El problema agrario (texto de Azaña para
comentario).
«El nuevo régimen se instauró sin
causar víctimas ni daños. Una alegría desbordante inundó el país. La
República venía realmente a dar forma a las aspiraciones que desde los
comienzos del siglo trabajaban el espíritu público, a satisfacer las exigencias
más urgentes del pueblo.
La sociedad española ofrecía los contrastes
más violentos.
En ciertos núcleos urbanos, un nivel
de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y
a los pocos kilómetros, aldeas que aparecen detenidas en el siglo XIV. Casi
a la vista de los palacios de Madrid, los albergues miserables de la montaña.
Provincias del noroeste donde la
tierra está desmenuzada en pedacitos, que no bastan para mantener al
cultivador; provincias del sur y oeste, donde el propietario de 14.000 hectáreas
detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo.
La República, como era
su deber, acentuó la acción del Estado. Acción inaplazable en cuanto
a los obreros campesinos. El paro que afectaba a todas las industrias
españolas, era enorme, crónico, en la explotación de la tierra.
Cuantos conocen algo de la economía
española saben que la explotación lucrativa de las grandes propiedades
rurales se basaba en los jornales mínimos y en el paro periódico durante cuatro
o cinco meses del año, en los cuales el bracero campesino no trabaja ni
come.
Con socialistas ni sin socialistas, ningún
régimen que atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de
vida medianamente humanas, podía dejar las cosas en la situación que las
halló la República.»
Manuel Azaña: Causas de la guerra de
España, 1939.
El texto es un fragmento de "Causas
de la Guerra", uno de los once artículos escritos por Manuel Azaña exiliado
en Collonges-sous-Saléve, en 1939, y pensados para el público de España y fuera
de ella (el undécimo llegó a ser publicado en inglés con el título de «Spain's
Place in Europe. A Retrospect and
Forecast», World Review, vol. VIII, n. ° 4, Londres, junio de 1939, pp. 6-15).
El presidente Azaña no puso título a
este conjunto de artículos que aparecen agrupados en el volumen III de las
Obras completas, de M. A., editadas en México, bajo el epígrafe de «Artículos
sobre la guerra de España».
Hemos preferido, aquí, dejar como título
del volumen el que lo es del primer artículo y que sí se debe al autor.
Esta edición respeta escrupulosamente la
grafía del original exceptuando las mayúsculas de palabras como «gobierno»,
«presidente», «ministro», «ministerio», que aparecen aquí con minúscula, de
acuerdo con las tendencias generales de hoy y con los usos específicos de esta
editorial.
Azaña dedicó su carrera política a la
creación de una república reformista y secular, basada en elecciones limpias y
en una administración no corrompida. En su calidad de jefe del gobierno de
octubre de 1931 a septiembre de 1933, guió el paso por las Cortes de las
reformas más importantes conseguidas por la efímera Segunda República: la
separación de la Iglesia y el Estado, la reorganización de las fuerzas armadas,
un importante programa de construcción de escuelas, la primera ley del divorcio
de la historia de España, el estatuto de autonomía de Cataluña y los tímidos
inicios de una reforma agraria que se necesitaba desde hacía tiempo y había
sido aplazada numerosas veces.
Aunque no sentía un interés personal por
las cuestiones económicas, Azaña comprendió y apoyó a Jaume Carner e Indalecio
Prieto en sus esfuerzos por mejorar el funcionamiento de la banca española,
defender el valor cambiarlo de la peseta y, al mismo tiempo, combatir el paro y
mejorar la infraestructura económica de España mediante un programa de obras
públicas.
Era un excelente orador, un sagaz
conocedor de los abogados y funcionarios de clase media que eran sus
principales colaboradores y rivales y un hombre en el que un elevado sentido de
la ética personal iba unido a ideas claras y muy pragmáticas sobre lo que era realmente
posible en España.
Amigos y enemigos por igual reconocían
en Azaña al líder que de modo más completo encarnaba el programa y el carácter
de la mayoría republicano-socialista de los años 1931-1933.
Pero esa mayoría se desintegró
internamente durante el año 1933 y Azaña dejó la jefatura del gobierno cuando
el presidente Alcalá-Zamora decidió disolver las Cortes constituyentes en
septiembre del citado año.
Durante los dos años siguientes Azaña,
ahora en la oposición, siguió siendo el portavoz arquetípico de la República
reformista y brevemente,después de la victoria electoral del Frente Popular en
febrero de 1936, pareció que Azaña iba a presidir de nuevo el gobierno y a
reanudar el programa interrumpido de 1931-1933.
Pero las revueltas de Asturias y Cataluña
en octubre de 1934, junto con la feroz represión que provocaron, habían
cambiado por completo el clima político.
La izquierda se reía de Azaña, al que
calificaba de «Kerensky», de estadista «con un brillante porvenir en el
pasado».
La derecha se volvía cada vez más hacia
los fascismos italiano y alemán como «modelos» para la derrota del
«bolchevismo» y el mantenimiento de los privilegios tradicionales contra la
reanudación del programa republicano de reformas.
Los artículos que se incluyen en el presente
volumen los escribió Manuel Azaña el ex presidente en Francia durante los meses
que siguieron a la derrota de la República y a la consolidación de la dictadura
del general Franco, que contaba con el apoyo del fascismo.
Son la obra de un hombre que se sentía
profundamente deprimido y era completamente lúcido.
Fueron escritos con muy poca
documentación a mano.
Pero Azaña fue siempre un diarista, un
pensador y un conversador dado a la reflexión, un lector atento e infatigable y
un hombre que conocía la historia contemporánea y la política mundial muchísimo
mejor que la mayoría de los líderes políticos de cualquierépoca.
Tenía la virtud de la honradez y estos
artículos me parecen sumamente admirables por la ausencia de todo intento de
manipularlos hechos con el fin de mejorar la «imagen» política del autor.
Me gustaría comentar brevemente los
artículos, dando por sentada su fiabilidad general como documentos históricos y
concentrándome en las intuiciones y limitaciones particulares del presidente
Azaña.
«Causas de la guerra de España» ofrece
una visión global, desde la época de la dictadura del general Primo de Rivera
hastael estallido de la guerra civil, de la historia de España.
Me parece una crónica muy digna de
confianza en lo que se refiere a su razonamiento de por qué la República llegó
cuando llegó, de las diversas formas de apoyo limitado y de resistencia que
encontró y de los logros de dicha República.
Solamente discrepo cuando incluye la
reforma agraria como una de las «realizaciones principales» de la República.
Debido a una combinación de problemas
económicos reales y de obstruccionismo legalista, en realidad sólo unas 10. 000
familias campesinas recibieron tierra.
De hecho, la falta de una reforma
agraria significativa fue uno de los grandes fracasos de la República. Al mismo
tiempo quisiera llamar respetuosamente la atención sobre la insistencia de
Azaña en los conflictos internos de la clase media y la burguesía como causas
de la guerra civil. La mayoría de los autores que han escrito sobre dicha
guerra hacen hincapié en los conflictos de clase tal como los veían los
marxistas, los anarquistas y los fascistas.
Azaña hace una distinción entre la clase
media (profesionales modestos, burócratas, comerciantes al por menor) y la
burguesía (los grandes propietarios y los capitalistas) y contrasta los que
estaban preparados para una sociedad secular y cierto grado de reforma social
con los que rechazaban toda disminución de los privilegios históricos de grupo.
Es muy posible que, en lo que hace al
estallido de la guerra civil, esa división fuera más fundamental que las
huelgas y los lock-out o que las batallas propagandísticas entre las
organizaciones juveniles deizquierdas y de derechas.
GABRIEL JACKSON. Barcelona, enero de
1986
Ensayo político (historiográfico),
elaborado por uno de los principales personajes del periodo de entreguerras en
España: Manuel Azaña (1880-1940).
Azaña era un intelectual que se
comprometió con la los ideales republicanos.
Formo parte del Gobierno provisional que
sustituyo a la monarquía.
Fue Jefe de Gobierno al frente de
coaliciones izquierdistas entre 1931-1933 y en 1936; y presidente de la
República desde 1936 hasta su final. Durante su acción de gobierno trató de
realizar importantes reformas políticas, sociales y económicas para transformar
el país y modernizarlo.
El texto se escribe en 1939, el año en
que acabó la Guerra Civil. Azaña en los últimos meses de la guerra, tras la
caída de Barcelona, ciudad en la que residía desde su marcha de Madrid, se
exilio a Francia, donde tras unas gestiones ante Gran Bretaña y Francia en
favor de los que continuaban resistiendo, abandono sus responsabilidades
políticas. A pesar de esto desarrollo varios escritos, como el que comentamos,
en donde defendía su actuación. Manuel Azaña moriría al año siguiente de
escribir este texto.
La idea básica del texto es la necesidad
de una serie de reformas que diesen solución a las enormes diferencias sociales
que había en España.
En el párrafo inicial nos relata como se
desarrollo la llegada de la República (14 de Abril de 1931), la cual no vino
precedida por una imposición de la fuerza revolucionaria, sino que se declaró
pacíficamente como el fruto de una continuada presión social contra la monarquía.
El advenimiento del nuevo régimen
origino una gran esperanza entre extensas capas de la población.
Esta esperanza se fundamentaba en el
grave problema social español. España era un país con grandes masas de
población que vivía en condiciones miserables.
Frente a esto, un reducido grupo social
ostentaba gran parte de las riquezas nacionales. Este grupo oligárquico había
mantenido en sus manos los resortes del poder (Régimen de la Restauración,
dictadura de Primo de Rivera), pero la presión de importantes sectores de la
burguesía, que aspiraba a una democracia autentica, y de los sectores
populares, que defendían un cambio social, había conseguido el cambio de
régimen. El texto destaca algunos de los graves contrates que vivía el país:
• España era un país agrícola y
atrasado, aunque algunas de sus regiones estuvieran parcialmente
industrializadas. Esto provocaba fuertes contrastes
• La agricultura española tenia graves
problemas, y uno de los más importantes era el de la distribución de la
propiedad de la tierra: Frente al latifundismo del centro y el sur, el
minifundismo del norte.
• El latifundismo beneficiaba a una
oligarquía. El sistema de explotación de estos latifundios consistía en que los
jornaleros solo trabajaban determinados periodos al año. Esto sumía en la
pobreza más profunda a grandes masas de campesinos.
Este estado de cosas no dejaba más solución
a cualquier gobierno preocupado por su país la sunción de profundas reformas.
Estas se debían realizar independientemente de la fuerza política y social del
marxismo (socialistas y comunistas), con los que Azaña contó para realizar su
programa de reformas (Ley de Reforma Agraria, legislación laboral…) durante el
bienio progresista (1931-33, coalición con los socialistas) y el gobierno del
Frente Popular (1936, coalición con nacionalistas, socialistas y comunistas).
Ley de Bases de
Reforma Agraria (1932)
[...] Serán susceptibles de explotación las tierras
incluidas en los siguientes apartados:
1.º Las ofrecidas voluntariamente por sus dueños
siempre que su adquisición se considere de interés por el Instituto de Reforma
Agraria [...].
5.° Las que por las circunstancias de su adquisición,
por no ser explotadas directamente por los adquirentes y por las condiciones
personales de los mismos, deba presumirse que fueran compradas con fines de
especulación o con el único objeto de percibir su renta [...].
7.° Las incultas o manifiestamente mal cultivadas en
toda aquella porción que, por su fertilidad y favorable situación permita un
cultivo permanente, con rendimiento económico superior al actual [...].
Expropiaciones
y ocupaciones realizadas a raiz de la Ley de Bases de
Reforma Agraria de 1932 (hasta el 31 de diciembre de 1934)
|
Nº de fincas
|
Extensión en
Has.
|
N.° de
familias asentadas
|
Expropiadas
|
468
|
89.133
|
8.609
|
Ocupadas
|
61
|
27.704
|
3.651
|
Asentamientos realizados
bajo el Gobierno del Frente Popular (marzo-julio de 1936)
Mes
|
Superficie ocupada en Has.
|
Familias campesinas asentadas
|
Marzo
|
249.616
|
72.428
|
Abril
|
150.490
|
21.789
|
Mayo
|
41.921
|
5.940
|
Junio
|
55.282
|
3.855
|
Julio
|
74.746
|
6.909
|
Total
|
572.055
|
110.921
|
J. HERNÁNDEZ
y otros, Historia de España. 2.º Bachillerato. Fuentes documentales, Madrid, Akal, 2004, pp. 120-121.
La Ley de Bases de la
Reforma Agraria es obra de las Cortes Españolas de 1932
Instituto de Reforma
Agraria (IRA): Era el organismo que gestionaba el proceso de la reforma
agraria: evaluaba productividad y rendimiento de las tierras, dictaminaba las
fincas expropiables, determinaba el monto de las indemnizaciones a abonar y
colaboraba en el proceso de asentamiento de los campesinos.
Fines de especulación o
para percibir rentas: La ley considera expropiables las fincas que no se
capitalizaron, sino que se compraron únicamente para obtener rentas o para
venderlas más caras (especulación).
Rendimiento y
productividad: Rendimiento se refiere a la cantidad de producción por unidad de
superficie (una característica exclusivamente agrícola) y productividad, a la
cantidad de producción por unidad de tiempo o de coste.
Hectárea: Medida de
superficie. Equivale a una superficie cuadrada de 100 metros
de lado (un hectómetro) o bien a 10.000 m2
(100 X 100).
1-Algunas propiedades que la Ley permite expropiar:
1-1-Las vendidas al IRA
voluntariamente por sus dueños.
1-2-Las no cultivadas
directamente por sus dueños y compradas sólo para especular o recibir rentas.
1-3-Las incultas o con
menos rendimiento del posible.
2-El proceso de expropiaciones conoce dos fases muy
diferenciadas:
2-1-Entre 1932 y 1934:
116.000 Has y 12.000 familias.
2-2-Entre marzo y julio de
1936: Casi 600.000 Has y más de 100.000 familias.
2-2-1-Conviene aclarar que
en esta segunda fase, el IRA se movía detrás de los acontecimientos,
legalizando ocupaciones espontáneas.
Atraso técnico y bajo
rendimiento y productividad, con mano de obra abundante y barata (con
frecuencia desempleada) y una inadecuada estructura de la propiedad. Casi la
mitad de la población activa trabaja en el campo, y la mitad de esa mitad son
jornaleros casi siempre en precario.
La preocupación por el
sector es manifiesta por parte de los responsables de la II República: Largo
Caballero desarrolla decretos como el decreto de laboreo forzoso (todas las
tierras deben estar trabajadas) y el decreto de términos municipales (que
obligaba a los propietarios y capataces a contratar braceros del propio
municipio), defendiendo también a los pequeños arrendatarios.
La Reforma Agraria de la II
República fue un proyecto de gran envergadura pero de limitado presupuesto.
Objetivos:
-Aumentar
la rentabilidad de las tierras españolas.
-Resolver
el lastre social de un campesinado en precario, redistribuyendo la propiedad
agraria, especialmente de la mitad sur de España, donde más de la mitad de la
tierra estaba en manos de un reducido número de propietarios.
Aprobada la ley en
septiembre de 1932, tendrá dos fases:
-Fase
1 (1932-1934): La aprobación contó con posturas encontradas entre republicanos
y socialistas, imponiéndose la expropiación con indemnización (que presupone el
respeto a la propiedad privada).
-Las
tierras objeto de expropiación: las de origen señorial jurisdiccional, las
deficientemente cultivadas y las arrendadas con un valor catastral superior a
1.000 pesetas (en concepto de renta anual).
-El
Instituto de Reforma Agraria (IRA) se encargaría de la gestión técnica y
burocrática del proceso, contando con un reducido presupuesto para
indemnizaciones: las tierras de origen señorial (en especial, si se conceptúan
como señoríos jurisdiccionales o como mansos de los señoríos territoriales) no
tendrían indemnización, que se aplicaría sobre los propietarios que hubiesen
obtenido sus tierras a través de los procesos de desamortización. La
indemnización como máximo equivaldría al 20% del rendimiento anual calculado.
Las comunidades campesinas elegirían la forma de explotación (individual o
colectiva).
-El
proceso se hizo tan lento que exasperó a los campesinos sin tierras, dominados
por la CNT, que se aprestaron a protagonizar ocupaciones ilegales, con las
consiguientes represalias (el caso más grave: la localidad gaditana de Casas
Viejas). A la dimisión del gobierno de Azaña sólo se habían asentado 12.000
familias.
-El
bienio radical-cedista enfrió y paralizó el proceso reformista, iniciando a
partir de 1935 una verdadera contrarreforma agraria (devolución de tierras
expropiadas).
-Fase
2 (1936): En febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular y el nuevo
gobierno republicano de izquierdas, se reemprende el proceso de reforma
agraria.
-Los
campesinos se adelantaron a las resoluciones legales y ocuparon tierras que el
IRA refrendaba a posteriori.
-La
lucha social campesina, que fue más intensa en la primera fase que en la
segunda, conocía el siguiente proceso: ocupación de tierras, quema de registros
de propiedad,
enfrentamiento con la Guardia Civil y represión, en ocasiones muy sangrienta.
-El
proceso conflictivo y violento de la Reforma Agraria contribuyó al clima de
deterioro de la convivencia durante la República. Y eso a pesar de que la lucha
campesina, aunque más radical, estaba menos organizada: por la dispersión del
campesinado, el control de los caciques locales y la inoperancia de la huelga
contrarrestada por jornaleros en paro de un término municipal o de los términos
vecinos.
La
reforma agraria se aplicó a toda España, si bien el problema del latifundismo
se centraba en su mitad sur (Andalucía, Extremadura y La Mancha), alarmando a
los pequeños y medianos propietarios de la mitad norte y enfureciendo a los
terratenientes del sur. A su vez, como las esperanzas del campesinado sin
tierras se vieron defraudadas, éstos tampoco dieron su apoyo a la legalidad
republicana, contribuyendo al colapso de la República con sus ansias
revolucionarias.
1 comentario:
Hola, soy Allison Howarts. Después de estar en relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible para traerlo de regreso, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le supliqué todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella sugirió que debería contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a lanzar un hechizo para traerlo de vuelta, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo, no tuve más remedio que intentarlo, yo envié por correo al lanzador de hechizos, y él me dijo que no había problema de que todo estaría bien antes de los tres días, que mi ex volvería a mí antes de los tres días, lanzó el hechizo y sorprendentemente en el segundo día, eran alrededor de las 4 pm. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido que respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto todo lo que sucedió que quería que volviera con él, que me ama tanto. Estaba tan feliz y fui con él, así fue como comenzamos a vivir juntos felices de nuevo. Desde entonces, he prometido que cualquiera que conozca que tenga un problema de relación, sería de gran ayuda para esa persona al referirlo al único lanzador de hechizos real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. correo electrónico: ogagakunta@gmail.com puede enviarle un correo electrónico si necesita su ayuda en su relación o en cualquier otro caso o WhatsApp en +2348069032895
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