MANIFIESTO DE PRIMO DE RIVERA TRAS EL
GOLPE DE ESTADO (13 de septiembre de 1923)
Al país y al Ejército:
Españoles: Ha llegado para nosotros el
momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la
legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las
ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no
ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la
política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e
inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin
trágico y deshonroso.
La tupida red de la política de
concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad
real.
Con frecuencia parecen pedir que
gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido
su único —aunque débil— freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca
ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la
realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos
mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas
las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen
nuestra moral y doctrina.
Basta ya de rebeldías mansas, que, sin
poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril
a que nos lancemos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no
sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón,
sin perturbar los días nuevos que para la Patria preparamos. Españoles: ¡Viva
España y viva el Rey!
No tenemos que justificar nuestro acto,
que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores,
agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e im-punes
atracos; depreciación de la moneda; francachela de millones de gastos
reservados; sospechosa política arancelaria [...] porque quien la maneja hace
alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando por pretexto
la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este gravísimo problema nacional;
indisciplina social, que hace al trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la
producción agraria e industrial; impune propaganda comunista; impiedad e
incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda separatista
[...].» ABC, 14-IX-1923
Fecha: 14 de septiembre de 1923.
Destinarios: El país y el Ejército:
Españoles:
Llegó el momento (para nosotros
militares) “más temido que esperado”.
Hubiéramos querido seguir “en la
legalidad” (el Golpe no es legal pero sí legítimo).
Por eso se justifica ante la Nación
(ciudadanos) y militares (el Golpe iniciado por un sector del Ejército) para:
*.- Razonar lo que se considera una
sublevación necesaria y justa.
*.- Conseguir el mayor número de
adhesiones posible.
*.- Formular una velada advertencia
contra aquéllos que puedan ponerse en contra de la iniciativa (especialmente
los militares, que tienen la obligación profesional de salvaguardar el
ordenamiento constitucional que ahora se vulnera).
Es una fuete primaria (publicación en un
Diario de un Manifiesto remitido por los promotores del Golpe de Estado).
Autor del Golpe: Miguel Primo de Rivera
*.- Marqués de Estella, como militar
intervino en Marruecos, Cuba y Filipinas) jerezano nacido en 1870. Estuvo en
Marruecos en dos ocasiones, en la primera consiguió la Laureada de San Fernando
y el ascenso a capitán.
Ocupo las Capitanías Generales de
Valencia y Madrid y desde estos cargos participó en la vida política de los
últimos años de la Restauración (fue Senador por ser Grande de España, electo
por la provincia de Cádiz y vinculado al partido conservador).
Por su trayectoria, en 1923, era uno de
los militares con más posibilidades de encabezar una sublevación militar frente
a la situación nacional existente.
Su brillante carrera militar y política
contrastó con el simplismo de sus planteamientos ideológicos: consideraba
necesaria la regeneración del país por el establecimiento de un régimen militar
temporal que permitiese rectificar la caótica situación en la que se encontraba
la nación española (agotamiento del sistema político de la Restauración: su
sistema del turno entre liberales y conservadores ya no hacían posible la
solución a los graves problemas de España).
¿Quién debía dar salida a tal situación?
Para él -y para otros muchos- debía ser el Ejército estando desacreditado el
poder civil.
Antecedentes:
*.- La Ley de Jurisdicciones (1906)
otorgó a los Tribunales militares competencias para juzgar determinados delitos.
*.- La aparición de las Juntas de
Defensa (1917) devolvieron influencia política al estamento militar.
*.- Los desastres en la Guerra de
Marruecos aconsejaban una respuesta emanada del Ejército. El propio Alfonso
XIII venía contemplando con inquietud la situación en la que se estaba
debatiendo el país y ésta se presentaba insoluble.
La sublevación no era suficiente,
necesitaba de un programa con objetivos claros, y éstos no estaban definidos en
Primo de Rivera.
Inicialmente pretendió erradicar el
sistema caciquil de los viejos partidos, dar fortaleza y autonomía a los
municipios, reordenar el espectro político por la creación de un partido,
construir un nuevo sistema constitucional, reactivar la vida económica,
restaurar el orden social, garantizar el orden público.
No deseaban forzar la legalidad vigente,
pero la necesidad de salvar a la Patria estaba por encima de las normas
legales.
En su Manifiesto se disocia la idea de
legalidad (basada en la Constitución de 1876) del concepto de legitimidad (es
legítimo intervenir para salvar a la patria incluso en contra de la legalidad).
Sólo los militares, y no los políticos
que ya habían demostrado su incapacidad, podían solucionar la situación,
quedando libre de culpa el propio Rey.
Se hacía preciso moralizar la vida
pública (tienen que gobernar aquellos militares o civiles que "representen
nuestra moral y doctrina").
No sólo habían actuado mal los
políticos. Un sector del propio Ejército (las "rebeldías mansas" de
la Juntas de Defensa, sin resolver nada, erosionaban la disciplina esencial en
la institución castrense) había contribuido a enrarecer aún más la situación.
El exigir "responsabilidades"
suponía una intención de revisar y sancionar las irregularidades de la
actuación de ejército español en Marruecos. No se hizo nada en este sentido, se
cerró el expediente Picasso en 1924.
Desde esta óptica castrense se explican
las referencias de virilidad y reciedumbre de la disciplina de un movimiento
exclusivo de hombres con la “masculinidad completamente caracterizada”.
El golpe está justificado: es el pueblo
sano el que lo demandaba.
Sin decir cómo se realizaría, se anuncia
que serían combatidos los males: el pistolerismo, las intrigas políticas, el
problema marroquí, la indisciplina social (huelgas), la “impune propaganda
comunista”, el separatismo, la corrupción, la degradada situación económica.
Se reprimió el pistolerismo (represión)
y se le dio una salida a la guerra de Marruecos (desembarco de Alhucemas,
1925), el problema del movimiento obrero estuvo latente hasta 1928: se combatió
el comunismo y el anarquismo y se intentó una coexistencia política con el
socialismo (colaboración de la U.G.T., Largo Caballero nominado para el Consejo
de Estado).
El balance político fue más pobre,
aunque la situación postdictatorial poco se parecía a la existente en 1923.
Los partidos dinásticos quedaron
gravemente desarticulados tras la Dictadura. El Rey fue considerado cómplice de
la Dictadura fracasada. Ni la Unión Patriótica, ni la Asamblea Nacional
Consultiva cumplieron sus fines. El régimen, poco a poco, fue quedándose solo,
desasistido de apoyos y cuestionado (Ejército, sindicatos, universidades,
partidos políticos).
En 1929, en medio de la brillantez de
las Exposiciones de Sevilla y Barcelona, las disidencias comenzaron a hacerse
ostensibles: conjuras y huelgas organizadas contra la Dictadura. Muchos de sus
colaboradores se distanciaron de Primo de Rivera: José Calvo Sotelo (ministro
de Hacienda) abandonó sus cargos, el Dictador recibió una respuesta negativa
cuando consultó al Ejército a comienzos de 1930 sobre si tidavía tenía su
respaldo.
Habiéndole retirado su apoyo hasta el
propio Rey, Primo de Rivera dimitió, se exilió en París a finales de enero de
1930 y allí murió dos meses más tarde.
El nuevo gobierno del general Berenguer
no pudo corregir las alteraciones producidas por la Dictadura: era imposible
retornar a la situación de 1923. Los quince meses que mediaron entre la caída
de Primo y el 14 de abril de 1931 fueron un camino sin retorno hacia el
advenimiento de la Segunda República (l931~1936). El ensayo regeenracionsit6a
de la Dictadura de Primo de Rivera no había funcionado.
Antecedentes:
Desde la crisis de 1898 comenzó la
crisis del sistema de la Restauración canovista y de la propia institución
monárquica. La descomposición política, la sangría de recursos humanos y
financieros derivados de la larga guerra de Marruecos, la crisis económica y la
consecuente agitación social (tras el impacto del la I Guerra Mundial), la la
tensa situación social creada por el incremento del proletariado urbano, las
migraciones internas provenientes de las zonas rurales y el menor poder
adquisitivo del mundo laboral, entre otros, elementos de esta crisis.
Fuente primaria, y como manifiesto, es
un texto de naturaleza política en el que se justfica el Golpe militar.
Destino: Ejército y sociedad española.
Lo suscribe Miguel Primo de Rivera,
Capitán General de Cataluña, y miembro de una familia de larga tradición
militar, también presente en acontecimientos políticos del siglo XIX.
Como Capitán General de Cataluña tuvo
que enfrentarse a la agitación nacionalista catalana, al pistolerismo, y las
luchas sociales.
Su Golpe de Estado inició una Dictadura
que se mantuvo hasta 1930 y en la que se
pueden establecer dos etapas sucesivas: Directorio Militar (1923-1925) y Directorio Civil (1925-1930).
Pretendió aglutinar a todas las fuerzas conservadoras
españolas en su proyecto de unidad patriótica según el modelo de las Dictaduras
autoritarias europeas de entreguerras.
En 1929 la crisis económica mundial y la
desestabilización social, junto con la falta de apoyos en el ejército y en la clase
política le forzaron su dimisión (enero de 1930) exiliándose en Francia, donde al
poco tiempo murió.
Este Golpe de Estado puso fin a la larga
crisis sufrida por el sistema de la Restauración canovista y su impotencia para
abordar los problemas del país.
Al menos desde 1917, dicho sistema no
acertó a dar solución al problema de Marruecos y la inestabilidad originada por
los movimientos obreros y la acción de los nacionalismos periféricos (especialmente catalán) y la acción de las ascendentes
fuerzas políticas ajenas al turnismo de la Restauración: maurismo,
republicanos, socialistas, nacionalismos.
El Desastre por el desastre de Annual y
el informe Picasso decidieron el pronunciamiento militar y su aceptación por Alfonso XIII.
Ideas principales
El golpe se justifica por ser necesario y
justificado por las razones que pretende y, a la vez, advirtiendo a aquellos que
pretendan hacerle frente.
“Profesionales de la política” los políticos
del sistema político corrupto de la Restauración.
A partir de 1898 la situación de España
sufrió una creciente inestabilidad y decadencia:
*.- Pérdida de las últimas colonias en
el 98.
*.- El turno de los partidos dinásticos
estaba agotado y resultaba ineficaz frente a las nuevas fuerzas políticas y las
fuerzas sindicales que se consolidaban (especialmente UGT y CNT).
*.- El triunfo de la revolución
Bolchevique en Rusia generó temor entre las clases burguesas.
*.- Aparición del Partido comunista en
España, escindido del Partido Socialista.
*.- Los problemas derivados de la Crisis
de 1929,
*.- Agotamiento del sistema de la
Restauración y crisis de la monarquía parlamentaria.
*.- Desaparición del protagonismo del
ejército en la vida política del país.
*.- La situación del desorden público.
No tenemos que justificar nuestro acto,
que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores,
agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes
atracos; depreciación de moneda; francachela de millones de gastos reservados;
sospechosa política arancelaria por la tendencia y más porque quien la maneja
hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando como
pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbres ante este gravísimo problema
nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo, precaria y
ruinosa la producción agrícola e industrial; impune propaganda comunista;
impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda
separatista, pasiones tendenciosas alrededor del problema de las
responsabilidades y… por último, seamos justos, un solo tanto a favor del
Gobierno, de cuya savia vive hace nueve meses, merced a la inagotable bondad
del pueblo español, una débil e incompleta persecución del vicio del juego. […]
En virtud de la confianza y mandato que
en mí han depositado, se constituirá en Madrid un Directorio inspector militar
con carácter provisional encargado de mantener el orden público y asegurar el
funcionamiento normal de los ministerios y organismos oficiales. […]
Ni somos imperialistas, ni creemos
pendiente de un terco empeño en Marruecos el honor del ejército, que con su
conducta valerosa a diario lo vindica. Para esto, y cuando aquel ejército haya
cumplido las órdenes recibidas […] buscaremos al problema de Marruecos solución
pronta, digna y sensata.
El país no quiere oír hablar más de
responsabilidades, sino saberlas exigidas pronta y justamente, y esto lo
encargamos con limitación de plazo a tribunales de autoridad moral y
desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política o la ambición.
La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos con este
apartamiento total a que los condenamos aún reconociendo en justicia que
algunos de sus hombres dedicaron al noble afán de gobernar sus talentos y sus
actividades, pero no supieron o no quisieron nunca purificar y dar dignidad al
medio en que han vivido. […]
Miguel Primo de Rivera, Capitán General
de la IV Región»
La Vanguardia, Barcelona, 13 de
septiembre de 1923.
Destinarios: El país y el
Ejército: Españoles:
Llegó el momento (para nosotros militares) “más temido que esperado”.
Hubiéramos querido seguir “en la legalidad” (el Golpe no es legal pero sí legítimo).
Llegó el momento (para nosotros militares) “más temido que esperado”.
Hubiéramos querido seguir “en la legalidad” (el Golpe no es legal pero sí legítimo).
Por eso se justifica ante
la Nación (ciudadanos) y militares (el Golpe iniciado por un sector del
Ejército) para:
*.- Razonar lo que se considera una sublevación necesaria y justa.
*.- Conseguir el mayor número de adhesiones posible.
*.- Formular una velada advertencia contra aquéllos que puedan ponerse en contra de la iniciativa (especialmente los militares, que tienen la obligación profesional de salvaguardar el ordenamiento constitucional que ahora se vulnera).
*.- Razonar lo que se considera una sublevación necesaria y justa.
*.- Conseguir el mayor número de adhesiones posible.
*.- Formular una velada advertencia contra aquéllos que puedan ponerse en contra de la iniciativa (especialmente los militares, que tienen la obligación profesional de salvaguardar el ordenamiento constitucional que ahora se vulnera).
Es una fuebte primaria
(publicación en un Diario de un Manifiesto remitido por los promotores del
Golpe de Estado).
Autor del Golpe: Miguel
Primo de Rivera
*.- Marqués de Estella,
como militar intervino en Marruecos, Cuba y Filipinas)jerezano nacido en 1870.
Estuvo en Marruecos en dos ocasiones, en la primera consiguió la Laureada de
San Fernando y el ascenso a capitán.
Había ocupado las
Capitanías Generales de Valencia y Madrid y desde estos cargos participó en la
vida política de los últimos años de la Restauración (fue Senador por ser
Grande de España, electo por la provincia de Cádiz y vinculado al partido
conservador).
Por su trayectoria en 1923 era uno de los militares con más posibilidades de encabezar una sublevación militar frente a la situación nacional existente.
Su brillante carrera militar y política contrastó con el simplismo de sus planteamientos ideológicos: consideraba necesaria la regeneración del país por el establecimiento de un régimen militar temporal que permitiese rectificar la caótica situación en la que se encontraba la nación española (agotamiento del sistema político de la Restauración: su sistema del turno entre liberales y conservadores ya no hacían posible la solución a los graves problemasde España).
Por su trayectoria en 1923 era uno de los militares con más posibilidades de encabezar una sublevación militar frente a la situación nacional existente.
Su brillante carrera militar y política contrastó con el simplismo de sus planteamientos ideológicos: consideraba necesaria la regeneración del país por el establecimiento de un régimen militar temporal que permitiese rectificar la caótica situación en la que se encontraba la nación española (agotamiento del sistema político de la Restauración: su sistema del turno entre liberales y conservadores ya no hacían posible la solución a los graves problemasde España).
¿Quién debía dar salida a
tal situación? Para él -y para otros muchos- debía ser el Ejército estando
desacreditado el poder civil.
Antecedentes:
*.- La Ley de
Jurisdicciones (1906) otorgó a los Tribunales militares competencias para
juzgar determinados delitos.
*.- La aparición de las
Juntas de Defensa (1917) devolvieron influencia política al estamento militar.
*.- Los desastres en la
Guerra de Marruecos aconsejaban una respuesta emanada del Ejército. El propio
Alfonso XIII venía contemplando con inquietud la situación en la que se estaba
debatiendo el país y ésta se presentaba insoluble.
La sublevación no era suficiente, necesitaba de un programa con objetivos claros, y éstos no estaban definidos en Primo de Rivera. Inicialmente pretendió erradicar el sistema caciquil de los viejos partidos, dar fortaleza y autonomía a los municipios, reordenar el espectro político por la creación de un partido, construir un nuevo sistema constitucional, reactivar la vida económica, restaurar el orden social, garantizar el orden público.
No deseaban forzar la legalidad vigente, pero la necesidad de salvar a la Patria estaba por encima de las normas legales.
La sublevación no era suficiente, necesitaba de un programa con objetivos claros, y éstos no estaban definidos en Primo de Rivera. Inicialmente pretendió erradicar el sistema caciquil de los viejos partidos, dar fortaleza y autonomía a los municipios, reordenar el espectro político por la creación de un partido, construir un nuevo sistema constitucional, reactivar la vida económica, restaurar el orden social, garantizar el orden público.
No deseaban forzar la legalidad vigente, pero la necesidad de salvar a la Patria estaba por encima de las normas legales.
En su Manifiesto se disocia
la idea de legalidad (basada en la Constitución de 1876) del concepto de
legitimidad (es legítimo intervenir para salvar a la patria incluso en contra
de la legalidad).
Sólo los militares, y no los políticos que ya habían demostrado su incapacidad, podían solucionar la situación, quedando líbre de culpa el propio Rey.
Se hacía preciso moralizar la vida pública (tienen que gobernar aquellos militares o civiles que "representen nuestra moral y doctrina").
No sólo habían actuado mal los políticos. Un sector del propio Ejército (las "rebeldías mansas" de la Juntas de Defensa, sin resolver nada, erosionaban la disciplina esencial en la institución castrense) había contribuído a enrarecer aún más la situación.
Sólo los militares, y no los políticos que ya habían demostrado su incapacidad, podían solucionar la situación, quedando líbre de culpa el propio Rey.
Se hacía preciso moralizar la vida pública (tienen que gobernar aquellos militares o civiles que "representen nuestra moral y doctrina").
No sólo habían actuado mal los políticos. Un sector del propio Ejército (las "rebeldías mansas" de la Juntas de Defensa, sin resolver nada, erosionaban la disciplina esencial en la institución castrense) había contribuído a enrarecer aún más la situación.
El exigir
"responsabilidades" suponía una intención de revisar y sancionar las
irregularidades de la actuación de ejército español en Marruecos. No se hizo
nada en este sentido, se cerró el expediente Picasso en 1924.
Desde esta óptica castrense se explican las referencias de virilidad y reciedumbre de la disciplina de un movimiento exclusivo de hombres con la “masculinidad completamente caracterizada”.
Desde esta óptica castrense se explican las referencias de virilidad y reciedumbre de la disciplina de un movimiento exclusivo de hombres con la “masculinidad completamente caracterizada”.
El golpe está justificado:
es el pueblo sano el que lo demandaba. Sin decir cómo se realizaría, se anuncia
que serían combatidos los males: el pistolerismo, las intrigas políticas, el
problema marroquí, la indisciplina social (huelgas), la “impune propaganda
comunista”, el separatismo, la corrupción, la degradada situación económica.
Se reprimió el pistolerismo (represión) y se le dio una salida a la guerra de Marruecos (desembarco de Alhucemas, 1925), el problema del movimiento obrero estuvo latente hasta 1928: se combatió el comunismo y el anarquismo y se intentó una coexistencia política con el socialismo (colaboración de la U.G.T., Largo Caballero nominado para el Consejo de Estado).
El balance político fue más pobre, aunque la situación postdictatorial poco se parecía a la existente en 1923.
Los partidos dinásticos quedaron gravemente desarticulados tras la Dictadura. El Rey fue considerado cómplice de la Dictadura fracasada. Ni la Unión Patriótica, ni la Asamblea Nacional Consultiva cumplieron sus fines. El régimen, poco a poco, fue quedándose solo, desasistido de apoyos y cuestionado (Ejército, sindicatos, universidades, partidos políticos).
En 1929, en medio de la brillantez de las Exposiciones de Sevilla y Barcelona, las disidencias comenzaron a hacerse ostensibles: conjuras y huelgas organizadas contra la Dictadura. Muchos de sus colaboradores se distanciaron de Primo de Rivera: José Calvo Sotelo (ministro de Hacienda) abandonó sus cargos, el Dictador recibió una respuesta negativa cuando consultó al Ejército a comienzos de 1930 sobre si tidavía tenía su respaldo.
Habiéndole retirado su apoyo hasta el propio Rey, Primo de Rivera dimitió, se exilió en París a finales de enero de 1930 y allí murió dos meses más tarde.
El nuevo gobierno del general Berenguer no pudo corregir las alteraciones producidas por la Dictadura: era imposible retornar a la situación de 1923. Los quince meses que mediaron entre la caída de Primo y el 14 de abril de 1931 fueron un camino sin retorno hacia el advenimiento de la Segunda República (l931~1936). El ensayo regeenracionsit6a de la Dictadura de Primo de Rivera no había funcionado.
Antecedentes:
Se reprimió el pistolerismo (represión) y se le dio una salida a la guerra de Marruecos (desembarco de Alhucemas, 1925), el problema del movimiento obrero estuvo latente hasta 1928: se combatió el comunismo y el anarquismo y se intentó una coexistencia política con el socialismo (colaboración de la U.G.T., Largo Caballero nominado para el Consejo de Estado).
El balance político fue más pobre, aunque la situación postdictatorial poco se parecía a la existente en 1923.
Los partidos dinásticos quedaron gravemente desarticulados tras la Dictadura. El Rey fue considerado cómplice de la Dictadura fracasada. Ni la Unión Patriótica, ni la Asamblea Nacional Consultiva cumplieron sus fines. El régimen, poco a poco, fue quedándose solo, desasistido de apoyos y cuestionado (Ejército, sindicatos, universidades, partidos políticos).
En 1929, en medio de la brillantez de las Exposiciones de Sevilla y Barcelona, las disidencias comenzaron a hacerse ostensibles: conjuras y huelgas organizadas contra la Dictadura. Muchos de sus colaboradores se distanciaron de Primo de Rivera: José Calvo Sotelo (ministro de Hacienda) abandonó sus cargos, el Dictador recibió una respuesta negativa cuando consultó al Ejército a comienzos de 1930 sobre si tidavía tenía su respaldo.
Habiéndole retirado su apoyo hasta el propio Rey, Primo de Rivera dimitió, se exilió en París a finales de enero de 1930 y allí murió dos meses más tarde.
El nuevo gobierno del general Berenguer no pudo corregir las alteraciones producidas por la Dictadura: era imposible retornar a la situación de 1923. Los quince meses que mediaron entre la caída de Primo y el 14 de abril de 1931 fueron un camino sin retorno hacia el advenimiento de la Segunda República (l931~1936). El ensayo regeenracionsit6a de la Dictadura de Primo de Rivera no había funcionado.
Antecedentes:
Desde la crisis de 1898
comenzó la crisis del sistema de la Restauración canovista y de la propia
institución monárquica. La descomposición política, la sangría de recursos
humanos y financieros derivados de la larga guerra de Marruecos, la crisis
económica y la consecuente agitación social (tras el impacto del la I Guerra
Mundial), la la tensa situación social creada por el incremento del
proletariado urbano, las migraciones internas provenientes de las zonas rurales
y el menor poder adquisitivo del mundo laboral, entre otros, elementos de esta
crisis.
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