El País | Jorge
Martínez Reverte. oct 12 08
Hay algo en lo que
coinciden la extrema derecha nacionalista española y el nacionalismo catalán de
amplio espectro: la obsesión, creciente por la actitud de los militares ante el
renovado “problema catalán”.
(…) Tres fechas
condensan ese recelo nacionalista catalán y su correspondiente entusiasmo
también nacionalista, pero español.
*.- La primera, el
25 de noviembre de 1905, cuando un numeroso grupo de oficiales del ejército,
ofendidos en su honor por una viñeta satírica publicada en el semanario
Cu-cut!, se entregó al saqueo y la destrucción de los talleres y la redacción
del periódico.
Detrás de ellos, de los violentos, estaba la simpatía apenas escondida del monarca.La falta de energía del gobierno impidió que la desquiciada acción de aquellos oficiales (que no del ejército) fuera abortada por sus superiores.
Detrás del periódico
que había soliviantado los ánimos, un partido político, la Lliga Regionalista,
y su líder, Francesc Cambó, ganador de las elecciones municipales de ese año en
Barcelona y futuro financiero del insurgente Franco.
En la prensa
catalana, ahora, hay una especie de añoranza masoquista sobre aquel lamentable
episodio.
Un coronel (uno) del
ejército, que por razones misteriosas no ha sido sancionado por el ministro del
ramo, ha servido para dar pábulo a la sospecha de que algo similar podría
suceder ahora.
La llamada de Alejo
Vidal-Quadras para que se envíe la guardia civil a Cataluña ha ayudado a
construir el entusiasta temor. Y la amenaza de una asociación de militares
retirados de denunciar por traición a Artur Mas ante un juzgado militar ha
completado la carga de la prueba.
Los personajes
centrales pueden ser parecidos: la derecha catalana y unos cuantos
descerebrados que no son el ejército pero visten uniforme. No cabe imaginar
semejanzas más facilonas, ni mayores distancias entre lo que pasaba en 1905 y
lo que sucede ahora en España.
El general Domingo
Batet, comandante de la IV División Orgánica, abortó la rebelión por orden del
gobierno de Alejandro Lerroux, derrotando a las poco aguerridas huestes de
Frederic Escofet en unas horas.
El manifiesto que
emitió Batet al día siguiente tiene una factura impecablemente democrática y
constitucional. Un documento que vale la pena ser leído hoy día.
Esta situación
guarda alguna semejanza con la actual: un president rompió la legalidad, y el
militar que aplicó la ley obedeció al poder civil y se limitó a reventar un
acto de rebelión mediante una acción de enorme mesura.
El ejército español
de hoy se parece al que representaba Batet (fusilado en 1936 por Franco porque
insistió en defender el orden constitucional), muy lejos de los africanistas
salvajes que actuaron en Asturias en esas mismas fechas bajo las órdenes de
Franco.
Por suerte, los
Mossos d’Esquadra no están ahora mandados por Escofet, ni Artur Mas ha ido
(todavía) más allá de la retórica.
*.- La tercera fecha
del imaginario represivo es la del 18 de julio de 1936, cuando la guarnición
militar de Barcelona se sublevó contra la República, como hicieron muchas otras
guarniciones en el resto de España.
La historia que se
ha ido remendando estos últimos años en Cataluña ha reservado el protagonismo
de la derrota de los facciosos a la acción de los Mossos y de las masas
anarquistas.
Esta versión
olvida, de forma interesada, que la rebelión era contra la República y no
contra Cataluña, y que la acción decisiva para acabar con la rebelión fue la de
la Guardia Civil, mandada por el general Aranguren y el coronel Antonio Escobar.
Los militares
sublevados fueron apoyados por los militantes carlistas. Cataluña tenía
entonces la segunda organización carlista de España por número de militantes y
por instrucción militar, sólo por detrás de la de Navarra.
Y el golpe estaba
siendo financiado por Francesc Cambó, el líder que seguía siendo de la Lliga
Regionalista y mutado ahora en auxiliar fundamental de militares golpistas.
El llamado Front
d’ordre, que reunía a toda la derecha catalana, había obtenido un 40% de los
votos en las anteriores elecciones en Barcelona.
¿Se puede establecer
alguna posible relación sensata entre los tres acontecimientos históricos y la
actual situación? Solo la que se empeñen en conseguir aventureros que sueñen
con acciones heroicas en lugar de respetar escrupulosamente la Constitución que
los catalanes y demás españoles votaron masivamente en 1978.
No hay lugar para el
masoquismo de la derrota, para la repetición de la Historia, porque ésta fue
como fue, y la actual España no tiene ninguna semejanza con la de 1905, 1934 y
1936.
Como mucho, a los
soñadores nacionalistas de la extrema derecha española y catalana les queda
arrimarse a Felipe V y sus cañones durante la Guerra de Sucesión. Luchas
dinásticas de poder contra poder en tiempos en que eso se hacía por sostener
legitimidades ajenas al pueblo, aunque este pusiera la sangre. Hoy solo valen
las legitimidades que se rigen por las leyes.
No habrá más Cu-cut!
Ni 1934. Si no queremos.
Jorge Martínez
Reverte es periodista y escritor.
Publicado por Ramon Gonzalvo Mourelo
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