jueves, 21 de enero de 2016

El silencio de Podemos sobre la tragedia venezolana bajo Maduro.

El silencio de Podemos sobre la tragedia venezolana bajo Maduro ahorra todo comentario.
El culto a la personalidad, y la permanente exaltación de la figura de Iglesias, así como la deformación finalista de la idea de democracia —una democracia plebeya— nos sitúan en el terreno de un caudillismo populista, con bien conocido antecedente, aunque ello no guste al interesado.
 El silencio de Podemos sobre la tragedia que es la situación venezolana bajo Maduro ahorra todo comentario.
Los condicionamientos jurídicos y económicos no cuentan, siendo sustituidos por la promesa de reformas igualitarias.
La justicia social sirve así de máscara a la demagogia, amparando de momento la rentable operación de denuncia, tanto del Gobierno conservador que bien lo merece, como del rival/aliado socialista, si no suscribe sus propuestas.
El hábil manejo del discurso en Iglesias le permite funcionar a la perfección con falsas evidencias.
 La factura ya vendrá luego y se cargará en la cuenta de la los malos de la película, tanto internos como de la UE.
Lástima que la cita a Tsipras ya no sirva.
Y por fin, como en Chávez, ahí están los medios de comunicación, con la televisión en primer plano, para crear en los ciudadanos la ilusión participativa bajo el mando del Líder.
Y es que tanto su inspirador, antes, como Iglesias, ahora, son animales televisivos, mucho más avezados en “seducir”, palabra clave para el segundo, que en proponer una gobernación racional. A Pedro Sánchez no parece preocuparle. Nada salvo su victoria pírrica parece preocuparle.
Antonio Elorza es catedrático de Ciencia Política.

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