Negrín como Profesor
Como
docente, la mayoría de las opiniones recogidas personalmente a personalidades
ilustres que fueron sus alumnos (Enrique Parache Guillen, José Botella Llusíá,
Luis Tejero Nieves, Cifuentes Delatte - a través de su hijo-, Alvarez-Salas
Morís -a través de su hijo-) coinciden en afirmar que era un mal docente, con
escasas dotes oratorias y con escasa programación de la materia a enseñar.
Debe recordarse que la carrera docente de Negrín, en la Facultad de San Carlos, se limita -por sus actividades políticas- prácticamente a nueve o diez años (1922/1931) y el balance de su docencia según la opinión oral o escrita de quienes fueron sus alumnos, resulta "aprobado por los pelos", y si no, veamos lo que opinan algunos de ellos:
*.- Severo Ochoa (en entrevista con Marino Gómez Santos): "Explicaba mal, pero sus lecciones eran sumamente estimulantes"
*.- E. Parache Guillén: "Explicaba mal y suspendía demasiado"
Debe recordarse que la carrera docente de Negrín, en la Facultad de San Carlos, se limita -por sus actividades políticas- prácticamente a nueve o diez años (1922/1931) y el balance de su docencia según la opinión oral o escrita de quienes fueron sus alumnos, resulta "aprobado por los pelos", y si no, veamos lo que opinan algunos de ellos:
*.- Severo Ochoa (en entrevista con Marino Gómez Santos): "Explicaba mal, pero sus lecciones eran sumamente estimulantes"
*.- E. Parache Guillén: "Explicaba mal y suspendía demasiado"
*.-
Alvarez Salas Morís -a través de su hijo José Luis, 20-II-98-: "Explicaba
muy mal, provocando que los alumnos no fueran a su clase; su adjunto Corral,
también era muy malo"
*.-
Luis Tejero Nieves: "No explicaba bien, los alumnos se aburrían"
*.-
José Puche Alvarez: "Sus lecciones ahorraban a quienes le escuchaban,
muchas horas de lectura".
*.-
Ortiz Picón (Una vida y su entorno. Univ. Granada, 1979): "Se ocupaba
demasiado de los aspectos bioquímicos, escamoteando realmente la enseñanza de
la auténtica fisiología. Era poco didáctico para los estudiantes, pues llenaba
la pizarra de fórmulas de aminoácidos incomprensibles para los alumnos. La
proporción de suspensos, era considerable"
*.-
Pedro Laín Entralgo (Hacia la recta final. Revisión de una vida intelectual,
pag. 364-367. Círculo de lectores. Barcelona. 1990): "Puede considerarse
como un "incitador de vocaciones científicas", al promover, mediante
la palabra hablada o escrita, esa vocación, abriendo a la mente del discípulo
posibilidades que él, por si mismo, acaso no habría descubierto"5
*.-
La opinión de Laín sobre Negrín, en 1990, merece un breve comentario, siempre
que no se padezca amnesia. El propio Laín, en 1966, con motivo del cierre del
viejo Hospital de San Carlos, escribe una editorial (Arch. Fac. Med. Madrid.
IX:2, 1966) en la que analiza el balance de la vieja Facultad, y al citar las
Cátedras que él llama "decorosas", incluye en ellas, entre otras, a
la de Fisiología que regentó en su día Gómez Ocaña, pero no cita para nada a
Juan Negrín, al "incitador de vocaciones científicas". En la misma
línea, -creo ya haber señalado en otro lugar-, el dato sorprendente, de cómo en
la Ha de la Medicina Contemporánea de Laín (2a Ed. 1963), Juan Negrín no
aparece ni en el índice, mientras sí se dedican dos renglones, a Gómez Ocaña y
a Augusto Pí y Suñer. ¡Curioso el olvido -viviendo el General Franco- de Pedro
Laín!
Grande
Covián: "Muchas de las cosas que él hacía, que eran completamente normales
en las Universidades de Europa, parecían unas novedades terribles en aquel
momento"
A
L. F. Jacob, esta afirmación de Grande Covián, le parecía lógica, pues
habiéndose formado Negrín en Alemania, con solo contar lo que había visto y
vivido en aquel país, ya resultaría novedoso.
Grande
Covián debiera tener muy presente, que hay que diferenciar entre la elaboración
de conceptos originales y creatividad propia, con el mimetismo y servilismo de
quienes solo son capaces de reflejar lo aprendido en el extranjero,
circunstancia que con excesiva frecuencia se da en nuestro país.
Añade
Grande Covián (quien por cierto junto a Severo Ochoa, abandonaron a Negrín,
para irse con Jiménez Díaz), que "faltaban libros, y los que había
traducidos, eran muy malos".
Grande
Covián lo decía, influido porque en las clases de Negrín, éste no seguía texto
alguno, estando siempre preocupado porque sus alumnos -de quince o dieciséis
años- "aprendieran idiomas y leyeran revistas extranjeras", lo cual
con frecuencia irritaba a los estudiantes
L.F.Jacob,
pensaba, que si para Juan Negrín, no existía ningún texto de Fisiología
apropiado, bien pudo, dada su sabiduría y dominio de al menos seis lenguas
(francés, inglés, alemán, e italiano), traducir un texto clásico o incluso
escribir para la posterioridad, un tratado de Fisiología que sirviera de
referencia.
Gregorio
Marañón: en el discurso de recepción de la Real Academia de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales, que pronunciara el 3 de diciembre de 1947, refiriéndose a
que el desarrollo de la medicina en Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, USA,
e incluso Sudamérica, ha sido precedido por la obra de fisiólogos ilustres,
afirma: "La medicina española, ha tenido su gran histólogo, pero le ha
fallado el fisiólogo revolucionario..."
Marañón
habla de "los beneméritos esfuerzos de algunos fisiólogos aislados como
Gómez Ocaña, Rodrigo Lavín y Pí Suñer", pero..., ni una sola palabra
referente a Juan Negrín.
Botella
Llusiá (entrevista personal en mayo de 1999): "No era mal docente, lo que
pasa, es que si cenaba dos o tres veces y después se iba de..., al día
siguiente no podía explicar muy bien"; yo hice la Tesis doctoral sobre la
síntesis de urea en la placenta, y la presenté el 15 de julio de 1936, siendo
él, el Presidente del Tribunal, ¡fíjese Vd. en que fechas!. Negrín llamó a mi
padre para que me fuera a Estados Unidos, debí hacerlo".
Existe
pues, una amplia mayoría que coincide en que Negrín no era buen docente.
Respecto
a su "Escuela de Fisiología", muchos historiadores le atribuyen como
discípulos, a personalidades médicas que apenas permanecieron con él un curso
de postgraduado y dos o tres como estudiante.
Realmente
su herencia científica en España, la constituye Hernández Guerra (fallecido a
temprana edad) y José María del Corral (a quien sufrimos el curso 57/58), pues
Méndez derivó hacia la farmacología al igual que García Valdecasas,
pareciéndonos un atrevimiento considerar a Severo Ochoa como discípulo de su
escuela tan solo por permanecer unos cursos como estudiante y uno como
postgraduado, y por si fuera poco, lo abandonó en 1935 para irse con Jiménez
Díaz, al igual que hiciera Grande Covián.
Severo
Ochoa tenía claro que deseaba vivir y trabajar en una sociedad en la que se
valorasen más los méritos propios, que los favores políticos y financieros.
Solo así se podría hacer investigación y formar "Escuela que perdure"
al menos algún tiempo, pues las que surgen del amiguismo y favoritismo
circunstancial de una época, están condenadas a desaparecer. De ello en España,
existe gran experiencia.
(Fuente:EXILIO Y DEPURACIÓN (en la Facultad de Medicina de San Carlos). CAPÍTULO
8. El Profesor D. Juan Negrín López. Fernando Pérez Peña, Profesor Titular de Patología
y Clínica Médica de la Facultad de Medicina de Madrid).
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