lunes, 2 de octubre de 2017

Europa. "Estamos ante una crisis de Estado en España que puede tener un correlato en Europa: hay una deriva desintegradora en todo el continente. Espero que la UE esté a la altura. Pero para ello debería hablar más claro".

Josep Borrell durante el acto en Bruselas, este martes.
Josep Borrell durante el acto en Bruselas, este martes. DANIEL SÁNCHEZ
Todo requiere filosofía, dice un personaje de Così fan tutte, la ópera de Mozart. La filosofía del exministro socialista y expresidente del Parlamento Europeo Josep Borrell consiste en encadenar puñetazos directos al mentón: Borrell ha presentado hoy su último libro --Escucha Cataluña, escucha España, escrito junto a otros autores-- en una librería de Bruselas y se ha despachado sobre el desafío secesionista. El referéndum es "un golpe de Estado sin tanques, que derriba un orden legítimo para imponer otro sin las mínimas garantías". El Gobierno catalán lidera "un régimen neototalitario" que ha ganado la batalla de la opinión pública "con una violencia verbal que empieza a ser insoportable" y ante el "pasotismo" del Ejecutivo español y de su presidente, Mariano Rajoy. Borrell vaticina "una crisis institucional de enormes proporciones, que puede convertirse en una crisis europea", no descarta episodios de violencia y asegura que el artículo 155 de la Constitución (la suspensión de la autonomía) "tampoco es la bomba atómica".
Este es un resumen de un discurso --aplaudido a rabiar por los dos centenares de personas que llenaban hasta la bandera una pequeña librería del centro bruselense-- en el que Borrell arremete contra unos y otros: también contra el 50% de una población catalana no separatista que "no se expresa" ni a través de las instituciones ni de los medios ni de think tanks ni de nadie. "La sociedad civil catalana no ha estado a la altura", dispara.
La forja del procés. "Los independentistas han tenido la habilidad de contar medias verdades y mentiras de tomo y lomo durante 25 años". Mentiras sobre el marco legislativo, por ejemplo: "Alemania, Francia o Estados Unidos prohíben en sus constituciones la autodeterminación. En España, al menos, se puede reformar la Constitución: en esos países se prohíbe tajantemente revisar la indivisibilidad de esos Estados. Pero el procés ha conseguido asimilar España con el franquismo y que la democracia española parezca menos sólida que otras, cuando el golpe de Estado lo da un Gobierno que introduce la ley del referéndum saltándose a la torera todas las normas, sin garantías". "Según un exconsejero catalán, [Andreu Mas-Colell, extitular de Economía], Rajoy tiene dos opciones: aplicar el artículo 155 y no dejar votar. O mirar hacia otro lado como hizo el 9-N y aplicar el artículo 155 si, como promete, la Generalitat declara la independencia la noche del referéndum", dice Borrell.
Victimismo. Cataluña, sostiene Borrell, lleva dos décadas instalada en una especie de realismo mágico. Su opinión pública ha tragado con una catarata de mentiras oficiales: "España tiene el gasto público más descentralizado de la OCDE y las regiones disfrutan de un grado de autonomía fiscal solo por debajo de EE UU, Suiza y Canadá, pero lo que se vende es que el centralismo es insoportable". Hay un fuerte sentimiento identitario desde siempre, pero a eso el procés ha añadido victimismo sin cesar. "La financiación por habitante de Cataluña es el 98,5% de la media: eso ha bastado para repetir una y otra vez que los catalanes financian a los vagos del Sur. Pero la financiación por habitante de Andalucía es del 95% de la media: peor que la de Cataluña". El procés ha entrado en una deriva de posverdades a la Brexit: "Los partidarios del Brexit dicen que los británicos pagan 350 millones de libras a la semana: la cifra es falsa, pero no dejan de decir que eso sería un hospital más al día y todo el mundo coincide en que eso explica buena parte del voto británico. [Oriol] Junqueras repite que el déficit fiscal es de 16.000 millones al año y eso daría para construir un hospital al día. Es la misma lógica: el otro, Europa o España, me vampiriza".
España, pasota. "Los distintos Gobiernos españoles de los últimos años comparten una pésima estrategia de comunicación y una falta de sensibilidad enorme. El optimismo antropológico de uno [Zapatero] y el pasotismo del siguiente [Rajoy] han dejado al Gobierno en una situación complicada". "La mitad de la población catalana tiene un relato, con una épica y una estética muy marcada, con los medios de comunicación públicos al servicio de un régimen neodictatorial y muchos medios privados seriamente influidos por la narrativa dominante. La otra mitad no tiene relato, y ha renunciado a expresarse. La sociedad catalana no ha estado a la altura: ni los medios ni las universidades ni los think tanks han dado la cara y eso nos deja ante una situación prácticamente irreversible".
2-0. Borrell no es precisamente un optimista sobre el día después del referéndum. "Con una violencia verbal que empieza a ser insoportable, como se ha visto con los ataques a los alcaldes que no quieren poner las urnas, a partir del 1-0 se puede dar el salto de la violencia verbal a la violencia física. Eso llevaría, lógicamente, a una respuesta por parte del Gobierno español que desde el punto de vista de la batalla por la opinión pública internacional sería catastrófica".
Europa. "Estamos ante una crisis de Estado en España que puede tener un correlato en Europa: hay una deriva desintegradora en todo el continente. Espero que la UE esté a la altura. Pero para ello debería hablar más claro".
Soluciones. Borrell ve dos salidas. "Por un lado ha llegado el momento de reconocer la singularidad catalana; esa sería la vía Herrero de Miñón. Reconocer los derechos históricos, ofrecer competencias exclusivas y un nuevo régimen fiscal". Por otro, Borrell llama a "perfeccionar el Estado federal, desde instituciones como el Senado, para resolver un problema que no es solo catalán". "Esto es una lucha por el poder: esto va de quién manda", dice Borrell, que ve escasas opciones de transitar por esa vía: "En España apenas hay federalistas". "Este es un país que salió mal cocido del horno de la historia", critica Borrell, "y ya llegamos tarde: creo que va a haber escenas de caos, confusión e incluso grave impacto económico del referéndum si la incertidumbre se prolonga y los catalanes se siguen acercando al precipicio al que les llevan algunos flautistas de Hamelin".
Posdata. Tras la conferencia de ayer en Bruselas, Borrell viajaba hoy a Londres para, entre otros asuntos, participar en un debate en la BBC. Sobre la detención del número dos de Junqueras y la entrada de la Guardia Civil en varias consejerías de la Generalitat, el expresidente de la Eurocámara es claro: "España es un Estado de derecho: no es Rajoy, sino los jueces quienes toman esas decisiones. Los independentistas tienden a desdibujar esos contornos, pero las actuaciones son de los jueces. Y aquí hay una cuestión de proporcionalidad: si los jueces detienen a veces a quienes pegan carteles, más aún deben detener a quien los encarga".

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