jueves, 4 de junio de 2015

Apasionante España

LA OPINIÓN DE Antonio Burgos
Cada vez cierran más librerías, porque la gente compra menos novelas y los que lo hacen las piden por Amazon. Cada vez cierran más cines, aparte de que muchos les hemos echado la cruz a las películas españolas desde que los vimos en toda su salsa del «No a la Guerra» en los premios Goya, porque las salas ya no están en el centro de las ciudades, sino en las grandes superficies del extrarradio. Algo así como si el león de la Metro se hubiera colocado de cajera en Carrefour. Todo eso es lógico y natural. ¿Para qué queremos novelas de aventuras ni películas de intriga teniendo aquí la apasionante España? No hay en Hollywood guionista tan imaginativo ni en la cuadra de Planeta o Alfaguara novelista tan creador que sea capaz de crear una trama entre humor del absurdo y suspense para no dormir como la propia realidad de esta España tan rarita con la que nos estamos asentando en el siglo XXI. Ahora, ahora es cuando no la conoce ni la madre que la parió, y no cuando con traje de pana y mayoría absoluta recién ganada anunciaba terrores del milenio ese hermano de Juan Guerra ya septuagenario que se ha retirado como diputado y recibido el homenaje habitual que se les da a los jubilados en las empresas, quizá hasta con reloj grabado y dedicado.
Apunta, nene, apunta, lo divertida y acongojante que está esta España entre camarote de los hermanos Marx, hundimiento del Titanic y acoso de los pájaros de Hitchcock, menudos pájaros. Así que pones TVE y asistes cada tarde a la exaltación y elogio de la población reclusa española, y al aplauso público a quienes cumplen condena por delitos de la corrupción. Y hay gente a la puerta de las cárceles, aplaudiendo. Como cuando entraban en la de Guadalajara los dos protohéroes de la mangoleta sociata a los que despedía Felipe González. Pero ahora en plan folclórico. Ni Berlanga hubiera hecho un guión mejor.
 ¿Y la pitada separatista a la Marcha Real y al Rey? ¿Se imaginan a la Reina de Inglaterra en Wembley oyendo una pitada orquestada a lo Von Karajan mientras suena el «God save the Queen», con silbatos comprados con dinero público y repartidos con la complacencia de Cameron, que sabiéndolo no movió un dedo? Pitos de pitorreo que vienen a decir con su estridente sonido que a la señora reina la va a salvar su puñetero padre, que nosotros no queremos ser súbditos del Reino Unido de la Gran Bretaña. Pues eso ha ocurrido en España. Y No Passsa Nada. ¿Qué se creía usted, que esto es Estados Unidos, donde los americanos se emocionan con su bandera? Es que los americanos y los ingleses son unos fachas, a ver si se entera usted bien del guión de esta apasionante película española...
 Pero es que, además, la mejor novela negra es la información de los periódicos sobre el futuro municipal de ese Eje del Bien y del Mal que se está creando. El Eje Barcelona-Madrid-Cádiz. ¿A que suena a compañía antigua de ferrocarriles, a MZA, Madrid-Zaragoza-Alicante? Pues veremos qué ocurre con el eje, si no parte el modelo democrático de la Transición por el ídem y si no acaban al final yendo a por la Monarquía. ¿Saben en qué consiste lo apasionante de ese Eje? Pues que como España es diferente, que decía Fraga en sus carteles como ministro de Información y Turismo, quizá sea pronto la única nación del mundo donde el sistema está gobernado por los antisistema. Esto es algo así de contradictorio como si el Sacro Colegio Cardenalicio estuviera integrado por miembros de la Asociación de Ateos o como si los carteles de San Isidro los torearan antitaurinos de la asociación protectora de animales. Va a ser estrictamente apasionante ver qué pasa en Madrid con la Carmena, qué pasa en Barcelona con la Colau, qué en Cádiz con el Kichi. ¿Cómo se pisa moqueta al modo antisistema? ¿Cómo se pelan los langostinos según Podemos? Porque no corrompe el poder, como dicen: corrompen la moqueta y los langostinos. Pasar, las vamos a pasar canutas, pero ¿y lo que nos vamos a divertir contemplando el espectáculo?

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