miércoles, 8 de febrero de 2012

TEXTO 8: DISCURSO DE INVESTIDURA DE FELIPE GONZÁLEZ


*.- “El Gobierno cumplirá y hará cumplir la ley. No permitiendo ninguna actuación al margen de la Constitución, y los que piensen que pueden violentarla encontrarán una respuesta rigurosa por nuestra parte (…) Ni el terror, ni el chantaje, ni los intentos involucionistas desviarán la decisión del Gobierno de hacer cumplir la Constitución (…) El 28 de octubre supone la más importante derrota moral para los que desean suplantar la voluntad de los ciudadanos (…)
*.- Trabajemos con tesón para allanar los obstáculos que aún se oponen a nuestra plena integración en las Comunidades Europeas y creemos que no será pretencioso conseguir la adhesión, dentro del horizonte dado por la presente legislatura (…)
*.- Examinaremos también con toda atención los términos de nuestra relación defensiva y de cooperación con los Estados Unidos de América y reestudiaremos, con el rigor necesario para la defensa de nuestro interés y de nuestra dignidad, la decisión adoptada por el anterior Gobierno español en relación con el Tratado del Atlántico Norte, manteniendo nuestros compromisos con el pueblo español”.
ABC, 1 de diciembre de 1982, pp. 24-27.

“Esta mañana me hicieron una pregunta y me pedían aproximadamente que contestara  en tres segundos qué creía que necesitaba España…
(…) Una: un Gobierno que gobierne, que cumpla la Constitución y que haga cumplir la Constitución, a aquellos que tienen que aceptarla y acabar con ella.
Un pueblo que recupere la ilusión, y que recupere sobre todo ese impuso ético que da la solidaridad entre ciudadanos, y entre pueblos de toda España, para superar la crisis económica, la crisis política, la crisis cultural y la crisis ética que padece la sociedad española…
Felipe González. Mitin en Guadalajara, octubre 1982

“sacar a nuestro país de la crisis económica. Colocarlo al frente de los paises que pueden y quieren hacer la nueva revolución industrial, un programa que quiere luchar contra la desigualdad, la desigualdad en la enseñanza, la discriminación social, la desigualdad de la marginación, la discriminación en todos sus niuveles, un programa que quiere colocar a España en el lugar que le corresponde en el mundo…
Felipe González. Mitin Ciudad Universitaria Madrid.

Tarde del 28… “Felipe es Alfonso que quiere hablar con el próximo Presidente del Gobierno”.
Se puso Felipe al teléfono y de la conversación dedujimos que habíamos ganado por mayoría absoluta.
Felipe me pidió que tomase nota y empezó a dictar: “PSOE, 202; UCD…”

PSOE obtuvo una victoria arrolladora en las votaciones del 28 de octubre de 1982 con el 48,3% de los sufragios y 202 diputados. El vuelco del panorama político -doblemente histórico, pues, además del hundimiento total sufrido por la UCD, nunca antes un partido de izquierda había recibido tantos votos en solitario en España.
Felipe González se sometió a la confianza del Parlamento el 30 de noviembre. En su discurso planteó sus cuatro asuntos prioritarios y sus tres principios de gobierno:

Los principios:
*.- La paz social (…), la seguridad ciudadana como garantía  de desarrollo de las libertades. Pas y desarrollo en el trabajo, en el ocio, en la creación, en la interdependencia de nuestra vida en común y en las relaciones internacionales.
*.- La unidad nacional, que se fortalece con la diversidad de nuestros pueblos, con las preferencias de los grupos, “con las preferencias de los grupos, con las singularidades de este rico y variado mundo que llamamos España”.
*.- El progreso como instrumento al servicio de la Justicia.
*.- Las bases anteriores nos permitirán reforzar la presencia de España en el mundo.
“Paz, unidad y progreso; ese es el perfil del horizonte, de nuestro rumbo permanente”.
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Felipe González fue investido presidente por el Congreso el 2 de diciembre con 207 votos a favor, 116 en contra y 21 abstenciones, prestó juramento ante el rey en el Palacio de la Zarzuela ese mismo día, y su Gabinete, en el que destacaban varios exponentes de la intelligentsia del partido con un sólido bagaje universitario, tomó posesión un día más tarde.

La primera legislatura gobernada por González estuvo centrada en la reconversión industrial, el crecimiento económico y el empleo. El paro era la gran asignatura pendiente de González.
(La tasa de paro no dejó de aumentar desde la restauración de la democracia y esta tendencia continuó sin apenas tregua en los tres primeros años (largos) de Gobierno socialista: de los 2,28 millones de parados que había en diciembre de 1982 (el 16,6%, según la Encuesta de Población Activa) se pasó a los 3,05 millones (el 21,6%) en el primer trimestre de 1986).
El precio social de la reforma estructural había sido elevadísimo.
González, preocupado por que se desinflaran para el Gobierno las repercusiones positivas de su victoria en el referéndum del 12 de marzo sobre la permanencia en la OTAN, decidió adelantar las elecciones generales al 22 de junio de 1986. A ellas, el PSOE llegó menos desgastado de lo que se había sospechado y el partido gobernante volvió a ganar con el 44,1% de los votos y 184 diputados, esto es, mayoría absoluta de nuevo.

Los gobiernos de González también impulsaron la apertura al exterior iniciada por los primeros gobiernos democráticos.
La diplomacia española, conducida sucesivamente por los ministros Fernando Morán, Francisco Fernández Ordóñez (desde 1985) y Javier Solana (desde 1992), rechazó el unilateralismo y la no alineación, renunció a casi todas las reservas de excepcionalidad nacional y buscó la plena participación en el concierto de países occidentales, que era, por geografía, cultura e historia, el ámbito propio de España; allí estaban sus principales socios comerciales y allí esperaba apoyarse para superar su retraso tecnológico.
La estrategia internacionalista de González tuvo su definición máxima en la inserción en las estructuras euro-atlánticas.

El cambio de postura sobre la OTAN y las relaciones con Estados Unidos:
Entre 1983 y 1984, poniendo fin a un período de ambigüedad y vacilaciones, el Gobierno de Felipe González (a pesar de las disensiones internas y enfrentamientos con las bases del partido) recondujo el discurso neutralista y antiamericanista del PSOE  hasta defender la permanencia de España en la OTAN en las condiciones del ingreso negociado por el Gobierno de Calvo-Sotelo (contra la voluntad mayoritaria de la sociedad española, el 30 de mayo de 1982 y en las que el  PSOE había convocado movilizaciones masivas bajo la consigna de OTAN, de entrada no).
A pesar de que en su Programa el partido se comprometía a someter a los ciudadanos en referéndum la permanencia o la salida de la organización defensiva, y González había asegurado que llegado ese momento, un gobierno suyo aconsejaría el voto favorable:
*.- El 19 de abril de 1983 el Congreso autorizó el nuevo Convenio bilateral de Amistad, Defensa y Cooperación con Estados Unidos, que había dejado firmado (2 de julio de 1982) el Gobierno ucedista y que puso al día el viejo Pacto de Madrid de 1953 entre los gobiernos de Franco y Eisenhower.
*.- En octubre de 1984, durante el Debate sobre el Estado de la Nación, González hizo oficial su viraje atlantista con un discurso en el que expuso un "decálogo" sobre la política nacional de paz y seguridad, que debía servir de base para un consenso parlamentario en política exterior.
Sus puntos principales eran:
*.- La continuidad en la OTAN, pero sin participar en su estructura militar integrada (luego el Gobierno seguiría reservándose el control operativo de las tropas españolas en caso de movilización aliada).
*.- El rechazo a la instalación o tránsito de armas atómicas por territorio nacional.
*.- El compromiso con la distensión y el desarme internacionales (que vino a ilustrar la adhesión el 14 de noviembre de 1987 al Tratado de No Proliferación Nuclear).
*.- La vigencia del Convenio con Estados Unidos, pero abriendo negociaciones para reducir la presencia militar de la superpotencia;.
*.- La voluntad de participar en la Unión Europea Occidental (UEO, en la que España ciertamente iba a ingresar el 27 de marzo de 1990); y la reivindicación de la soberanía sobre Gibraltar.
Cumpliendo con un compromiso electoral y por la presión de pacifistas y antimilitaristas, Felipe ç González convocó para el 12 de marzo de 1986 el referéndum sobre la OTAN.
Éste no tenía carácter vinculante y sólo era consultivo, pero corría el riesgo de convertirse en un plebiscito sobre la gestión del Gobierno; si González lo perdía, su situación, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, se tornaría muy comprometida.
La decidida implicación del presidente en el asunto hizo valer su carisma y sus razones para votar sí y de las consecuencias de votar no (el daño político para el Gobierno, el desprestigio de España en el mundo occidental y los riesgos impredecibles para la misma OTAN y para el equilibrio internacional entre los bloques, prospectivas que fueron tachadas de exageraciones demagógicas por el PCE), resultó decisiva para el vuelco de la opinión del electorado, que finalmente aprobó la permanencia en la OTAN en las condiciones fijadas por el Gobierno.
El sí a la OTAN ganó con el 52,5% de los votos, aunque el 40,2% de los censados se abstuvo de votar. 14 años después, González iba a considerar la promesa y convocatoria de esta consulta, que tantas preocupaciones personales y costes políticos le causó, como el "mayor error" de su carrera política.

El desenlace del referéndum sobre la OTAN, que preludió la segunda victoria consecutiva del PSOE por mayoría absoluta en las elecciones generales anticipadas, tuvo el efecto de descongelar las negociaciones bilaterales con Estados Unidos, conducidas por el ministro Fernández Ordóñez, para la reducción de la presencia militar de este país en España.
Se llegó así al Convenio sobre Cooperación para la Defensa, que sustituyó al Convenio de 1982.
Las relaciones hispano-americanas fueron puestas a prueba durante la crisis y guerra del Golfo entre agosto de 1990 y febrero de 1991.
La muerte de tres centenares de bagdadíes en el bombardeo, presuntamente accidental, de un refugio antiaéreo el 13 de febrero empujó a González a solicitar por carta al presidente George Bush que cesaran los ataques aéreos contra las ciudades irakíes.
Las cabeceras de la prensa internacional destacaron la "excepción" española dentro de la amplia pero compacta coalición internacional antiirakí liderada por Estados Unidos y avalada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El ingreso en las Comunidades Europeas
El eje de la política exterior de González fue la entrada en las Comunidades Europeas, una meta perseguida por todos los gobiernos españoles desde 1962  y solicitada oficialmente por Suárez en 1977. Para los gobiernos de la democracia era indispensable superar la marginación de España en el concierto económico y político europeo.
El 12 de junio de 1985, tras seis años de arduas y sinuosas negociaciones, en las que Madrid hubo de abrazar el ámbito jurisdiccional del Consejo de Europa, adaptar sus estructuras productivas sometidas a proteccionismo y vencer las resistencias francesas por la competencia que entrañaba el potente agro español, González firmó en el Palacio Real de Madrid el Acta de Adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). El ingreso formal en las Comunidades Europeas tuvo lugar el 1 de enero de 1986, a la vez que la incorporación de Portugal.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

no puedes analizar?como para la pau

Ramon Manuel Gonzalvo Mourelo dijo...
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