lunes, 19 de marzo de 2018

Los miserables

Los miserables

Domingo 18 de marzo de 201819:51h
Qué aleccionadores ejemplos de comportamiento han dado la madre de Gabriel y el diputado Campo. El de la primera, modélico; el del segundo, miserable. Ambos didácticos y moralizantes. Nos señalan dónde están el bien y el mal. Una ciudadana da muestras de santidad y de civismo democrático. Un político, de mezquindad y demagogia. Patricia, bondadosa y magnánima. Campo, plebeyo y perverso, injustamente inhumano, político de menor cuantía. Ha tenido que ser una mujer (la sensatez es femenina), y socialista, quien ha pedido perdón por el tremendo error del portacoz de su Partido y su implacable ideología de mala voluntad.
Corren días vertiginosos en los que todo parece estar del revés. Algunos políticos se apiadan más de los verdugos que de las víctimas. Secuela del relativismo moral que infecta a la sociedad. Y si no hay víctimas ni verdugos, porque la muerte es natural, algunos se empeñan en erigir verdugos y víctimas e inventan un cuento, el capitalismo contra los inmigrantes, con final infeliz, porque el capitalismo asesina a un indefenso inmigrante. En realidad, son los propios inmigrantes quienes ansían disfrutar del capitalismo, única vía para salir de la pobreza. Lavapiés ha retratado a Podemos. La patraña de Monedero ha tenido beneficios excelentes porque ha logrado encender en muchos ciudadanos la alarma hacia esta tropa de lacayos al servicio de la mentira y, al mismo tiempo, ha suscitado el amor a la verdad y a la justicia. Nunca Lavapiés imaginó acrecer tanto bien para España. Se lo debemos a un inmigrante muerto de corazón. Que Dios lo acoja en su seno. Queda al descubierto la miserable táctica de Iglesias; la misma que emplearon los cuadrúpedos nazis contra la República de Weimar: el bulo y la farsa. Que sí, que la democracia no es la solución a todos los problemas del hombre, pero tampoco los camisas pardas de Podemos son la purga Benito. Al contrario, se cargan al hombre y dejan las estructuras: el partido único, el comisariado político, el gulag, el bulo, la mentira…y una pésima y sectaria tensión, porque su política es más tensión que gestión. Agitación y propaganda.
Y si no teníamos bastante con las tensiones, ahora vienen las pensiones. De aquellos polvos, 1985 y la ley del aborto, vienen estos lodos. El drama de las pensiones es demográfico, de natalidad. De muertes ¿bajas? en el seno materno. Una barbaridad. Y aquellos gurús que promovieron el aborto porque estaba de moda y daba votos al molestar a la Iglesia y a los católicos, imagino que mientras se daban el tiro en el pie, idearían una solución. Parece que no. Otra vez la falta de previsión. Pero la culpa es de Rajoy, no de Zapatero, aquél manirroto. Al de Pontevedra le va a caer la del pulpo. Qué incoherente es la izquierda en España. Quien gritó tiros a la barriga y que no quede ni uno fue Azaña, presidente del Gobierno de la II República, cuando lo de Casasviejas. Unos miserables, oiga. Y además cínicos.

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