jueves, 26 de mayo de 2016

Lágrimas de dignidad

Albert Rivera escribe para ABC desde Venezuela, en su segundo día en el país tras no poder visitar a los presos políticos
25/05/2016 a las 20:57:36h. - Act. a las 05:03:43H.
Los testimonios directos, emocionados y duros que he escuchado por parte de los familiares de los presos políticos y de las víctimas del régimen de Maduro en una sala repleta de un hotel en Caracas me han roto el corazón. Estos familiares me han contado sus trágicas historias personales con la voz entrecortada por el llanto.
Las lagrimas de la dignidad de aquellos que simplemente piensan distinto o que, en el colmo de la arbitrariedad, fueron asesinados por grabar a la policía, o detenidos acusados de terroristas cuando simplemente se estaban tomando un café o habían criticado en Twitter a algún señalado diputado del oficialismo bolivariano.
Esto ocurrió horas después de que la policía de Maduro, oculta bajo pasamontañas, me impidiera visitar al alcalde electo de Caracas Antonio Ledezma, que se encuentra bajo arresto domiciliario, al igual que Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristobal. También pude reunirme con Henrique Capriles durante una hora en la que le trasladé que puede contar con nosotros para ayudarles a que en este país haya, por fin, libertad, alimentos, defensa de los derechos humanos y una democracia plena.

Escribo estas lineas tras intentar entrar a la cárcel de Ramo Verde donde se encuentra Leopoldo López, a quien quería visitar para darle un abrazo y decirle que no está solo, que somos millones de demócratas españoles y venezolanos los que estamos a su lado. Tampoco ha sido posible. Una muestra más de la falta de libertad en Venezuela.

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