sábado, 6 de julio de 2013

El Papa de la pobreza evangélica





Felicité Robert de Lamennais (1782-1854), religioso francés y polémico escritor, fue condenado por la Iglesia católica.
Era un terrible ultramontano que, sin embargo, dejó escritas valiosas observaciones.
Por ejemplo, ésta: «Si Jesucristo hubiese vivido en nuestros días, la policía lo habría vigilado y un juez le habría hecho encarcelar por vagabundo. 
Porque el Hijo del hombre no tenía ni una piedra en que reclinar su cabeza».
Es probable que el Papa Francisco no haya olvidado esta advertencia de Lamennais al decidir poner fin a los escándalos financieros que venían rodeando al Banco Vaticano.
Este buen Papa, que la providencia nos ha dado, sabe que no es la riqueza, sino la pobreza evangélica, lo que acerca a los hombres e impone la fe en Dios con más fuerza que cosa alguna.
He aquí la reorientación de la Iglesia católica, en el camino propio. / SECONDAT (El Mundo)

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