JAIME G. MORAJAIMEGMORA /
MADRID
Día
14/11/2014 - 19.14h
Pablo
Iglesias pretende presentarse como un candidato libre de ataduras ideológicas
para conseguir el voto de los afectados por la crisis
Podemos
y la «casta» como excusa para esconder su ubicación en la izquierda radical
AFP
Pablo
Iglesias pronuncia un discurso en la Asamblea de Podemos
Los
de abajo contra los de arriba. El 99 por ciento contra el 1 por ciento privilegiado.
La mayoría, el pueblo, contra la «casta». Pablo Iglesias frente a la «casta»
política, que son todos los partidos menos Podemos. Frente a la «casta»
económica, las grandes empresas; frente a la «casta» financiera, los bancos;
frente a Bruselas, la indignación.
Podemos,
el «Partido de la Ira», ha tardado muy poco, apenas nueve meses, en encontrar
los votos. Tras su sorprendente resultado en las elecciones europeas de mayo,
ya le pisa los talones al PSOE en las encuestas para la presidencia del Gobierno
y recorta distancias con el PP.
Pero
antes de los votos, Pablo Iglesias encontró el modo de hacerse oír: la
televisión. Entre tertulia y tertulia supo colocar su mensaje, que no es otro
que la defensa de los parados y afectados por la crisis, o de servicios como la
sanidad y la educación, con soluciones utópicas. La culpa de todos los males,
repetía el líder de Podemos, la tenía la «casta».
La
«patria» de Podemos
Esta
estrategia rupturista, según el politólogo Alberto Penadés, deja a los partidos
en una clara desventaja retórica. «Podemos es capaz de apelar a sus potenciales
votantes con un nombre que de momento encaja, pueblo, incluso patria».
Porque
Pablo Iglesias, que se presentó a las europeas con un programa próximo a la
Syriza en Grecia y con guiños a los países cercanos a la Venezuela chavista, no
quiere que lo identifiquen como un candidato de izquierdas. España, dice, no
está para la dialéctica izquierda-derecha, sino en la «contradicción entre una
minoría oligárquica y una mayoría de ciudadanos».
Este
nuevo lenguaje parece razonable a corto plazo, estima Penadés: «Un partido que
se presentara como una nueva alternativa de izquierdas tendría, según parece,
un éxito más limitado». «Es difícil que dure —añade el politólogo— porque los
electores terminarán por demandar una ubicación clara, pero en este momento es
útil para ellos».
Partido
transversal
Desde
el «que se vayan todos» argentino, Podemos intenta presentarse como un partido
transversal. El «pueblo» frente a la «casta». Y, en buena medida, lo está
consiguiendo. Penadés explica que Iglesias ha logrado el apoyo de todas las
edades (salvo los mayores de 65 años), de todos los niveles educativos y de
todos los grupos sociales.
Por
clases sociales, el porcentaje de apoyo de los obreros cualificados, las nuevas
clases medias y las altas es muy similar. Lo mismo ocurre en la clasificación
por nivel de estudios: el apoyo es parecido entre quienes tienen estudios
secundarios, de formación profesional y superiores. El porcentaje de
potenciales votantes de Podemos entre quienes no tienen estudios, en cambio, es
muy bajo (1,4 por ciento). Ocurre todo lo contrario en PP y PSOE, que se hacen
fuertes en este tramo.
Ideológicamente,
Podemos también es relativamente transversal, según el politólogo Penadés.
«Pero entre sus apoyos predomina ampliamente la izquierda sobre el centro
izquierda, y el centro izquierda sobre el centro». Los españoles también ubican
al partido de Iglesias en las posiciones que están más a la izquierda del
tablero político. Más o menos como IU y mucho más que el PSOE, que sí tiene una
percepción más centrista por parte del electorado.
Apoyo
de la izquierda radical
«Izquierda
y derecha son términos convencionales», dice Penadés. «Tienen una función
importante, para organizar opciones, economizar información y facilitar, en
general, la relación entre representantes y representados. Pero no dejan de ser
convenciones, y tiene sentido que algún partido intente deshacerse de ellos
cuando no le convenga».
En
eso está Podemos. En un programa ubicado en el «sentido común», según dijo
Pablo Iglesias en una entrevista concedida a 20 Minutos. En los intereses de la
mayoría frente a la «casta». Un nuevo lenguaje que es difícil que imponga a la
larga, cree Penadés.
Si
Podemos finalmente tiene éxito electoral, será un partido que, «situándose
formalmente en el centro-izquierda», será «votado por casi todos los radicales
de su ala del espectro» y competirá por los votos del centro. A Pablo Iglesias
le cuesta, pero reconoce que su alternativa bebe del clásico esquema
partidista: «Todo el mundo sabe que yo soy de izquierdas y que siempre lo he
sido».
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