*.-
“El Gobierno cumplirá y hará cumplir la ley. No permitiendo ninguna
actuación al margen de la Constitución, y los que piensen que pueden
violentarla encontrarán una respuesta rigurosa por nuestra parte (…) Ni el
terror, ni el chantaje, ni los intentos involucionistas desviarán la decisión
del Gobierno de hacer cumplir la Constitución (…) El 28 de octubre supone la
más importante derrota moral para los que desean suplantar la voluntad de los
ciudadanos (…)
*.-
Trabajemos con tesón para allanar los obstáculos que aún se oponen a nuestra
plena integración en las Comunidades Europeas y creemos que no será pretencioso
conseguir la adhesión, dentro del horizonte dado por la presente legislatura
(…)
*.-
Examinaremos también con toda atención los términos de nuestra relación
defensiva y de cooperación con los Estados Unidos de América y reestudiaremos,
con el rigor necesario para la defensa de nuestro interés y de nuestra dignidad,
la decisión adoptada por el anterior Gobierno español en relación con el
Tratado del Atlántico Norte, manteniendo nuestros compromisos con el pueblo
español”.
ABC,
1 de diciembre de 1982, pp. 24-27.
“Esta mañana me hicieron una pregunta y me pedían aproximadamente que
contestara en tres segundos qué creía
que necesitaba España…
(…) Una: un Gobierno que gobierne, que cumpla la Constitución y que
haga cumplir la Constitución, a aquellos que tienen que aceptarla y acabar con
ella.
Un pueblo que recupere la ilusión, y que recupere sobre todo ese impuso
ético que da la solidaridad entre ciudadanos, y entre pueblos de toda España,
para superar la crisis económica, la crisis política, la crisis cultural y la
crisis ética que padece la sociedad española…
Felipe González. Mitin en Guadalajara, octubre 1982
“sacar a nuestro país de la crisis económica. Colocarlo al frente de
los paises que pueden y quieren hacer la nueva revolución industrial, un
programa que quiere luchar contra la desigualdad, la desigualdad en la
enseñanza, la discriminación social, la desigualdad de la marginación, la
discriminación en todos sus niuveles, un programa que quiere colocar a España
en el lugar que le corresponde en el mundo…
Felipe González. Mitin Ciudad Universitaria Madrid.
Tarde del 28… “Felipe es Alfonso que quiere hablar con el próximo
Presidente del Gobierno”.
Se puso Felipe al teléfono y de la conversación dedujimos que habíamos
ganado por mayoría absoluta.
Felipe me pidió que tomase nota y empezó a dictar: “PSOE, 202; UCD…”
PSOE
obtuvo una victoria arrolladora en las votaciones del 28 de octubre de 1982 con
el 48,3% de los sufragios y 202 diputados. El vuelco del panorama político
-doblemente histórico, pues, además del hundimiento total sufrido por la UCD,
nunca antes un partido de izquierda había recibido tantos votos en solitario en
España.
Felipe
González se sometió a la confianza del Parlamento el 30 de noviembre. En su
discurso planteó sus cuatro asuntos prioritarios y sus tres principios de
gobierno:
Los
principios:
*.-
La paz social (…), la seguridad ciudadana como garantía de desarrollo de las libertades. Pas y
desarrollo en el trabajo, en el ocio, en la creación, en la interdependencia de
nuestra vida en común y en las relaciones internacionales.
*.-
La unidad nacional, que se fortalece con la diversidad de nuestros pueblos, con
las preferencias de los grupos, “con las preferencias de los grupos, con las
singularidades de este rico y variado mundo que llamamos España”.
*.-
El progreso como instrumento al servicio de la Justicia.
*.-
Las bases anteriores nos permitirán reforzar la presencia de España en el
mundo.
“Paz,
unidad y progreso; ese es el perfil del horizonte, de nuestro rumbo
permanente”.
.
Felipe
González fue investido presidente por el Congreso el 2 de diciembre con 207
votos a favor, 116 en contra y 21 abstenciones, prestó juramento ante el rey en
el Palacio de la Zarzuela ese mismo día, y su Gabinete, en el que destacaban
varios exponentes de la intelligentsia del partido con un sólido bagaje
universitario, tomó posesión un día más tarde.
La
primera legislatura gobernada por González estuvo centrada en la reconversión
industrial, el crecimiento económico y el empleo. El paro era la gran
asignatura pendiente de González.
(La
tasa de paro no dejó de aumentar desde la restauración de la democracia y esta
tendencia continuó sin apenas tregua en los tres primeros años (largos) de
Gobierno socialista: de los 2,28 millones de parados que había en diciembre de
1982 (el 16,6%, según la Encuesta de Población Activa) se pasó a los 3,05
millones (el 21,6%) en el primer trimestre de 1986).
El
precio social de la reforma estructural había sido elevadísimo.
González,
preocupado por que se desinflaran para el Gobierno las repercusiones positivas
de su victoria en el referéndum del 12 de marzo sobre la permanencia en la
OTAN, decidió adelantar las elecciones generales al 22 de junio de 1986. A
ellas, el PSOE llegó menos desgastado de lo que se había sospechado y el
partido gobernante volvió a ganar con el 44,1% de los votos y 184 diputados,
esto es, mayoría absoluta de nuevo.
Los
gobiernos de González también impulsaron la apertura al exterior iniciada por los
primeros gobiernos democráticos.
La
diplomacia española, conducida sucesivamente por los ministros Fernando Morán,
Francisco Fernández Ordóñez (desde 1985) y Javier Solana (desde 1992), rechazó
el unilateralismo y la no alineación, renunció a casi todas las reservas de excepcionalidad
nacional y buscó la plena participación en el concierto de países occidentales,
que era, por geografía, cultura e historia, el ámbito propio de España; allí
estaban sus principales socios comerciales y allí esperaba apoyarse para
superar su retraso tecnológico.
La
estrategia internacionalista de González tuvo su definición máxima en la
inserción en las estructuras euro-atlánticas.
El
cambio de postura sobre la OTAN y las relaciones con Estados Unidos:
Entre
1983 y 1984, poniendo fin a un período de ambigüedad y vacilaciones, el
Gobierno de Felipe González (a pesar de las disensiones internas y
enfrentamientos con las bases del partido) recondujo el discurso neutralista y
antiamericanista del PSOE hasta defender
la permanencia de España en la OTAN en las condiciones del ingreso negociado
por el Gobierno de Calvo-Sotelo (contra la voluntad mayoritaria de la sociedad
española, el 30 de mayo de 1982 y en las que el
PSOE había convocado movilizaciones masivas bajo la consigna de OTAN, de
entrada no).
A
pesar de que en su Programa el partido se comprometía a someter a los
ciudadanos en referéndum la permanencia o la salida de la organización
defensiva, y González había asegurado que llegado ese momento, un gobierno suyo
aconsejaría el voto favorable:
*.-
El 19 de abril de 1983 el Congreso autorizó el nuevo Convenio bilateral de
Amistad, Defensa y Cooperación con Estados Unidos, que había dejado firmado (2
de julio de 1982) el Gobierno ucedista y que puso al día el viejo Pacto de
Madrid de 1953 entre los gobiernos de Franco y Eisenhower.
*.-
En octubre de 1984, durante el Debate sobre el Estado de la Nación, González
hizo oficial su viraje atlantista con un discurso en el que expuso un
"decálogo" sobre la política nacional de paz y seguridad, que debía
servir de base para un consenso parlamentario en política exterior.
Sus
puntos principales eran:
*.-
La continuidad en la OTAN, pero sin participar en su estructura militar
integrada (luego el Gobierno seguiría reservándose el control operativo de las
tropas españolas en caso de movilización aliada).
*.-
El rechazo a la instalación o tránsito de armas atómicas por territorio nacional.
*.-
El compromiso con la distensión y el desarme internacionales (que vino a
ilustrar la adhesión el 14 de noviembre de 1987 al Tratado de No Proliferación Nuclear).
*.-
La vigencia del Convenio con Estados Unidos, pero abriendo negociaciones para reducir
la presencia militar de la superpotencia;.
*.-
La voluntad de participar en la Unión Europea Occidental (UEO, en la que España
ciertamente iba a ingresar el 27 de marzo de 1990); y la reivindicación de la
soberanía sobre Gibraltar.
Cumpliendo
con un compromiso electoral y por la presión de pacifistas y antimilitaristas,
Felipe ç González convocó para el 12 de marzo de 1986 el referéndum sobre la
OTAN.
Éste
no tenía carácter vinculante y sólo era consultivo, pero corría el riesgo de
convertirse en un plebiscito sobre la gestión del Gobierno; si González lo
perdía, su situación, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina,
se tornaría muy comprometida.
La
decidida implicación del presidente en el asunto hizo valer su carisma y sus
razones para votar sí y de las consecuencias de votar no (el daño político para
el Gobierno, el desprestigio de España en el mundo occidental y los riesgos impredecibles
para la misma OTAN y para el equilibrio internacional entre los bloques, prospectivas
que fueron tachadas de exageraciones demagógicas por el PCE), resultó decisiva para
el vuelco de la opinión del electorado, que finalmente aprobó la permanencia en
la OTAN en las condiciones fijadas por el Gobierno.
El
sí a la OTAN ganó con el 52,5% de los votos, aunque el 40,2% de los censados se
abstuvo de votar. 14 años después, González iba a considerar la promesa y
convocatoria de esta consulta, que tantas preocupaciones personales y costes
políticos le causó, como el "mayor error" de su carrera política.
El
desenlace del referéndum sobre la OTAN, que preludió la segunda victoria
consecutiva del PSOE por mayoría absoluta en las elecciones generales
anticipadas, tuvo el efecto de descongelar las negociaciones bilaterales con
Estados Unidos, conducidas por el ministro Fernández Ordóñez, para la reducción
de la presencia militar de este país en España.
Se
llegó así al Convenio sobre Cooperación para la Defensa, que sustituyó al
Convenio de 1982.
Las
relaciones hispano-americanas fueron puestas a prueba durante la crisis y
guerra del Golfo entre agosto de 1990 y febrero de 1991.
La
muerte de tres centenares de bagdadíes en el bombardeo, presuntamente
accidental, de un refugio antiaéreo el 13 de febrero empujó a González a
solicitar por carta al presidente George Bush que cesaran los ataques aéreos
contra las ciudades irakíes.
Las
cabeceras de la prensa internacional destacaron la "excepción"
española dentro de la amplia pero compacta coalición internacional antiirakí liderada
por Estados Unidos y avalada por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El
ingreso en las Comunidades Europeas
El
eje de la política exterior de González fue la entrada en las Comunidades
Europeas, una meta perseguida por todos los gobiernos españoles desde 1962 y solicitada oficialmente por Suárez en 1977.
Para los gobiernos de la democracia era indispensable superar la marginación de
España en el concierto económico y político europeo.
El
12 de junio de 1985, tras seis años de arduas y sinuosas negociaciones, en las
que Madrid hubo de abrazar el ámbito jurisdiccional del Consejo de Europa,
adaptar sus estructuras productivas sometidas a proteccionismo y vencer las
resistencias francesas por la competencia que entrañaba el potente agro
español, González firmó en el Palacio Real de Madrid el Acta de Adhesión a la
Comunidad Económica Europea (CEE), la Comunidad Europea del Carbón y del Acero
(CECA) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). El ingreso formal
en las Comunidades Europeas tuvo lugar el 1 de enero de 1986, a la vez que la incorporación
de Portugal.
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no puedes analizar?como para la pau
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