Manifiesto
conjunto de la UGT y la CNT en marzo de 1917. Texto completo:
A los Trabajadores Españoles y al País en
General:
Tras la labor de protesta constantemente
ejercitada por las organizaciones obreras contra los abusos de la
administración y las corruptelas de la política que nuestro país padece, la
huelga general del 18 de diciembre último, admirable ejemplo de eficacia de la
organización y testimonio irrecusable de la capacidad creciente del
proletariado español, habría debido producir alguna atenuación, al menos, de
los males por todos reconocidos y continuamente denunciados.
[...] “Mas, a pesar de nuestras advertencias
serenas, de nuestras quejas metódicas y reflexivamente fundamentadas y de
nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la
agudeza de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa
representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria
ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo.
Ciertamente, si las privaciones a las
cuales se ve sometido el pueblo español fuesen una consecuencia necesaria de
crisis profundas de la economía mundial, cuya solución no depende de nosotros
ni de los elementos directores de nuestra vida nacional, nuestras quejas serían
absolutamente estériles y nuestras protestas no tendrían otra eficacia que la
de imprecaciones más o menos vehementes contra los misteriosos designios de la
fatalidad.
Pero ¿habrá algún gobernante español que
pueda afirmar en conciencia que las condiciones insoportables de nuestra vida,
agravadas sin duda y puestas de relieve por la guerra europea, no son la
consecuencia de un régimen tradicional de privilegio, de una orgía constante de
ambiciones privadas, de la desenfrenada inmoralidad que encuentra en los
organismos públicos el amparo y la defensa que debían prestar a los
primordiales intereses de la vida del pueblo?
Las luchas provocadas por la competencia
entre los diversos grupos de explotadores de la vida de la nación pueden
dispensar al proletariado de hacer la crítica del régimen vergonzoso que padece
España.
Las denuncias diarias de la prensa, los
abusos que descubren las públicas discusiones de las asambleas, la labor misma
de las Cortes, tan estéril para el bien como reveladora de crecientes
impurezas, son los folios de un largo y complicado proceso cuya sentencia habrá
de ser dictada y cumplida por el pueblo, como juez inapelable.
Todos los días, la prensa ofrece el
testimonio de la preocupación de los gobernantes ante las complicaciones de los
problemas presentes. ¿En qué se gasta su actividad que sus resultados
beneficiosos no llegan nunca al pueblo trabajador? Todos esos esfuerzos de los
gobernantes, el pueblo sabe bien que se gastan en un empeño imposible de
armonizar los intereses privados opuestos, que encuentran en los momentos más
angustiosos de la vida nacional la ocasión más propicia para aumentar sus
ganancias.
Las empresas de ferrocarriles, las
compañías navieras, los mineros, los fabricantes, los ganaderos, los trigueros,
los múltiples acaparadores e intermediarios, los trusts que monopolizan los
negocios en las grandes poblaciones, los gremios degradados y degradantes,
todos representan intereses particulares, que hallan amparo y protección en los
poderes públicos, mientras el pueblo emigra o perece.
Y no es posible seguir ya engañando al
país con discursos más o menos brillantes, ni con preámbulos de leyes cuyo
articulado desmiente las propias ideas proclamadas por los ministros en la
Gaceta. En la presente y crítica situación ya ha visto el pueblo lo que ha
quedado de las promesas de reforma de la economía nacional. Continúan las
eternas ocultaciones de riqueza, los más llamados al sostenimiento de las
cargas públicas siguen sustrayéndose al cumplimiento de ese deber de
ciudadanía, los beneficiados con los negocios de la guerra ni emplean sus
ganancias en el fomento de la riqueza nacional, ni se avienen a entregar parte
de sus beneficios al Estado, y el gobierno, débil con los poderosos y altivo
con los humildes, lanza a diario contra los obreros a la guardia civil,
mientras prepara empréstitos de transformación de la Deuda y ofrece a los
capitalistas una colocación lucrativa a sus fondos ociosos, so pretexto de
promover obras públicas que jamás se realizan.
Y si de los pomposos ofrecimientos de
reformas económicas y de promoción de obras públicas no queda más que el rumor
de vanas palabras, ¿para qué ha servido la ley de subsistencias, como no sea
para revelar la dependencia vergonzosa en que se halla el gobierno con respecto
a las agrupaciones gremiales más conocidas y más odiadas por los consumidores?
¿De qué nos vale formular un día y otro
nuestras quejas, y de qué nos sirve el reconocimiento de la justicia de
nuestras demandas por los mismos hombres que ocupan el poder, si no logramos
nunca vislumbrar el remedio de nuestros males?
La impotencia de los poderes públicos para
resolver los problemas vitales de la nación la está proclamando la acción
militar en Marruecos, sangrienta y vergonzosa ruina de España, por todos los
gobernantes censurada, pero por todos igualmente mantenida.
Después de las prolijas discusiones a que
la acción de España en Marruecos ha dado lugar, a nadie se le oculta ya que
esta reincidencia de los poderes públicos en los antiguos errores bélicos,
militaristas y dinásticos bastaría por sí sola para provocar por parte de la
nación la más violenta de las actuaciones contra los causantes de su desgracia.
Estos males, percibidos a diario por el
proletariado, han formado en él, tras una larga y dolorosa experiencia, el
convencimiento de que las luchas parciales de cada asociación con los patronos,
asistidas por la solidaridad de los compañeros de infortunio, no bastan a
conjurar los graves peligros que amenazan a los trabajadores.
[...] El proletariado organizado ha llegado
así al convencimiento de la necesidad de la unificación de sus fuerzas en una
lucha común contra los amparadores de la explotación erigida en sistema de
gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión
General de Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han
acordado por unanimidad:
Primero. Que en vista del examen detenido y
desapasionado que los firmantes de este documento han hecho de la situación
actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento; no encontrando, a
pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último
congreso de la Unión General de Trabajadores y Asamblea de Valencia, y con el
fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de
sistema que garanticen al pueblo el mínimum de las condiciones decorosas de
vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el
proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de
terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
Segundo. Que a partir de este momento, sin
interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales, los organismos
proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la adopción
de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga
general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este
movimiento.
3º.- Que los abajo firmantes, debidamente
autorizados por los organismos obreros que representan, y en virtud de los
poderes que les han sido conferidos por la clase trabajadora, se consideran en
el deber de realizar, en relación con las diversas secciones, todos los
trabajos conducentes a organizar y encauzar debidamente el movimiento, así como
también a determinar la fecha en que debe ponerse en práctica, teniendo en
cuenta las condiciones más favorables para el triunfo de nuestros propósitos.
Por la región de Galicia, José Gómez
Osorio y Manuel Suárez. Por la Confederación Nacional del Trabajo, Salvador
Seguí y Ángel Pestaña[1],
Por la federación de sociedades obreras de Zaragoza, Ángel Lacort. Por la
región de Levante, Juan Barceló y Vicente Sánchez. Por la de Vizcaya, Pedro
Cabo. Por la de Asturias, Manuel Llaneza e Isidoro Acevedo. Por la de Castilla
la Vieja, Remigio Cabello y Luís Lavín. Por la de Andalucía, Florentino García.
Por el comité nacional de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo
Caballero, Vicente Barrio, Daniel Anguiano, Julián Besteiro, Andrés Saborit,
Eduardo Torralva, Modesto Aragonés, Manuel Cordero, Virginia González y José
Maeso. Madrid, 27 de marzo de 1917
Luis GÓMEZ LLORENTE: Aproximación a la
historia del socialismo español (hasta 1921), Madrid, 1972, edit. Cuadernos
para el diálogo, pp 287 y 290.
A pesar de nuestras:
*.-
advertencias serenas,
*.-
quejas metódicas y reflexivamente
fundamentadas
*.-
protestas, más prudentes y mesuradas de lo que
exige la agudeza de los dolores que el país padece.
Lo cierto: cada día que pasa representa
para el proletariado una agravación creciente de la
miseria ocasionada por:
*.- la carestía de las subsistencias
*.- por la falta de trabajo.
Por ello: el proletariado organizado ha llegado así al
convencimiento de la necesidad de unificar sus fuerzas en una lucha común contra
los amparadores de la explotación erigida en sistema de gobierno.
Respondiendo
a este convencimiento, los representantes de la UGT y la CNT han acordado por
unanimidad:
*.- Primero.
*.-
Examinando (de
forma detenida y desapasionada) los firmantes:
*.-
la situación actual y
*.-
la actuación de los gobernantes y del Parlamento ante ésta.
*.-
No encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las
demandas formuladas por el último Congreso de la UGT y Asamblea de
Valencia.
*.-
y con el fin de obligar a las clases dominantes a
aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el
mínimum de las condiciones decorosas
de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras.
*.-
se impone que el proletariado
español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el
arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
*.- Segundo.
Que a partir de este momento, sin
interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales,:
*.-
los organismos proletarios,
*.-
de acuerdo con sus elementos directivos,
*.-
procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al
éxito de la huelga general,
*.- hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este
movimiento.
A LOS OBREROS Y A LA OPINIÓN PÚBLICA:
Ha llegado el momento de poner en práctica,
sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la
Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el
Manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último.
Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el
momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al
demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de
régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando
importantes organismos nacionales desde la enérgica afirmación de la existencia
de las Juntas de Defensa del Arma de Infantería,
frente a los intentos de disolución de esos organismos por los Poderes
públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios
celebrada en Barcelona el día 19 de Julio, y la adhesión a las conclusiones de esa asamblea de numerosos ayuntamientos,
que dan público testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país.
Durante los días fabulosos en los cuales
se han producido todos estos acontecimientos, el proletariado español ha dado pruebas de
serenidad y reflexión que tal vez hayan sido interpretadas por las oligarquías
que detentan el poder como manifestaciones de falta de energía y de
incomprensión de la gravedad de las circunstancias actuales.
Si tal idea se han formado los servidores de
la monarquía española, se han engañado totalmente. El pueblo, el proletariado español, ha
asistido en silencio durante estos últimos meses a un espectáculo vergonzoso,
mezcla de incompetencia y de repulsiva jactancia, de descarado desprecio de la
vida y de los derechos del pueblo e impúdica utilización de las más degradantes
mentiras como supremo recurso del Gobierno (...)
Y si esto han hecho los poderes públicos
con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las más firmes
garantía de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme
e indefenso bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico
de miseria y despilfarro, y en un estado cultural mantenido por los oligarcas
en el más bajo nivel, y sobre el cual la masa ciudadana sólo puede irse
paulatinamente elevando merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos.
[…] Pedimos la constitución de un Gobierno
provisional que asuma los poderes Ejecutivo y moderador, y prepare, previas las
modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de
elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad
los problemas fundamentales de la Constitución política del país. Mientras no
se haya conseguido este objeto, la organización obrera española se halla
absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga.
Instrucciones para la huelga.
En el momento en que se reciba la orden de
huelga, dada por los Comités Nacionales de la U.G.T. y del Partido Socialista,
los obreros procederán a la paralización de todos los trabajos, de tal modo que
el paro resulte completo, tomando las medidas necesarias para que se incorporen
al movimiento los tranviarios, ferroviarios, cocheros, panaderos, ramo de
alumbrado; obreros municipales, dependientes de comercio, etcétera.
Ciudadanos: No somos instrumentos de desorden, como en su impudicia nos llaman con
frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una misión de sacrificio
por el bien de todos, por la salvación del pueblo español, y solicitamos
vuestro concurso.
¡Viva España!
Madrid, 12 de agosto de 1917. Por el
Comité Nacional de la Unión General de Trabajadores: Francisco Largo Caballero[2];
vicepresidente; Daniel Anguiano, vicesecretario, Por el Comité Nacional del
Partido Socialista[3]:
Julián Besteiro, vicepresidente; Andrés Saborit, vicesecretario.
Huelga: Interrupción
colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de
reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta.
Huelga General: la que afecta
simultáneamente a todas las actividades laborales de un lugar.
Huelga
revolucionaria: la que responde a propósitos de subversión política,
más que a reivindicaciones de carácter económico o social.
Manifiesto: Escrito en que se
hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general.
Fracasado el Regeneracionismo de los
partidos dinásticos y su revolución desde arriba, en evidente crisis el
turnismo al producirse numerosas escisiones internas en lso partidos
dinásticos, se plantearon otros regeneracionismos.
Las Juntas Militares, la Asamblea de
Parlamentarios impulsada por los partidos políticos que estaban fuera del
sistema y un movimiento obrero que representaba no el regeneracionismo, sino la
revolución.
Tanto las Juntas Militares como la
Asamblea de Parlamentaria dieron un paso atrás ante el miedo a una revolución
social, a la Rusa; los tres querían cambios en el sistema político, pero no los
mismos cambios.
La coincidencia en el tiempo de tres
crisis que se mezclan y se relacionan entre sí;
*.- Una crisis militar, relacionada con
los problemas internos del ejército.
*.- Una crisis política, relacionada con
la intención de integrar en la España oficial (la Constitución de 1876) la
España Real (los partidos no dinásticos).
*.- Una crisis social relacionada con el
movimiento obrero y con la carestía de los artículos de primera necesidad.
Está claro que la crisis militar espoleó a
la crisis política, y que estas dos hicieron lo propio con la social. Pero si
los obreros se sumaban a las peticiones de los militares y de los políticos,
ambos se retiraron ante el miedo a una verdadera revolución "desde
abajo", la del movimiento obrero.
LA CREACIÓN DE LAS JUNTAS DE DEFENSA
(especie de sindicatos para defender sus intereses económicos y profesionales)
surgen durante 1916 y 1917, integradas por mandos intermedios del ejercito (por
debajo de coronel) y respondían al malestar y descontento de una parte del
ejército (suscitada por el enfrentamiento entre africanistas y el resto).
Sus reivindicaciones eran laborales y
regeneracionistas:
*.- protestando por la pérdida de poder
adquisitivo y los ascensos mediante méritos de los africanistas.
*.- reivindicaban una subida salarial y un
sistema de ascenso basado exclusivamente en la antigüedad (la escala cerrada).
*.- reivindicaron también un incremento
del presupuesto dedicado al Ejército, resolver la situación generada por el
conflicto militar de Marruecos y reformas políticas.
Sus reivindicaciones sintonizaron con las
planteadas por los partidos no dinásticos (estableciendo éstos contactos
políticos con los junteros, en los que veían un aliado para acabar con el
régimen).
En Mayo el ministro de Defensa las declaró
ilegales y encarcela a sus dirigentes. La reacción de sus compañeros del
ejército obliga a dimitir al gobierno y el nuevo gobierno tiene que volver a
legalizarlas.
Estas publicaron un Manifiesto en el que
solicitaban cambios políticos.
El Gobierno actuó rápidamente, concedió
las reivindicaciones laborales, acallando las políticas. La autonomía e
injerencia del ejército aumentó peligrosamente.
EL AMOTINAMIENTO DE LOS MILITARES abrió la
puerta para la acción política:
Los socialistas y los republicanos
reformistas pretendieron imponer un Gobierno que convocase Cortes Constituyentes
(nueva Constitución, nuevo sistema político.
Ante tal actitud, Eduardo Dato cerró el
Congreso y suspendió las garantías constitucionales. Ante el descrédito de los
partidos dinásticos, Cambó convocó a los parlamentarios que apostaban por la reforma
y por un cambio del sistema de gobierno.
Contó con el apoyo de la Lliga, PNV,
Socialistas, Republicanos y algunos liberales. La UGT, CNT, las Juntas
Militares y las clases industriales también están de acuerdo con un cambio de
Gobierno.
EL 19 DE JULIO SE REUNIÓ LA ASAMBLEA DE
PARLAMENTARIOS EN BARCELONA.
Acudieron 71 de un total de 760, de todos
los partidos políticos salvo los conservadores.
Exigieron la Convocatoria a Cortes
Constituyentes y la aplicación de un programa reformista que contemplara las
reivindicaciones de los partidos nacionalistas. Era un nuevo intento de reforma
del sistema de la Restauración hecho desde dentro y, en cierto modo,
"desde arriba". Sin embargo, pronto se hizo evidente que la "revolución
desde abajo" podía ser una realidad.
Y este fué el tercer conflicto del verano
de 1917; La huelga general obrera.
LA UGT Y LA CNT HABÍAN FIRMADO EN 1916 UN
ACUERDO DE COLABORACIÓN. ANTE LA CREACIÓN DE LAS JUNTAS MILITARES Y LA ASAMBLEA
PARLAMENTARIA CONVOCARON UNA HUELGA GENERAL.
Entre las causas de esta convocatoria, la
subida de los precios que afectó especialmente a la clase trabajadora, la
inestabilidad política (Juntas de Defensa y la Asamblea de Parlamentarios) y la
influencia de los acontecimientos en Rusia. La huelga general tuvo como último
fin el cambio del sistema de Gobierno ("cambios fundamentales en el
sistema").
La huelga, iniciada en Barcelona, el 13 de
Agosto, se extiendió durante una semana por Andalucía, Madrid, Asturias, País
Vasco..., paralizando los núcleos industriales. La convocatoria era indefinida,
pero no fue apoyada ni por la Asamblea de Parlamentarios, que defendía los
intereses de la burguesía, ni por las Juntas de Defensa, ni del resto de los
militares.
La intervención del Ejército fue rápida y
dura (aceptada por las Juntas de Defensa). Hubo muchos presos, exiliados y
muertos. La Huelga General Revolucionaria fracasó por la no incorporación de
los campesinos, el miedo de la burguesía y la actuación del Ejército.
A pesar de este fracaso, la ficción del
turnismo había terminado para siempre.
El Gobierno se vio en la obligación de
acceder a las peticiones de los Junteros, dar paso a un Gobierno de
concentración o unidad nacional, con la inclusión de Cambó y los catalanistas,
que consintieron su participación ante el peligro de la revolución social.
El Ejército avanzó en su participación en
la política, la presión de las Juntas acabo por derribar el Gobierno de Dato y
sustituirlo por un gobierno de concentración o unidad nacional.
Después de la Huelga de la Canadiense,
aparecen:
*.- El Lock out (cierre patronal que deja
sin sueldo a miles de obreros) y el pistolerismo catalán (los patronos formaron
los sindicatos libres que eran grupos de pistoleros y sicarios a sueldo que se
enfrentaron con los anarquistas, con el apoyo tácito del Gobierno que aplicó la
Ley de Fugas. Murieron líderes anarquistas moderados, patronos y Eduardo Dato)
*.- El Desastre de Annual: el impacto de
la derrota de las tropas española en Annual fue muy importante en España.
El Rey y el Ejército fueron atacados como
culpables. El informe Picasso se debía debatir en el Congreso. El general Primo
de Rivera, con el apoyo del Ejército, la burguesía catalana y el consentimiento
tácito del Rey dio un Golpe de Estado, enviando simplemente un telegrama.
Besteiro era en 1917 catedrático de Lógica
de la universidad Central (la actual Complutense) e integrante del comité de
huelga de la UGT y el PSOE, en cuyas organizaciones se le consideraba
crecientemente como la figura directora de mayor inteligencia y entereza.
Besteiro fue detenido al empezar la huelga
general, condenado a cadena perpetua y enviado al penal de Cartagena para
cumplirla. Besteiro y sus compañeros (Largo Caballero, Daniel Anguiano y Andrés
Saborit) fueron alojados y tratados en aquel penal, cuyo Director tenía de
ayudante a Joaquín Machado, hermano del gran poeta.
Y todo ello confirma a Besteiro su
optimismo y fe en el papel de la UGT y el PSOE en la modernización de España.
Las cartas de Cartagena revelan, además, el singular concepto que tenía
Besteiro de la obligación política del intelectual en la España de su tiempo.
Concepto que tiene para él un preciso origen en la actitud y las lecciones de
su maestro en la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos.
Afirma: "Sin él difícilmente
hubiéramos encauzado nuestra vida y nuestras energías como lo liemos
hecho". Y el ejemplo de Giner era, finalmente, el de la entereza en la
conducta, que él mismo, Besteiro, tan plenamente encarnó hasta el fin de sus
mismos días.
1.- La rebelión ha de existir, sí; pero
contra los burgueses, contra los capitalistas, que son los que escriben leyes.
Eliminando el reptil, se acaba con el veneno. Y esta rebelión ha de ser
constantes, diaria, intensa, y el mejor armamento es la asociación. Cada nuevo
socio es un nuevo soldado en el ejército sindicalista. Cada nueva asociación es
una nueva trinchera defensora de nuestros derechos. Cada nueva federación, un
nuevo baluarte donde se forman luchadores...
Haced, pues, Sociedades, federaciones y
confederaciones y esperad la lucha; en ella habrá caídos pero no os paréis a
recogerlos, seguid adelante... Tened en cuenta que hemos de prepararnos, no
para una lucha de intereses. El siglo XX es el predestinado a abolir la
esclavitud moderna. Carta del dirigente anarquista A. Bueno al Congreso
fundacional de la CNT 1911
2.- Memoria al Congreso Internacional en
Zurich del delegado de la UGT 1893
La Unión General de Trabajadores de España
se propone:
1º Reunir en su seno las diversas
organizaciones obreras que tengan por fin la mejora y la defensa de las
condiciones de trabajo por medio de la resistencia.
2.- Provocar la creación de nuevas
Sociedades de oficios donde éstas no existan y ayudarlas para que constituyan
Federaciones locales y Uniones nacionales
5.- Reclamar a los poderes públicos leyes
que favorezcan los intereses del trabajo, como la jornada laboral de 8 horas,
la fijación del salario mínimo, la igualdad de salario para los obreros de uno
y otro sexo.
PROGRAMA DEL PSOE. 1888
Considerando, que esta sociedad es injusta
porque divide a sus miembros en dos clases iguales y antagónicas; una la
burguesía, que, poseyendo los instrumentos de trabajo, es la clase dominante;
otra, el proletariado, que, no poseyendo más que su fuerza vital, es la clase
dominada.
Que la sujeción económica del proletariado
es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas: la miseria social, en
envilecimiento intelectual y la dependencia política.
Que los privilegios de la burguesía están
garantizados por el poder político, del cual se vale para dominar al
proletariado... el Partido Socialista Obrero español declara que tiene por
aspiración:
1º La posesión del poder político por la
clase trabajadora.
2º.- La transformación de la propiedad
individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva,
social o común. Entendemos por instrumentos de trabajo: la tierra, las minas,
los transportes, la fábricas, las máquina, capital-moneda, etc.
En suma: el ideal del Partido Socialista
Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la
abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de
trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e
inteligentes.
Y como medios inmediatos para la
realización de este ideal, los siguientes:
Libertades políticas.
Derecho de asociación y legalidad de las
huelgas.
Reducción de las horas.
Prohibición del trabajo de los niños
menores de nueve años y de todo trabajo poco higiénico o contrario a las buenas
costumbres para las mujeres...
Creación de escuelas gratuitas...
Servicio de armas obligatorio y universal
y milicia popular...
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