El autoengaño colectivo del separatismo
Domingo 17 de diciembre de 2017, 19:23h
No resulta fácil entender lo que ocurre en Cataluña. Hasta el 1-O, todos los analistas coincidían en que el adoctrinamiento perpetrado en las escuelas durante casi cuarenta años había desembocado en un lavado de cerebro de millones de ciudadanos que en plena era de la globalización quieren separarse del mundo con el sueño de construir y vivir en una Arcadia feliz.
Pero dos meses y medio después, resulta paradójico que los partidos separatistas mantengan su electorado, cuando el mundo entero ha comprobado la patraña del “procés”, las mentiras de los timoneles de la República, la cobardía de Puigdemont huyendo a Bélgica, la fuga de las grandes empresas, el más que seguro aislamiento internacional de ese imaginario país o el caos institucional y económico que se cierne sobre Cataluña.
Hariri, en su fascinante libro “Sapiens”, aporta una idea que puede ser la respuesta a esta gran incógnita. El historiador israelí traza un relato tan provocador como asombroso sobre la evolución del hombre en la Tierra. Cuenta el gran escritor, que 13.500 millones años después de formarse nuestro planeta, hace solo 2 millones y medio de años surge el género “homo”. Pero el “homo sapiens”, cuyo ADN conservamos casi intacto, nace hace apenas 70.000 años, cuando se produce la revolución cognitiva con la aparición del lenguaje ficticio.
Y es precisamente ese lenguaje ficticio la herramienta para provocar la revolución cognitiva, “al inventar y proclamar algo falso pero poderoso y crear ficciones para transformarlas en mitos compartidos por millones de personas”…con una gran “capacidad para el autoengaño colectivo con relatos imaginarios”. Para Hariri, esta es la razón por la que los sapiens dominan el mundo, aunque “la ficción puede ser peligrosamente engañosa y perturbadora”.
Al dar un salto al día de hoy, tres antes de las elecciones autonómicas catalanas, solo la teoría de “la fuerza de los relatos imaginarios” puede hacernos entender que dos millones de catalanes quieran tirarse por un precipicio, arruinar su “nación”, llevar a sus hijos a la catástrofe. Pues “cuando un mito colectivo tiene éxito, su poder es inmenso”. Aunque advierte Hariri que “si consigues una red de colaboración a gran escala, necesitas que todos sus miembros se crean la misma historia. Pero con frecuencia no consigues que toda la gente se crea el mismo relato, y se generan dos o más grupos, cada uno de los cuales se cree un relato diferente, y con frecuencia antagónico. De hecho, la mayoría de las guerras en la Historia se generan por culpa de conflictos generados por relatos antagónicos.”
Y hasta aquí hemos llegado. La mutación genética que convirtió al “homo erectus” en “homo sapiens” (no me refiero a la que convirtió a Puigdemont en presidente de la Generalidad) propició la capacidad de convertir los relatos imaginarios en leyendas, mitos, dioses y religiones. En efecto, el secesionismo, como tantos otros conceptos irreales, se ha construido alrededor de la leyenda de la Arcadia feliz, el mito de la superioridad del pueblo catalán, los dioses del separatismo. Es una religión, y como explica Hariri, “una realidad imaginada es algo en lo que todos creen y, mientras esta creencia comunal persista, la realidad imaginada ejerce una gran fuerza.”
Pero Cataluña, al borde de unas nuevas elecciones, se encuentra en medio de un “conflicto generado por relatos antagónicos.” Y pase lo que pase el 21-D, el conflicto perdurará. Si ganan los separatistas, que nadie dude que replantearán la creación de una República con el mito de la declaración unilateral de independencia. Y, en el caso de que gobiernen los constitucionalistas, como ya ha anunciado la CUP, sufrirán el boicot de los más radicales desde el Parlamento catalán hasta las calles con frecuentes movilizaciones de protesta y algaradas.
El relato de la peripecia humana de Hariri puede ser el mejor retrato de la Cataluña actual: “El “homo sapiens” es el único ser capaz de “imaginarse cosas que nunca ha visto, tocado ni oído, además de convencer a muchas otras personas de que sus fantasías, por muy descabelladas que sean, son verdad”. Por eso, el “homo sapiens” ha logrado dominar el mundo. Pero 70.000 años después, algunos neandertales como Puigdemont quieren destruirlo.
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