ROBERTO
PÉREZ / ZARAGOZALa
Generalitat reconoce que Cataluña no existió como unidad histórica
independiente
Día
21/10/2014 - 10.55h ABC
El
relato de su página web deja claro que, históricamente, no pasó de ser un
territorio de condados bajo el dominio sucesivo del Imperio Carolingio, de los
reyes francos y de la Corona de Aragón
La
Generalitat reconoce que Cataluña no existió como unidad histórica
independiente
Mapa
francés de 1235. Cataluña no aparece reflejada como tal
El
empeño del nacionalismo catalán por justificar su afán secesionista con una
raíz medieval se topa con la Historia. Tanto que, pese a las frecuentes
manipulaciones históricas, la propia página web de la Generalitat que se
esfuerza por reescribir el pasado de ese territorio reconoce ímplica, e incluso
explícitamente, que tal realidad no existió.
Ese
territorio no pasó de ser una extensión dividida en condados que,
sucesivamente, estuvieron bajo la dependencia del Imperio Carolingio, de los
reyes francos y de la Corona de Aragón.
En
el artículo de la web oficial de la Generalitat titulado «La formación de
Cataluña» da por hecho –con una interpretación histórica de por sí interesada–
que «el proceso unificador» no culminó supuestamente hasta la era del conde
barcelonés Ramón Berenguer I (1035-1076), cuando «los condes de Besalú,
Cerdaña, Ampurias y Urgel reconocieron la supremacía del conde de Barcelona».
Aún así, la web de la Generalitat habla de «proceso unificador», pero en ningún
caso se atreve a referirse explícitamente a una «Cataluña independiente».
De
por sí es discutible dar por hecho que esa supuesta supremacía reconocida
conllevaba el nacimiento de una Cataluña independiente –como se pretende en el
artículo de la Generalitat–. Aun dando por hecho ese supuesto, eso significaría
que, en toda la historia de la Humanidad, la pretendida «Cataluña
independiente» existió durante menos de cien años, porque finalizó en 1137
cuando el rey de Aragón pactó casar a su hija Petronila con el conde barcelonés
Ramón Berenguer IV. Este acuerdo matrimonial, lejos de suponer la «anexión» de
Aragón a Cataluña, supuso la incorporación del Condado de Barcelona al Reino
aragonés, surgiendo así la Corona de Aragón.
Pero,
en la práctica, ni siquiera existió realmente esa fugaz «independencia» de los
condados que hubo en lo que hoy es Cataluña. El Tratado de Corbeil, firmado en
1258 entre el rey de Aragón y el de Francia, lo confirma. En síntesis, ese
tratado supuso que el rey aragonés cedía al francés los condados situados al
otro lado del Pirineo; el franco renunciaba definitivamente en favor del rey de
Aragón los condados que le quedaban de lo que históricamente fue la «Marca
Hispánica».
Para
sortear esa realidad histórica, la web de la Generalitat opta por términos
difusos para referirse a ese pasado. Por ejemplo, tras reconocer que los priemros
condes eran «designados por el rey» (del Imperio Carolingio), apunta que esos
condados «se fueron independizando de hecho». En ningún caso habla de
independencia sin más, ni mucho menos de una independencia de derecho.
Por
si queda duda, un mapa francés del año 1235 –23 años antes del Tratado de
Corbeil– deja claro cuál era el reparto «estatal» de Europa. En él, no es que
Cataluña no aparezca como territorio identificado como tal, sino que esa
porción geográfica queda repartida entre la Corona de Aragón –con el condado de
Barcelona incluido– y el Reino de Francia.
Cuestión
aparte es el insistente uso que la web de la Generalitat hace de términos sin
soporte histórico real, como el de «Corona catalano-aragonesa» o «casa real
catalana», para eludir hablar abiertamente de Corona de Aragón, de la que la
actual Cataluña era un territorio más. Los reyes lo fueron de Aragón y entre
los títulos que como tal ostentaban estaba el de condes de Barcelona.
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