viernes, 12 de julio de 2013

Más de lo mismo



RAJOY, ARRIOLA, BÁRCENAS Y TERTSCH
Luis María ANSON
Hermann Tertsch, a cuestas con su inescribible apellido, es uno de los columnistas más lúcidos del periodismo español. Su sagacidad mantiene en vilo a los lectores. Al advertir el riesgo de que Bárcenas derribe el templo popular, con sus principales dirigentes dentro, escribe: “En la situación de emergencia de España, cuando a duras penas comienza a estabilizarse un poco algo, pero todo puede hundirse aun definitivamente, hace falta ser irresponsables necio, golpista, amoral o todo a la vez, para querer dinamitar lo único que nos mantiene y nos da esperanza de salir a flote, la estabilidad política. Rajoy, bunquerizado y bien servido de soberbia, comete errores indescriptibles. Pero el mayor, pese a lo que digan su nefasto Arriola y demás, es esconderse, en vez de salir, ponerse una vez colorado y correr a gorrazos de verdades a todos los enanos que lo acosan cubiertos de sus propias podredumbres y de su radical impotencia política”.
Tiene razón Hermann Tertsch. Las últimas encuestas son incuestionables. Si la catástrofe anunciada por Bárcenas se produce, en unas elecciones generales, hoy, ganaría el Partido Popular pero no gobernaría. Reducido el PSOE a 110 o 112 escaños, se formaría un Gobierno de Frente Popular con los socialistas, los comunistas de Izquierda Unida y la extrema izquierda radical de ERC y BNG. No hace falta decir lo que supondría para la estabilidad española un Gobierno de estas características, sometido además a los tirones de los partidos nacionalistas vasco y catalán, PNV y CiU.

VALDERAS TRATA DE EXPLICAR LO INEXPLICABLE
Luis María ANSON
Diego Valderas, cabecilla comunista de Izquierda Unida en Andalucía, se ha distinguido por el apoyo a Ada Colau -actriz fracasada en Antena 3, antaño; activista política, hoy- en su movimiento antidesahucio. Un vecino le ofreció venderle su piso en 48.000 euros. Valderas, que es un listo, esperó a que desahuciaran al vendedor y se quedó el piso en la subasta por una cantidad que apenas llegó a los 30.000 euros. Menuda maniobra la del comunista antidesahucio a costa del pobre desahuciado.
Esperaba yo que Diego Valderas hiciera una declaración y demostrara que él no es autor de semejante tropelía. Ha hecho, en efecto, la declaración pero da grima leer lo que ha dicho. Está claro que el dirigente comunista se ha beneficiado con un negociete, apropiándose a bajo precio del piso de un vecino que fue desahuciado. Ada Colau permanece callada como una muerta. Lo menos que debería hacer es reconvenir formalmente, no de boquilla, al compañero Valderas por su miserable acción. Todo es puro artificio en ciertas asociaciones. Valdría la pena desenmascararlas. El movimiento contra el desahucio es, en gran parte, una fórmula más para recibir subvenciones públicas, hacer como que se hace y enriquecerse con el dinero de los contribuyentes.


RAJOY, OBLIGADO A COMPARECER ANTE EL CONGRESO
Luis María ANSON
Estamos ante el fin de la estrategia de Arriola, la de los tres monos de Nikko: no ver nada, no oír nada, no decir nada. A Mariano Rajoy no le va a quedar otro remedio que aclarar ante el Congreso el caso Bárcenas y someterse al acoso de los diputados de la oposición. El envite se acerca al órdago. No se trata solo de los partidos opositores. Hay un clamor en la opinión pública para que el presidente del Gobierno se pronuncie sobre las manifestaciones de Luis Bárcenas, según el cual el PP se ha financiado irregularmente durante 20 años. Posiblemente eso mismo lo han hecho otros partidos. El gasto desaforado en las campañas electorales, el derroche en edificios, instalaciones, asesores, colaboradores, viajes gratis total, ayudantes, escoltas, enchufados, parientes y demás parafernalia no se paga solo con las cuotas de los afiliados que, por cierto, no cubren ni el 10%. Tampoco con las subvenciones de dinero público que los partidos se otorgan a sí mismos. Maragall cantó la palinodia en el Parlamento catalán y desveló que CiU trincaba el 3%, que luego fue el 4, de cada obra pública contratada por la Generalidad. En Madrid parece que la fórmula ha sido distinta: obra pública concedida a una empresa significaba que el empresario favorecido hacía una donación al partido. Si Bárcenas choriceó una parte de esas donaciones se autoinculparía al reconocerlas para hacer daño a Rajoy. En todo caso, y aunque otro partidos hayan hecho lo mismo para financiarse, al que le ha tocado la china es al PP por las declaraciones contundentes de su extesorero.
Y en eso estamos. Al presidente del Gobierno no le queda otro remedio que dar la cara. Veremos lo que dice. En su entorno aseguran que lo puede aclarar todo y que su conducta ha sido siempre irreprochable.

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