domingo, 26 de noviembre de 2017

42 AÑOS DESPUÉS

42 AÑOS DESPUÉS

Las redes sociales se han ocupado, con generales elogios a la obra del Rey Juan Carlos I, de este artículo de Luis María Anson, publicado en El Mundo. Lo reproducimos a continuación.
“Heredero de Franco. Bonita pierna para un cojo que corre hacia el vacío”, sentenció en 1975 Mitterrand. “Juanito, el Breve”, profetizó Girón de Velasco. “No durará un año en el poder”, proclamaban los falangistas en la Secretaría General del Movimiento. La realidad es que, desde 1975 a 2014, Juan Carlos I protagonizó un reinado que los historiadores más prestigiosos instalan junto a los tres más grandes de la Historia de España: los de Carlos I, Felipe II y Carlos III. El hijo de Juan III, el nieto de Alfonso XIII, el sucesor de los Reyes Católicos alcanzó tal crédito en el mundo que, al decir del republicano Sandro Pertini, si hubiera que designar a un Jefe de Estado como árbitro para mediar en un conflicto internacional de envergadura, ese sería el Rey de España.
Tal y como había defendido desde el exilio su padre Juan III, la Monarquía de todos, encarnada por Juan Carlos I, devolvió al pueblo español la soberanía nacional, secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil. Y arbitró y moderó un período de libertad y prosperidad que ha situado a España en lugar preferente en el mundo. Solo los sectarios o los cerriles pueden negar esta realidad incuestionable.
No pedí una sola audiencia a Juan Carlos I durante los 15 años en que dirigí el ABC verdadero; tampoco durante los 7 años en que presidí La Razón, el diario que fundé en 1998. Acudí al despacho del Rey cada vez que fui llamado. Y no estuve de acuerdo con su abdicación, operación que, sin embargo, ha salido extraordinariamente bien por la prudencia y generosidad de Don Juan Carlos y Doña Sofía, la responsable seriedad de Felipe VI y la inteligencia y el sentido de la realidad de Doña Letizia.
A los pocos meses de abdicar, visité al Rey padre para, en larga conversación, expresarle, como ciudadano, mi agradecimiento por el excepcional servicio que, desde la Jefatura del Estado y durante casi 40 años, rindió al pueblo español.
La cutrez de un sector diminuto de la vida española se cebó en los últimos años en la crítica despiadada contra Don Juan Carlos. El viejo Rey ha sabido lidiar desde la serenidad tanta injusticia. Y a las órdenes de su hijo Felipe VI sigue contribuyendo al bien común de los españoles, cuando mañana se cumplen 42 años de aquel frío día de otoño de 1975 en el que accedió al Trono.

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