El
período que se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y
concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se
caracterizó por una permanente crisis política.
Diversos
factores explican esta situación:
*.- Intervencionismo político de Alfonso XIII sin respetar el papel de árbitro que teóricamente debía jugar. Su apoyo a los sectores más conservadores del ejército culminó con el apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera. Elemento clave en el desprestigio de la monarquía.
*.- Intervencionismo político de Alfonso XIII sin respetar el papel de árbitro que teóricamente debía jugar. Su apoyo a los sectores más conservadores del ejército culminó con el apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera. Elemento clave en el desprestigio de la monarquía.
*.- División de los partidos del "turno",
provocada por la desaparición de los líderes históricos y las disensiones
internas.
*.- Debilitamiento del caciquismo, paralelo al
desarrollo urbano del país.
*.- Desarrollo de la oposición política y social al
régimen de la Restauración: republicanos, nacionalistas, socialistas y
anarquistas.
Así
desde 1917 se sucedieron los gobiernos de coalición, sujetos a alianzas y
continuos cambios.
Ni liberales ni conservadores consiguieron mayorías suficientes para conformar gabinetes sólidos.
Ni liberales ni conservadores consiguieron mayorías suficientes para conformar gabinetes sólidos.
En
este contexto de inestabilidad política, el país tuvo que enfrentarse a graves
problemas sociales:
*.- Agudización de las luchas sociales. Las posiciones
de patrones y trabajadores se fueron enfrentando cada vez más.
*.- La "cuestión religiosa" se reavivó con
las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia, especialmente en la
enseñanza.
El anticlericalismo se extendió por buena parte de la población
urbana y las clases populares.
*.- La "cuestión militar" volvió a resurgir
ante el desconcierto de un ejército humillado en 1898 que recibía críticas
crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas).
*.- Consolidación del movimiento nacionalista en
Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de negociación por parte de los
partidos de turno.
*.- El "problema de Marruecos".
En la
Conferencia de Algeciras (1906) se acordó el reparto entre Francia y España del
territorio marroquí. A España le correspondió la franja norte. Desde 1909 se
inició un conflicto bélico, la guerra de Marruecos, muy impopular en el país,
que ensanchó el foso que separaba al Ejército y la opinión pública,
esencialmente las clases populares.
En
1905 estalló una grave crisis en Cataluña. La victoria de Lliga Regionalista de
Cambó y Prat de la Riba en las elecciones locales de 1906 alarmó al ejército
que veía en peligro la unidad del país.
Los
comentarios satíricos anticastrenses en alguna publicación barcelonesa,
llevaron a que trescientos oficiales asaltaran e incendiaran las imprentas.
La
reacción del gobierno fue ceder ante el Ejército: en 1906 se aprobó la Ley
de Jurisdicciones que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la
Patria y pasaban a ser juzgadas por la jurisdicción militar.
La
reacción pública fue inmediata. Una nueva coalición, Solidaritat Catalana, consiguió
una clara victoria electoral en 1907, reduciendo drásticamente la
representación de los conservadores y liberales en Cataluña.
Antonio
Maura, líder del Partido Conservador, llegó al poder en 1907 con un programa reformista:
modificó la ley electoral, estableció el Instituto Nacional de Previsión e
intentó sin éxito aprobar una tímida autonomía para Cataluña. Su proyecto
reformista se derrumbó en 1909.
La crisis de 1909 y de 1917.
La Semana Trágica de Barcelona (1909)
Barcelona,
corazón en aquella época de la industrialización española, había vivido desde
principios de siglo un gran auge de las movilizaciones obreras que había culminado
en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que
nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana.
Alejandro
Lerroux y su Partido Republicano Radical también se desarrollaron en la Ciudad
Condal con un programa demagógico y anticlerical.
La
Ley de Jurisdicciones de 1906 trajo un reforzamiento del anticlericalismo y
antimilitarismo en la ciudad. La
política autoritaria del gobierno de Maura no ayudó a calmar los ánimos.
Sin
embargo, fue la guerra de Marruecos, la que determinó el estallido de la Semana
Trágica:
*.- Los
ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una
compañía minera llevó a la movilización de reservistas. Las protestas obreras
pronto aparecieron en Barcelona y Madrid.
*.- Los
primeros choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo
con más de mil doscientas bajas españolas.
*.- El día 26 de julio estalló la huelga
general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Se iniciaron
tres días de protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército.
La Semana Trágica tuvo un brutal coste humano: un centenar de muertos, heridos,
destrucciones... La represión fue muy dura y culminó con el juicio sin
garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo anarquista y
fundador de la Escuela Moderna.
*.- La
I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y
germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo un periodo de prosperidad
económica. España, neutral, pudo convertirse en abastecedora de muchos
productos para los países contendientes.
La crisis de 1917
En ella podemos distinguir diversos
aspectos:
Crisis militar.
El
descontento entre los oficiales "peninsulares" ante los rápidos y, a
veces inmerecidos, ascensos de los "africanistas" culminó con la
creación de las Juntas de Defensa. El gabinete conservador de Eduardo Dato se
plegó a la imposición de los militares y aceptó unas juntas que iban contra la
disciplina militar y la subordinación del ejército al poder civil.
Crisis parlamentaria.
Crisis social: la huelga general de
1917
Convocada
en agosto por CNT y UGT tuvo un amplio seguimiento en las ciudades y se saldó
con un centenar de muertos y miles de detenidos.
La
huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de
revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron
la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato
y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga
Regionalista trajo la inmediata desactivación de la Asamblea de Parlamentarios.
El
fin de la I Guerra Mundial trajo una profunda crisis económica y social que
inmediatamente desencadenó una gran conflictividad social en Barcelona
(1919-1921).
Las
huelgas y protestas alentadas por los anarquistas se encontraron con una dura represión
del nuevo gobierno de Maura, que contaba con el pleno apoyo de la burguesía
catalana. Para contrarrestar la "acción directa" de los anarquistas,
el sector más duro de la patronal creó el denominado Sindicato Libre, grupo de
pistoleros que actuó con el apoyo policial. La aplicación de la "Ley de
Fugas", pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos exacerbó aún
más el conflicto.
La
respuesta anarquista llegó en 1921 con el asesinato de Eduardo Dato, presidente
del gobierno. Dos años después, el líder anarquista Salvador Seguí murió asesinado.
El desastre del 98 puso
fin al imperialismo español en el momento en el que el moderno imperialismo de
las potencias capitalistas industriales estaba en su apogeo. Tras el reparto de
la mayor parte de África, el territorio de lo que hoy es Marruecos era una de
las pocas regiones por repartir en el continente. Este hecho provocó
importantes tensiones internacionales que están en el origen del camino que
llevó a la primera guerra mundial.
Las potencias se
reunieron en la Conferencia de Algeciras en 1906 y allí se acordó el reparto de
Marruecos entre Francia, que se quedó la mayor parte del territorio, y España
que se apoderó de la montañosa franja norte del país.
Muy pronto aparecieron
los conflictos con los indígenas. Las cábilas del Rif se agruparon bajo el liderazgo
de Abd-el-Krim. El ejército español, mal pertrechado y dirigido, sufrió
importantes reveses desde un principio. El desastre del Barranco del Lobo,
cerca de Melilla, fue un trágico ejemplo.
En
1912, Francia y España pactaron un nuevo reparto de Marruecos para mejor hacer
frente a la resistencia de las cábilas rifeñas. Al acabar la I Guerra Mundial,
se reiniciaron las operaciones contra
los rebeldes dirigidos por Abd-el-Krim
La guerra colonial en Marruecos. El desastre de
Annual.
El general Berenguer al frente de un ejército mal preparado y equipado. En este ejército destacaban los Regulares, tropas indígenas, y la Legión, fundada por Franco y Millán Astray a imagen de la Legión extranjera francesa.
En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Los choques que las cábilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos, entre ellos el general Fernández Silvestre.
El general Berenguer al frente de un ejército mal preparado y equipado. En este ejército destacaban los Regulares, tropas indígenas, y la Legión, fundada por Franco y Millán Astray a imagen de la Legión extranjera francesa.
En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Los choques que las cábilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos, entre ellos el general Fernández Silvestre.
El
desastre de Annual provocó una terrible impresión en una opinión pública
contraria a la guerra. Hubo grandes protestas en el país y los republicanos y
socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos.
La
presión de la opinión pública llevó a la formación de una comisión militar que
investigara sobre los acontecimientos.
Su resultado fue el Expediente Picasso,
informe redactado por el General de División Juan Picasso.
Pese a las trabas
que le pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y
altos cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia
enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado
en África.
El
expediente no llegó a suponer responsabilidades políticas ni criminales. Antes
de que la comisión del Congreso encargada de su estudio fuera a emitir su
dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de septiembre el general Miguel Primo
de Rivera dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar.
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