¿ADÓNDE VAN A LLEGAR LOS PARTIDOS?
Viernes 09 de marzo de 2018, 12:46h
Resulta que el PSOE, Podemos y ¡Ciudadanos! se han puesto de acuerdo para que el Estado pague las elecciones primarias de sus partidos. En lugar de financiarse exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, casi todos los partidos derrochan a cargo del dinero público. El 90% de su despilfarro carga sobre los bolsillos de los ciudadanos contribuyentes, a los que se sangra a impuestos hasta la hemorragia.
El PSOE, Podemos y Ciudadanos han tenido ahora la peregrina idea de que sus elecciones primarias internas se financien también con dinero público. ¿Y por qué no los viajes de recreo de sus dirigentes a las playas del Caribe? ¿Y por qué no una caravana de automóviles de alta gama para disfrute personal de esos dirigentes? ¿Y por qué no la cesta de la compra de cada una de sus casas?
La reacción generalizada al despropósito de la financiación pública de las primarias ha sido ácida y fulminante. Quien quiera elecciones primarias que se las pague, ha sido la conclusión generalizada en casi todos los periódicos impresos, hablados, audiovisuales y digitales. ¿Cómo se puede consentir tanto abuso? ¿Cómo tanto cinismo? Los partidos políticos -no todos, claro- se han convertido en agencias de colocación para parientes, enchufados y paniaguados. Se han convertido en la apoteosis del cinismo, colgados de la teta del Estado y chupando sin cesar a bocas llenas.
Deberían ser la solución para los problemas de España y se han convertido en uno de los principales problemas. En la relación periódica de los 10 grandes problemas que padece la vida nacional, el CNI, tras las encuestas correspondientes, sitúa a los partidos políticos en tercer lugar. A los dirigentes de esos partidos les entra esta encuesta por un oído y les sale por el otro, sin dejar siquiera una huella fugitiva. Ellos siguen a lo suyo, a despilfarrar el dinero que obtienen fácilmente subiendo los impuestos y adjudicándose las partidas que les place. Ahora pretenden embolsarse el costo de las primarias. Lo anuncian a bombo y platillo. Y todos tan frescos.
Luis María ANSON
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