Pablo Iglesias, el secretario general de
Podemos
POR YAGO GONZÁLEZ
Los mayores enemigos del político madrileño
son sus propias afirmaciones de los últimos años, que revelan sus
planteamientos sobre estrategia política, libertad de expresión, economía y
violencia social.
"Cuando los hechos cambian yo cambio de
opinión. Y usted, señor, ¿qué hace?". El famoso economista John Maynard
Keynes defendía así el derecho de las personas a cambiar de parecer. Sin duda
es un planteamiento legítimo y muchos escritores, filósofos y políticos han ido
modificando sus ideas con el paso del tiempo. El problema es que esas
transiciones suelen ser fruto de años de reflexión o de la propia experiencia
biográfica. Pero no parece ser éste el caso de Pablo Iglesias, que ahora
sostiene un discurso socialdemócrata y aspira a formar parte de un Gobierno
"progresista" con el PSOE y otras fuerzas, cuando hace dos años
seguía definiéndose como "marxista" o "comunista".
¿Se debe esta mutación a una abrupta caída
del caballo? ¿Cuál es el Pablo Iglesias auténtico, el de hace uno o dos años o
el de ahora? La clave está en la respuesta que dio el propio líder de Podemos a
Financial Times a finales de noviembre: "Claro que nos hemos moderado. Nos
hemos dado cuenta en estos 18 meses de que no es lo mismo presentarse a unas
elecciones europeas para darle una patada al sistema que concurrir a unas
elecciones con la intención de ganar, convertirse en presidente y cambiar el
país". Aunque unos días después decía esto en La Sexta: "No nos hemos
moderado, nos hemos preparado para gobernar".
Es decir, que su presunto escoramiento hacia
el centro responde a una mera cuestión estratégica, y que sus ideas de fondo
nunca han cambiado. Es lo que el propio Iglesias define como la necesidad de
ser "laicos": no proclamarse abiertamente de izquierdas ni ser
dogmáticos en los principios o en la estrategia. O sea, que el fin justifica
los medios, aunque éstos impliquen un giro en el discurso o incurrir en
flagrantes contradicciones. La hemeroteca da fe del auténtico corpus ideológico
del líder de Podemos.
"En política no se gana por tener el
mejor discurso ni más votos... sino por tener poder"
El 26 de septiembre de 2014 Pablo Iglesias ya
era eurodiputado por Podemos y viajó a La Paz, capital de Bolivia, donde dio
una conferencia sobre su experiencia política junto al vicepresidente del
Gobierno de Evo Morales, Álvaro García Linera. Allí dijo lo siguiente: "En
política no se gana por tener el mejor discurso, ni siquiera por tener más
poder, y eso tiene que ver con la capacidad de plantear la posibilidad de ser
gobierno". Ésta es una idea en la que el secretario general de Podemos ha
insistido varias veces: lo importante es conseguir objetivos palpables, por
encima de consideraciones doctrinarias e ideológicas.
Es lo que se deduce, por ejemplo, de estas
palabras en una entrevista con Jot Down en octubre de 2015: "Yo creo que
me puedo sentir revolucionario en el diagnóstico, es decir, me considero
marxista, pero soy consciente de que cambiar las cosas no depende de los
principios sino de la correlación de fuerzas (...) Decir 'yo soy
marxista-leninista...' es como ser punky. ¿Eso qué traducción tiene en tu
praxis política? ¿Qué vas a hacer, te vas a montar una guerrilla y te vas a ir
al monte a pegar tiros? No vas a hacer eso, ¿verdad?". Para Iglesias, como
señaló en una conferencia en Valladolid en febrero de 2014, "la política
no consiste en tener razón, sino en tener éxito (...) Tiene que ver con la
fuerza, no con los deseos".
"Venezuela es una de las democracias más
saludables del mundo"
"Que síiii, que ya estáis con
Venezueeeeelaa...". Es habitual escuchar este reproche, entreverado de
risas sarcásticas y mohínes de hartazgo, de los dirigentes de Podemos cuando se
les muestran declaraciones o datos que apuntan a una relación entre la cúpula
del partido y el régimen venezolano. Pero los hechos son los hechos. En marzo
de 2013, poco después de la muerte de Hugo Chávez, Iglesias le elogiaba así en
la cadena Venezolana de Televisión: "Me emociona escuchar al comandante,
se le echa mucho de menos, cuántas verdades nos ha dicho este hombre... Lo que
ha ocurrido en Venezuela es una referencia fundamental para los ciudadanos del
sur de Europa". Pocos meses antes, en su programa de La Tuerka, decía que
Venezuela "es una las democracias más saludables del mundo". La
simpatía de Iglesias y sus colaboradores es extensiva a todo el "proceso
bolivariano". En la conferencia de Bolivia, el dirigente reveló que en
diciembre de 2005, invitado como observador de las elecciones que dieron el
triunfo a Evo Morales, envío un mensaje a Íñigo Errejón celebrando el
resultado: "No te imaginas lo que está pasando aquí, están ganando los
nuestros".
"No se puede abolir la economía de
mercado.Ya me gustaria a mi"
Iglesias tiene un análisis claramente
marxista de la economía y la sociedad, aunque con su salto a la primera fila
política ha adoptado un tono más moderado. Jordi Évole le entrevistó en Ecuador
para el programa Salvados en octubre de 2014, cuando Iglesias argumentaba que
"para salir de la crisis hacen falta políticas expansivas, es imposible
que la gente consuma más si tiene unos salarios de miseria". Évole le
replica que salir de una crisis consumiendo más es ceñirse a las reglas de la
economía de mercado, a lo que el líder de Podemos responde: "Hasta que
podamos lanzar una enmienda a la totalidad del capitalismo y de la lógica del
crecimiento, hay que dar de comer a la gente (...) Un Gobierno no puede salir
un día y abolir la economía de mercado, no se puede, ya me gustaría a mí (...)
Somos muy pequeños para cargarnos el capitalismo nosotros solos, para eso
necesitaríamos a Podemos en todo el mundo". Pocas veces Iglesias ha
condensado mejor lo utópico de sus planteamientos. Pero su influencia en el
campo del lenguaje es indudable: Iglesias no habla de "burguesía
capitalista" como hacían los comunistas del siglo XX, sino que ha acuñado
con éxito el concepto de "casta", reeditando la dialéctica marxista
de "capital-proletario" con el antagonismo "casta-pueblo".
En este sentido Iglesias, como explicó en Financial Times, ha seguido los
consejos de Antonio Gramsci: "La realidad está definida con palabras. Por
lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad". Así se
entiende este planteamiento expuesto durante las III Jornadas de las Juventudes
Comunistas, en marzo de 2013: "Aunque podamos teorizar que la dictadura
del proletariado es la máxima expresión de la democracia en la medida en que
aspira a anular unas relaciones de clase injusta que en sí mismas, ontológicamente,
anulan la posibilidad de la igualdad que es la base de la democracia, no hay a
quien le vendas que la palabra dictadura mola. La palabra que hay que disputar
es democracia".
"El mayor ataque contra la libertad de
expresión es que haya medios de comunicación privados"
En septiembre de 2013, Iglesias expuso al
canal alternativo gallego Galiza Ano Cero sus ideas sobre política de
comunicación, "tomando como referencia a Ecuador, Argentina y
Venezuela". Aseguraba entonces que cuando el derecho a la información
"se convierte en un derecho susceptible de mercantilización y de ser una
propiedad privada, se convierte en un privilegio. Por lo tanto lo que ataca la
libertad de expresión es que la mayor parte de los medios sean privados.
Incluso que existan medios privados ataca la libertad de expresión, hay que
decirlo abiertamente. ¿Por qué esto de tener medios va a ser un privilegio de
los ricos? Si alguien los tiene que tener, tiene que estar controlado por una
cosa llamada Estado (...) Esto es una medida fundamental de cualquier
gobierno". Dos años después, cuando ya había visitado decenas de veces
todos los canales de televisión privados del país, Iglesias decía prácticamente
lo contrario en una entrevista de Jot Down: "Tendría que haber más [medios
de comunicación privados en España]. La tendencia a una concentración
oligopólica de la propiedad de la mayor parte de los medios de comunicación en
dos grupos afecta a la pluralidad. Tendría que haber muchos más medios privados
y además habría que cortar las intervenciones públicas".
"Me ha emocionado ver a alguien
jugársela contra un antidisturbios"
El 25 de septiembre de 2012 se produjo la
movilización Rodea el Congreso. En un determinado momento, varios asistentes
encapuchados agredieron con patadas, puñetazos y empujones a uno de los
antidisturbios. Iglesias, que entonces presentaba La Tuerka, hizo el siguiente
comentario al vídeo que mostraba los hechos: "Tengo que reconocer que me
ha emocionado. Porque aunque no es agradable ver una agresión contra nadie,
expresaba una rabia que está creciendo. Y cuando la rabia crece hasta el punto
de que alguien es capaz de jugarse la integridad física atreviéndose con un
funcionario público entrenado y con un casco y un arma de fuego, es que algo
está pasando en la sociedad".
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