Luis María Anson
/ El Mundo, 18 de febrero de 2016 a las 08:19
Luis María Anson
es de los que no tiene tan claro que Pedro Sánchez vaya a renunciar al chollo
de ser presidente del Gobierno con el apoyo de Podemos a pesar de que existen
obstáculos bárbaros que impedirían moralmente ese acuerdo:
¿Podrá Pablo
Iglesias aprovecharse de la extrema debilidad de Pedro Sánchez para satisfacer
su inteligente voracidad de poder?
El líder
podemita piensa que el socialista, si no consigue encaramarse en la poltrona de
Moncloa, no tiene otra alternativa que el sofá de su casa. Y está apretando las
tuercas hasta el límite, seguramente para terminar cediendo... pero lo menos
posible.
Pretende
Iglesias que varios de los instrumentos claves del Gobierno dependan de su
vicepresidencia, facilitando la manipulación al modo chavista: RTVE, Centro
Nacional de Inteligencia, Centro de Investigaciones Sociológicas, BOE, comisión
de subsecretarios y relación del Gobierno con las Cortes. Y, además, una
secretaría de Estado que articulará una policía política al estilo de Cuba o
Venezuela, en la mejor tradición leninista. Los servicios de inteligencia
estadounidenses, que mantienen una relación profunda y constructiva con el CNI,
habrán levantado las orejas de la primera potencia del mundo que mantiene en
España dos bases militares fundamentales para la estrategia del Pentágono,
cuestionadas ahora por Iglesias.
Detalla que:
El resto de las
medidas de Podemos son las propias del comunismo del siglo XXI y producirían en
poco tiempo la miseria en España y el caos económico, paliado solo en parte por
la oposición de Europa, que hará lógicamente con Iglesias lo que ha hecho con
Tsipras en Grecia. Lo más significativo del Frente Popular, que llama a la
puerta, no es el alarmante programa anunciado por Podemos. Sánchez es un
político menor, de cortos alcances y larga ambición. Iglesias ha demostrado una
extraordinaria inteligencia y una simpatía personal que arrolla a cuantos le
conocen. Se comerá crudo al líder socialista. Lo escabechará a las finas
hierbas en cada Consejo de Ministros. La vicepresidencia de Iglesias, tal y
como está concebida, desplazará de hecho a la presidencia del Gobierno. En muy
poco tiempo quedará claro que el verdadero poder ejecutivo radica en el líder
de Podemos, el cual proyecta una intervención periódica en TVE al estilo de
Chávez en Venezuela.
Barones
socialistas muy cualificados consideran, no sin razón, que la eventual alianza
de Sánchez con Iglesias significará la fagocitación del PSOE por Podemos y la
jibarización del centenario partido que engrandeció Felipe González. Pedro Sánchez
sabe que los barones socialistas tienen razón, pero antes de emprender el
camino hacia su casa hará todas las concesiones posibles para que Podemos le
abra los portones del palacio de la Moncloa, salvo que en el PSOE le den una
salida digna como candidato a las nuevas elecciones, lo que, por cierto, se
está estudiando. Ante la ínsula Barataria, Sancho le dijo a Don Quijote: «Yo
imagino que es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado».
Y concluye que:
Que Sánchez
pueda aliarse con Iglesias no parece fácil porque a los límites internos del
PSOE, a la presión de poderosas instancias internacionales, a las denuncias del
PP y Ciudadanos, puede añadirse la jugada subterránea del líder podemita, que
tal vez lo que pretende es forzar unas nuevas elecciones en las que la alianza
Podemos-IU desplazaría al PSOE a un tercer lugar de la vida política española.
Como más vale ministerio en mano que ciento volando, son muchos los podemitas
que harán lo posible para que el partido no renuncie al pesebre actual.
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