La
Generalidad acepta restringir sus poderes, tras gestiones del Gobierno central.
A
las ocho de la noche fue facilitada a los periodistas la anunciada nota, que
está concebida en los siguientes términos:
«En
los primeros momentos de recobrar libertades que siglos ha no teníamos, es
preciso no dejarnos amenguar un solo instante el entusiasmo de la victoria ni
el enardecimiento para las un nuevas batallas.
»Hoy
por hoy nuestro problema va ligado a otro factor, sobre todo en estos momentos
de revolución, de esta revolución que hemos hecho unidos con los hermanos de
espíritu libre del resto de España y que ha terminado con la Monarquía
española. Esto hace que nos hayamos visto inclinados, por solidaridad
republicana y por espíritu del propio interés, a privarnos, por breve
interinidad, de una parte de aquella soberanía a la cual tenemos derecho.
»Y
esta limitación, aceptada siempre, pero de una manera activa y aprovechándola
para intensificar la fe y la confianza en nuestros principios y la preparación
de medios para obtenerla, puede constituir una mayor garantía para nuestra
victoria final.
»Esto
es lo que hemos de hacer, mientras esperamos las Cortes Constituyentes, a las
cuales hemos de llevar el plebiscito de nuestro pueblo, plebiscito que en este
plazo de espera hemos de fortalecer más todavía y garantizarlo en el sentido de
defensa de las propias libertades que por él expresará libremente el pueblo de
Cataluña.
»Pronto
llamaremos a este plebiscito a todos los representantes de los Ayuntamientos de
Cataluña para que vengáis a ratificar nuestra obra revolucionaria. Tan sólo así
afirmaremos la República naciente que, una vez consolidada, permitirá articular
mejor nuestras libertades con aquella Confederación Hispánica, que siempre
hemos preconizado.- Francisco Maciá.»
(La
Vanguardia, 28 de abril de 1931.)
Arreglo
provisional de diferencias entre el Gobierno de la República y la Generalidad
de Cataluña
Consecuente
el Gobierno provisional de la República con los acuerdos que precedieron al
movimiento implantador de aquélla y deseoso de mantener la cordialidad que
viene afirmándose en sus relaciones como Poder central con la Generalidad de
Cataluña, ha distinguido clara y precisamente, según recientes manifestaciones
en relación con el decreto aprobado por aquélla en 28 de abril último, la parte
que corresponde a la vida interna de la misma Generalidad, a la que en modo
alguno tocan ni afectan las disposiciones de este decreto, y aquella otra de
relaciones con el mismo Gobierno provisional de la República en las que por
tratarse de atribuciones del Estado, conforme a la legislación aún vigente,
reconocen el común asenso que debe ser resuelto por la presente disposición,
considerando como un proyecto los artículos del mencionado decreto de abril que
con tal problema de deslinde y coordenación se relaciona.
Considerando
el decreto como un proyecto en esa parte, la comunicación cordial que este
Gobierno mantiene con la Generalidad ha recogido de la misma otras
manifestaciones aclaratorias y complementarias, cuyo resultado, tras la
meditación, detenida por la importancia y fácil por la claridad, se fija como
régimen provisional en las disposiciones del presente decreto.
Por
todo ello, el Gobierno provisional de la República decreta:
Artículo
1.: Las disposiciones del presente decreto en nada afectan ni aportan
modificación alguna a los artículos 2.:, 4.:, 8.:, 9.: hasta el 22 inclusive,
apartados c) y d), 23 al 26 inclusive, del decreto de la Generalidad de
Cataluña fecha 28 de abril último, en que aquélla ha desenvuelto y regulado,
como mejor estimó, su organización y atribuciones provisionales de vida
peculiar de Cataluña, que el Gobierno provisional de la República reconoce y
respeta. Queda asimismo reconocida, mientras dure el régimen provisional, la
facultad de que se ha hecho uso en el artículo 1.: de dicho decreto para
organizar, y en su caso modificar, como mejor apreciare la Generalidad, la
estructura de su peculiar Gobierno y entidades o funcionarios que la completen
y la sirvan. Del propio modo, las disposiciones del presente decreto en nada
alteran el artículo 3.: del de la Generalidad, que distribuye entre los
consejeros y departamentos de la misma los respectivos asuntos. Queda aclarado
tan sólo en relación con la misma, que el ministerio fiscal, en los tribunales
de Cataluña, deberá, conforme a su organización jerárquica, al atender los
requerimientos de la Generalidad, ponerlos en conocimiento, cuando por la ley
proceda, del fiscal general de la República.
Art.
2.: Sin perjuicio de la facultad que expresamente se reconoce a la Generalidad
de Cataluña para proponer modificaciones urgentes y necesarias de la
legislación vigente, para las cuales fuera dañoso aguardar a la reunión de las
Cortes, se entenderá que subsisten las anteriores y generales del Estado, con
la delimitación de facultades que en ellas se contuvieren, mientras no sean
modificadas. Sin embargo, en todas aquellas materias en que las autoridades
dependientes del Gobierno provisional de la República actuaran según las leyes
antiguas vigentes, como superiores jerárquicos de corporaciones locales o en
función tutelar de las mismas, deberá procurar el informe de la Generalidad de
Cataluña o del funcionario o Comisión a quien ésta hubiera transmitido tal
encargo. Del propio modo se entenderá que cuando una ley o reglamento exigieran
la audiencia o informe de la Diputación o Comisión provincial, deberán las
autoridades dependientes del Gobierno provisional consultar previamente a la
Generalidad de Cataluña. Corresponde asimismo a la Generalidad acudir o
dirigirse al Gobierno provisional de la República proponiendo la revocación de
las resoluciones que, según ley, sean susceptibles de enmienda en vía
gubernativa, y que, dictadas por las autoridades dependientes del Gobierno provisional
de la República, estime aquélla injustas y lesivas para el interés general de
Cataluña o de alguna de sus comarcas o municipios.
Art.
3.: La Generalidad de Cataluña podrá proponer al Gobierno provisional de la
República las modificaciones urgentes y necesarias a que alude el artículo
anterior, ya en cuanto al fondo de las disposiciones, ya en cuanto a la
delegación de autoridad, y el Gobierno provisional de la República, oyendo a
aquélla y procurando en cuanto fuere posible el acuerdo, dictará el decreto o
preparará el proyecto de ley, publicando aquél, cuando recaiga, en la Gaceta,
en el Boletín de la Generalidad y en los oficiales de Barcelona, Gerona, Lérida
y Tarragona.
Art.
4.: El presidente de la Generalidad de Cataluña, o quien le sustituya, deberá
concurrir a la Junta de autoridades que por motivos de orden público proceda
convocar en Barcelona, ejerciendo, como los demás, la facultad de iniciativa.
Los comisarios de la Generalidad a que se refieren los artículos 25 y 26 del
decreto de la misma, tendrán igual facultad en Gerona, Lérida y Tarragona.
Cuando la Generalidad, para el mantenimiento del orden o por conflicto con éste
relacionados estime oportuno requerir a las autoridades encargadas por la
legislación actual de mantener aquél, podrá hacerlo, y las mismas, dentro de su
deber y bajo su responsabilidad, ante el Gobierno provisional de la República,
prestarán el auxilio y adoptarán las medidas que las circunstancias aconsejen,
debiendo prestar a la Generalidad en el ejercicio de las atribuciones de ésta
el concurso que para su eficacia necesite.
Art.
5.: A los efectos del apartado a) del artículo 22 del repetido decreto, se
entenderá que la ponencia y Gobierno de la Generalidad a que allí se alude, a
más de expresar en el proyecto de estatuto las atribuciones reservadas al Poder
central de la República, deberán también destacar aquéllas que se consideren
privativas e indispensables para el Gobierno peculiar de Cataluña. Con el
proyecto que se votare, se publicarán los votos particulares, si los hubiese. A
los efectos del apartado b) del mismo artículo 22, se entenderá que el proyecto
de estatuto a que alude, una vez votado por la Diputación provisional, se
someterá al plebiscito de los ayuntamientos y luego al referéndum de Cataluña
en voto particular directo.
Dado
en Madrid, 9 de mayo de 1931.- El Presidente del Gobierno provisional de la
República, NICETO ALCALA-ZAMORA Y TORRES.
(El
Sol, 10 de mayo de 1931.)
Desórdenes
antimonárquicos en Madrid. Quema de conventos.
A
la una de la madrugada del domingo recibió el ministro de la Gobernación a los
periodistas, a los que hizo el relato siguiente:
«Habían
solicitado los de la Acción monárquica independiente permiso para celebrar una
reunión en su local social, que se les ha concedido dentro de la ley. Nadie
tenía noticia de que dicha reunión se celebraba, y poco después de mediodía, un
grupo de jóvenes salió de dicho domicilio social dando gritos de «¡Viva el
Rey!» y «Muera la República!». Los mecánicos de los taxis que estaban frente a
dicho edificio gritaron «¡Viva la República!» y fueron agredidos por los
monárquicos. La gente se arremolinó y formó un grupo compacto, que en protesta
airada quiso asaltar el edifico. Se cerraron las puertas y acudieron fuerzas de
Seguridad. El grupo llegó a tener poco más de mil personas, y poco después el
ministro de la Gobernación pasaba por el lugar del suceso y se enteraba de lo
ocurrido.
»Apenas
llegado al ministerio de la Gobernación, dio las órdenes necesarias para lograr
estas dos cosas: que el local fuera desalojado sin daño para las personas y que
fueran detenidos los responsables del tumulto, que con sus gritos subversivos
habían producido la excitación de los ciudadanos.
»Fueron
desalojadas poco a poco las personas del local y conducidas algunas a la
Dirección General de Seguridad en un camión de este centro. A las cinco de la
tarde, el ministro de la Gobernación volvió al lugar del suceso y dirigió la
palabra a la muchedumbre, rogándole que se retirase y que dejase a la Guardia
Civil cumplir su cometido de conducir a los últimos detenidos a la Dirección
General de Seguridad. La multitud permanecía estacionada en actitud hostil ante
el edificio. A las cinco y media se había disuelto sin más incidentes que haber
quemado dos automóviles, propiedad uno de don Juan Ignacio Luca de Tena y otro
cuyo propietario se ignora.
»A
las tres y media de la tarde una manifestación numerosa se dirigió al periódico
ABC en son de protesta, acercándose a la puerta, llamando para que se les
abriera, y parece que intentaron quemarla, rociándola previamente con algún
combustible.
«En
ese momento, desde las ventanas altas del edificio se hicieron varios disparos
contra la muchedumbre, resultando herido de un balazo el portero del número 68
de la calle de Serrano, y un muchacho de trece años. Fueron trasladados a la
policlínica de la calle de Tamayo, donde se le dio la asistencia facultativa
necesaria.
»Al
tener el ministro de la Gobernación noticia de los sucesos requirió al fiscal
de la República para que a su vez requiriera del juez un mandamiento judicial
para practicar un registro en ABC y en su caso para la clausura del local.
»Fuerzas
de la Guardia civil y comisarios de la Policía, con el oportuno mandamiento
judicial, fueron a ABC y practicaron el registro, que a primera hora de la
madrugada, hora en que el ministro dicta estas líneas, parece que no ha
terminado, pero se han encontrado, en efecto, algunas armas.
»En
vista de esto, el ministro, amparado por la orden del juez, ha dispuesto que
esta misma noche queden clausurados el periódico y la Redacción y sea detenido
don Juan Ignacio Luca de Tena, que, según noticias que el ministro tiene,
quedará a disposición del director general de Seguridad en plazo brevísimo,
dentro de esta misma noche, y dar comienzo el proceso para indagar las
responsabilidades, no sólo por lo ocurrido hoy, sino también por la insistente
campaña de provocación y alarma que ese periódico viene realizando.
En
todo el resto de la tarde, grupos de ciudadanos han recorrido las calles de
Madrid en manifestación pacífica, salvo algunos pequeños incidentes que carecen
en absoluto de importancia, como por ejemplo el asalto a una armería, que fue
reprimido por la fuerza pública, que ha causado dos heridos a los asaltantes.
El
Gobierno ha mostrado en el día de hoy con su tacto y prudencia hasta dónde
llega en su respeto al deseo legítimo del pueblo de manifestar su protesta;
pero por lo mismo, teniendo plena conciencia de cuál es su responsabilidad y su
deber, tiene derecho a exigir de todos sus correligionarios, sin distinción de
matices, la confianza en su actuación, y declara que quienes intentaran el
lunes continuar manifestando en forma tumultuaria sus deseos o protestas no
pueden ser servidores de la causa que la República representa, sino enemigos declarados
de ella, que, viniendo de la derecha o de la izquierda, pretenden socavar su
autoridad, y siendo así, está decidido a no consentir en el día de mañana
ningún género de manifestaciones colectivas en la calle
»El
Consejo de ministros, que se reúne mañana, como estaba anunciado, adoptará por
su parte las determinaciones enérgicas que procedan para cortar de raíz todo
intento, venga de donde viniere, y el Gobierno sabe de dónde viene, de reacción
monárquica o extremista de la izquierda.
»Los
detenidos hasta la fecha son alrededor de una docena, entre los cuales están
los jóvenes hermanos Mirallles, que pistola en mano se dedicaban, tras los
árboles de la calle de Serrano, a disparar contra el pueblo.
»No
tiene el ministro en este momento la lista con los nombres de todos.
El
ex ministro señor Matos, que pasaba por la calle de Alcalá en el momento del
tumulto, fue agredido por la muchedumbre, que lo reconoció, y amparado por el
señor Sánchez Guerra padre, primero, y después por el hijo, el subsecretario de
la Presidencia, y custodiado por la misma masa popular, fue acompañado hasta la
Dirección de Seguridad y quedó allí por su propia voluntad.»
(El
Sol, 11 de mayo de 1931.)
De
los ciento setenta conventos que existen en Madrid, según el director de
Seguridad, han quedado destruidos seis.
Durante
toda la tarde el público ha desfilado por frente a los conventos incendiados en
una incesante procesión de curiosidad. Desde la terraza del Palacio de la
prensa el espectáculo era extraordinario. Sobre el plano de la población, por
encima de los tejados se divisaban las columnas de humo que despedían los
incendios del colegio de las Maravillas, en los Cuatro Caminos; del Instituto
Católico de la calle de Alberto Aguilera, de los Carmelitas de Santa Teresa, en
la plaza de España, y el de la Residencia de Jesuítas de la calle de la flor.
A
última hora de la tarde el director general de Seguridad recibió a los
periodistas, manifestándoles que en Madrid existían 170 conventos, de los
cuales habían sido incendiados el de Salesianos, en la calle de Villamil; el de
Maravillas, en Bravo Murillo; Carmelitas de la plaza de España, Instituto
Católico de Alberto Aguilera y otro de la calle de Martín de los Heros. También
se intentó incendiar, aunque fueron librados de este peligro, el de los Paúles
de la calle de García Paredes, Trinitarias de Marqués de Urquijo; los Luises,
en la calle de Cedaceros; el de Jesús, en la plaza del mismo nombre; otro de
Carmelitas, en la calle de Ayala; de San José de Calasanz en la calle de
Torrijos; otro de monjas en la calle de San Bernardo, el del Buen Suceso, el de
Caballero de Gracia y otro de la calle de Evaristo San Miguel.
En
el de Trinitarias de la calle del Marqués de Urquijo, como ya referimos en otro
lugar, fueron libertadas por las masas las acogidas sometidas a corrección en
dicho establecimiento. También el público hizo evacuar un convento de monjas
sito en la calle Ancha, 86; el de San Plácido, en la calle de San Roque, las
monjas del Servicio Doméstico de la calle de Fuencarral, los frailes de la
fundación Caldeiro, las Trinitarias de Lope de Vega y las monjas del Sagrado
Corazón. En el resto, hasta el número de 170, que hemos dicho, no ha ocurrido
novedad alguna.
Durante
la tarde se pudo ver por las calles a muchas monjas vestidas con el traje
seglar, que se dirigían a diversas casas para buscar refugio en ellas. El
director general de Seguridad manifestó que las fuerzas del Ejército
patrullaban y prestaban servicio de vigilancia en diversos puntos, y que no
ocurrió nada más de particular, sin que tuviera noticias de que en provincias
hubiera ocurrido anormalidad alguna. A la Dirección de Seguridad llegan algunas
personas de las que tenían algún pariente en los conventos, y cuyo paradero
ignoran de momento, para obtener en este centro oficial algunas noticias.
(El
Sol, 11 de mayo de 1931.)
El
Gobierno de la República, por boca del señor Alcalá Zamora, se manifiesta
contra la extrema derecha e izquierda
«El
Gobierno de la República, desde el primer instante de su advenimiento, ha
querido comunicar con el país, enterándole de las noticias gratas y de los
hechos adversos, de los motivos de satisfacción y de aquellos que hondamente le
apenan.
»El
día de hoy, continuación de la jornada de ayer, el Gobierno lo lamenta, y está
dispuesto a reprimir y a impedir la continuación de los sucesos. En la
unanimidad esencial y completa del Gobierno, que representa diversas
tendencias, no hay la menor diferenciación para condenar los hechos ocurridos;
hoy, igual que los creyentes, los deploran, los condenan, los ministros que en
la plena libertad espiritual que caracteriza y proclama este Gobierno tienen
otra representación. Los hechos ocurridos hoy no son ni privativos de régimen
republicano ni desconocidos en la Historia de España. Han tenido lugar bajo otras
formas de Gobierno con mayor violencia, con otra intensidad, con repetición
durante varios días y con excesos en las personas y en las cosas, de que se han
visto libres los sucesos que han tenido lugar en el día de hoy en Madrid.
»EI
Gobierno, que no ha perdido ni un momento la serenidad ni el dominio de los
resortes que están a su alcance, aunque procurara sorprenderle el rumbo y la
preparación de los acontecimientos, queda tranquilo de haber evitado días de
luto, jornadas de sangre, aun cuando conserve el sentimiento de que en su
batalla para defender el orden público no pudiera llegar con toda la eficacia
de sus órdenes y de sus deseos a reprimir los excesos en propiedades, que todas
son sagradas y que las atacadas lo son bajo otro aspecto que afecta a las
creencias de muchas personas.
»El
Gobierno afirma su inquebrantable propósito de utilizar para ello todos los
resortes y los medios que la ley le dé y que están en su mano.
»Con
él no ampara un interés, no sirve una tendencia; defiende a la República y
salva el interés nacional de España. En la culpa de lo ocurrido hay que
destacar enemigos del régimen de una y otra tendencias. Hemos asistido al
choque, que a veces es coincidencia y que en ciertas ocasiones, por absurdo que
parezca, puede ser hasta alianza de enemigos que procuran flanquear a la
República por la derecha y por la izquierda. Ha habido la torpe provocación de
elementos monárquicos, que hicieron un cálculo aproximado, aunque deficiente,
de toda la impopularidad de su significación y de toda la reacción que iban a
provocar; ha habido también la temeridad de elementos extremistas, que
queriendo desbordar la República en otra dirección, han aprovechado la
indignación explicable y legítima del pueblo republicano, de la masa de los
partidos republicanos y socialistas, para derivar la indignación por otros
caminos.
»El
Gobierno, que sabe los inconvenientes de estar flanqueado por dos fuerzas
enemigas, conoce también la táctica para seguir adelante y para desbaratar los
planes de una y de otra. Más que la agresión de los adversarios monárquicos y
de los adversarios extremistas, lamentaría la ofuscación de los elementos
sincera y honradamente republicanos, que pueden perder la serenidad manejados
por los unos o por los otros. A ellos y a los socialistas, de cuya disciplina
estamos seguros, se dirigen para que no sirvan ninguna maniobra tortuosa,
vuelvan al trabajo, vuelvan a la normalidad y deshagan el juego de cuantos son
adversarios de la República.
»En
esta significación, quiere decir el Gobierno que así como fue el honor del
régimen mantenido desde el primer instante, prolongado hasta el día de ayer que
la República surgió, era sin un tumulto, sin la agresión al derecho de nadie,
sin el ataque a la significación de ninguno, con los comercios abiertos y con
todos los ciudadanos en la calle. La tristeza para ella es que ese espectáculo
se perturbe, y la resolución del Gobierno de que como en régimen de democracia
la calle es de todos, y para ser de todos no puede ser de los alborotadores, y
en nombre del país, quien tiene que asegurar el libre disfrute de cada uno es
el propio Gobierno.
»El
Gobierno, sin obedecer a presión alguna, desenvolviendo un plan perfectamente
meditado antes de su constitución, ha ido adoptando y en el día de hoy ha tomado
varios acuerdos que responden al ansia legítima de la verdadera opinión
republicana del país. El Gobierno comprende toda la equivocación que ha podido
inducir a la masa la maniobra intencional de ayer; el Gobierno se hace cargo de
todo el daño que ha podido producir también la aquiescencia a aquellos hechos
tristísimos de Huesca y de Jaca, que aún sangran en la conciencia del país, y
ha tomado las determinaciones legitimas que satisfagan el verdadero espíritu
republicano; la libertad que, con precipitación extraña, se concedió al general
Berenguer, ha sido rectificada por medidas de gobierno, ingresando en Prisiones
Militares en virtud de medidas legítimas y preparándose por el señor fiscal del
Tribunal Supremo el ejercicio de acciones penales que desde hace varias semanas
había empezado a redactarse y documentarse con la justificación necesaria
contra todos los abusos de la Dictadura, sin olvidar ninguno de ellos, ni
siquiera el atropello del Ateneo ni algún otro que en recientes despachos el
celo del Gobierno y de sus subordinados descubrió como indicio de falsedad y de
favoritismo en la obra del Gobierno; al propio tiempo, respondiendo a la
significación que tiene el sentido de justicia civil, a la aspiración del país,
el Gobierno ha decretado la unificación de fueros, reduciendo la justicia
militar a los límites estrictos y disolviendo el Consejo Supremo de Guerra y
Marina, que sobre no responder a una buena organización jurídica, no había
sabido reflejar el sentimiento de la conciencia jurídica española; pero el
Gobierno todas estas medidas las ha tomado y las toma dentro del cauce de la
ley. Responsabilidades, sí; ante Tribunales de excepción, no; con toda la
severidad de la ley restablecida, sí, con legislación de venganza retroactiva,
no.
»El
Gobierno quiere salvar la República y no quiere deshonrarla ni comprometerla
con arbitrariedades que lleven el sello de la venganza y la marcha de la
imprevisión.
»El
hombre que habla al país se da cuenta de que por azares de la fortuna le acoge
hoy y le ampara una popularidad máxima que no podía soñar. Pues bien: para
merecerla tiene que comprometerla sirviendo su conciencia y no las voces de la
populachería. Os he dicho y os repito que responsabilidades, sí; Tribunales de
excepción, no; leyes preestablecidas, sí; venganza con efecto retroactivo, no,
porque eso seria deshonrar a la República. Libertad de conciencia y ejercicio
de cultos como conquista de la civilización jurídica, se incorporarán a nuestro
Código fundamental; pero, en nombre de ellas mismas, amparo a todo lugar donde
se eleve la oración de Dios, cuidando de evitar que allí se profane con la
mezcla de otros intereses, de otras ambiciones o con la torpe adhesión a
instituciones caedizas o caídas.
»Pero
todavía, al afirmar que la tranquilidad está restablecida; al dar esa sensación
a España, el hombre que sabe que goza de popularidad y no tiene inconveniente
en comprometerla para dejar a salvo la conciencia, previene a la opinión
española contra todos aquellos que, a título de conquista democrática o de
salvaguardia de la República, piden insensatamente el desarme de la Guardia
Civil, no. Yo tengo el deber de hacer justicia a la Guardia Civil y de
tributarle, no el elogio del halago, pero sí discernir la recompensa que
merece. La Guardia Civil, contra lo que digan los agitadores, no era
instrumento de la Dictadura, sino el medio en el cual inevitablemente se
reflejaban las torpezas de aquel sistema de gobierno. La Guardia Civil tiene en
su haber y en su gloria haber sido instrumento adicto al régimen constitucional
y dispuesto incluso el 13 de septiembre de 1923, si hubiera habido decisión en
los gobernantes, a aplastar a la Dictadura en su nacimiento y haber salvado el
imperio de la Constitución. La Guardia civil ha sido el primer Cuerpo del
Ejército que el día 14 de abril se puso a disposición del Gobierno republicano,
y al mediodía, cuatro horas antes de tomar posesión del Poder, estábamos
seguros de la lealtad y del concurso de aquel instrumento. La Guardia civil fue
la que abrió las puertas de Gobernación y la primera que rindió honores y
presentó sus armas ante el Gobierno revolucionario que en nombre del pueblo
tomó posesión de aquel edificio; la Guardia Civil, en la jornada de ayer, ha
dado el ejemplo más hermoso de disciplina, de adhesión la más leal, la más
probada, resistiendo el insulto, resistiendo el ataque, serena en la confianza
de su valor, siempre mostrado; abnegada en el heroísmo que pasivamente obedece,
dispuesta a restablecer con prudencia el imperio de la ley cuando la necesidad
lo reclame.
«La
Guardia Civil supo ser constitucional y ha sabido ser republicana; y yo, sea
cual fuere la murmuración que contra mí dirija el odio de los agitadores,
prevengo al pueblo de que la Guardia civil, leal al Gobierno, es un instrumento
que sabrá defender y salvar la República de cualquier peligro que la aceche.
»Y
ahora, a todos. Al lado del Gobierno, respetando el derecho, volved al trabajo,
dejad solos en las calles a los conspiradores monárquicos y a los agitadores
que hacen su juego en extrema izquierda. La masa, apartada, tranquila,
confiando en nuestra justicia; si la fuerza tiene que intervenir, que sea
frente a quienes merezcan y motiven su empleo. Pocos enemigos y conocidos. Los
inocentes, la masa general del país, que no se mezcle con ellos. La
tranquilidad está restablecida; el Gobierno amparará el orden.
»Jornadas
en desprestigio de la República no se consienten. La gloria con que nació hemos
de procurar que se conserve.»
(El
Sol, 12 de mayo de 1931.)
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