viernes, 22 de septiembre de 2017

40 guardias civiles de élite en sacos de dormir en Cataluña



Conforme se acerca el 1 de octubre y la posible celebración del referéndum sobre la independencia de Cataluña, la presencia de efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado es más nutrida en esta comunidad.
El Ministerio del Interior está enviando desde diversos puntos de España -Madrid, Sevilla, Zaragoza...- tanto guardias civiles de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) como policías nacionales de las Unidades de Intervención Policial (UIP).
Este aumento del número de agentes está provocando ciertos problemas logísticos, sobre todo para alojar a estos efectivos.
El Chivato ha podido conocer el caso de varias decenas de guardias civiles que, al menos en la noche del martes 12 al miércoles 13, tuvieron que dormir en un polideportivo.
Se trató de un grupo integrado por 40 miembros del Grupo de Acción Rápida(GAR), que llegó a última hora del día a Sant Andreu de la Barca, en la provincia de Barcelona. Es la unidad de élite del cuerpo, destinada a la lucha antiterrorista (por ejemplo, liberó a Ortega Lara de su secuestro a manos de ETA) y a operaciones especiales.
Los guardias civiles llegaron a Barcelona desde su base en Logroño, en el marco del despliegue antiterrorista que existe en Cataluña por la amenaza de los yihadistas. Pero la coincidencia con otros centenares de agentes de la Guardia Civil en la región llevó a que no tuvieran espacio donde alojarse.
La solución de los mandos de la comandancia en Sant Andreu de la Barca fue habilitar el gimnasio que hay en sus instalaciones. Allí los guardias civiles durmieron en sacos de dormir, lo que ha provocado comentarios y quejas entre la plantilla.
Tampoco está resultando un asunto fácil el alojamiento de los 200 agentes a los que se les ordenó permanecer en Cataluña hasta que pase el 1 de octubre, pese a que estaba previsto que se trasladaran a diferentes destinos por toda España.
Muchos estaban de alquiler y habían rescindido ya sus contratos; otros, que vivían en pabellones de la comandancia, se han quedado sin plazas. Así que cada uno se ha tenido que buscar su propia solución. Como pedir el favor a algún amigo de la zona para dormir unas semanas en su casa, aunque sea un sofá, por ejemplo.
Mientras permanecen en sus puestos en Cataluña, las familias de muchos de ellos se han marchado ya a los destinos adjudicados: sobre todo, porque sus hijos pequeños han empezado el colegio en esas otras ciudades de España a las que se iban a trasladar antes de que llegara la orden de permanecer durante estas semanas de tensión independentista.

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