Martes 20 de junio de 2017, 13:12h
Ahí está, con la tozudez propia de las cifras, el gasto de los partidos políticos para financiar el circo de las dos últimas elecciones generales. A 102,77 millones de euros se eleva la cantidad controlada, al margen de eventuales financiaciones ilegales. Casi el 60% de esa abrumadora cantidad procede del endeudamiento bancario, un 28% de adelantos de subvenciones electorales, a cargo del dinero público, y solo un 12,8% a aportaciones de las propias formaciones políticas.
El Tribunal de Cuentas detectó una gran variedad de irregularidades, sobre todo por lo que respecta a Ciudadanos, Compromís, En Comú, En Marea, ERC y PSC, que incumplieron la LOREG, la ley electoral. Incluso seis partidos realizaron pagos por un importe de 304.764 euros fuera de los noventa días posteriores a la jornada electoral. Un incumplimiento más de la LOREG. Esos seis partidos fueron UPN, CC, Ciudadanos, Compromís, CDC y En Marea.
¿Qué se ha dicho de todo esto? Prácticamente nada. Los partidos políticos han cebado los corredores de la información con ocultaciones sistemáticas a los medios de comunicación. Se comprende que el ciudadano medio, que intuye el despilfarro de las agrupaciones políticas españolas, las haya situado en tercer lugar entre los grandes problemas que agobian a España. Los partidos políticos deberían solucionar los problemas de la nación y se han convertido, en sí mismos, en un problema más. Con el mayor cinismo continúan abusando del dinero público que ellos mismos se otorgan en interminables subvenciones.
El Tribunal de Cuentas detectó una gran variedad de irregularidades, sobre todo por lo que respecta a Ciudadanos, Compromís, En Comú, En Marea, ERC y PSC, que incumplieron la LOREG, la ley electoral. Incluso seis partidos realizaron pagos por un importe de 304.764 euros fuera de los noventa días posteriores a la jornada electoral. Un incumplimiento más de la LOREG. Esos seis partidos fueron UPN, CC, Ciudadanos, Compromís, CDC y En Marea.
¿Qué se ha dicho de todo esto? Prácticamente nada. Los partidos políticos han cebado los corredores de la información con ocultaciones sistemáticas a los medios de comunicación. Se comprende que el ciudadano medio, que intuye el despilfarro de las agrupaciones políticas españolas, las haya situado en tercer lugar entre los grandes problemas que agobian a España. Los partidos políticos deberían solucionar los problemas de la nación y se han convertido, en sí mismos, en un problema más. Con el mayor cinismo continúan abusando del dinero público que ellos mismos se otorgan en interminables subvenciones.
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