Luis María ANSON
Lo tenía muy difícil Pedro Sánchez porque el argumento de
sus dos aplastantes derrotas electorales iba a ser esgrimido por Susana Díaz,
también por Patxi López. Cuando un líder político cosecha las dos mayores
derrotas de su partido, lo normal democráticamente es retirarse de forma
discreta. Pedro Sánchez ha hecho lo contrario. Se ha mantenido contra viento y
marea y ha demostrado que, con tal de ser presidente, estaba dispuesto a
aceptar el abrazo del oso podemita.
Susana Díaz y Patxi López han sido vencedores en las urnas
de sus Comunidades autónomas. Pedro Sánchez, no solo ha sido el perdedor sino
que sus resultados fueron catastróficos. Sus contendientes en el debate se lo
recordaron, arrinconándole y venciéndole claramente.
Patxi López ha estado francamente bien, por encima de lo
que, para muchos, se esperaba de él. Ha hablado con seguridad y fluidez. Ha
sido claro y preciso. Se ha mostrado conciliador en lo posible y ha ganado el
debate.
Susana Díaz, sin excesos, estuvo convincente y contundente.
Fustigó con habilidad y sin vehemencias a Pedro Sánchez y le derrotó
ampliamente. Supo sumarse también, aunque lateralmente, a Patxi López.
Pedro Sánchez se batió a la defensiva con su verborrea
incontenible. Le pusieron contra las cuerdas y no supo salir de ellas. Si la
expresión corporal significa algo, la suya fue la del perdedor.
La del perdedor en el debate porque resulta muy difícil
diagnosticar lo que los militantes jóvenes están dispuestos a votar al margen
de debates y contiendas internas. Por eso Pedro Sánchez no está derrotado y
veremos el próximo domingo lo que mayoritariamente prefieren los militantes del
PSOE.
Me ha gustado la encuesta de una cadena de radio que otorga
a Susana Díaz un aprobado raspado; a Patxi López, un sólido notable; y a Pedro
Sánchez, un rotundo suspenso.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española |
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