martes, 27 de mayo de 2014

EUROPA de les nacions.....


La Europa de las tribus
IGNACIO CAMACHO
La crisis de la política empuja a los europeos en manos de una pléyade de charlatanes, oportunistas y exaltados
MALAS noticias. La Europa de las instituciones tendrá esta noche menos cohesión ideológica y moral que esta mañana. Por mano democrática y popular, eso sí; el pueblo es soberano incluso en su derecho a equivocarse. La crisis ha provocado en la gente una frustración que ofusca su criterio y tiende a empujarla en manos de charlatanes, oportunistas y exaltados. Así, el Parlamento de soberanía casi plena que soñaron Delors, Kohl y los últimos grandes europeístas de luces largas va a convertirse en la caja de resonancia de una estrafalaria pero extensa pléyade de ventajistas fanáticos. Los xenófobos de Le Pen en Francia, los antisistema de Grillo en Italia, los racistas de Farage en Gran Bretaña, los eurófobos de Wilders en Holanda. En las naciones del Tratado de Roma, en los territorios que acunaron la más refinada civilización del Occidente contemporáneo, la oleada antipolítica ha incubado los virus de la intolerancia, la crispación y la discordia.
En el convulso mapa continental que se perfila desde hoy, España aparenta pese a su tormentoso clima interior un contorno moderadamente razonable. El racismo carece de expresión política, la extrema derecha no está articulada y el voto del descontento se limitará a alejarse del bipartidismo hegemónico para buscar refugio en partidos de perfecta integración democrática. UPyD, Ciudadanos y Vox representan a fuerzas regeneracionistas e Izquierda Unida es una plataforma de ideas radicales pero con plena consolidación en el sistema institucional. El extremismo revolucionario y las candidaturas frikis pueden aflorar solo en proporciones simbólicas y poco significativas, testimonios inevitables de la sociología del desengaño. Nuestra única cuota estrambótica la asume el nacionalismo rupturista, vieja anomalía que pretende defender la unidad europea rompiendo la española. En conjunto, el panorama electoral de las encuestas responde a una cierta madurez colectiva, impermeable a los cantos de sirena que en otras naciones invocan con su música alborotada a los peores fantasmas del siglo pasado. El ajuste de cuentas será interno, no con Europa. La desafección política es tan notable como lógica, pero no parece aún capaz de desequilibrar la contrastada sensatez histórica de un electorado irritado por los ajustes pero con memoria del papel que la UE ha representado en la consolidación nacional de los últimos treinta años.
Por mucha cordura que conservemos los españoles, va a ser sin embargo inevitable que nos afecte la epidemia desintegradora con su efecto de contagio. El avance de la Europa de las tribus, como la llama el maestro Carrascal, tendrá influencia decisiva en el marco de las grandes instituciones que determinan nuestro presente y nuestro futuro. Y no son buenas perspectivas las de ahí afuera; si este país extravía el camino no va a encontrar soluciones correctas donde siempre las había buscado.

Europa: To be or not to be
JOSÉ MARÍA CARRASCAL
Aquel sueño de una Europa unida, próspera, solidaria, ha sido la principal víctima de la crisis
NO es España la que se la juega este fin de semana. Es Europa, y comprenderán que no me refiero a la final de Lisboa. Europa, como España, ha llegado a una encrucijada en la que nunca creyó encontrarse: seguir adelante con su proceso de unificación o volver a los estados nacionales, que, aunque son unos hijos de puta, son nuestros hijos de puta, no los de Bruselas.
Aquel sueño de una Europa unida, próspera, solidaria, ha sido la principal víctima de la crisis y por todas partes crecen críticas al proyecto común, unos por creer que aportan demasiado, otros por considerar que se les exige más de lo debido. Ambos pueden tener razón, pero en la disputa puede morírsenos la criatura. El dato más relevante que salga de las urnas es el de los partidos antieuropeístas, que nos dará la magnitud del descontento y, a la postre, el «to be or not to be» del proyecto comunitario. ¿Continuamos con los ajustes ahora que la recuperación apunta tímidamente en los más castigados por la crisis –Grecia, Italia, España, Portugal, Irlanda– o volvemos a gastar más de lo que ganamos? Pues no hay otras alternativas, pese a lo que dicen los demagogos.
Lo más curioso es que mientras en los países ricos del norte el antieuropeísmo se da en la extrema derecha, en los pobres del sur se da en la extrema izquierda. Lo que indica que son bastante parecidas. O, mejor, que la izquierda ha adoptado posturas de la peor derecha. ¡Quién me iba a decir a mí que vería a la izquierda hacerse antieuropea, a más de nacionalista! Vivir para ver.
La mayor mentira que ha dicho Elena Valenciano en esta campaña no fue que el PP está contra las mujeres –teniendo maltratadores en altos cargos de su partido–, sino que el PSOE es una socialdemocracia. No, el PSOE de hoy es socialismo puro y duro, que disputa a los comunistas el voto de la izquierda y se pone como objetivo «parar a Merkel», como hacen estos. Si fuera socialdemócrata, haría lo que los socialdemócratas alemanes que están gobernando con Merkel y que, bajo Schröder, lanzaron el programa de ajustes que ha permitido a su país afrontar la crisis con éxito. Ajustes que iban desde la reforma del mercado laboral a la revisión de todos los gastos.
Pero no quiero hablar de esta campaña electoral en España, la más triste, la más pobre, la más estúpida que he presenciado en mi ya larga vida periodística, reducida por la señora Valenciano al machismo del candidato del PP y por este a escapar de la metedura de pata que cometió, mientras el resto intentaba sacar tajada del rifirrafe. Yo solo quería llamar la atención sobre un punto: ese Estado del bienestar que llegó a alcanzar España y ahora se ve en peligro fue gracias a Europa. Sin las ayudas, subvenciones y oportunidades que Europa nos ofreció –puede que sin los debidos controles, pues parte de ello se fue a bolsillos que no correspondían, pero eso no es culpa de Europa, sino nuestra–, nunca hubiéramos alcanzado tal bienestar.
Pues bien, quien quiera volver a lo anterior, hoy tiene la oportunidad de pedirlo.

España era el problema, Europa la solución
La UE se enfrenta a un gran dilema: o construye una estructura supraestatal con fuerza suficiente para hacer política en el mundo globalizado o retornará a una especie de Edad Media de Estados subalternos
SANTOS JULIÁ 25 MAY 2014 - 00:58 CET
Archivado en: Opinión Elecciones europeas 2014 José Ortega y Gasset Joaquín Costa Crisis económica Recesión económica Coyuntura económica España UE Elecciones Economía Europa Organizaciones internacionales Política Relaciones exteriores

EULOGIA MERLE
Cuando Ortega alumbró la memorable ocurrencia que encabeza esta página, todavía resonaban los ecos de “aquella literatura revuelta, tumultuaria, a trechos estimulante y cáustica, a trechos deprimente y narcótica como el vaho de cloroformo en las enfermerías”, de la que Miquel dels Sants Oliver levantó el primer y casi definitivo balance en 1907. Oliver la bautizó como literatura del desastre, aunque no todo en ella fuera canto de añoranza ni adoptara el tono elegiaco propio del finis Hispaniae. Por ejemplo, que España, si quería salir del estado de postración en que había caído tras el desastre de 1898, tendría que europeizarse: “Queremos respirar el aire de Europa” fue el grito que se elevó de la primera asamblea de productores animada por el ardiente corazón de Joaquín Costa. Y Ortega, un adolescente del 98, que había escuchado con el ánimo sobrecogido, como tantos otros jóvenes, los aldabonazos de Costa en el Ateneo de Madrid clamando contra la oligarquía y el caciquismo y por la reconstitución y europeización de España, no tuvo ninguna duda de que, en efecto, España era el problema y Europa la solución.

Lástima grande fue que nada más enunciarse el ideal de Europa como síntesis de ciencia y moral alemana, libertad y democracia de Francia, educación y selfgovernment de Inglaterra, los europeos entraran en una guerra que los desolados jóvenes españoles, llegados a su primera madurez, no pudieron interpretar más que como “guerra civil”, un concepto que oscurecía más de lo que aclaraba y que fue cediendo ante la evidencia de que quienes se enfrentaban por las armas eran los Estados de naciones imperiales, que no cejaron en su mutua destrucción hasta que de la vieja Europa no quedaron más que ruinas. Las nuevas generaciones de españoles, sin embargo, que habían apostado con fuerza por los aliados frente a los imperios centrales, no abdicaron de su empeño y en muy pocos años, los que van de 1918 a 1936 arramblaron con la España ensimismada a la que las clases dominantes de la Restauración —típicamente, ferreteros vascos, textiles catalanes, latifundistas castellanos y andaluces— habían aislado del mundo entorno con sus aranceles y políticas proteccionistas. Respiraron, en efecto, los aires de Europa y alumbraron una nueva edad que hemos llamado de plata aun si en muchas de sus realizaciones superó con creces la de oro.

El ensimismamiento llegó a cotas impensables con la consigna de Imperio hacia Dios y Nación católica

De todo esto, como sabemos muy bien por haberlo sufrido en nuestras carnes, no quedó nada: el proteccionismo alcanzó su paroxismo con la autarquía del Nuevo Estado salido de la rebelión militar y la guerra civil y sostenido en las mismas clases dominantes de la Restauración con el añadido de las tres grandes instituciones con poder de Estado encargadas de mantener bien cerradas las ventanas al exterior: las Fuerzas Armadas, la Iglesia y el Movimiento. El ensimismamiento subió a cotas impensables con la doble consigna de Imperio hacia Dios y Nación católica, un invento muy español que lo debe casi todo a dos cardenales catalanes: Gomà y Pla i Deniel, arzobispos de Toledo, primados de España desde 1933 hasta 1968, y heraldos, el primero, de la Hispanidad y el segundo, de la Cruzada. Fueron años de hambre, crucifijo y pena que culminaron con las gentes del Opus Dei y su nueva consigna, tan digna de recuerdo como las de Costa y Ortega: españolización en los fines, europeización en los medios. Con ella, y no poco de cilicio, se pusieron en marcha los planes de desarrollo sostenidos en las remesas de emigrantes y las divisas de turistas. Europa tomaba el sol en las playas de España y España tendía sus brazos a los europeos desde la no menos célebre consigna ideada por los servicios de propaganda de Manuel Fraga: Spain is different.

Por algunas de las rendijas abiertas escaparon —escapamos— muchos españoles que, además de respirar el aire de Europa como nuestros mayores, queríamos ser lisa y llanamente como los europeos. ¿Españoles? Bueno, eso era lo que aseguraba nuestro DNI, pero qué vergüenza andar levantando banderas, qué ridículo emocionarse con glorias o identidades nacionales, qué pereza cultivar señas de identidad impuestas por la tradición, la cultura o la memoria construidas desde el poder del Estado. Determinados a ser, por nacimiento, españoles, éramos, por lecturas y por voluntad de ser, europeos, con una carga de ingenuidad de la que solo despertamos cuando, a la muerte del dictador, Francia impuso pausas y sembró de obstáculos nuestro viaje a Europa. Finalmente, con el camino despejado por la política exterior más hábil y tenaz sostenida por cualquier Gobierno español en el siglo XX, la sensación de logro, y no de gracia otorgada, dio a la entrada de España en la Comunidad Europea toda su dimensión histórica, porque fue ese logro lo que acabó por liquidar la secular frustración que nuestros más ilustres antepasados habían definido como anomalía española.

¿Dónde estamos ahora? El largo viaje a Europa terminó hace décadas: ya no vamos a Europa, ahora somos Europa. Europa, por tanto, ya no es nuestra solución, es nuestra responsabilidad, aunque por lo que transmitieron los debates entre candidatos a ocupar un escaño en el Parlamento Europeo se diría que lo que realmente nos va es cocernos en nuestras propias miserias. Lo que de verdad movió a cada candidato fue echar sobre el adversario paletadas de basura de manera que apareciera ante los electores como único responsable de los males que nos aquejan. Por supuesto, para quienes tienen como meta la secesión de un territorio del Estado, las elecciones europeas son poco más que un test para medir la fuerza del soberanismo. Encerrados con esos juguetes de fabricación casera, a nadie parece interesar el futuro de Europa.

Durante la crisis se refuerzan y multiplican los nuevos movimientos secesionistas y populistas

Sin duda, Europa ya no es lo que era a finales del pasado siglo: un proyecto vivo de construcción de un poder público supraestatal posnacional. La crisis que ha sacudido sus cimientos ha mostrado, por una parte, que sus nacionalidades, lejos de mezclarse y fundir sus cualidades y sus caracteres particulares en una unión común para el beneficio de la raza humana —por decirlo con palabras de John Stuart Mill— se refuerzan y multiplican con los nuevos movimientos populistas y secesionistas surgidos en las últimas décadas; y, por otra, que sin una moneda asentada en un sólido entramado institucional no hay poder público ni hay, por tanto, política alguna que valga. Y así, Europa se encuentra hoy ante un dilema que habrá de resolver: o logra constituir una estructura supraestatal con fuerza suficiente para hacer política en el nuevo mundo globalizado o retornará a esa especie de Edad Media en la que sueñan los movimientos secesionistas siempre a la búsqueda de identidades ancestrales.
 Pues aunque nadie pueda predecir el futuro, parece claro que si los movimientos neopopulistas y secesionistas logran sus objetivos y si Reino Unido, España, Italia y Bélgica entran por la senda de la secesión de sus territorios mientras Francia opta por encerrarse en una dorada decadencia, Europa acabaría alumbrando un nuevo sistema de poder seudoimperial germano operando sobre unidades territoriales de pequeños Estados subalternos. En tal caso, Europa dejaría de existir como un poder supraestatal capaz de someter a regulación los mercados y de mantener en vida lo que ha constituido hasta hoy su principal razón de ser: garantizar a sus ciudadanos, además de paz y democracia, un sistema público de sanidad, educación y seguridad social que las políticas privatizadoras y el creciente abismo de desigualdad abierto a nuestros pies por los poderes financieros globales ha erosionado durante las últimas décadas.
Santos Juliá es profesor emérito de la UNED. Acaba de publicar Nosotros, los abajo firmantes. Una historia de España a través de manifiestos y protestas (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).

HA GANADO LA DERECHA

EDURNE URIARTE
No hay noticias de la ultraderecha en España, las hay de los ultras que han acabado con Rubalcaba
HAGAMOS un pequeño ejercicio de política ficción consistente en imaginar que el triunfador del domingo, con tres puntos de diferencia sobre el segundo, fuera el PSOE. Nos hubiéramos enterado sobradamente porque ese habría sido el gran titular de las elecciones. Como quien ha ganado ha sido el PP, cuesta valorar tal hecho, concentrados muchos como están, sobre todo los analistas de la izquierda y los críticos del PP, en destacar la pérdida de votos global del PP y del PSOE.
No quiero minimizar tal pérdida, por supuesto, pero se daba por hecha, aunque no fuera en tales dimensiones, porque estas elecciones se utilizan para el voto de castigo de quienes gobiernan, y mucho más en esta terrible crisis. Y porque hay demasiada gente alentando irresponsablemente el populismo en los dos últimos años. Pero la batalla esencial era, hasta que ganó el PP, la que enfrentaba a los dos únicos partidos con posibilidades de gobernar. A media legislatura, PP y PSOE sabían que estas elecciones tenían un simbolismo fundamental, el de la ratificación o rechazo de la alternativa de la derecha. La dinámica política del resto de la legislatura dependía, como bien ha demostrado la convulsión socialista, de ese resultado. Importaba ganar, aunque la diferencia fuera mínima y por mucho que subieran los populismos y radicalismos varios, porque esos no gobernarán, a no ser que los españoles decidan suicidarse políticamente. Y eso no ocurrirá en unas Generales.
Y la misma batalla enfrentaba las dos grandes alternativas de Gobierno en Europa, la de la derecha y la socialista. Con victoria, también de la primera en Europa. Lo que es más destacable aún en España porque lo ha hecho tras dos años de duras medidas para salir de la crisis y es uno de los pocos partidos de Gobierno europeos que lo ha logrado.
Y a quienes les han estallado los ultras en la cara es a los socialistas. Esta sí que es una amarga lección para Rubalcaba. Años alertando sobre la llegada de la ultraderecha como él ha estado y resulta que quien ha llegado es la ultraizquierda, la de Podemos y la que ya estaba, la de IU. Y lo ha hecho, además, quedándose con los votos de los socialistas. Lo esperable, después de que los propios socialistas hayan dedicado estos dos años a legitimarlos y a animarlos. Para derribar al Gobierno. Y a quien han derribado es a Rubalcaba, como los otros, los ultranacionalistas, van a derribar a Artur Mas.
No hay noticias de la ultraderecha en España, las hay de los ultras que han acabado con Rubalcaba. Además de él mismo, de sus propuestas y de la campaña de Valenciano sobre los «machos ignorantes» y «feos» de la derecha. Lo que no elimina los problemas para la derecha española. Es evidente que difícilmente puede volver a gobernar con el 26% de los votos y que tiene que recuperar a los votantes que se le han quedado en casa en señal de hastío y reprobación. Y es evidente también que hay una eclosión de populismo y radicalismo en España, amenazador también para la derecha moderada.

Para la recuperación de unos, los votantes de la derecha, y el freno a los segundos, a ultras y populistas, la derecha no puede jugárselo todo a la baza de la eficacia y de la recuperación económica. Necesita discurso político, fuerza ideológica e identidad. Este debe ser ahora su reto, en los casi dos años restantes de Gobierno. El reto de dar discurso, ideología e identidad a la gestión. Serán imprescindibles para la movilización de los críticos y de los escépticos.

Joven, licenciado y desencantado con la izquierda: así es el votante medio de Podemos

Joven, licenciado y desencantado con la izquierda: así es el votante medio de Podemos
SARA MONTERO / MADRID
Día 27/05/2014 - 03.53h ABC
En ciudades como Madrid, Soria o Las Palmas, Pablo Iglesias ha fagocitado a IU y se ha colocado como la tercera fuerza política
Joven, licenciado y desencantado con la izquierda: así es el votante medio de Podemos
El desencanto político de la izquierda, que se desprende de los resultados de las elecciones europeas, se ha personificado en la figura de Pablo Iglesias y el partido Podemos. El profesor universitario, reconvertido después en tertuliano, ha logrado acumular el descontento de los votantes jóvenes que le han dado hasta cinco escaños en el Parlamento Europeo.
La primera pista sobre el perfil medio de los que han aupado a Pablo Iglesias a las altas esferas europeas es que pertenece a una masa de electores desengañados con la izquierda. Este sentimiento de desilusión ha hecho que arrebate votantes potenciales a partidos como PSOE o Izquierda Unida en algunos de sus feudos fuertes. En Asturias (de las pocas comunidades autónomas que gobierna el PSOE) se ha convertido en la tercera fuerza política con el 13,69% de los votos, desbancando a IU.

Más llamativo es el caso del municipio madrileño de Rivas Vaciamadrid. Tradicional feudo comunista (y paradójicamente, uno de los municipios más ricos de España), ha sucumbido al tsunami Podemos y lo ha colocado como la primera fuerza más votada en la localidad. En ciudades como Madrid, Soria o Las Palmas, donde ha ganado el Partido Popular, Podemos ha fagocitado a IU y se ha colocado como la tercera fuerza política.

A la espera de que las encuestas poselectorales afilen con más precisión el perfil de este votante, el CIS ya daba a principios de mayo algunas pautas orientativas. Según la encuesta preelectoral, casi la mitad de sus votantes tienen menos de 35 años, aunque su segundo núcleo fuerte se situaría entre los 45 y 54 años. Este dato avala el éxito de la intensa campaña Podemos en internet y las redes sociales, en los que este sector de edad se maneja con soltura. Curiosamente, fueron más los hombres que apostaban por esta nueva formación que las mujeres.

Podemos también levantaría más simpatías entre los titulados universitarios que entre los que tienen estudios inferiores, aunque los que pertenecen a las etapas más tardías de las secundarias también le siguen de cerca. Profesor de universidad, entrado en la treintena y desencantado con los partidos tradicionales de izquierdas (él mismo militó en las juventudes comunistas), Pablo Iglesias es un reflejo muy aproximado de sus propios votantes. Su próximo reto será mantener la euforia en las próximas candidaturas y evitar el desgaste que ha dinamitado a sus rivales y del que él mismo se ha aprovechado electoralmente.
Entre muchos ciudadanos ha cundido la idea de que en los dos grandes partidos tradicionales cada vez hay más políticos de carrera, personas que se vinculan a unas siglas desde su juventud y que van saltando de cargo en cargo sin haber trabajado en el mundo real.
Hay ejemplos para aburrir: desde José Blanco (de concejal a ministro) o Elena Valenciano (de telefonista a vicesecretaria general del PSOE ) o Jorge Fernández Díaz (de gobernador civil en 1980 a ministro del Interior).

Partidos emergentes, como UPyD o Ciudadanos, explotan el mensaje de que sus candidatos son personas que se han ganado la vida con su profesión y ahora quieren dedica unos años a la cosa pública.
De todos modos, como toda generalización esconde una injusticia: en el PP y el PSOE también hay políticos con excelentes carreras profesionales. Sin ir más lejos, Rajoy es registrador, Gallardón es fiscal y Soraya Sáenz de Santamaría es abogada del Estado. Igualmente, hay ejemplos de buenos políticos sin ningún tipo de formación y de malos políticos con excelentes y brillantísimas carreras profesionales.
Cuando están en la oposición, el PP y el PSOE siempre anuncian que fortalecerán la separación de poderes, en concreto en lo relativo a la elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial.
Sin embargo, siempre han hecho todo lo contrario: desde el célebre «Montesquieu ha muerto» pronunciado supuestamente por Alfonso Guerra cuando el PSOE de Felipe González hizo la primera reforma del Poder Judicial hasta la última reforma impulsada por el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón (que ha hecho exactamente lo contrario de lo prometido en el programa electoral).
El Poder Judicial, por tanto, está cada vez más sometido al Ejecutivo y al Legislativo, pues el nombramiento de sus vocales se decide mayoritariamente en el Congreso, el Senado y el Gobierno.

La primera subasta de coches de la Junta de Castilla-La Mancha se celebró en 2011
La crisis económica ha destapado una hipersensibilidad ciudadana hacia los privilegios de los que gozan los políticos y la falta de control sobre muchos gastos, que en algunos casos son menores. Lo que antes de la crisis algunos llamaban «el chocolate del loro», porque son peuqeños gastos, pasó a convertirse en «un millón de loros comiendo chocolate». En tiempos de recortes que afectan diretamente a los bolsillos de los ciudadanos, hay gastos que parecen obscenos: coches oficiales, despachos lujosos, subvenciones absurdas, viajes en primera..

El PP y el PSOE son incapaces de reformar aspectos de la Constitución que están absolutamente obsoletos. La igualdad del hombre y la mujer en la sucesión a la Corona o el papel del Senado son dos ejemplos de asuntos que todos prometen y nadie lleva a la práctica.
El ciudadano no lo entiente, sobre todo cuando en agosto de 2011 Zapatero y Rajoy pactaron una reforma constitucional en tiempo récord: la reforma del artículo 135 de la Constitución para establecer la obligación del equilibrio presupuestario. Aquel acuerdo, que era una imposición de la Unión Europea, es la demostración que cuando quieren, el PP y el PSOE son capaces de llegar a acuerdos importantes.

Decir que la educación es uno de los pilares del futuro es una obviedad en la que está de acuerdo todo el mundo. Sin embargo, en España el PP y el PSOE son incapaces de sentarse a consensuar una ley educativa. Más bien al contrario: se esfuerzan en hacer las leyes a su manera.
La prueba es que cada vez que hay un nuevo Gobierno una de las primeras leyes importantes que aprueba es la correspondiente ley educativa: de la LOGSE de Rubalcaba, a la LOCE de Aznar, la LOE de Zapatero y, ahora, la Ley de Calidad de Rajoy. Leyes que nacen siempre con fecha de caducidad, pues la oposición avisa siempre que en cuanto vuelva al poder será lo primero que derogarán.


Las listas del Senado sí son abiertas
En las elecciones generales, el ciudadano vota la lista que elabora un partido político, por el orden que decide cada partido. En los sistemas con listas abiertas, como el británico, el ciudadano elige al candidato de cada partido que él decida. Con este modelo, el diputado que ha sido elegido se lo debe a quién le ha votado (el ciudadano), no a quien le ha incluido en unas lista cerrada (el líder del partido ). Se consigue mucho mayor cercanía entre político y ciudadano.

lunes, 19 de mayo de 2014

Comentario al Manifiesto conjunto de la UGT y la CNT en marzo de 1917

Manifiesto conjunto de la UGT y la CNT en marzo de 1917. Texto completo:
A los Trabajadores Españoles y al País en General:
Tras la labor de protesta constantemente ejercitada por las organizaciones obreras contra los abusos de la administración y las corruptelas de la política que nuestro país padece, la huelga general del 18 de diciembre último, admirable ejemplo de eficacia de la organización y testimonio irrecusable de la capacidad creciente del proletariado español, habría debido producir alguna atenuación, al menos, de los males por todos reconocidos y continuamente denunciados.
[...] “Mas, a pesar de nuestras advertencias serenas, de nuestras quejas metódicas y reflexivamente fundamentadas y de nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo.
Ciertamente, si las privaciones a las cuales se ve sometido el pueblo español fuesen una consecuencia necesaria de crisis profundas de la economía mundial, cuya solución no depende de nosotros ni de los elementos directores de nuestra vida nacional, nuestras quejas serían absolutamente estériles y nuestras protestas no tendrían otra eficacia que la de imprecaciones más o menos vehementes contra los misteriosos designios de la fatalidad.
Pero ¿habrá algún gobernante español que pueda afirmar en conciencia que las condiciones insoportables de nuestra vida, agravadas sin duda y puestas de relieve por la guerra europea, no son la consecuencia de un régimen tradicional de privilegio, de una orgía constante de ambiciones privadas, de la desenfrenada inmoralidad que encuentra en los organismos públicos el amparo y la defensa que debían prestar a los primordiales intereses de la vida del pueblo?
Las luchas provocadas por la competencia entre los diversos grupos de explotadores de la vida de la nación pueden dispensar al proletariado de hacer la crítica del régimen vergonzoso que padece España.
Las denuncias diarias de la prensa, los abusos que descubren las públicas discusiones de las asambleas, la labor misma de las Cortes, tan estéril para el bien como reveladora de crecientes impurezas, son los folios de un largo y complicado proceso cuya sentencia habrá de ser dictada y cumplida por el pueblo, como juez inapelable.
Todos los días, la prensa ofrece el testimonio de la preocupación de los gobernantes ante las complicaciones de los problemas presentes. ¿En qué se gasta su actividad que sus resultados beneficiosos no llegan nunca al pueblo trabajador? Todos esos esfuerzos de los gobernantes, el pueblo sabe bien que se gastan en un empeño imposible de armonizar los intereses privados opuestos, que encuentran en los momentos más angustiosos de la vida nacional la ocasión más propicia para aumentar sus ganancias.
Las empresas de ferrocarriles, las compañías navieras, los mineros, los fabricantes, los ganaderos, los trigueros, los múltiples acaparadores e intermediarios, los trusts que monopolizan los negocios en las grandes poblaciones, los gremios degradados y degradantes, todos representan intereses particulares, que hallan amparo y protección en los poderes públicos, mientras el pueblo emigra o perece.
Y no es posible seguir ya engañando al país con discursos más o menos brillantes, ni con preámbulos de leyes cuyo articulado desmiente las propias ideas proclamadas por los ministros en la Gaceta. En la presente y crítica situación ya ha visto el pueblo lo que ha quedado de las promesas de reforma de la economía nacional. Continúan las eternas ocultaciones de riqueza, los más llamados al sostenimiento de las cargas públicas siguen sustrayéndose al cumplimiento de ese deber de ciudadanía, los beneficiados con los negocios de la guerra ni emplean sus ganancias en el fomento de la riqueza nacional, ni se avienen a entregar parte de sus beneficios al Estado, y el gobierno, débil con los poderosos y altivo con los humildes, lanza a diario contra los obreros a la guardia civil, mientras prepara empréstitos de transformación de la Deuda y ofrece a los capitalistas una colocación lucrativa a sus fondos ociosos, so pretexto de promover obras públicas que jamás se realizan.
Y si de los pomposos ofrecimientos de reformas económicas y de promoción de obras públicas no queda más que el rumor de vanas palabras, ¿para qué ha servido la ley de subsistencias, como no sea para revelar la dependencia vergonzosa en que se halla el gobierno con respecto a las agrupaciones gremiales más conocidas y más odiadas por los consumidores?
¿De qué nos vale formular un día y otro nuestras quejas, y de qué nos sirve el reconocimiento de la justicia de nuestras demandas por los mismos hombres que ocupan el poder, si no logramos nunca vislumbrar el remedio de nuestros males?
La impotencia de los poderes públicos para resolver los problemas vitales de la nación la está proclamando la acción militar en Marruecos, sangrienta y vergonzosa ruina de España, por todos los gobernantes censurada, pero por todos igualmente mantenida.
Después de las prolijas discusiones a que la acción de España en Marruecos ha dado lugar, a nadie se le oculta ya que esta reincidencia de los poderes públicos en los antiguos errores bélicos, militaristas y dinásticos bastaría por sí sola para provocar por parte de la nación la más violenta de las actuaciones contra los causantes de su desgracia.
Estos males, percibidos a diario por el proletariado, han formado en él, tras una larga y dolorosa experiencia, el convencimiento de que las luchas parciales de cada asociación con los patronos, asistidas por la solidaridad de los compañeros de infortunio, no bastan a conjurar los graves peligros que amenazan a los trabajadores.
[...] El proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de la unificación de sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación erigida en sistema de gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión General de Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han acordado por unanimidad:
Primero. Que en vista del examen detenido y desapasionado que los firmantes de este documento han hecho de la situación actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento; no encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último congreso de la Unión General de Trabajadores y Asamblea de Valencia, y con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimum de las condiciones decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
Segundo. Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales, los organismos proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.
3º.- Que los abajo firmantes, debidamente autorizados por los organismos obreros que representan, y en virtud de los poderes que les han sido conferidos por la clase trabajadora, se consideran en el deber de realizar, en relación con las diversas secciones, todos los trabajos conducentes a organizar y encauzar debidamente el movimiento, así como también a determinar la fecha en que debe ponerse en práctica, teniendo en cuenta las condiciones más favorables para el triunfo de nuestros propósitos.
Por la región de Galicia, José Gómez Osorio y Manuel Suárez. Por la Confederación Nacional del Trabajo, Salvador Seguí y Ángel Pestaña, Por la federación de sociedades obreras de Zaragoza, Ángel Lacort.  Por la región de Levante, Juan Barceló y Vicente Sánchez. Por la de Vizcaya, Pedro Cabo. Por la de Asturias, Manuel Llaneza e Isidoro Acevedo. Por la de Castilla la Vieja, Remigio Cabello y Luís Lavín. Por la de Andalucía, Florentino García. Por el comité nacional de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero, Vicente Barrio, Daniel Anguiano, Julián Besteiro, Andrés Saborit, Eduardo Torralva, Modesto Aragonés, Manuel Cordero, Virginia González y José Maeso. Madrid, 27 de marzo de 1917
Luis GÓMEZ LLORENTE: Aproximación a la historia del socialismo español (hasta 1921), Madrid, 1972, edit. Cuadernos para el diálogo, pp 287 y 290.

  La rebelión ha de existir, sí; pero contra los burgueses, contra los capitalistas, que son los que escriben leyes. Eliminando el reptil, se acaba con el veneno. Y esta rebelión ha de ser constantes, diaria, intensa, y el mejor armamento es la asociación. Cada nuevo socio es un nuevo soldado en el ejército sindicalista. Cada nueva asociación es una nueva trinchera defensora de nuestros derechos. Cada nueva federación, un nuevo baluarte donde se forman luchadores...
Haced, pues, Sociedades, federaciones y confederaciones y esperad la lucha; en ella habrá caídos pero no os paréis a recogerlos, seguid adelante... Tened en cuenta que hemos de prepararnos, no para una lucha de intereses. El siglo XX es el predestinado a abolir la esclavitud moderna. Carta del dirigente anarquista A. Bueno al Congreso fundacional de la CNT 1911

A pesar de nuestras:
*.- advertencias serenas,
*.- quejas metódicas y reflexivamente fundamentadas
*.- protestas, más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza de los dolores que el país padece.

Lo cierto: cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por:
*.- la carestía de las subsistencias
*.- por la falta de trabajo.

Por ello: el proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de unificar sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación erigida en sistema de gobierno.
Respondiendo a este convencimiento, los representantes de la UGT y la CNT han acordado por unanimidad:
*.- Primero.
*.- Examinando (de forma detenida y desapasionada) los firmantes:
*.- la situación actual y
*.- la actuación de los gobernantes y del Parlamento ante ésta.
*.- No encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último Congreso de la UGT y Asamblea de Valencia.
*.- y con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimum de las condiciones decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras.
*.- se impone que el proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.

*.- Segundo.
Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales,:
*.- los organismos proletarios,
*.- de acuerdo con sus elementos directivos,
*.- procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general,
*.- hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.

A LOS OBREROS Y A LA OPINIÓN PÚBLICA:
Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el Manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último.
Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales desde la enérgica afirmación de la existencia de las Juntas de Defensa del Arma de Infantería, frente a los intentos de disolución de esos organismos por los Poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios celebrada en Barcelona el día 19 de Julio, y la adhesión a las conclusiones de esa asamblea de numerosos ayuntamientos, que dan público testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país.
Durante los días fabulosos en los cuales se han producido todos estos acontecimientos, el proletariado español ha dado pruebas de serenidad y reflexión que tal vez hayan sido interpretadas por las oligarquías que detentan el poder como manifestaciones de falta de energía y de incomprensión de la gravedad de las circunstancias actuales.
Si tal idea se han formado los servidores de la monarquía española, se han engañado totalmente. El pueblo, el proletariado español, ha asistido en silencio durante estos últimos meses a un espectáculo vergonzoso, mezcla de incompetencia y de repulsiva jactancia, de descarado desprecio de la vida y de los derechos del pueblo e impúdica utilización de las más degradantes mentiras como supremo recurso del Gobierno (...)
Y si esto han hecho los poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las más firmes garantía de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro, y en un estado cultural mantenido por los oligarcas en el más bajo nivel, y sobre el cual la masa ciudadana sólo puede irse paulatinamente elevando merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos.
[…] Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes Ejecutivo y moderador, y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad los problemas fundamentales de la Constitución política del país. Mientras no se haya conseguido este objeto, la organización obrera española se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga.
Instrucciones para la huelga.
En el momento en que se reciba la orden de huelga, dada por los Comités Nacionales de la U.G.T. y del Partido Socialista, los obreros procederán a la paralización de todos los trabajos, de tal modo que el paro resulte completo, tomando las medidas necesarias para que se incorporen al movimiento los tranviarios, ferroviarios, cocheros, panaderos, ramo de alumbrado; obreros municipales, dependientes de comercio, etcétera.
Ciudadanos: No somos instrumentos de desorden, como en su impudicia nos llaman con frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una misión de sacrificio por el bien de todos, por la salvación del pueblo español, y solicitamos vuestro concurso.
¡Viva España!
Madrid, 12 de agosto de 1917. Por el Comité Nacional de la Unión General de Trabajadores: Francisco Largo Caballero[1]; vicepresidente; Daniel Anguiano, vicesecretario, Por el Comité Nacional del Partido Socialista[2]: Julián Besteiro, vicepresidente; Andrés Saborit, vicesecretario.


Huelga: Interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta.
Huelga General: la que afecta simultáneamente a todas las actividades laborales de un lugar.
Huelga revolucionaria: la que responde a propósitos de subversión política, más que a reivindicaciones de carácter económico o social.
Manifiesto: Escrito en que se hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general.


Fracasado el Regeneracionismo de los partidos dinásticos y su revolución desde arriba, en evidente crisis el turnismo al producirse numerosas escisiones internas en lso partidos dinásticos, se plantearon otros regeneracionismos.
Las Juntas Militares, la Asamblea de Parlamentarios impulsada por los partidos políticos que estaban fuera del sistema y un movimiento obrero que representaba no el regeneracionismo, sino la revolución.
Tanto las Juntas Militares como la Asamblea de Parlamentaria dieron un paso atrás ante el miedo a una revolución social, a la Rusa; los tres querían cambios en el sistema político, pero no los mismos cambios.
La coincidencia en el tiempo de tres crisis que se mezclan y se relacionan entre sí;
*.- Una crisis militar, relacionada con los problemas internos del ejército.
*.- Una crisis política, relacionada con la intención de integrar en la España oficial (la Constitución de 1876) la España Real (los partidos no dinásticos).
*.- Una crisis social relacionada con el movimiento obrero y con la carestía de los artículos de primera necesidad.
Está claro que la crisis militar espoleó a la crisis política, y que estas dos hicieron lo propio con la social. Pero si los obreros se sumaban a las peticiones de los militares y de los políticos, ambos se retiraron ante el miedo a una verdadera revolución "desde abajo", la del movimiento obrero.

LA CREACIÓN DE LAS JUNTAS DE DEFENSA (especie de sindicatos para defender sus intereses económicos y profesionales) surgen durante 1916 y 1917, integradas por mandos intermedios del ejercito (por debajo de coronel) y respondían al malestar y descontento de una parte del ejército (suscitada por el enfrentamiento entre africanistas y el resto).
Sus reivindicaciones eran laborales y regeneracionistas:
*.- protestando por la pérdida de poder adquisitivo y los ascensos mediante méritos de los africanistas.
*.- reivindicaban una subida salarial y un sistema de ascenso basado exclusivamente en la antigüedad (la escala cerrada).
*.- reivindicaron también un incremento del presupuesto dedicado al Ejército, resolver la situación generada por el conflicto militar de Marruecos y reformas políticas.
Sus reivindicaciones sintonizaron con las planteadas por los partidos no dinásticos (estableciendo éstos contactos políticos con los junteros, en los que veían un aliado para acabar con el régimen).
En Mayo el ministro de Defensa las declaró ilegales y encarcela a sus dirigentes. La reacción de sus compañeros del ejército obliga a dimitir al gobierno y el nuevo gobierno tiene que volver a legalizarlas.
Estas publicaron un Manifiesto en el que solicitaban cambios políticos.
El Gobierno actuó rápidamente, concedió las reivindicaciones laborales, acallando las políticas. La autonomía e injerencia del ejército aumentó peligrosamente.

EL AMOTINAMIENTO DE LOS MILITARES abrió la puerta para la acción política:
Los socialistas y los republicanos reformistas pretendieron imponer un Gobierno que convocase Cortes Constituyentes (nueva Constitución, nuevo sistema político.
Ante tal actitud, Eduardo Dato cerró el Congreso y suspendió las garantías constitucionales. Ante el descrédito de los partidos dinásticos, Cambó convocó a los parlamentarios que apostaban por la reforma y por un cambio del sistema de gobierno.
Contó con el apoyo de la Lliga, PNV, Socialistas, Republicanos y algunos liberales. La UGT, CNT, las Juntas Militares y las clases industriales también están de acuerdo con un cambio de Gobierno.

EL 19 DE JULIO SE REUNIÓ LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS EN BARCELONA.
Acudieron 71 de un total de 760, de todos los partidos políticos salvo los conservadores.
Exigieron la Convocatoria a Cortes Constituyentes y la aplicación de un programa reformista que contemplara las reivindicaciones de los partidos nacionalistas. Era un nuevo intento de reforma del sistema de la Restauración hecho desde dentro y, en cierto modo, "desde arriba". Sin embargo, pronto se hizo evidente que la "revolución desde abajo" podía ser una realidad.
Y este fué el tercer conflicto del verano de 1917; La huelga general obrera.

LA UGT Y LA CNT HABÍAN FIRMADO EN 1916 UN ACUERDO DE COLABORACIÓN. ANTE LA CREACIÓN DE LAS JUNTAS MILITARES Y LA ASAMBLEA PARLAMENTARIA CONVOCARON UNA HUELGA GENERAL.
Entre las causas de esta convocatoria, la subida de los precios que afectó especialmente a la clase trabajadora, la inestabilidad política (Juntas de Defensa y la Asamblea de Parlamentarios) y la influencia de los acontecimientos en Rusia. La huelga general tuvo como último fin el cambio del sistema de Gobierno ("cambios fundamentales en el sistema").
La huelga, iniciada en Barcelona, el 13 de Agosto, se extiendió durante una semana por Andalucía, Madrid, Asturias, País Vasco..., paralizando los núcleos industriales. La convocatoria era indefinida, pero no fue apoyada ni por la Asamblea de Parlamentarios, que defendía los intereses de la burguesía, ni por las Juntas de Defensa, ni del resto de los militares.
La intervención del Ejército fue rápida y dura (aceptada por las Juntas de Defensa). Hubo muchos presos, exiliados y muertos. La Huelga General Revolucionaria fracasó por la no incorporación de los campesinos, el miedo de la burguesía y la actuación del Ejército.
A pesar de este fracaso, la ficción del turnismo había terminado para siempre.
El Gobierno se vio en la obligación de acceder a las peticiones de los Junteros, dar paso a un Gobierno de concentración o unidad nacional, con la inclusión de Cambó y los catalanistas, que consintieron su participación ante el peligro de la revolución social.
El Ejército avanzó en su participación en la política, la presión de las Juntas acabo por derribar el Gobierno de Dato y sustituirlo por un gobierno de concentración o unidad nacional.
Después de la Huelga de la Canadiense, aparecen:
*.- El Lock out (cierre patronal que deja sin sueldo a miles de obreros) y el pistolerismo catalán (los patronos formaron los sindicatos libres que eran grupos de pistoleros y sicarios a sueldo que se enfrentaron con los anarquistas, con el apoyo tácito del Gobierno que aplicó la Ley de Fugas. Murieron líderes anarquistas moderados, patronos y Eduardo Dato)
*.- El Desastre de Annual: el impacto de la derrota de las tropas española en Annual fue muy importante en España.
El Rey y el Ejército fueron atacados como culpables. El informe Picasso se debía debatir en el Congreso. El general Primo de Rivera, con el apoyo del Ejército, la burguesía catalana y el consentimiento tácito del Rey dio un Golpe de Estado, enviando simplemente un telegrama.

Besteiro era en 1917 catedrático de Lógica de la universidad Central (la actual Complutense) e integrante del comité de huelga de la UGT y el PSOE, en cuyas organizaciones se le consideraba crecientemente como la figura directora de mayor inteligencia y entereza.
Besteiro fue detenido al empezar la huelga general, condenado a cadena perpetua y enviado al penal de Cartagena para cumplirla. Besteiro y sus compañeros (Largo Caballero, Daniel Anguiano y Andrés Saborit) fueron alojados y tratados en aquel penal, cuyo Director tenía de ayudante a Joaquín Machado, hermano del gran poeta.
Y todo ello confirma a Besteiro su optimismo y fe en el papel de la UGT y el PSOE en la modernización de España. Las cartas de Cartagena revelan, además, el singular concepto que tenía Besteiro de la obligación política del intelectual en la España de su tiempo. Concepto que tiene para él un preciso origen en la actitud y las lecciones de su maestro en la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos.
 Afirma: "Sin él difícilmente hubiéramos encauzado nuestra vida y nuestras energías como lo liemos hecho". Y el ejemplo de Giner era, finalmente, el de la entereza en la conducta, que él mismo, Besteiro, tan plenamente encarnó hasta el fin de sus mismos días.



Memoria al Congreso Internacional en Zurich del delegado de la UGT 1893
La Unión General de Trabajadores de España se propone:
1º Reunir en su seno las diversas organizaciones obreras que tengan por fin la mejora y la defensa de las condiciones de trabajo por medio de la resistencia.
2.- Provocar la creación de nuevas Sociedades de oficios donde éstas no existan y ayudarlas para que constituyan Federaciones locales y Uniones nacionales
5.- Reclamar a los poderes públicos leyes que favorezcan los intereses del trabajo, como la jornada laboral de 8 horas, la fijación del salario mínimo, la igualdad de salario para los obreros de uno y otro sexo.

[2]PROGRAMA DEL PSOE. 1888
Considerando, que esta sociedad es injusta porque divide a sus miembros en dos clases iguales y antagónicas; una la burguesía, que, poseyendo los instrumentos de trabajo, es la clase dominante; otra, el proletariado, que, no poseyendo más que su fuerza vital, es la clase dominada.
Que la sujeción económica del proletariado es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas: la miseria social, en envilecimiento intelectual y la dependencia política.
Que los privilegios de la burguesía están garantizados por el poder político, del cual se vale para dominar al proletariado... el Partido Socialista Obrero español declara que tiene por aspiración:
1º La posesión del poder político por la clase trabajadora.
2º.- La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común. Entendemos por instrumentos de trabajo: la tierra, las minas, los transportes, la fábricas, las máquina, capital-moneda, etc.
En suma: el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes.
Y como medios inmediatos para la realización de este ideal, los siguientes:
Libertades políticas.
Derecho de asociación y legalidad de las huelgas.
Reducción de las horas.
Prohibición del trabajo de los niños menores de nueve años y de todo trabajo poco higiénico o contrario a las buenas costumbres para las mujeres...
Creación de escuelas gratuitas...
Servicio de armas obligatorio y universal y milicia popular...