martes, 24 de enero de 2017

Carta abierta a Patxi López de Savater, Rosa Díez y familiares de asesinados por ETA reprochándole su desprecio a

Carta abierta a Patxi López de Savater, Rosa Díez y familiares de asesinados por ETA reprochándole su desprecio a María San Gil
Varios Autores, 16/05/2005
Te escribimos después de haber visto las imágenes de tu reunión con María San Gil. Por una vez, realmente una imagen resulta más evidente que mil palabras. No necesitamos saber cómo transcurrió la reunión, que te dijo ella o que le respondiste tú para sentir un punto de desasosiego, un leve acceso de vergüenza ajena que se transformó en perplejidad al saber que el objeto de la reunión era decirle expresamente que no querías sus votos. No tenías ninguna obligación de hablar con ella. Fuiste tú quien la citaste dentro de tu ronda de contactos para buscar apoyos y presentar, con alguna expectativa de éxito, tu candidatura. a Lehendakari. Si no querías sus votos, ¿para qué la llamaste? Cuando María respondió a tu llamada y llegó a la sede de los socialistas vascos, acompañada de sus escoltas, lo menos que se merecía era respeto y consideración. Que no le hicieras perder el tiempo y no la humillaras vanamente.
¿Qué te ha hecho María San Gil? ¿Qué nos han hecho a los socialistas los votantes vascos del Partido Popular para que su representante política merezca menos cortesía, en el fondo y en la forma, que la que le brindaste a esas tres mujeres de EHAK, que, según confesión propia serán la voz de los cómplices de ETA en el Parlamento Vasco. Nosotros, ni a María ni a sus votantes podemos reprocharles nada. ¿Acaso te parece que es más de izquierdas atacar a la Constitución y al Estado que defenderlos... incluso cuando el Gobierno es socialista?
Dijiste que ibas a hablar con todos los grupos políticos. Lo que no dijiste es que ibas a preferir la complicidad de los correligionarios de Otegi al apoyo que te ofreció María San Gil. Tampoco dijiste que ibas a olvidar de un plumazo de donde vienen y quienes son esa tres mujeres que entraron en la sede de los socialistas vascos pasando bajo el arco detector de metales y dejando atrás puertas blindadas que siguen instaladas aún hoy para protegemos de los ataques de la organización terrorista a la que ellas dicen comprender y/o apoyar. Esa sede en la que tanto hemos llorado. Esa sede en cuyas paredes cuelgan los retratos de nuestros compañeros y amigos asesinados por ETA. En tu papel de anfitrión deberías habérselas mostrado. ¡Que buen momento para exigirles una condena incondicional de los asesinatos antes de fotografiarte sonriente junto a ellas!
Con María San Gil, no hubo sonrisas ni gestos de complicidad. Y, por si había alguna duda, le dejaste claro que no querías sus votos...¡Qué lejos quedan las palabras del actual Presidente del Senado, Javier Rojo, cuando él todavía pensaba que a los socialistas y a los populares en el País Vasco nos unen muchas más cosas que las que nos separan, cosas mucho más importantes que nuestras respectivas ideologías!: "En los campos de exterminio nazis a ningún judío le preguntaban si era de izquierdas o de derechas". Pero parece que ya no queremos ver esa realidad, que pretendemos olvidarla.
Nosotros no nos olvidamos de con quien hemos compartido manifestaciones y funerales. No nos olvidamos de que el Partido que preside María San Gil ha sido golpeado por los terroristas tan ferozmente como el nuestro .Tampoco olvidaremos a quienes han sido siempre los primeros en venir a compartir nuestro dolor y brindarnos su solidaridad cuando los asesinados por ETA eran nuestros compañeros. No olvidamos que ellos y nosotros seguimos viviendo con escoltas, y que gracias a ellos hay en Andoain un gobierno municipal democrático. Y un alcalde socialista. No nos olvidamos que en el País Vasco, los votantes del PSE y los del PP tienen tantas cosas en común que en elecciones autonómicas se producen trasvases automáticos de votos entre ambas opciones, concentrándose en aquella que coyunturalmente consideran más útil para derrotar al nacionalismo obligatorio.
Por todo esto, porque no nos olvidamos, te reprochamos que desde la máxima responsabilidad del PSE-PSOE, hayas infligido a María San Gil y por extensión a todos sus votantes, ese desprecio. No nos hemos sentido bien representados, ni en el fondo ni en la forma. Tu actitud nos ha ofendido como demócratas y como militantes y votantes socialistas. No nos ha parecido digna del dirigente de un partido centenario, una de cuyas señas de identidad más notables es el respeto a los demás y la búsqueda permanente de entendimiento entre demócratas. De un Partido orgulloso de su historia y obligado a mantener y honrar nuestra memoria.
Fernando Savater, filósofo.
Rosa Díez, eurodiputada socialista.
Maite Pagazaurtundua, concejala del PSE-EE (PSOE) de Urnieta.
Nicolás Gutiérrez Saíz, concejal del PSE-EE (PSOE) de Ugao Miraballes.
Estibaliz Garmendia, viuda de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA en Andoain.
Mikel Iriondo, profesor de la UPV.

Varios Autores, 16/05/2005
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Discurso de Rosa Díez, galardonada en el V Premio a la Convivencia del Foro Ermua
Rosa Díez. Eurodiputada del PSE-PSOE, 2/12/2005
Quiero agradecer al Foro de Ermua y al Jurado constituido al efecto el honor que me han hecho concediéndome este galardón. Sé que en nosotras, en María y en mí, habéis querido reconocer a los verdaderos protagonistas de la convivencia democrática en Euskadi:
- A las víctimas del terrorismo, que nunca pidieron otra cosa que dignidad, justicia y memoria.
- A quienes habiendo sufrido el horror de ver cómo el fanatismo criminal de ETA les arrebataba la vida a sus seres más queridos, han tenido que soportar después vejaciones e insultos, abandonos y olvidos, silencios cómplices o cobardes.
- A los miles de hombres y mujeres anónimos del País Vasco, que desde los movimientos cívicos han contribuido a trabar un tejido de complicidades democráticas que constituyeron la respuesta más valiente y eficaz contra el terrorismo y contra el nacionalismo obligatorio
En su nombre recibo este premio y de ellos sé que es el mérito. Gracias de todo corazón al Foro de Ermua por mantener viva la llama de la dignidad y de la resistencia, la llama de la rebelión democrática.
Yo pertenezco a una generación de vascos que nunca ha vivido en libertad. Nací en Euskadi porque mi padre fue trasladado, acabada la Guerra Civil, de un campo de concentración de Santander a la cárcel de Larrínaga, en Bilbao. Mi madre vino tras él, y cuando salió de la cárcel aquí se quedaron a vivir, aquí decidieron formar una familia. Aquí nacimos mis hermanos mayores y yo. Aquí están enterrados María y Heraclio, mis padres. Ellos no eligieron venir, pero eligieron quedarse. Una dictadura los trajo. Y sus hijos siempre hemos sabido que lucharíamos hasta el final para que otra dictadura no nos expulse de esta tierra, que es también la nuestra.
Cada uno de nosotros tiene su historia. Nuestra personalidad, nuestra forma de encarar la vida, se va conformando en base a vivencias cotidianas y a hechos singulares. La mía está marcada por lo que me transmitió mi padre y por el terrorismo. De mi padre aprendí a valorar la política, lo importante que es poder elegir y ser elegido. Y la responsabilidad que de ambos actos se deriva. La acción terrorista llenó de dolor para siempre a alguna de las personas a las que más quiero; y nos dejó la ausencia de maravillosos seres humanos entre los que están algunos de los que consideré mis mejores amigos, mis compañeros de alma. Y eso también marcó mi vida para siempre.
Mi padre me habló mucho de la Guerra. El quiso que conociéramos y que no olvidáramos. Para que la historia nunca se repitiera. Pero no me enseñó a odiar. Nos enseñó a trabajar para que ganáramos la democracia, para que construyéramos un futuro en paz y en libertad. Lo que él no había tenido lo quiso para nosotros.
Con él aprendí a valorar la importancia de la Transición. Hoy sigo creyendo que fue modélica. El pacto entre españoles de distinto signo político nos permitió transitar de la dictadura a la democracia con notable éxito. Quizá quepa explicar el espíritu con el que trabajaron los políticos de aquellos años atendiendo a la historia personal de cada uno de ellos: quienes conocieron los horrores de la guerra y la posguerra sabían lo que había que hacer para que la historia no se repitiera en sus hijos y en sus nietos. Porque recordaban el pasado, tuvieron la inteligencia y la sabiduría de mirar hacia el futuro. Todos cedieron para ganar, para que ganaran sus hijos.
De mis amigos asesinados, de sus familias, de las víctimas todas, he aprendido a ser resistente, a tener paciencia, a ser insumisa, a ser tolerante. He aprendido a trabajar cada día para que podamos convivir en libertad. A veces, cuando las cosas se complican en el terreno personal, cuando te cansas, cuando te empujan, cuando sientes ganas de tirar la toalla, pienso en Fernando, en Joxeba, en Maite, en Pilar, en Pilar Elías, en Cristina, en Ana Iribar, en Mendiluce... Y me reprocho la debilidad. Siento que no les podemos defraudar, que ellos merecen que sigamos trabajando hasta derrotar a ETA; que sigamos luchando hasta derrotar también al nacionalismo asfixiante y cómplice que siempre se ha beneficiado de la existencia del terrorismo. Ese nacionalismo institucional que ha marginado a las víctimas, que ha pactado con los terroristas la exclusión de los ciudadanos no nacionalistas. A ese nacionalismo gobernante que aún hoy les niega a las víctimas el reconocimiento político que merecen. A ese nacionalismo institucional que ha despreciado y perseguido a aquellos movimientos cívicos a los que no podía controlar.
Hoy más que nunca siento que quienes han sido asesinados por defender una sociedad de ciudadanos libres, merecen que los demócratas, las gentes de bien de este país, sigamos trabajando, codo con codo, para construir una sociedad libre y tolerante. Una sociedad que reconozca que las víctimas del terrorismo son un referente de la democracia. Una sociedad que resulte incompatible con el fanatismo y la intolerancia.
Pero ser tolerante no significa ser indiferente. Todos somos iguales en derechos, sí; pero no todas las ideas son igualmente respetables. Por eso hay que seguir recordando, hoy y aquí en Euskadi, que la tolerancia tiene sus límites, y que ese límite está en el Código Penal. Aplicando las leyes se combaten las ideologías o los proyectos políticos que para triunfar requieren de la aniquilación física o política de sus oponentes. Aplicar esos límites, levantar esos muros contra las pretensiones ilegítimas, forma parte de la obligación de los poderes públicos. Sólo ellos pueden y deben hacerlo. Con rigor y sin contemplaciones.
Ser tolerante en Euskadi significa trabajar por la convivencia democrática; ser tolerante es militar contra la intolerancia; también contra la que practican aquellos que nos quieren "normalizar" para después "tolerar" que sigamos siendo vascos sin abrazar la ideología nacionalista. Ser tolerante aquí es rebelarse contra el fanatismo, no callar ante la injusticia, exigir respeto, exigir que se cumplan las leyes, que se respete la memoria. Ser tolerante en Euskadi es vivir nuestro compromiso político sin complejos y sin miedo.
Quienes han sido asesinados, sus familiares, merecen que el Partido Socialista y el Partido Popular, que todos los demócratas, sigamos trabajando JUNTOS, defendiendo JUNTOS esos valores. Sólo si estamos unidos honraremos de verdad su memoria. Si no frenamos esta deriva, si seguimos así, lo peor de nuestra historia se repetirá.
"Llevamos meses discutiendo si en el momento de la concordia final habrá que ser generosos con los etarras presos y arrepentidos o será mejor exigirles siempre el cumplimiento íntegro de sus respectivas sentencias condenatorias. Mientras nos entretenemos en tan prematuro debate, la división dialéctica se traduce en tolerancia indebida y en debilidad con los delincuentes cercanos a ETA... "
"las autocrítica entre fuerzas políticas democráticas debe hacerse a puerta cerrada (...) porque cada enfrentamiento entre líderes de partidos políticos en las pantallas de las televisiones es otro balón de oxígeno para ETA". "Urge restablecer el clima de hace apenas dos años... ".
"O ETA o nosotros, espectadores atónitos de sus crímenes, parientes o amigos de alguno de sus cadáveres y posibles víctimas futuras de la muerte que ellos administran. Esta es la verdadera división bipartita, la única clara. A partir de esa evidencia, si no se cometen los graves errores tantas veces denunciados como repetidos, si se actúa siempre con la ley en la mano, si se avanza en el aislamiento político y civil del entorno etarra, como se había hecho años atrás, la paz será posible. De lo contrario, ETA seguirá asesinando, porque ésa es su única forma de vivir".
Estos tres últimos párrafos, no son míos. Pertenecen a un artículo de Francisco Tomás y Valiente publicado el 19 de diciembre de 1995, apenas dos meses antes de aquel 14 de febrero en el que fue asesinado por ETA. Díganme si es o no cierto que la historia se repite. Otra vez PSOE y PP a la greña. Otra vez los terroristas marcando nuestra agenda.
Quiero aprovechar este acto, al que concurrimos ciudadanos con distintas ideologías y sensibilidades, miembros de partidos políticos, responsables municipales e institucionales, asociaciones cívicas, colectivos de víctimas del terrorismo..., para hacer un nuevo llamamiento a la unidad de acción frente al terrorismo. No quiero que entiendan mis palabras como una llamada utópica o como una apelación exigible por el guión. No es así. Para mí la política no es el arte de lo posible, sino el compromiso de trabajar para hacer posible lo que es necesario. Por eso estoy plenamente convencida de que si todos nos esforzamos, si todos anteponemos lo importante a lo urgente, lo fundamental a lo accesorio, lo general a lo particular, el acuerdo que sellamos en el pasado, el Pacto por Las Libertades y Contra el Terrorismo, el que nos comprometía a elaborar un diagnóstico común que permitiera una acción común para derrotar a los terroristas y a sus cómplices y a sus beneficiarios, el que devolvió a los ciudadanos la tranquilidad y la confianza en sus representantes políticos, el que quitó a ETA la esperanza, volverá a ser posible. Y loes diré que también estoy dolorosamente convencida de que si no caminamos juntos, si no restablecemos las complicidades democráticas que tan notable éxito tuvieron en el pasado más reciente, nuestra historia se repetirá en nuestros hijos. Nunca me podría perdonar no haber hecho lo suficiente para evitarlo.
María, tú y yo militamos en partidos políticos distintos, llamados a competir para ser alternativamente gobierno y oposición. Ambas tenemos una edad y una experiencia vital muy diferentes. A veces he pensado que si viviéramos en un país normal, apenas hubiéramos coincidido en actos institucionales propios de nuestra actividad política. No nos habríamos intercambiado ya hace mucho tiempo los números de nuestros teléfonos móviles. Ni conoceríamos a nuestros respectivos hijos. Pero ambas vivimos en un país de paradoja, en una sociedad en la que nuestra tarea política es fundamentalmente prepolítica. En la que defender los valores democráticos sigue siendo nuestra obligación fundamental.
Por eso sé que mientras esta no sea una sociedad libre, mientras tú y yo, María, no debatamos cotidianamente de políticas de empleo, de sanidad, de vivienda, mientras esas no sean las preocupaciones más perentorias que nos ocupan, mientras tú no puedas pasear por la playa sin escoltas, mientras yo no pueda ir al cine sin sacar dos entradas de más, mientras fuera de la sala en la que se encuentren un grupo de constitucionalistas vascos haya casi el mismo número de personas protegiéndoles, el PSOE y el PP tienen la obligación de estar unidos. María, mientras esta no sea una sociedad libre, los votantes del PP del País Vasco nunca serán mis adversarios políticos: serán, son, mis compañeros.
Por eso María tú y yo que somos políticas tenemos una gran responsabilidad. Hoy el Foro de Ermua nos la ha vuelto a señalar al entregarnos conjuntamente este premio. Yo, queridos amigos del Foro de Ermua, querido Jurado, queridos asistentes a este entrañable acto, quiero que sepáis que me tomo este galardón como un mandato. Un mandato para trabajar, como su propio nombre indica, por la convivencia democrática. Os prometo que lo haré lo mejor que pueda, que no escatimaré esfuerzos. Mikel, amigos del Foro: Muchas, muchísimas gracias.
Rosa Díez. Eurodiputada del PSE-PSOE, 2/12/2005  Carta abierta a Patxi López de Savater, Rosa Díez y familiares de asesinados por ETA reprochándole su desprecio a María San Gil

Varios Autores, 16/05/2005
Te escribimos después de haber visto las imágenes de tu reunión con María San Gil. Por una vez, realmente una imagen resulta más evidente que mil palabras. No necesitamos saber cómo transcurrió la reunión, que te dijo ella o que le respondiste tú para sentir un punto de desasosiego, un leve acceso de vergüenza ajena que se transformó en perplejidad al saber que el objeto de la reunión era decirle expresamente que no querías sus votos. No tenías ninguna obligación de hablar con ella. Fuiste tú quien la citaste dentro de tu ronda de contactos para buscar apoyos y presentar, con alguna expectativa de éxito, tu candidatura. a Lehendakari. Si no querías sus votos, ¿para qué la llamaste? Cuando María respondió a tu llamada y llegó a la sede de los socialistas vascos, acompañada de sus escoltas, lo menos que se merecía era respeto y consideración. Que no le hicieras perder el tiempo y no la humillaras vanamente.
¿Qué te ha hecho María San Gil? ¿Qué nos han hecho a los socialistas los votantes vascos del Partido Popular para que su representante política merezca menos cortesía, en el fondo y en la forma, que la que le brindaste a esas tres mujeres de EHAK, que, según confesión propia serán la voz de los cómplices de ETA en el Parlamento Vasco. Nosotros, ni a María ni a sus votantes podemos reprocharles nada. ¿Acaso te parece que es más de izquierdas atacar a la Constitución y al Estado que defenderlos... incluso cuando el Gobierno es socialista?
Dijiste que ibas a hablar con todos los grupos políticos. Lo que no dijiste es que ibas a preferir la complicidad de los correligionarios de Otegi al apoyo que te ofreció María San Gil. Tampoco dijiste que ibas a olvidar de un plumazo de donde vienen y quienes son esa tres mujeres que entraron en la sede de los socialistas vascos pasando bajo el arco detector de metales y dejando atrás puertas blindadas que siguen instaladas aún hoy para protegemos de los ataques de la organización terrorista a la que ellas dicen comprender y/o apoyar. Esa sede en la que tanto hemos llorado. Esa sede en cuyas paredes cuelgan los retratos de nuestros compañeros y amigos asesinados por ETA. En tu papel de anfitrión deberías habérselas mostrado. ¡Que buen momento para exigirles una condena incondicional de los asesinatos antes de fotografiarte sonriente junto a ellas!
Con María San Gil, no hubo sonrisas ni gestos de complicidad. Y, por si había alguna duda, le dejaste claro que no querías sus votos...¡Qué lejos quedan las palabras del actual Presidente del Senado, Javier Rojo, cuando él todavía pensaba que a los socialistas y a los populares en el País Vasco nos unen muchas más cosas que las que nos separan, cosas mucho más importantes que nuestras respectivas ideologías!: "En los campos de exterminio nazis a ningún judío le preguntaban si era de izquierdas o de derechas". Pero parece que ya no queremos ver esa realidad, que pretendemos olvidarla.
Nosotros no nos olvidamos de con quien hemos compartido manifestaciones y funerales. No nos olvidamos de que el Partido que preside María San Gil ha sido golpeado por los terroristas tan ferozmente como el nuestro .Tampoco olvidaremos a quienes han sido siempre los primeros en venir a compartir nuestro dolor y brindarnos su solidaridad cuando los asesinados por ETA eran nuestros compañeros. No olvidamos que ellos y nosotros seguimos viviendo con escoltas, y que gracias a ellos hay en Andoain un gobierno municipal democrático. Y un alcalde socialista. No nos olvidamos que en el País Vasco, los votantes del PSE y los del PP tienen tantas cosas en común que en elecciones autonómicas se producen trasvases automáticos de votos entre ambas opciones, concentrándose en aquella que coyunturalmente consideran más útil para derrotar al nacionalismo obligatorio.
Por todo esto, porque no nos olvidamos, te reprochamos que desde la máxima responsabilidad del PSE-PSOE, hayas infligido a María San Gil y por extensión a todos sus votantes, ese desprecio. No nos hemos sentido bien representados, ni en el fondo ni en la forma. Tu actitud nos ha ofendido como demócratas y como militantes y votantes socialistas. No nos ha parecido digna del dirigente de un partido centenario, una de cuyas señas de identidad más notables es el respeto a los demás y la búsqueda permanente de entendimiento entre demócratas. De un Partido orgulloso de su historia y obligado a mantener y honrar nuestra memoria.
Fernando Savater, filósofo.
Rosa Díez, eurodiputada socialista.
Maite Pagazaurtundua, concejala del PSE-EE (PSOE) de Urnieta.
Nicolás Gutiérrez Saíz, concejal del PSE-EE (PSOE) de Ugao Miraballes.
Estibaliz Garmendia, viuda de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA en Andoain.
Mikel Iriondo, profesor de la UPV.

Varios Autores, 16/05/2005 

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