domingo, 31 de marzo de 2013

Los preparativos revolucionarios



Largo Caballero y otros dirigentes centristas del PSOE anunciaron públicamente que la llegada de la CEDA al gobierno obligaría al PSOE y a la UGT, y por tanto a las Alianzas Obreras, a desencadenar la revolución.
La radicalización de las posturas de Caballero, en palabras, no dejan dudas: "Ya no es cuestión ahora de partidos intermedios entre la clase trabajadora y la burguesía (…) o bien el poder pasa a manos de las derechas, o bien a las nuestras, y como las derechas necesitan para sostenerse una dictadura, la clase trabajadora una vez logrado el poder, ha de implantar también la suya, la dictadura del proletariado. La hora de choques decisivos se va acercando. El movimiento obrero ha de prepararse para la Revolución…" (Diario Adelante, febrero de 1934).

Bajo el pretexto de que nada debía desviar a las Alianzas de la preparación de la insurrección, Largo Caballero y a través de él, el PSOE y la UGT, se negaron en redondo a que éstas participaran activamente en las luchas cotidianas de la clase obrera. En todo momento se opuso a la creación de AO en los barrios, fábricas, tajos, en el campo, para que funcionasen como los comités de la revolución, y por tanto a la posibilidad de elección de delegados en una AO estatal.
En el terreno del armamento para la insurrección sus posiciones eran igual de equivocadas; lejos de organizar sistemáticamente una milicia obrera a partir de las fábricas y los sindicatos, dejó los preparativos militares en manos de un comité presidido por Indalecio Prieto, dirigente del ala derechista del partido, ferviente partidario de la colaboración de clases, y que participaba en la lucha, como más tarde reconocería el propio Caballero, para sabotearla.

El proletariado carecía de un auténtico partido marxista con una táctica para la toma del poder. Todas estas carencias se hicieron más evidentes durante la gran huelga campesina del verano de 1934. La Federación de Trabajadores de la Tierra (FTT) de la UGT presionada por los jornaleros, convocó una huelga contra los salarios de hambre y las jornadas extenuantes.El éxito de la lucha dependía también de su extensión y de la solidaridad de la clase obrera industrial de las ciudades.Las condiciones para ese apoyo estaban maduras, como ponía de manifiesto que la clase obrera tomara la iniciativa en la calle para boicotear todas las demostraciones de fuerza "cedistas", y las huelgas económicas continuaban extendiéndose.
Con todas estas posibilidades para unificar la lucha de los trabajadores y los campesinos, Largo Caballero se negó desde la UGT a promover ningún movimiento de solidaridad con la huelga. La huelga campesina alcanzó 38 provincias y más de 300.000 huelguistas, pero después de 15 días de resistencia y lucha, el hambre y la represión acabó con el movimiento: hubo trece muertos, diez mil detenidos y la FTT fue desmantelada. El campesinado quedaba temporalmente fuera de combate, sin capacidad de reacción. ¿Se podría pensar en una posterior insurrección victoriosa sin la participación activa del movimiento jornalero?
  "Con toda mi alma", hablaba confidencialmente Manuel Azaña el 14 de febrero a Ossorio y Gallardo, "quisiera una votación lucidísima, pero de ninguna manera ganar las elecciones. De todas las soluciones que se pueden esperar, la del triunfo es la que más me aterra". Para Azaña, de "todas las soluciones" la que más le aterraba era el triunfo del Frente Popular, no tanto por el contenido de su programa, sino por la interpretación que del triunfo harían las masas de obreros y campesinos.
El triunfo de las listas del Frente Popular fue tan arrollador que muchos líderes reaccionarios como Lerroux o Romanones perdieron su acta de diputado.
De los 453 diputados elegidos, 257 eran del Frente Popular, pero mirados más de cerca los resultados, sorprende que de esos diputados, 162 tuvieran filiación republicana. Los partidos obreros, también cedieron a los republicanos los puestos de salida en las listas aunque su aportación electoral no se pudiese comparar ni remotamente con la que hacían los partidos y sindicatos de izquierda.
En cualquier caso las masas no esperaron a la acción "legislativa" del parlamento para imponer por la fuerza de los hechos sus puntos de vista. Entre febrero y julio de 1936, hubo 113 huelgas generales y 228 huelgas parciales en las ciudades y pueblos de toda España.
A pesar de todas las resistencias de los líderes del Frente Popular que intentaron aplacar la voluntad de la población, el primer acto de los trabajadores en todos los rincones del país, fue liberar a los presos, abriendo las cárceles sin esperar las órdenes del gobierno, todavía sin constituir.

Esto indicaba la actitud del proletariado ante el triunfo del Frente Popular.
Las huelgas económicas, por aumentos salariales por la readmisión de los despedidos se generalizaron. En las ciudades los comités de acción UGT-CNT ocupaban fábricas y empresas y lograban imponer a los burgueses la readmisión de los despedidos.
La situación en el campo se desbordó: "…En las regiones donde domina la propiedad latifundista…", escribe Manuel Tuñón de Lara, "no se trataba de simples alborotos pasionales, sino del impulso irresistible de los hombres sin tierra para conquistarla. El programa del Frente Popular contenía ya la aplicación intensificada de la Reforma Agraria. Ya sabemos cuan mínima había sido esa explicación en sus dos años de vigencia. Ahora, los asalariados de la tierra habían votado al Frente Popular para que su situación mejorase definitivamente, y la República no fuese una palabra hueca en el campo…".
"…Los campesinos pasaron rápidamente a la acción: en las provincias de Toledo, Salamanca, Madrid, Sevilla, etc… ocuparon grandes fincas desde los primeros días de marzo y se pusieron a trabajarlas bajo la dirección de sus organizaciones sindicales. Una vez que ocupaban las tierras, lo comunicaban al Ministerio de Agricultura para que legalizase su situación.
Este movimiento culminó el 25 de marzo con la ocupación de fincas realizada al mismo tiempo por ochenta mil campesinos en las provincias de Bajadoz y Cáceres…".
"…Según datos del Instituto de Reforma Agraria, de febrero a junio se ocuparon 232.199 hectáreas, en las que fueron asentadas 71.919 familias campesinas, superficie todavía poco considerable, pero mucho mayor que la que había sido objeto de la reforma durante los precedentes años de régimen republicano…"
“...La decisión de las masas de ir hasta el final era firme. Si el Partido Socialista o el PCE hubieran tenido una política marxista basada en un programa revolucionario que plantease abiertamente la toma del poder; la nacionalización de las fábricas y la banca bajo control democrático de los trabajadores, la expropiación de los terratenientes y la entrega de la tierra a los campesinos a través de cooperativas colectivas para su explotación, la formación de consejos de obreros y campesinos para ejercer el control y la democracia política, el derecho de autodeterminación para las nacionalidades históricas, la independencia para las colonias (especialmente Marruecos), en definitiva un programa como el de Lenin y los bolcheviques en 1917, hubieran encontrado el respaldo unánime de la clase obrera y de los jornaleros, de la mayoría aplastante de la población.
Este programa unido a la defensa de la revolución a través de la formación de milicias obreras y de un llamamiento internacionalista a los trabajadores y los pueblos de Europa y del mundo a defender la revolución española iniciando la revolución socialista en sus países, hubiera transformado toda la situación en España y en Europa.
Alguno podría objetar: "un programa así hubiera provocado la respuesta armada de la reacción". Nosotros contestamos: la reacción ya había tomado una decisión firme de aplastar militarmente el peligro revolucionario. El fascismo era una amenaza tan real que sólo con los métodos de la revolución socialista podría esperarse la victoria .
“El problema era precisamente que el poder se encontraba del lado de la burguesía republicana, los nacionalistas catalanes y vascos y los dirigentes estalinistas. "Las condiciones para la victoria de las masas en la guerra civil contra los opresores son:
1.- Los combatientes del ejército revolucionario deben tener plena conciencia de que combaten por su completa emancipación social y no por el restablecimiento de la vieja forma (democrática) de explotación.
2.- Lo mismo debe ser comprendido por los obreros y campesinos, tanto en la retaguardia del ejército revolucionario como en la del ejército enemigo.
3.- La propaganda, en el frente propio, en el frente adversario y en la retaguardia de los dos ejércitos, tiene que estar totalmente impregnada por el espíritu de la revolución social. La consigna: "primero la victoria, después las reformas", es la fórmula de todos los opresores y explotadores.
4.- La victoria viene determinada por las clases y capas que participan en la lucha. Las masas deben disponer de un aparato estatal que exprese directa o indirectamente su voluntad. Este aparato sólo puede ser construido por los soviets de los obreros, campesinos y soldados.
5.- El ejército revolucionario (...) debe llevar a cabo inmediatamente en las provincias conquistadas las más urgentes medidas de revolución social...
6.- Debe expulsarse del ejército revolucionario a los enemigos de la revolución socialista, es decir, de los explotadores y sus agentes, aunque se disfracen con la máscara de "democráticos", "republicanos"...
7.- A la cabeza de cada división debe figurar un comisario con una autoridad irreprochable, como revolucionario y combatiente.
8.- El cuerpo de mando (...) su verificación y selección debe realizarse sobre la base de su experiencia militar, de los informes aportados por los comisarios y de las opiniones de los combatientes rasos. Al mismo tiempo deben dedicarse esfuerzos en la preparación de comandantes procedentes de las filas de los obreros revolucionarios.
9.- La estrategia de la guerra civil tiene que combinar las reglas del arte militar con la tareas de la revolución social...
10.- El gobierno revolucionario, como comité ejecutivo de los obreros y campesinos, tiene que ser capaz de conquistar la confianza del ejército y del pueblo trabajador.
11.- La política exterior debe tener como principal objetivo, despertar la conciencia revolucionaria de los obreros, los campesinos y las nacionalidades oprimidas del mundo entero...".(León Trotsky, España, última advertencia, pág. 113, 114, 115) .

De nuevo se iban a repetir los errores de colaboración de clases del pasado, pero esta vez de forma más dramática. Largo Caballero se opone a listas conjuntas con los republicanos, pero Prieto no sólo lo lleva adelante sino que les da la mayoría en las listas: 152 diputados a los republicanos y 116 a las organizaciones obreras.
Las maniobras e intrigas de Prieto continuaron para evitar que la izquierda, que era la inmensa mayoría, pudiera quedar claramente reflejada en una nueva dirección, cambiando la correlación de fuerzas en el seno del comité nacional y de la comisión ejecutiva.
El congreso del Partido debía celebrarse en junio para decidir sobre los temas vitales en discusión. Por un lado se trataría el tema de Octubre del 34 y la depuración de responsabilidades, y por otro de la estrategia revolucionaria a seguir para la toma del poder.
Sin embargo, los acontecimientos y las maniobras de los reformistas de Besteiro y centristas de Prieto, impidieron la celebración de ese congreso.
Las ideas que la izquierda tenía sobre las "ventajas" electorales del Frente Popular las expresaba Araquistain en Leviatán:"… Tanto los partidos republicanos de izquierda como algunos mandarines socialistas daban por seguro que el Frente Popular no alcanzaría una mayoría absoluta de diputados, o sea, 237. Con 180 -una cifra muy en boga en vísperas electorales- se daban por satisfechos…
El 16 de febrero se votaría por una nueva República, por la República iniciada en 1934; por una República ya en marcha hacia el socialismo.
Así ha sido. Tan convencidos estamos de esto, que para nosotros no hay duda: si los partidos obreros (el socialista y el comunista de acuerdo con sindicalistas y anarquistas) hubieran ido solos a la lucha electoral, hubieran traído una cifra no menor de 250 diputados…"
"…Otro éxito de la fantasmagórica comisión ejecutiva del Partido Socialista: propuso que el próximo congreso del Partido tuviera lugar en Asturias, y abreviando los plazos reglamentarios tan apremiantemente, que las agrupaciones locales no hubieran tenido tiempo material de presentar ninguna proposición de importancia.
El propósito era claro. Se trataba de estrangular ese congreso, impidiendo que se reformaran el programa y los estatutos del Partido, como era y es el deseo, públicamente confesado, de Francisco Largo Caballero, y acaso que se discutiera a fondo la insurrección de Octubre.
En cuanto a elegir Asturias como escenario del congreso, se esperaba, quizá, que una evocación espectacular de los muertos y de los supervivientes de la heroica insurrección obligara a acallar las irreconciliables discrepancias teóricas y tácticas dentro del Partido Socialista y a que sus representantes se dieran otro falso abrazo de paz y fraternidad, como en 1932…
Pero los cálculos le han salido mal a la Ejecutiva. La inmensa mayoría de las agrupaciones se han pronunciado porque el congreso se reúna en Madrid y dentro de los plazos reglamentarios por lo menos. El próximo congreso se celebrará, pues, sin prisas y sin amaños, con la máxima concurrencia del Partido y sin escamotear proposiciones.
La Agrupación de Madrid, que ahora preside Largo Caballero, presentará una importantísima para el futuro del Partido Socialista. En ella se repudian las ilusiones del reformismo y se preconiza, como régimen de transición entre la sociedad capitalista y la socialista, la dictadura del proletariado, organizada en democracia obrera.
Si esta proposición fuera aprobada, su trascendencia para el porvenir de España sería inmensa…"
Mientras tanto, Prieto aspiraba a ser nombrado primer ministro y todos estaban de acuerdo en esta decisión, con la excepción de Largo Caballero que le previno diciéndole que no debía entrar sin el consentimiento del Partido, advirtiéndole que eso se discutiría en el congreso.
Las presiones para llevar a cabo estos planes eran brutales, no sólo por parte de la derecha del PSOE sino del resto de las fuerzas del Frente Popular:"
Pero la izquierda socialista no cedió. Entonces Prieto intentó medidas desesperadas. El Comité Ejecutivo Nacional, controlado por él, aplazó la convención de junio a octubre; prohibió Claridad y le quitó los fondos del Partido…
A pesar de las maniobras de Prieto, estaba claro que la base apoyaba al ala de izquierdas. Caballero había sido reelegido secretario de la UGT por una abrumadora mayoría…"Las elecciones de febrero dan la victoria al Frente Popular y esto es la señal de partida para una movilización general en las fábricas por parte de los trabajadores, en los campos donde se ocupan tierras, por la amnistía, con la liberación inmediata de los presos por los obreros que asaltan las cárceles…
El gobierno trata de reprimir tanto "desorden", enfrentándose al movimiento pero se ve impotente. La UGT, dirigida por la izquierda, participa activamente en las huelgas y ocupaciones de tierras.
Azaña es nombrado nuevo presidente de la República y se nombra un nuevo gobierno, en el que los socialistas se niegan a participar.
La burguesía ve con terror el avance del movimiento obrero. El 18 de julio la reacción se subleva y estalla la guerra civil .
(Revolucion comunista españa 1936. MARXISMO HOY Nº 3. La Revolución española 1931 – 1939)


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