EQUIPARA A LAS VÍCTIMAS Y A LOS VERDUGOS MEZCLANDO CIFRAS
INCOMPATIBLES
Desmontando a Carmena
La ahora alcaldesa firmó un estudio que ponía a la altura
las víctimas de ETA con los muertos o heridos en su enfrentamiento con la
policía
Antonio R. Naranjo / ED, 12 de julio de 2017 a las 17:31
Manuela Carmena.PD
La alcaldesa blanqueó los estragos del terror comparándolos
con los juicios del Tribunal de Orden franquista
La podemita Carmena, abucheada durante el
homenaje a Miguel Ángel Blanco ¡Qué pena,
Carmena! Hasta los
mismísimos
"Nos tenemos que ver unos y otros y reconocer el dolor en unos y otros". La frase
pertenec a Manuela Carmena y con ella se refería, en una entrevista con
la televisión
vasca ETB en julio de 2014, a cómo tenían que cerrarse 40 años de
terrorismo en España.
Equiparó así, tal vez sin querer o no, elsufrimiento de las víctimas con
los daños colaterales que los terroristas sufrieron en sus propias carnes al
preparar los atentados o con el contraterrorismo de los GAL y otros grupos
ilegales, de menor enjundia y en todo caso perseguido por los tribunales, que
llevaron incluso a prisión a
la práctica totalidad de la cúpula de Interior de los años 90, con nombres tan
ilustres como Barrionuevo,
Vera, Sancristóbla o el general Galindo.
Esa reflexión de la entonces juez, elegida alcaldesa sólo un año después
tras quedar segunda en las Elecciones merced a un pacto con el PSOE, resume tal vez la razón de fondo
en su resistencia, en estos días, a homenajear a Miguel Ángel Blanco tal y como le habían pedido desde la
Fundación que lleva su nombre, desde la oposición y desde todas las
asociaciones de víctimas: primero se negó a colgar una simple pancarta de
recuerdo en la fachada del Ayuntamiento, poblada de ellas por otras causas muy
respetables; y sólo rectificó luego a medidas cuando la presión y las críticas
subieron.
Marimar, hermana
de Miguel Ángel, se negó a saludar a la alcadesa en el homenaje a regañadientes
que finalmente se hizo, una imagen simbólica del malestar generado por su
extraña actitud, para muchos, tan alejada de la que suele mantener cuando las
víctimas son otras: los célebres abogados de Atocha, con los que compartía
despacho ella misma, siempre han merecido su recuerdo y elogio personificado,
pues a nadie se le escapa el carácter simbólico que tuvo el brutal atentado que
sufrieron a manos de la ultraderecha.
Llueve sobre mojado
¿Ha sido un error de cálculo de la alcaldesa? ¿Un problema
de sensibilidad que
ella misma ha intentado rectificar? ¿O hay algo más que coincide con el alud de
negativas, en ayuntamientos y partidos de toda España, por honrar la memoria del
concejal de Ermua y
con ella la de las 853 víctimas mortales de ETA?
Sin establecer una conclusión, lo cierto es que Carmena
tiene tras de sí un currículo lo suficientemente amplio como para intuir
que no fue un simple error y
que en su viaje de consolidar la paz, incluye siempre mensajes favorables a un
evidente blanqueamiento del terrorismo, com si suscribiera la teoría de Pablo Iglesias de que el
fenómeno goza de "explicaciones políticas" que obigan a juzgarlo con
una cierta benevolencia para poder alcanzar el objetivo de consolidar la
convivencia
Si las declaraciones en ETB de Carmena son elocuentes, mucho
más lo es su participación directa, como coautora, del denominado Informe-base de vulneraciones
de Derechos Humanos en el caso vasco, un eufemismo frío e inhumano
para analizar el asesinato de casi mil personas y la persecución, coacción o
exilio de decenas de miles más.
Ese estudio, encargado
por el PNV a través de su Gobierno y presentado en junio de 2013,
pretende ordenar y clasificar todas las estadísticas referidas al horror vasco
desde 1960, una fecha nada casual: aún le quedaban 18 años de vida al franquismo, y juntar en un mismo
informe lo que hizo ETA desde el 78 a lo que hizo la Dictadura en términos de
represión en todo el país podía valer, de algún modo, para barnizar el terror
etarra y hacerlo equiparable con
otros.
Esa sensación se confirma al profundizar en un análisis que
también firmaron el exObispo de San Sebastián, Juan Manuel Uriarte, un prelado sensible al mundo
abtertzale que en su día llegó a reclamar que el "Estado"
pidiera "perdón" a ETA por extralimitarse en sus
funciones.
El propio director general de Derechos Humanos del Ejecutivo
vasco y hoy catedrático de la misma materia en Euskadi, Jon Miren Landa, suscribió el estudio junto a
una última personalidad, un notario vinculado en su día al PP que se prestó
para dar al trabajo una pátina de pluralidad que
en realidad no tuvo.
Con la firma de Carmena, el informe hace un recuento de
víctimas organizado de una manera que ya lo dice todo: con idéntica jerarquía aparecen los
asesinatos de ETA y las "vulneraciones de Derechos Humanos
desde el Estado y las Fuerzas de Seguridad", otorgando a fenómenos
incomparables un epígrafe igual que proyecta esa idea de que hubo un
enfrentamiento entre iguales por métodos parecidos. Algo que, obviamente, nunca
ocurrió.
¿Comparar a ETA con
la Policía?
Aún más grave es no citar a ETA ni una sóla vez en el
preámbulo del trabajo, un canto genérico a los derechos humanos que precede al
verdadero intento deequiparar a
verdugos y víctimas, resumido en una escandalosa comparación camuflada
de pulcro análisis estadístico: primero se reconoce la existencia de más de
8.000 atentados, sabotajes y acciones violentas cometidas por ETA y, a
continuación, se enumeran como si fueran achacables a los excesos de la Policía o la Guardia Civil,
los 500 casos presentados como "violaciones graves del derecho a la
integridad física y psíquica".
Así se refieren (página 10), de forma inaudita, a
terroristas o protagonistas de kale borroka que resultaron heridos en
manifestaciones, controles policiales o detenciones; como si la culpa de ello
fuera de los Cuerpos de Seguridad que simplemente cumplían con su función. Para
hacer más parecida le estadística, desbordada por la magnitud del horror de
ETA; el estudio cuela los supuestos 1.759 juicios del Tribunal de Orden
Público, una institución franquista que desapareció en 1977 y cuya siniestra
acción no tiene nada que ver con el terrorismo de ETA en democracia ni es
achacable al régime constitucional nacido en 1978.
El colmo, que prueba la insólita intencionalidad del estudio
rubricado por Carmena, llega con la exclusión de toda referencia a los 200.000
vascos que se marcharon de Euskadi coaccionados según
uno de las pocas investigaciones hechas al respecto por el experto Julio
Alcaide, y sobre todo con el recuento de víctimas mortales de cada bando en un
mismo apartado: la alcaldesa de Madrid, junto al resto de autores, reconoce 837
crímenes de ETA para a continuación adjudicar 94 a las Fuerzas de Seguridad,
comparando (página 14) crueles atentados de la banda con las simples
consecuencias para los terroristas de enfrentarse al Estado de Derecho en
controles, manifestaciones y demás dispositivos para evitar acciones armadas.
El despropósito también roza el paroxismo y denota el
intento nada sutil delimpiar un tanto
la imagen de ETA con otro dato espeluznante: según el estudio de la
alcaldesa de Madrid, en 40 años de terror el número de heridos causados por los
terroristas sólo es el doble al causado por -no lo cita así pero queda
sugerido- la represión española, en la que se incluyen de nuevo juntos a la
dictadura y a la democracia o, peor aún, a grupos ultra perseguidos por los
Tribunales con los Cuerpos de Seguridad. Según este análisis, ETA hirió a entre
2.300 y 2.600 personas y en sus filas sufrieron lo mismo algo más de 1.000
abertzales.
Y para que no queden dudas del objetivo real del encargo del PNV aceptado por
Carmena, con una remuneración
de 6.000 euros brutos mensuales según publicó en su día
OkDiario, el capítulo final de sugerencias las despeja de manera demoledora
para quienes sufrieran o presenciaran barbaries como las de Blanco, Ordóñez, Lacalle, Múgica, Buesa y cualquiera de los
dirigentes políticos, ciudadanos de a pie, niños, policías o militares en
cuatro décadas sanguinarias.
Así, dedica su última reflexión a destacar el "el
padecimiento añadido de las familias
de los presos, o el de cada una de las familias de los 40.000 personas
detenidas, de las que, según el Ministerio de Interior menos de 10.000 fueron
imputadas por su relación con ETA". El padre de Txapote, por resumirlo en una imagen,
merece para los redactores un estatus similar al de Miguel Ángel Blanco, uno de
los exiliados tras ver morir a su hijo, nunca citado por su nombre y apellidos.
Ni ninguno de los muertos de un tiro
en la nuca o un coche bomba.
Parot, un
"error legal"
Todo lo narrado lleva la rúbrica de la regidora de la capital de España y quizá
ayude a entender mejor por qué su primera reacción al pedirle un homenaje aMiguel Ángel Blanco fue de un
disimulado rechazo, presentado como una inocente medida de respeto al conjunto
de las víctimas para no hacer distinciones entre ellas.
Y hay algo más que el informe y esa frase tétrica invitado a reconocer
"el dolor de los unos en los otros" pronunciada entre aplausos en la
TV vasca. Ocurrió también en 2013, el año junto al 14 en que Carmena más
se paseó como estrella invitada por el País
Vasco, para ser entrevistada, presentar el informe de "derechos
humanos" o, como en este último caso, participar en una jornada destinada
básicamente a celebrar la anulación
de la 'Doctrina Parot', defendida hasta entonces por el Tribunal Supremo de España y
respaldada por la exigente Abogacía del Estado.
Etarras maestros
Para Carmena, sin embargo, esa herramienta jurídicamente
respaldada para evitar la liberación de asesinos condenados sin pagar por todos sus crímenes, fue
"un error legal",
que se inventó para "hacer algo que no debía hacerse como otras muchas
cosas que se han hecho para combatir el terrorismo". No especifió cuáles,
aunque su informe de apenas tres meses antes aclara la duda.
Y es que para la alcaldesa de Madrid, distinguir de algún
modo a Blanco quizá sea más difícil que, por ejemplo, permitir que terroristas con un
largo historial se conviertan en profesores de niños en el mismo País Vasco
donde extendieron el veneno y el odio: "Una persona que está reinsertada
legalmente tiene que tener el ejercicio de todos sus derechos y, por tanto,
puede enseñar, hablar y opinar".
Porque para Carmena, la reinserción no consiste ni en el
cumplimiento íntegro de las penas ni en la condena del terrorismo ni tampoco en
la petición de perdón. Es todo más fácil: basta con que ETA dejara de matar por
la presión social, judicial, política y policial. "Eso (el abandono
de las armas) es de una importancia extraordinaria, eso es la reinserción legal
y objetiva". Palabra de Manuela.
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