Eduardo Fernández Luiña apuesta sobre el futuro de los populismos europeos:
“Geert Wilders, en Holanda, es el que tiene más posibilidades de éxito”.
2017-01-03
Eduardo Fernández Luiña, autor
Parece
claro que el populismo está de moda. Incluso, Fundeu ha
elegido este término como palabra del año. No es extraño. En
realidad, la palabra se ha convertido casi en un comodín del que tirar, ya sea
para zanjar una discusión política en una tertulia o para pontificar en los 140
caracteres de Twitter. Lo usan a derecha e izquierda. Ahora mismo es un arma
arrojadiza que puede salir de cualquier punto del mapa político.
Lo que no
es tan habitual es que alguien se siente a reflexionar sobre el fenómeno, sobre
lo que dicen esos políticos a los que llamamos populistas, sobre si tienen algo
en común y sobre los retos que plantean a las sociedades democráticas. Eduardo Fernández Luiña es uno de
esos extraños investigadores
que ha decidido analizar las raíces de esta sacudida que las sociedades
occidentales sufren desde hace un lustro. Este doctor en Ciencia Política por
la Universidad de Santiago de Compostela trabaja en la actualidad como profesor
en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la
Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Hace unas semanas, el Instituto
Juan de Mariana publicó
su informe "Mitos y realidades de los movimientos
populistas ¿Una
expresión social de descontento o una estrategia para concentrar poder político?".
Libre Mercado habló con Fernández Luiña hace unos
días. Le preguntamos sobre los orígenes, la fuerza real y las consecuencias que
puede tener este resurgir del populismo.
- ¿Cómo definiría el populismo?
- El
populismo es una lógica de acción política que a través de determinados
mensajes puede ser capaz de edificar un sistema político híbrido a medio camino
entre la democracia y el autoritarismo. Sin duda, el populismo representa una
amenaza a la estructura de derechos y libertades individuales. Dicho esto, es
necesario tener presente que el concepto debe desdoblarse, dividirse en dos
procesos. Uno, el primero, hace referencia a la estrategia retórica populista.
Todos los partidos políticos la ponen en práctica en mayor o menor medida. Es
obvio que las organizaciones políticas venden más de lo que pueden ofrecer,
intentando con ello ganar la atención y por supuesto el voto del electores.
El
líder populista intenta fusionar su propia persona con un abstracto colectivo:
llámese pueblo, nación o gente
Por
otro lado, la segunda dinámica, la verdaderamente peligrosa, es la que conduce
hacia la construcción de un régimen populista… Todos los políticos utilizan
estrategias retóricas populistas, pero no todos quieren –y algunos no pueden-
edificar regímenes populistas híbridos a medio camino entre la democracia y el
autoritarismo destruyendo con ello la ya de por sí débil estructura de derechos
y libertades individuales.
- ¿Qué características comparten los políticos
populistas?
- Los
políticos populistas tienen en común varios elementos. La primera
característica que comparten todos es el carisma. El populismo se caracteriza
por un liderazgo carismático. No tiene sentido hablar de populismo cuando el
líder, la cabeza del movimiento, no tiene ni carisma ni atractivo. Por ello,
los populistas de un lado y otro del espectro político son individuos
carismáticos.
En
segundo lugar, el líder populista maneja un discurso que intenta fusionar su
propia persona con un abstracto colectivo –llámese pueblo, nación o gente-. La
fusión entre la imagen del populista y dicho actor colectivo ayudará al
populista a concentrar y centralizar el poder si es que tiene éxito a la hora de
copar el poder ejecutivo ganando elecciones. Esa fusión es necesaria para, como
señalábamos líneas atrás, ganar poder y legitimidad frente a la arquitectura
institucional a la que se opondrá el populista de conseguir el poder.
Otro
elemento que deberíamos tener presente, y también asociado al discurso y la
oferta política es la polarización. A través de la demagogia, el populista
radicaliza y polariza el ambiente político dividiendo con ello a la sociedad.
Esto tiene lugar tanto si el populista tiene éxito como si no. Pero es evidente
que los discursos de todos los líderes populistas desean, a través de una
lógica maniquea, dividir a la sociedad entre aquellos que apoyan al líder y los
que intentan derribarlo.
- ¿Hay populismo de izquierdas y de derechas? ¿Qué
les une? ¿Qué les diferencia?
- Desde
mi particular punto de vista y a pesar de los problemas asociados a la
distinción izquierda y derecha, creo que dicha división sigue siendo válida. Sí
existen populistas de izquierda y de derecha. Los de derecha suelen ser
ultranacionalistas, con discursos xenófobos y racistas que proponen soluciones
fáciles a problemas complejos.
El
populismo de izquierdas se caracteriza por un discurso en defensa de un
abstracto "pueblo", atacando duramente a los emprendedores y empresarios,
considerados oligarquías explotadoras. Además de lo anterior, estos populistas
de izquierda suelen también estar obsesionados con enemigos externos que
impiden el desarrollo de dicho pueblo. Ambos tienen en común el odio a la
libertad individual, a los valores liberales y la creencia en el Estado como un
verdadero agente de cambio. En conclusión, todos, de un color y otro son
estatistas y liberticidas.
- Latinoamérica es la región donde los populismos
han sido más exitosos en la última década; ahora parece que Europa toma el
relevo, ¿qué diferencia a los populismos del viejo y nuevo mundo?
- Desde
mi punto de vista, los populistas se diferencian por el ambiente político en el
que interactúan. Los populismos, todos, poseen un liderazgo carismático, un
discurso que fusiona al líder con el actor colectivo (pueblo, nación, gente) y
la búsqueda de la polarización de la sociedad con ánimo de concentrar y
centralizar el poder, destruyendo con ello el sistema de libertades y derechos
individuales. Desde ese punto de vista, todos los populistas son iguales. Pero
definitivamente, no es lo mismo competir políticamente en una sociedad con
pocos actores relevantes que en una verdadera poliarquía; no es lo mismo
competir en un sistema donde se tiene un relativo respeto a la división de
poderes que competir en otro en el cual tal cosa no tiene lugar. No es lo mismo
competir en Europa, actualmente en crisis, pero nunca comparable a la situación
que viven a día de hoy la mayor parte de países en América Latina. Los
ambientes donde se juega influyen mucho en el carácter populista y en las
acciones de este tipo de actores.
Podemos
capitaliza el descontento utilizando una demagogia obscena
- ¿Es Donald Trump un populista?
-
Donald Trump utilizó una estrategia retórica populista para llegar al poder…
Por ahora, no creo que haya hecho nada para intentar destruir la división de
poderes, la institucionalidad de la república norteamericana y la estructura de
derechos y libertades de los ciudadanos de ese país. Definitivamente, ha
utilizado una estrategia retórica populista para copar el poder. Pero no tengo
claro que desee concentrar y centralizar el mismo edificando un régimen
populista. Si así lo desea, lo tendrá complicado porque, como señalábamos en la
anterior respuesta, el ambiente político de los Estados Unidos se caracteriza
por un importante respeto a la división de poderes, un amplio abanico de grupos
de presión, think-tanks,
asociaciones, etc., que aumentan la pluralidad del sistema y dificultan la
concentración de poder por parte de un solo actor.
- La campaña de Trump pareció un manual del perfecto
populista. Pero desde que ganó, sus decisiones y nombramientos no parecen ir en
esa dirección. ¿Cuál es su impresión?
- Por
ahora, los nombramientos han sido técnicos y como comenté anteriormente no
suponen una amenaza al sistema de derechos y libertades de los ciudadanos.
Ahora bien, el líder, el propio Donald Trump, sí parece tener un carácter
autoritario y potencialmente peligroso.
- ¿Ocurrirá esto con otros políticos parecidos?
¿Cuál es la capacidad de la moqueta y el coche oficial para 'domesticar' a los
populistas?
- Sobre
los populismos en Europa… la amenaza está presente sin duda pero hay actores e
instituciones que pueden frenar su desarrollo.
- Qué posibilidades cree que tienen de gobernar los
populismos en los grandes países de Europa? ¿Le Pen en Francia? ¿Grillo en
Italia? ¿Wilders en Holanda?
- En
Francia, el sistema electoral para el legislativo podría servir de freno en
caso de una victoria de Marine Le Pen en la elección presidencial. Con un
ejecutivo dual como existe en el vecino país, la concentración de poder se
dificulta sin el apoyo del legislativo. La alta fragmentación hace del estado
italiano una realidad ingobernable… Eso es cierto. Pero al mismo tiempo, la
alta fragmentación en el Senado y su bicameralismo simétrico también dificultan
en cierto sentido la concentración de poder que busca un populista.
Donald
Trump parece tener un carácter autoritario y potencialmente peligroso
El caso
holandés puede ser, aunque suene contraintuitivo, el que tenga más
posibilidades de éxito. El apoyo ciudadano a una consulta similar al Brexit, el
rechazo de dicha porblación al acuerdo de asociación entre la Unión Europea y
Ucrania y el evidente descontento social que existe en Holanda fruto de la
presencia de musulmanes radicales, pueden ser capitalizados por Geert Wilders.
Algo que debemos de tener claro es: la amenaza populista siempre estará ahí. Es
necesario tener frenos y estos se encuentran como no podría ser de otra forma
en la propia sociedad.
- ¿Y en España? ¿Cree que Podemos podría llegar al
Gobierno?
- Veo
difícil que Podemos llegue al gobierno. En caso de que así fuese, sería la
primera muestra del fracaso de nuestro sistema político. Creo profundamente que
el populismo es el final del camino. Es la evidencia de que algo va mal. Si
Podemos triunfase, el sistema político español del 78 daría las primeras
muestras de flaqueza. Como he dicho en repetidas ocasiones en esta entrevista,
el ambiente es importante. Si el país mejorase sus cifras de desempleo,
automáticamente Podemos perdería poder. Es evidente que capitalizan el
descontento utilizando una demagogia en algunos casos obscena.
- ¿Qué características específicas tiene el
populismo español? ¿Por qué aquí triunfa un populismo de extrema izquierda y no
uno de extrema derecha como en Francia?
- Se
observa con claridad que en España, al igual que por ejemplo en Grecia o
Portugal, el populismo que triunfa es el de izquierdas. Dicho populismo maneja
un discurso anti empresarial, terriblemente estatista y liberticida y como sus
homólogos de extrema derecha en otros países, proponen soluciones fáciles a
problemas difíciles. Definitivamente, no parece sencillo deshacerse de ese
populismo a no ser que mejore la situación económica del país.
- ¿Qué se puede hacer para frenar el auge del
populismo en España?
- Creo
que en un país como España, la única solución para frenar el avance del
populismo en este momento es el crecimiento económico y la mejora en el empleo.
Si esto tiene lugar, el populismo se debilitaría sin hacer nada más… Lo
anterior es lo prioritario y más necesario en este momento.
Todos
los partidos políticos ponen en práctica la estrategia retórica populista
A
futuro, considero que la sociedad civil debería estar más organizada. Se
necesitan más think-tanks,
más actores que presionen al sistema con objeto de buscar una mejor protección
de la estructura de derechos y libertades individuales de los ciudadanos españoles.
En este sentido, creo que los empresarios, como generadores de riqueza y
agentes de cambio, tienen mucho que decir. El mundo empresarial español debería
apoyar más proyectos emanados desde la sociedad civil con ánimo de producir
información y estudios para que la ciudadanía esté más informada y tenga más
capacidad de vigilar qué se cuece en el Estado.
Si nuestro sistema de libertades estuviese
vigilado y protegido por los propios ciudadanos, la amenaza populista no
tendría siquiera la oportunidad de salir a la luz. Por eso es importante seguir
dando la batalla de las ideas con ánimo de proteger nuestro más preciado bien:
la libertad individual.
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