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Luis María ANSON
Varios dirigentes de
Ciudadanos han manifestado su temor de que Pedro Sánchez cambie de socio y pase
de los brazos de Rivera a la coleta de Iglesias. No parece fácil que el líder
socialista pueda llevar a cabo su traición porque los barones del PSOE se
enfrentarán a su política personalista e intentarán paralizarle.
Al margen de la
reunión tripartita de ayer, está cada vez más claro el propósito de Sánchez de
no regresar a su casa y de hacer cuantas concesiones sean necesarias para
sentarse en la silla curul del palacio de la Moncloa.
Habrá que reconocer
al secretario general del PSOE, habilidad cierta para mantener sus aspiraciones
contra viento y marea. Después de caer estrepitosamente derrotado en las
elecciones generales, permanece con solo 90 escaños en el ojo del huracán y
todos los partidos, salvo el PP, parecen aceptarle como presidente del
Gobierno. Las discrepancias, por ejemplo, entre Podemos y Ciudadanos son
abismales. Sin embargo, están unidos por dos denominadores comunes: la decisión
de escabechar a Mariano Rajoy y la aceptación como presidente de Pedro Sánchez.
Quedan ya muy pocos
días para la convocatoria de nuevas elecciones. Pedro Sánchez se esforzará,
aunque sea a última hora y haciendo concesiones inaceptables, para presentarse
a una nueva investidura viable. Se trata de una operación circense, pero la
fortuna ayuda a los audaces. Y Pedro Sánchez avanza lanzado a una carrera
desesperada que puede terminar en un descomunal batacazo para él y su partido,
pero también en conseguir los síes imprescindibles y terminar investido
presidente del Gobierno. Menuda pirueta política.
Luis María ANSON
Con podemos, ni a
heredar Isabel San Sebastián
ISABEL SAN SEBASTIÁN
- 08/04/2016 a las 17:29:52h. - Act. a las 18:07:16h.
Guardado en: Opinión
Pedro Sánchez tiene
muy buenas razones para querer blanquear su acuerdo de Gobierno con Iglesias
metiendo en él a Rivera en calidad de coartada o elemento legitimador. Podemos
no es una fuerza democrática al uso, homologable al PSOE o incluso a Izquierda
Unida. No defiende posiciones ideológicas compatibles con el pluralismo. Ni
siquiera se molesta en disimular su verdadera naturaleza levantando la voz para
condenar la persecución implacable que sufre la oposición en Venezuela o en
Cuba. Podemos no cree en la libertad. Tampoco en las reglas del juego vigentes
en nuestro Estado de Derecho, si bien ha demostrado auténtica maestría
burlándolas a través de la fundación CEPS o las espectacularmente bien
retribuidas asesorías de Monedero, fuente de millonarios recursos procedentes
del régimen chavista. Podemos es un socio difícilmente presentable en sociedad,
por más que sus diputados resulten indispensables para conducir al líder del
PSOE hasta la Moncloa. Él lo sabe, lo saben sus «barones», algunos de sus votantes
(seguramente una minoría) y lo sabe también Ciudadanos, que por ello niega de
plano la posibilidad de compartir cama con el partido de los círculos. Vamos,
que rechaza sin ambages prestarse a ese «ménage a trois».
El acuerdo C’s-PSOE
pretendía sumar al PP a una coalición constitucionalista, no servir de base a
un Frente Popular blando
Pedro Sánchez ha
demostrado ser astuto. Su opción número uno era desde el principio lograr la
investidura con el apoyo de los naranjitos y la abstención de los podemitas, o
viceversa, escenario que llegó a vislumbrar hace unos días. En el entorno de
Rivera había quien se dejaba seducir por la posibilidad de tocar poder sin más
peaje que la aceptación «graciosa» de la venia morada, y entre los de Iglesias
algunos nombres destacados abogaban por facilitar la formación de ese
Ejecutivo, tan frágil como dependiente de su voluntad. Seguramente el ala dura
del partido habría acabado imponiendo el criterio de exigir poltronas a cambio
de votos, pero la posibilidad estuvo ahí, al alcance de la mano socialista. La
aparición de los documentos publicados por ABC, que dejan al aire vergüenzas
inconfesables referidas a la financiación de Podemos, así como la influencia
decisiva de los integrantes más solventes del grupo de Ciudadanos, parecen
haber devuelto las aguas a su cauce natural. El cauce trazado en los términos
del acuerdo suscrito con el PSOE, cuyo propósito era obligar al PP a sumarse a
una gran coalición de fuerzas constitucionalistas y nunca servir de base a un
Frente Popular blando como el que persigue Sánchez. Dicho de otro modo; que con
Podemos uno no puede ir ni a heredar, ya sea absteniéndose para dejar ser
vicepresidente a Iglesias, ya sea aceptando el apoyo expreso o tácito de sus
representantes en el Congreso. ¡Ni a heredar!
Pedro Sánchez es
ambicioso. Bloqueada su vía preferida de acceso al puesto de mando, que ya ha
saltado por los aires y esta tarde, probablemente, rubricará su defunción, no
es aventurado augurar que recurrirá al plan «b» del frente duro. Esto es, que dirá
adiós Ciudadanos y abrazará sin pudor a Iglesias, previo cálculo del tiempo
destinado a impedir que la sensatez persistente en el PSOE se encargue de
frustrar la estrategia. Tengo para mí que no se reunió en secreto con Junqueras
para hablar del cambio climático. Me dicen que el PNV ya tiene comprometido su
respaldo al matrimonio, en caso de que se consume. Quien tuvo la «brillante»
idea de alimentar a Podemos a costa de ignorar sus desmanes, con tal de dividir
a la izquierda, puede estar hoy orgulloso/a de su gran sagacidad política.
Isabel San Sebastián
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