JOSÉ
MARÍA CARRASCAL
Porque
en política, como en la vida, «no se puede estar medio embarazado». Se está con
los corruptos o no se está
QUÉ
es Podemos ya lo sabemos porque ha sido uno de sus fundadores posiblemente su
«padre intelectual» el que, en un momento de frustración, rabia o celos, nos lo
ha dicho: un «grupo que empieza a parecerse a los que pretenden sustituir (la
casta)», que dan más importancia a la televisión que a la sustancia.
O
sea, oportunistas de tomo y lomo.
Qué
es Ciudadanos ya es más difícil de saber, porque no tienen la arrogancia
intelectual de los profesores de la Complutense y, en cambio, mucha más
experiencia, al haberse forjado nadando contra corriente en las agitadas aguas
de la política catalana.
Sólo
eso es ya es un importante dato a su favor.
Si
se le añade que Podemos se apoya principalmente en la cabreo de los españoles,
mientras Ciudadanos se apoya en la esperanza, tendremos la razón de la caída en
barrena de los de Iglesias y el dispararse como un cohete de los de Rivera.
Pero
Ciudadanos tiene que hacer mucho más que sonreír y mostrar buenas maneras para
demostrarnos que merece no ya gobernarnos, sino co-gobernarnos. Y los pasos que
ha dado al empezar a moverse por la política nacional han sido todos erróneos.
El
primero, poner su política económica que hoy es casi la política del Estado
en manos de un profesor, de un intelectual. «Los intelectuales en la política
son como los cisnes fuera del agua» escribió Sebastián Haffner.
Desde luego, sólo a un intelectual
puede ocurrírsele subir el IVA del pan y
bajar el de las entradas del cine.
Por
otra parte, lo de estar dispuestos a entenderse con todos es, como punto de
partida, bueno. Pero meterse en la cama con todos ya es otra cosa muy distinta.
Y
hacer posible que Andalucía siga gobernada por el mismo partido que la ha
llevado a tener más paro que Grecia y ser la comunidad más atrasada de España,
teniendo unas condiciones naturales y unas gentes que fuera de ella han
demostrado una capacidad laboral y empresarial de primera categoría es, en el
mejor caso, un tremendo error, en el peor, una chapuza.
Más,
cuando la que van a dejar en el cargo es una señora puesta por los que han
tenido que irse acusados por la justicia, sin idea de cambiar, como demostró
poniendo al frente de la cámara al dirigente de una de las cajas de ahorros en
bancarrota, y, menos aún, sin idea de política, adelantando unas elecciones
para «tener más seguridad» y encontrarse con que tiene menos seguridad que
antes.
Se
me dirá que van a votar «no» en la primera votación y abstenerse en la segunda.
Pero eso es aún peor porque huele a pasteleo y confirma que su líder en
Andalucía es un ex miembro de AP, que pactó con el PSOE la alcaldía de San
Lúcar antes de pasar a Ciudadanos. Sin que valga que lo hacen por
«responsabilidad». Las cárceles están llenas de individuos que actuaron
«responsablemente». Si es lo que van a hacer en otras plazas, adiós, muy
buenas. Porque en política, como en la vida, «no se puede estar medio
embarazado». Se está con los corruptos o no se está.
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