La obra de Orwell
sobre una dictadura, único clásico entre los 50 libros más vendidos en España
en 2016
GUILLERMO ALTARES
Madrid 26 ENE 2017 - 19:29 CET
George
Orwell delató a 38 simpatizantes comunistas en los años de la guerra fría
Cuando escribió 1984, George Orwell no pensaba
en una sociedad futura, sino en el presente. Su distopía no pretendía ser una
metáfora, sino una descripción de los totalitarismos del siglo XX, sobre todo
del estalinismo. Sin embargo, este libro, escrito en 1948, se ha convertido de
nuevo en un punto de referencia en la era de Donald Trump,donde la
posverdad y los "hechos alternativos" se han apoderado de la política.
La novela del escritor británico, nacido en 1903 y fallecido en 1950, se ha
alzado entre los libros más vendidos en Estados Unidos en Amazon, el gigante
digital del comercio on-line, pero el fenómeno también ha
llegado a España.
Un conjunto de librerías españolas agrupadas en la
plataforma LibriRed publicó
esta semana la lista de los 50 libros más vendidos en 2016. Los datos recogen
las ventas en unos 600 establecimientos, entre los que se encuentran numerosas
librerías independientes, pero también grandes cadenas como Casa del Libro o
Librerías Elkar. En la lista, solo hay un clásico, 1984, que
ocupa el puesto número 34 con su edición de Debolsillo, traducción de Miguel
Temprano García, y que cuenta con un prólogo de Umberto Eco.
En EE UU, el fenómeno es todavía más intenso. Un portavoz de
la editorial Signet Classics, que publica actualmente 1984, señaló
a la radio pública NPR que desde la toma de posesión del 45º presidente de EE
UU, "las ventas se habían incrementado un 10.000%". Hoy, jueves,
todavía ocupaba el puesto número 1 en la lista de best-sellers de amazon.com (con más de 4.000 comentarios) y
se encontraba en el número 16 en la lista de más vendidos en amazon.es.
LA OBSESIÓN POR LA VERDAD
El escritor y periodista George
Orwell., en una imagen sin datar.
Nacido en la India británica, en 1903, y fallecido en
Londres, en enero de 1950, Eric Arthur Blair, George Orwell, no
solo fue un gran novelista, autor de dos de las obras más conocidas del siglo
XX, ambas sobre los totalitarismos: la distopía 1984 y la
fábula nada infantil Rebelión en la granja —"Todos los
animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros"—, fue
también un gran periodista y ensayista —un trabajo que la editorial Debate ha
recopilado en España en dos imprescindibles tomos—. También escribió una obra
autobiográfica muy importante sobre la Guerra Civil, Homenaje a
Cataluña, en la que narra su lucha en el frente, pero también la represión
que los comunistas teledirigidos desde la URSS lanzaron contra el POUM, el
partido trotskista en el que militaba.
Su relato sobre el conflicto español está marcado por una
obsesión: la verdad. De hecho, como él mismo forma parte del relato, esta es la
advertencia que da al final: "Tenga cuidado el lector con mi
partidismo, con mis detalles erróneos y con la inevitable distorsión que nace del
hecho de haber presenciado los acontecimientos desde un lado. Y tenga cuidado,
exactamente el mismo cuidado con las mismas cosas cuando lea otros libros sobre
este periodo de la Guerra Civil española".
La profunda honestidad de Orwell es para muchos autores un
ejemplo de lo que debe ser el mejor periodismo, un militante socialista que no
duda en denunciar el terror del socialismo real. Existen pocos escritores tan
alejados de la posverdad o los "hechos alternativos" (lo que antes se
conocía como mentiras o patrañas). En su ensayo Historia del presente,
el británico Timothy Garton Ash escribe sobre Homenaje a Cataluña:
"No hay la menor duda, ni por un instante, de que está esforzándose en ser
lo más exacto posible, para hallar la verdad objetiva que siempre debe separar
las llanuras de la historias y el periodismo, de las montañas mágicas de la
ficción”. Garton Ash cita además una frase del novelista polaco Jerzy Kosinski:
“Me interesa la verdad, no los datos, y soy lo bastante viejo como para conocer
la diferencia”.
"No es que Estados Unidos se haya convertido en
Oceania", el país donde transcurre 1984, explica Alex Woloch,
profesor de literatura en la Universidad de Stanford (EE UU) y autor de Or Orwell:
Writing and Democratic Socialism (Harvard University Press). "No
se ha suprimido la libertad de expresión, ni se ha impuesto la censura ni
tampoco un sistema de vigilancia masiva, ni se llevan a cabo ejecuciones por
motivos políticos, no es eso", prosigue. "Pero el nacionalismo de
Trump, su retórica autoritaria y, por encima de todo, su agresiva ignorancia de
la verdad ha hecho saltar todas las alarmas, sobre todo su deslegitimación de
sus enemigos.
Todo eso nos lleva a Orwell y a la forma en que insistía en que
las mentiras son mentiras y en que los hechos importan".
Orwell habla en su libro de una nuevalengua y
su protagonista trabaja en el Ministerio de la Verdad, que se ocupa de
establecer lo que es falso y lo que es verdadero. Los hechos son definidos por
el Estado, no por los ciudadanos. Son conceptos que resultan bastantes
inquietantes en la actualidad, en un momento en que una de las principales
asesoras de Trump, Kellyanne
Conway, la que ha sido su jefa de campaña y consejera del presidente en la
Casa Blanca, ha acuñado el concepto de "hechos alternativos", que
consiste básicamente en negar las evidencias empíricas, como ha ocurrido con la
polémica sobre el número de personas que asistieron a la toma de
posesión. Uno de los comentarios sobre el libro en Amazon, escrito el 23
de enero, decía: "Hoy Kellyanne Conway anunció que nos estaban
proporcionando hechos alternativos. Son sombras de un pasado que cambia
mientras se controla el presente. Tenemos que estar preparados para la fiesta
como si estuviésemos en 1984".
Un usuario de Internet en la página
de Amazon que vende ediciones de '1984'. GEMA GARCÍA
El director de The Washington Post, Martin
Baron, recordó ayer por la tarde, en
una conferencia en Madrid en la Fundación Rafael del Pino, la
relevancia de la obra del novelista y ensayista británico al señalar que los
"hechos alternativos" le recuerdan a 1984: "El
partido te pide que rechaces lo que ven tus ojos y escuchan tus oídos".
Con Orwell, el Ministerio de la Verdad se ocupa de
establecer los hechos que deben ser ciertos para unos ciudadanos constantemente
vigilados por el Gran Hermano —una de las muchas intuiciones de Orwell en el libro
es la omnipresencia de la televisión, que no solo se usa para ver, sino también
para ser vistos—.
La nuevalengua, que sirve para simplificar la
forma en que se expresan los ciudadanos y así evitar sentimientos y
pensamientos no deseados, es definida así por Orwell al final del libro:
"El propósito de la nuevalengua no era solo proporcionar
un medio de expresión a la visión del mundo y los hábitos mentales de los
devotos del Socing [la ideología dominante en el mundo orwelliano], sino que
fuese imposible cualquier otro modo de pensar. La intención era que cuando se
adoptara definitivamente la nuevalengua y se hubiese olvidado la viejalengua, cualquier
pensamiento herético fuese inconcebible, al menos en la medida en el
pensamiento que depende de las palabras”.
Otros conceptos acuñados por Orwell en su novela son la
policía del pensamiento, el doblepiensa o la mutabilidad del pasado. También
describe lo que llama los "dos minutos de odio", que tienen profundos
ecos en los venenosos discursos o tweets dirigidos a
cualquiera que piense diferente o que sea diferente del presidente Trump. Esos
"dos minutos de odio" consisten en ofrecer a todos los ciudadanos la
imagen del archienemigo del Estado, Goldstein, que defendía conceptos
aberrantes como "la libertad de expresión, la libertad de prensa, el
derecho de reunión y el derecho de opinión".
No es la primera vez, ni de lejos, que 1984 vive
un boom por su capacidad para reflejar la realidad. En 2013,
cuando se produjeron las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje
masivo de EE UU, la
novela también saltó a las listas de más vendidos. En el prólogo a la
edición española, Eco escribe: “El libro es un grito de alarma, una llamada de
atención, una denuncia, y por eso ha fascinado a millones de lectores en todo
el mundo". Seguramente, ni el propio Orwell sospechaba hasta dónde iba a
prolongarse la vigencia de su obra.
“FUE UN VATICINIO REAL"
ANA MARCOS / FERRAN
BONO
Cartagena de Indias es un hervidero. No solo por su
sofocante humedad, sino porque ayer se empezaron a congregar numerosos
escritores y editores para participar en el Hay Festival de la ciudad
colombiana, que finaliza el domingo. En el antiguo claustro de monjas del hotel
Santa Clara, la directora general (CEO) de Penguin Random House Grupo
Editorial, Nuria Cabutí expresa de inicio su sorpresa por ese éxito de 1984 en
EE UU, recuerda que en España es una lectura recomendada en la educación y
afirma: “La verdad es que son obras, como este clásico que es 1984, te hacen
pensar, sobre todo en el momento actual en que se vive, y especialmente EE UU.
Las consecuencias de los recientes cambios en este país serán muy importantes
en la cultura. Y todo ello se suma el fenómeno de las redes sociales, que
tienen tanto seguimiento pero que plantean la cuestión de que hasta qué punto
se puede ser críticos en esta sociedad”.
Fernando Aramburu y Luisgé Martín van caminando por ese
punto neurálgico del festival de la ciudad, patrimonio de la Humanidad.
“Sospecho que muchas personas”, apunta el autor de Patria, “quieren tener la
sensación por adelantado de lo que podría ser vivir en una sociedad sin ningún
tipo de libertad y controlada por un gran hermano. Van en búsqueda de esa
sensación. En este caso ese gran hermano sería Donald Trump". A su lado,
el escritor de ‘La vida equivocada’ aporta otra idea: "1984 es un
referente de las sociedades distópicas en las que todo se puede venir abajo. Me
sorprende que vuelva a venderse porque, si bien no soy muy lector de ciencia
ficción, este libro tiene más que ver con el estalinismo. Hay otros como Ubú
rey, que tiene más que ver. Hay muchas novelas sobre el reino de la
estupidez que podría relacionarse más".
Recién llegado, el colombiano Héctor Abad Faciolince
"Muchas veces la ficción explica de un modo sintético y eficaz la
realidad. Hay algo misterioso, casi premonitorio, en el arte de inventar que se
parece al arte de adivinar. La novela de Philip Roth, La conjura contra América,
ayuda a entender mejor lo que pasa en el mundo que cualquier análisis
sociológico o periodístico". Al antiguo artista del tatuaje y hoy
novelista con un libro de culto como Narcisa, el estadounidense Jonathan Shaw,
no le extraña el éxito de 1984. “Primero porque es un clásico, segundo porque
es un superventas y tercero y más importante porque Orwell fue un visionario,
un escritor que sabía de lo que hablaba, que tuvo acceso a la ideología de las
élites, y que explicó los mecanismos de control del poder”.
“Tal vez lo más interesante es que lo lea y descubra ahora
la gente joven. A ellos ya no les producirá ninguna sorpresa ese control de la
sociedad que relata, esa vigilancia a la que estamos sometidos, porque ya está
pasando, pero cuando lo leíamos nosotros, hace ya un tiempo, no pensábamos que
esto en realidad podía ocurrir”, señala Sigrid Kraus, directora literaria de
Salamandra.
Por último, el escritor y cineasta colombiano Ricardo Silva
añade: “No creo que sea una casualidad, sino una consecuencia directa de la
llegada de Trump. Ha llegado un futuro apocalíptico y la gente quiere consultar
la profecía como se hace con Nostradamus. Es un vaticinio real porque las
sociedades tienen la tentación del autoritarismo. A Trump le costó cinco días
llegar casi a una guerra con México y perseguir a las mujeres".
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