Porque su
superioridad moral les legitima para asaltar capillas, hacer escraches y
ultrajar a las víctimas de terrorismo en Twitter. Es lo que nos espera. --Rita
Maestre y Celia Mayer piden perdón en privado al arzobispo de Madrid por sus
ataques a la Iglesia--
Como apunta
Ignacio Camacho, es "el delito penal y la razón moral tipificados según la
condición ideológica de la víctima. Para eso reclaman el control sobre el
aparato de la justicia. Para eso exigen el mando de los servicios de
información y de espionaje".
Lo grave del
asalto a la capilla no es que la blasfema Rita se haya despelotado delante de
un altar sino la operación de desmantelamiento del Estado que oculta.
¡Desobedecer es un derecho y un deber!
Es lo que el
rasputín Gerardo Pisarello le susurraba a Colau: "Los derechos no pueden
dejarse en manos de los jueces. Si se deja todo en manos de los jueces estamos
perdidos".
¿Y no fue Colau
la que le dijo a El País que iban a "desobedecer las leyes que nos
parezcan injustas"?
Maestre ha
cumplido a rajatabla el recetario antisistema de Naomí Klein, su ideóloga
favorita: "Nos están inoculando el miedo a través de la bestia [la bestia
es el Estado de Derecho] y debemos crear espacios de contrapoder y resistencia
para que el miedo cambie de bando". Por eso hoy es una santa para la
religión antisistema.
Y lo peor es que
Pedro Sánchez está dispuesto a auxiliar a la izquierda radical en su derribo
del Estado con tal de que le permita dormir en la Moncloa.
Luis María Anson
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