martes, 3 de octubre de 2017

EN PLENO PROCESO REVOLUCIONARIO

En la Comunidad Autónoma catalana se está viviendo un proceso revolucionario cuyo objetivo final no es la independencia de Cataluña sino, a través de la independencia de Cataluña, eludir a la Justicia que tiene ya encausados a varios políticos de máximo relieve, mientras otros muchos se sienten amenazados con un grave horizonte de cárcel.

Aprovechándose del pasotismo, de la lenidad, de las indecisiones del Gobierno, se ha puesto en marcha un proceso revolucionario, con huelga general incluida, que está a punto de conseguir sus objetivos, mientras Mariano Rajoy y su entorno dan muestras de debilidad y parecen incapaces de descargar a tiempo todo el peso del Estado de Derecho sobre Carlos Puigdemont y sus cómplices, que gallean al margen de la ley, en contra de la ley, por encima de la ley.

La opinión pública española, en su inmensa mayoría, está estupefacta ante la cachaza y las torpezas del Gobierno de la nación. Los revolucionarios, los secesionistas, los golpistas, ganan terreno día a día y se han adueñado, al clásico estilo de la Revolución, de las calles de Barcelona. Los delincuentes parecen impunes y lo son ante la debilidad de Mariano Rajoy. Cuando se llegue al límite, ojalá no sea ya tarde para aplicar las medidas que debieron tomarse a tiempo y no se tomaron, amparados en esa sandez política de “no hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico”.

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