martes, 3 de octubre de 2017

FELIPE VI, SIEMPRE EN SU SITIO

FELIPE VI, SIEMPRE EN SU SITIO

El Rey ha cerrado su mensaje institucional abriendo de par en par las puertas de la esperanza y reafirmando el compromiso de la Corona con la Constitución y con la unidad de España.
Su padre, Juan Carlos I, el 23 de febrero de 1981, con los carros de combate patrullando las calles de Valencia y secuestrado por la fuerza el Congreso de los Diputados, se vistió su uniforme de capitán general de los Ejércitos y, conforme a la Constitución, ordenó a algunos militares sublevados que regresaran a sus cuarteles, yugulando el golpe de Estado y salvando para España la democracia y la libertad.
En medio de una inusitada expectación, Felipe VI, ante el intento de golpe de Estado de las autoridades de la Generalidad, se ha mostrado especialmente firme y enérgico. Ha acusado de inadmisible deslealtad, sin citarles, a Carlos Puigdemont, Oriol Junqueras, el pobre Arturo Mas, la taimada Carmen Forcadell y sus cómplices. Ha subrayado ante la opinión pública española su conducta irresponsable y ha asegurado ante todos el orden constitucional y la vigencia del Estado de Derecho. A los catalanes ajenos al despropósito de Puigdemont, les ha dicho con especial énfasis que no están solos y que les respalda y garantiza el Estado constitucional.
El discurso del Rey me ha parecido excelente de forma y de fondo. Felipe VI ha hablado con serenidad, con gran dominio de las cámaras, vocalizando a la perfección, sin una vacilación al expresarse y diciendo lo que debía decir, ni más ni menos, como corresponde a un Rey demócrata y constitucional. Felipe VI ha estado en su sitio. Como siempre. Para la tranquilidad y la esperanza de los españoles, la Corona, símbolo de la unidad de España, permanece donde debe estar.

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