Un experto es alguien que sabe cada vez mas sobre cada vez
menos, hasta llegar a conocerlo absolutamente todo sobre nada.
Salvador de Madariaga, diplomático español (1886-1978)
La libertad no hace felices a los hombres; los hace,
sencillamente, hombres.
Manuel Azaña, político español (1880-1940)
Las cosas pequeñas hechas con amor, traen felicidad y paz.
La falta de amor es la mayor pobreza.
Teresa de Calcuta, religiosa turca (1910-1997)
Por la calle del ya voy se va a la casa del nunca.
Miguel de Cervantes, dramaturgo español (1547-1616)
Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho
a decirle a la gente aquello que no quiere oír.
George Orwell, escritor inglés (1903-1950)
La mayoría de los que presumen de cambiar de ideas, nunca
las han tenido.
Miguel de Unamuno, escritor español (1864-1936)
El Frente Popular. Discurso de Largo Caballero en la campaña
electoral de 1936 (Tema 10.3º)
"Tenemos que unirnos contra la clase burguesa.
Nos dicen que
hay que defender la Patria, pero para ello se necesita un proletariado sano. El
verdadero patriotismo está en desarrollar la economía y la industria nacional,
no en provecho de una minoría, sino en provecho de la colectividad.
Por encima de
críticas y de todo, hemos de unirnos contra la clase reaccionaria, y aunque en
ciertos momentos nos unamos a otros elementos, sin renunciar a nuestra
independencia política, como en las luchas del día 16, que se presenta en dos
frentes; de un lado, la reacción (…), y del otro, los que quieren contener a
esa reacción.
Comunistas y
socialistas, unidos a los republicanos, hemos firmado un pacto que no nos
satisface, pero, a pesar de ello, hemos de cumplirlo todos, y el día 16 a
votar, pase lo que pase en el acoplamiento de candidatos y vaya quien vaya en
las candidaturas.
Indudablemente, después, hemos de seguir nuestro camino. Pero, ¿qué
sucedería si triunfasen las derechas?
Las derechas
me acusan de que yo preparo la guerra civil. Yo tengo que decir aquí que cuando
yo he dicho que hay que responder con la guerra civil es contestando a sus
amenazas de pasquines y prensa que dicen que van a exterminar el marxismo, (…).
Todo esto lo hacen para atemorizar a la clase media, presentándonos como
salvajes, porque decimos la verdad respondiendo a esas gentes y les advertimos
que no hablamos por hablar, sino que cumplimos nuestra palabra.
En el
Parlamento, puestos en jarras, nos decían: ¿Por qué no la hacéis mañana?,
creyendo que era sólo palabrería. Pero hemos demostrado que no somos como
ellos; que si se atreven a poner en práctica sus propósitos, les cerraríamos
una vez más el paso, puesto que necesitan para sus manejos fascistas a la clase
obrera, y ésta, a pesar del soborno, no la conseguirán si algunos elementos no
realizan una doble traición.
Pero si desde
las alturas, a pesar de todo, se realizase una nueva traición, no será al
rescate de la República sólo a lo que habrá que ir, sino a algo más”
Mundo Obrero, 3 de febrero de 1936
España, 1936-1939
La caída de Largo Caballero
Manuel Azaña
presidente de la República.
(*) Nota de La Insignia: En los gobiernos de la República,
ministro de Asuntos Exteriores.
pág. inicial
LAS CINCUENTA PREGUNTAS
volver al tema 10.3
CONTEXTO HIST ÓRICO
DEL TEXTO 10.3º
El Frente Popular. Discurso de Largo Caballero en la campaña
electoral de 1936
Referencias del autor:
Clasificación del texto:
Como fuente: fuente primaria (histórica) o secundaria
(historiográfica).
Según su materia
contexto histórico remoto y antecedentes lejanos
contexto histórico próximo y antecedentes cercanos
Referencias del autor: Largo Caballero cabecilla del PSOE y
de la UGT. Decía tener ideas marxistas y hablaba de la dictadura del
proletarido como objetivo de la revolución que propugnaba. Por eso le llamaban
"el Lenin español". Sus rivales en el partido negaban que tuviese
ideas, pero él controlaba la mayoría. Había sido colaboracionista de la
dictadura de Primo de Rivera. Ahora propugnaba la unión de las sindicales CNT y
UGT para hacer la revolución.
Clasificación del texto
Como fuente:
Es fuente primaria o histórica para conocer las ideas de
Largo Caballero.
Es fuente secundaria o historiográfica para conocer la
realidad en sus aspectos políticos, sociales y económicos.
Según su materia: político.
Contexto histórico próximo y antecedentes cercanos:
Las elecciones de noviembre de 1933 habían sido ganadas por
la derecha y el centro por una gran mayoría (más de cinco millones de votos
contra tres de las izquierdas).
En las Cortes que surgen de esas elecciones de 1933, aparece
en primer lugar la CEDA como vencedora de las elecciones con 115 diputados;
seguida del Partido Radical de Lerroux con 102, que se puede
considerar también de derechas porque su centrismo de entonces era contrario al
izquierdismo sectario de Azaña.
Son los dos únicos partidos grandes. No hay ningún otro
cercano a los 100 diputados. Incluso el PSOE que aparece con 58, perdiendo la
mitad de los que tenía, pasa a ser casi uno de los grupos pequeños. Y los demás
izquierdistas aún quedan mucho más reducidos: Acción Republicana de Azaña tiene
5, menos aún que su homóloga circunscrita a Galicia la ORGA de Casares Quiroga,
que tiene 6; el partido Radical-Socialista, moderado de izquierdas, conserva
sólo 18; Esquerra Republicana con 19 se mantiene bastante mejor, aunque había
sido sobrepasada por la Lliga. Los grupos menores de la dercha aparecían muy
incrementados: los Agrarios tenían 36; la Lliga, 24; el PNV, que seguía su
acercamiento a la izquierda, aún siendo de derchas, tenía 12; TYRE tenía 37,
sus siglas significaban la alianza del Tradicionalismo y Renovación Española
(los monárquicos alfonsinos); también la Falange obtenía representación y José
Antonio Primo de Rivera era diputado en esta legislatura.
La izquierda no admite que gobierne la derecha. En virtud
del planteamiento de Azaña de que "por encima de la democracia está la
República", y que ésta ha de ser gobernada sólo por lo republicanos,
entendiendo por tales a los de izquierda. El problema es que el pueblo no les
ha votado. Pero nunca ha importado el pueblo, lo importante siempre ha sido lo
que dicen las izquierdas. Como en 1931, también ahora la derecha acepta lo que
le impone la izquierda y la CEDA de Gil Robles consiente en no gobernar, en que
el gobierno sea del Partido Radical apoyado desde fuera por la CEDA. Por eso se
llama al período bienio radical-cedista. Sus adversarios lo denominan el bienio
negro.
Azaña estuvo en primera línea de la insurrección armada
contra el gobierno de la República surgido de las elecciones de 1933. En el
diario El Sol de 17.04.1934, se publicaban sus palabras del día anterior en una
reunión con sus seguidores republicanos izquierdistas:
"Por encima de la Constitución está la República y, aún
más alta, se alza la Revolución".
Azaña intentó en julio de 1934 imponer su propio proyecto
golpista al PSOE y a los catalanistas de la Esquerra, pero los socialistas no
quisieron someterse y aquel golpe fracasó. Azaña para justificar su golpismo
decía en julio de 1934:
“Antes que ver la República convertida en sayones del
fascismo o del monarquismo preferimos cualquier catástrofe”.
Pero cuando la guerra de 1936 declaraba su consternación.
Van manteniendo la República ralentizando o no aplicando las
medidas más virulentas y anticlericales.
LA REVOLUCIÓN DE 1934
Hasta que el anuncio de que va a haber 3 ministros de la
CEDA en el gobierno es utilizado por la izquierda, por la conjunción
republicano-socialista, para lanzarse a la insurección armada. La realizan en
nombre del antifascismo, que es hasta hoy lo mismo que ponerese el
pasamontañas. Preparada en toda España, la falta de entendimiento en muchos
sitios con la CNT y la carencia de apoyos masivos hace que, excepto en dos
lugares, sólo se manifieste en que los insurrectos van al choque con las
fuerzas del orden y en que cometen algunos asesinatos.
Pero en Asturias es una cruenta revolución, la más virulenta
y catastrófica de Europa Occidental hasta esa fecha, y el gobierno tiene que
afrontar una verdadera guerra que para controlar la situación. Aquí funcionó el
acuerdo entre la UGT socialista y la CNT anarquista; el PSOE introdujo armas y
los mineros manejados por esas centrales se adueñan de la situación; se
apoderan de los explosivos de las minas y de las fábricas de armas y de
explosivos. Cometen asesinatos en especial de eclesiásticos. El gobierno tiene
que enviar unidades militares al mando del general Franco, las cuales consiguen
finalmente dominar la zona. Hay unos 1.200 muertos; de ellos unos 1.000 en acción
de guerra, 400 gubernamentales y 600 revolucionarios; y unos 100 asesinados por
los insurrectos y otros 100 por algunos de los agentes de la represión. Quedan
15.000 prisioneros entre los mineros de la UGT y de la CNT insurrectos
vencidos.
En Barcelona, es el propio presidente de la Generalidad,
Companys, sucesor de Maciá, que habia fallecido, el que, el 6.10.1934, proclama
el Estat Catalá, rompiendo así el Estatuto de autonomía de Cataluña, además de
la Constitución de la República, como una manera de situarse en rebeldía frente
al gobierno general de España, esperando derribarle así. Pero no se le unen los
anarquistas de la CNT, ni el ejército, aunque está en Cataluña al mando del
general Batet, republicano izquierdista. Les debe sonar como algo ajeno el
Estat Catalá.
Son rápidamente derrotados y encarcelados. Y suspedido el
Estatuto de autonomía de Cataluña. Hubo 46 muertos en Barcelona y algunos más
en otras localidades catalanas y fueron incendiadas toda una serie de iglesias.
CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN DE 1934
La izquierda ha proporcionado una victoria total a la
derecha.
La derecha no establece el fascismo.
La derecha no establece la dictadura.
La derecha no establece la monarquía.
La derecha mantiene la Constitución de 1931.
La izquierda ha roto la Constitución de 1931.
La Esquerra Republicana ha roto el Estatuto y ha provocado
la pérdida de la autonomía de Cataluña, al quedar en suspenso el Estatuto.
La derecha mantiene y consolida la República frente al
intento de la izquierda de conseguir el poder, aunque fuese derribando la
República.
El siguiente intento de la izquierda tendrá éxito.
La CEDA sigue sin atreverse a gobernar como le exigía el ser
el grupo mayor en las Cortes. Alcalá Zamora se lo impide sin muchas
dificultades.
La derecha no establece una legislación
"reaccionaria", ni antisocial. Pero no se entera de que no se trataba
de eso, de preocuparse por los desfavorecidos, sino de utilizarlos para hacer
la revolución.
Las organizaciones que han protagonizado la acción armada,
como son de izquierda, no son ilegalizadas. Y aún siguen hablando
dogmáticamente de la democracia como si fueran sus propietarios y diciendo
quién es demócrata y quién no.
Los radicales son impulsados por su cabecilla Lerroux a ser
"los defensores y rehabilitadores del socialismo derrotado". No se
daba cuenta de que para ello iban como siempre a buscar el poder por encima de
todo y, de momento, pasando por encima del cadáver político de Lerroux.
La izquierda prepara la revancha y de ahí se desembocará en la
guerra de 1936 y, superpuesta a ella, en otra revolución inmensamente más
cruenta aún, con su correspondiente represión muchísimo más sangrientas ambas.
Alcalá Zamora impone el indulto de los jefes militares de la
insurrección de la Generalidad de Cataluña. Y de esa forma el gobierno tampoco
impulsa ya ningún otro castigo de personajes políticos. Hay al final 4
ejecutados de último rango entre los insurrectos de Asturias, como el sargento
Vázquez.
La impunidad fue el primer paso para el viraje hacia la
revancha de la derrota de esa insurrección y guerra de 1934.
Para esa revancha, las izquierdas utilizaron el victimismo,
proclamando falsamente que había miles y miles de víctimas de la represión,
y que los 15.000 prisioneros debían ser liberados.
En mayo de 1935, entraba Gil Robles en el Gobierno junto con
otros 4 ministros de la CEDA sin asumir la presidencia que seguía en el partido
de Lerroux.
FINAL DEL BIENIO RADICAL-CEDIST A
La utilización del escándalo del estraperlo para hundir a
Lerroux, a iniciativa de Prieto y Azaña oficializada por Alcalá Zamora, es
aprovechada por éste para nombrar,
en diciembre de 1935, a Portela Valladares presidente del
Gobierno, y para disolver las Cortes convocando nuevas elecciones para febrero.
Niceto Alcalá-Zamora durante el bienio social-azañista no se
había atrevido a entrometerse en las labores gubernamentales de Azaña, pero se
creía con derecho a inmiscuirse en las del gobierno de centro derecha. Su
ambición, desde el principio mismo de la república, había sido dirigir o
tutelar una gran fuerza conservadora capaz de contrapesar a las izquierdas. Esa
aspiración se había hundido por su lamentable reacción, o falta de reacción,
ante la oleada de incendios de bibliotecas, conventos y escuelas en mayo del
31. Entonces había perdido su prestigio ante la opinión de derechas. Sin
embargo, él persistía en la vieja intención tuteladora, que le impulsaría a
decisiones catastróficas. Tenía además otra debilidad, muy similar a la de
Romanones, a cuyo lado había crecido políticamente: el miedo a ser tildado de
“reaccionario” por las izquierdas, lo cual le llevaba a graves claudicaciones.
Contexto histórico remoto y antecedentes lejanos:
El marxismo.
Las internacionales.
El programa fundacional del PSOE, su programa máximo.
La huelga de 1917.
La colaboración con la dictadura y el nombramiento de Largo
como Consejero de Estado de la Corona.
El Pacto de San Sebastián.
LOS ORíGENES DE LA GUERRA CIVIL ESPAñOLA
Capítulo VII: El PSOE camina a la escisión (II)
Por Pío Moa
Libertad Digital sigue publicando esta semana el libro
"Los orígenes de la guerra civil", tomo II: "El derrumbe de la
República y del Frente Popular", de Pío Moa. El autor analiza las
consecuencias de la insurrección de octubre de 1934 y la división en el seno
del PSOE. En esta ocasión ofrecemos la segunda de las tres partes en las que se
divide el capítulo séptimo.
Prieto acosa a Largo Caballero...
Aun así, Prieto sabría aprovechar sus bazas. Desde el exilio
escribía cartas y movía contactos en España y en la emigración. Gracias a su
ingenio dialéctico y sus vínculos con los socialistas asturianos -siendo él de
Asturias, aunque criado en Bilbao-, se ganó a líderes aureolados como Belarmino
Tomás, Amador Fernández etc., y llegó a hacerles creer que su cese (de Prieto)
en los contactos con militares, poco antes de octubre, había sido motivado la
derrota. Así lo sugería una carta a los presos asturianos, enviada desde
Bélgica: "Habrá que decir a quien haya sido culpable de ello, el por qué
se le desplazó (a Prieto) del papel que en su principio tenía asignado (…) y
por dicha causa fue casi seguro el fracaso del movimiento". Largo exageró
por el lado contrario: "Nadie le desplazó de ninguna gestión. Prieto no
hizo nada" (1).
El exiliado supo atraerse al encarcelado González Peña, cuya
reputación, cimentada en una resonante propaganda, le vino de perlas. Fomentó
el victimismo entre los asturianos, y les animó a alancear al Lenin español:
"Asturias tiene mucho que decir, y Madrid mucho más que responder",
escribía Amador Fernández en El pueblo, de Oviedo, el 19 de agosto, con amenaza
inconcreta, pero evidente; González Peña zahería a "los de Madrid",
que "son como el arco iris, salen después de la tormenta (…) Mucho hablar
de la revolución, pero nos han embarcado". Largo contestó que "los
asturianos no fueron los que menos contribuyeron" a precipitar el
alzamiento (2).
El astur-bilbaíno utilizó a conciencia, según su rival, el
truco de "atribuir a las demás actitudes por él imaginadas para darse el
gusto de combatirlas* (…)
*Prieto, en efecto, dominaba ese truco. En ocasión del
homenaje de las Cortes a Maciá, tras el fallecimiento de éste, el líder
socialista gritó que había oído un "¡muera Cataluña!" en los escaños
de la CEDA, cosa en extremo improbable. Gil-Robles le desmintió, pero se formó
un escándalo mayúsculo, y la prensa de la Esquerra lanzó a toda plana una
campaña de "desenmascaramiento" de las derechas por su
"anticatalanismo".
Con la sospecha sembrada por Prieto de que se quería ir a la
abstención electoral -¡qué disparate!- cuando era, en realidad, todo lo
contrario, por la necesidad de un triunfo electoral para sacar de la cárcel a
millares de presos, se pretendió también desacreditarnos". Largo estalló
cuando aquel, antes acorde en desentenderse del golpe derrotado, declaró
"que era una vergüenza que nadie se hiciera responsable" de él,
insinuando cobardía en el bolchevique. Éste replicó: "nadie con menos
autoridad podía pronunciar tales palabras. (…) Desde París censuraba a los que
estábamos en la cárcel sin poder defendernos (…) ¿Por qué no regresaba y se
presentaba al juez haciéndose responsable, lavando de este modo la vergüenza de
que hablaba?" (3)
La fobia entre ambos líderes llegó al extremo. Para
aplacarla, Vidarte fue a hablar con Largo en la cárcel. En balde: "Vi
dibujarse una división, una escisión quizás, en el seno del PSOE (…) Todos
tendríamos que elegir entre él y Prieto". Belarmino Tomás, en el exilio,
también creía inevitable la ruptura. Quizás para profundizar la discordia acusó
-falsamente- a los leninistas, de planear el ingreso de la UGT en la Comintern
(sic) y la fusión del PSOE con el PCE, por lo que pedía la destitución de los
dirigentes "hasta que el Congreso los juzgue". Unos y otros querían
un congreso que cortase por lo sano (4).
Esta querella sorda a base de rumores, arterías y campañas
de desprestigio, prosiguió a lo largo de 1935 y salió plenamente a la luz en
diciembre. En ese mes reapareció El socialista, y Prieto, que se hallaba en
Madrid, teóricamente clandestino, ganó la batalla por el control del diario.
Tuvo de su parte al director, Julián Zugazagoitia, antes ardiente campeón de la
revuelta, quien se impuso a los redactores leninistas Serrano Poncela y
Cabello. El periódico había sido suspendido por el gobierno, y en su lugar el
ala besteirista había editado Democracia, y la bolchevizante Claridad, ya en
julio. Al volver a la calle el órgano oficial, la ejecutiva del partido exigió
la desaparición de los otros dos, pero solo Democracia obedeció, perdiendo su
medio de expresión el sector moderado. Por el contrario, los leninistas
reforzaron Claridad hasta hacerlo diario, como plataforma de lucha contra sus
enemigos.
También en diciembre obtuvo Indalecio Prieto otro éxito
crucial, al desbancar a Largo de la ejecutiva. A tal fin usó la misma treta que
el año anterior en vísperas de la insurrección: vulnerando los estatutos,
intentó someter la minoría parlamentaria del PSOE al control del Comité
Nacional, cosa que Largo juzgó un golpe de estado dentro del partido. Pero
ahora Prieto redondeó su astucia con una bofetada moral y política: sabiendo
que su adversario descalificaba a los parlamentarios del PSOE*, promovió una
declaración de éstos aprobándose a sí mismos por su actuación en las Cortes.
Para llevar a cabo su acción, viajó a Madrid, desatando las sospechas de Largo:
"¿Es que se le han dado facilidades, no ya de carácter particular, sino
oficial? (…) ¿Es que la policía (…) no se enteró de la presencia de Prieto y de
su permanencia en su propio domicilio? (…) Es difícil creer que se pueda hacer
esto sin previa garantía de impunidad". Desde luego, el centrista había
ido a Madrid con el objeto de "hacer saltar de la presidencia del Partido
a Largo Caballero" (5).
*Largo: "El deseo de aparecer en la prensa impulsaba a
algunos diputados a facilitar noticias que solo las podía dar la Directiva (…)
se firmaban proposiciones para restablecer la pena de muerte sin contar con
nadie; se autorizaban proyectos de ley o proposiciones incidentales de los
partidos enemigos", etc. Sobre todo por lo último, el líder bolchevique
había abandonado en abril del 34 la presidencia de la minoría, pretendiendo, en
vano, una retirada total del Parlamento. (6)
A estos ardides contestó el Lenin español Largo, como un año
antes. Pero, al revés que entonces, ahora quedó efectivamente fuera del máximo
órgano directivo, junto con tres de sus partidarios. La lucha por el poder rozó
el punto de ruptura. "¡Marxistas, en pie! ¡No os dejéis arrebatar el
control del partido", clamaban los leninistas contra la ejecutiva dominada
por Prieto, usurpadora a su juicio, y cuya total renovación exigían.
El control de la ejecutiva y de El socialista, garantizaba a
Prieto un poder real en el partido, y le evitaba sufrir el ostracismo interno
de Besteiro, pero no suponía una victoria completa ni mucho menos. Los de Largo
seguían hegemónicos en la decisiva UGT, y más aun en las Juventudes, así como
en muchas asociaciones locales del partido, entre ellas la crucial de Madrid.
Los centristas, en cambio, preponderaban en agrupaciones tan significativas
como las de Asturias y Vizcaya, paradójicamente las más radicalizadas durante
el año anterior, junto con la de Madrid.
En la práctica existían a finales de 1935 dos partidos
socialistas enfrentados, cada uno con su órgano de expresión y su línea
política. Se trataba de la crisis interna más dura y peligrosa desde la
fundación del PSOE, en 1879, por el ferrolano Pablo Iglesias, figura
indiscutible para los militantes, que había impreso en el partido sus rasgos personales
de disciplina, severidad y austeridad, y un moralismo algo estrecho. Iglesias
seguía un marxismo sin demasiadas prisas revolucionarias, aunque había
manifestado en ocasiones su extremismo, llegando a justificar el atentado
personal*, o promoviendo la huelga revolucionaria de 1917. Pero en otra crisis
decisiva, cuando el PSOE parecía oscilar hacia la Comintern, en 1919, había
volcado toda su influencia en contra, manteniendo al partido en la obediencia
más moderada de la II Internacional. En 1935, su legado estaba en cuestión.
*El catalanista Cambó lo consideraba un "hombre grosero
y violento al cual se le ha creado después un prestigio totalmente
injustificado" (7).
En la crisis de este año, el sector centrista de Prieto
quería cambiar la línea revolucionaria de octubre, y sustituirla por una
alianza estratégica con la izquierda burguesa, en un retorno al primer bienio
republicano. Solo que los sucesos ocurridos desde 1933 no habían sido en balde,
y hacían muy difícil, si no imposible, ese retorno. Además el prietismo carecía
de doctrina, y tenía que disimular su verdadero anhelo mediante estentóreas
denuncias de la represión, y exigencias de amnistía. Sus críticos izquierdistas
no se engañaban al acusar a Prieto de supeditar los intereses del proletariado,
a los de la pequeña burguesía encarnados en Azaña.
La renuncia centrista a la revolución no debe confundirse
con una postura socialdemócrata o moderada, al estilo de la besteirista.
Obedecía más bien a la mayor afinidad de Prieto con el radicalismo jacobino de
Azaña que con el marxismo, doctrina oficial del partido. Ello no impedía al
líder centrista apelar al marxismo cuando le parecía conveniente, aunque no
creía en él. En su trayectoria política, Prieto distaba en cualquier caso de lo
que se ha dado en llamar moderación. Ya se había distinguido en la huelga
revolucionaria de 1917, primera gran intentona del siglo XX para destruir por
la violencia "el normal desarrollo de la política", según ha dicho un
comentarista en referencia a un suceso posterior, la dictadura de Primo de
Rivera. Huido al fracasar dicha huelga, y vuelto luego, había aprovechado el
desastre de Annual para acusar al rey Alfonso XIII -sin fundamento- de tener
responsabilidad directa en él, contribuyendo así, junto con el terrorismo
anarquista, a llevar al régimen liberal de la Restauración a la ruina, y al
país a la dictadura de Primo de Rivera.
A continuación Prieto había propugnado, en vano, la ruptura
del PSOE con la dictadura, lo que habría puesto al partido en peligro. Caído
Primo a principios de 1930, había logrado arrastrar al PSOE a las
conspiraciones republicanas, despreciadas por Largo. La retórica prietista, muy
agresiva, se conjuntaba con la de Azaña, también promotor abierto del
extremismo ("no seré yo quien predique moderación" (8). Había entrado
en la conjura para un golpe militar que debía imponer la II República y,
fracasado éste, había vuelto a huir a Francia. Venida la república en abril de
1931, había colaborado intensamente con Azaña, pero en octubre del 33 había
proclamado en las Cortes la estruendosa ruptura de su partido con los
republicanos de izquierda, señal del definitivo rumbo revolucionario del PSOE.
Al ganar el centro derecha las elecciones de noviembre de ese año, había
propugnado el golpe de estado, y apoyado a Largo Caballero contra Besteiro,
participando en la intentona revolucionaria de octubre del 34*.
*Este asunto está tratado con detenimiento en Los orígenes
de la guerra civil española, capítulos 7 y 8 de la segunda parte.
Otra vez exiliado al fracasar ésta, volvía a la alianza con
Azaña, aunque sin intenciones realmente democráticas, pues pensaba anular
políticamente a la derecha moderada; fue también indicativo que, en la pugna
partidista postinsurreccional, dejara nuevamente caer a Besteiro.
Hombre intuitivo, pragmático y con diversos talentos, pero
impulsivo y sin principios claros, Prieto tenía fama de excelente maniobrero.
Sin duda lo era, pero le faltaba perspectiva y doctrina, y por ello su sentido
de la oportunidad solía quedarse en oportunismo, y sus maniobras conducir a
encerronas. El antropólogo y memorialista Julio Caro Baroja opina de él, no sin
agudeza: "un falso hombre hábil, que metió a la República en varios
callejones. A algunas personas todavía les irrita, nos irrita, la fama de hábil
de Prieto, responsable, en gran medida de la desgraciada revolución de Asturias
(…). Era hábil, sí, para maniobrar en el Congreso, con un gobierno
constitucional a la vieja usanza, como lo puede ser un cacique muñidor; pero no
tenía clarividencia en los momentos más peligrosos, aunque luego se diera
cuenta de lo que pasaba y escribiera artículos justificativos bastante
claros" (9)
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Notas
1.- F. Largo Caballero Escritos... p. 188
2.- Ibid., p. 200
3.- F. Largo, Mis recuerdos, en edic. parcial de Mauricio
Carlavilla, con el título Correspondencia secreta, Madrid, 1961, p. 160-1.
Fundación Pablo Iglesias, AFLC XXII, p. 202-3.
4.- J. S. Vidarte, El bienio negro, p. 357. F. Largo,
Escritos, p. 190
5.- F. Largo, Escritos, p. 246-7
6.- Ibid., p. 191-2
7.- F. Cambó, Memorias, Madrid, Alianza, 1987, p. 152
8.- M. Azaña, Tres generaciones del Ateneo, Madrid, 1931, p.
25
9.- J. Caro Baroja, Los Baroja, Madrid, Caro Raggio, 1997,
p. 241DA
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