullante.
Será, como hemos dicho, en las autonómicas y municipales, a una prudente
distancia de las tres alternativas PSOE, Podemos y Ciudadanos…, en durísima
pugna entre ellos.
Como complemento a esta situación es
necesario describir que Izquierda Unida está siendo fagocitada por Podemos y
que UPyD, por la intolerancia e intransigencia de su líder Rosa Díez, se está
suicidando políticamente. A IU, de momento, le irán quedando algunos
resquicios, pero previsiblemente UPyD quedará marginada de todas las
instituciones.
Creo que los españoles ya están descubriendo
la cara real de Podemos, hasta ahora están jugando a una falsa transversalidad
política, sin ideología, pudiendo ser votados desde la extrema izquierda o la
extrema derecha, desde cualquier colectivo, representando por igual los
intereses de unos y otros. Cuando realmente es un partido liderado por
dirigentes de extrema izquierda profundamente anticapitalistas, lo que
significa que son contrarios a la economía de mercado y con un pensamiento
totalmente antisistema. La realidad es que los ciudadanos, enfadados ante su
sufrimiento por una situación que no entendían, y que no se merecían, han
buscado alternativas diferentes a las conocidas, sobre todo PSOE y PP y estaban
dispuestos, con tal de tocar las narices a estos últimos, a votar a cualquier
alternativa emergente, apareció Podemos llevándose de regalo una parte
importante del apoyo popular que ahora está siendo compartido por Ciudadanos,
otra alternativa que, como ellos dicen, son la «alternativa sensata» siendo
previsible que poco a poco Podemos se vaya desgastando y Ciudadanos se mantenga
en un nivel de competencia electoral fuerte.
En este escenario, el que cada vez va más a
la deriva es el PSOE, independientemente del espejismo ocurrido en Andalucía.
Si hace un mes pugnaba por ser el segundo partido, ahora lucha, a nivel del Estado
español por ser el segundo, tercero o cuarto partido. Cobra cierta virtualidad
el hecho de que Pedro Sánchez tal vez tuviera que presentar su dimisión como
secretario general la misma noche del 24 de mayo, fecha de las elecciones
autonómicas y municipales.
Debemos hacer mención para que el PP no falle
en su capacidad de vender la situación económica, en este terreno está haciendo
más o menos lo que puede. Pero le han hecho mucho daño sus casos de corrupción
y su falta de reacción ante los mismos. Todavía tiene tiempo, pero es éste uno
de los terrenos donde más esfuerzos puede y debe hacer. También peca de
inmovilismo, en tiempos de tanta turbulencia no está de más hacer cambios de
personas, de formas, renovaciones de estructuras e incluso de ideas. Debe
revolucionar y poner patas arriba el partido sin perder parte de sus grandes
valores, pero apostando por una importante y demandada modernidad.
En este maremágnum de datos e ideas, y con
esta dispersión de votos donde no es esperable casi ninguna mayoría absoluta ni
en autonomías, ni municipios ni a nivel nacional. La clave de las elecciones
autonómicas y municipales serán los pactos y la capacidad de llegar a acuerdos
con distintas fuerzas. Hasta ahora, el rey de los pactos, igual que el del
marketing, ha sido el PSOE, de tal manera que en España ganaba el PP y
gobernaba el PSOE, aunque para ello tuviera que pactar con varios partidos.
Estos pactos siempre acababan en beneficio del PSOE y en detrimento de sus
socios, y elección tras elección volvía a hacer la misma jugada y el PSOE
volvía a triunfar. Claro que para hacer eso el PSOE tenía que ser el segundo y
ahora no tiene este puesto asegurado, y los minoritarios han aprendido que no
les convienen pactos que puedan acabar con sus posibilidades de futuro.
En la otra cara de la moneda está la torpeza
histórica que ha demostrado el PP ante esta misma situación, porque mientras el
primero ganaba éste siempre perdía y sólo podía gobernar con mayoría absoluta.
Aunque ahora parece que todos han aprendido esta lección. Estaremos a la espera
de ver lo que pasa.
La realidad es que queda tiempo, a la
velocidad que van las cosas hoy en día, más que suficiente para que todo lo que
estamos diciendo evolucione. Seguimos ante un panorama abierto para el cuarto,
y definitivo, round, el que se celebrará en noviembre. Sigo pensando que el PP
ganará y que tienen bastantes posibilidades de gobernar… pero ya veremos.
Carlos Malo de Molina es presidente de
Consultores Internacionales de Marketing Político y de Sigma Dos Internacional.
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