Luis
María ANSON
Expertos
en manipulación de encuestas y resultados cifran en menos de un millón el
número de personas que acudió a votar en la consulta fraudulenta convocada por
Oriol Junqueras y su polichinela Arturo Mas. Aparte de los que votaron dos,
tres o cinco veces; aparte de las más varias trapisonderías; aparte de un censo
inexistente y una completa ausencia de control en las mesas, las cifras finales
han sufrido una manipulación semejante a la del número de asistentes a las
manifestaciones callejeras secesionistas.
Los
expertos concluyen que solo el 15%, y no el 30%, de la población de Cataluña
acudió a la llamada de Oriol Junqueras y su marioneta Arturo Mas. Denunciada la
farsa, la ridícula patochada y la gran manipulación, habrá que concluir que el
Gobierno Rajoy lleva actuando desde hace tres años frente al desafío
secesionista catalán, con lamentable lenidad, sin apenas capacidad de reacción,
a la defensiva.
La
política arriólica de aquí no pasa nada, el tiempo lo arregla todo, clavó la V
del pasado mes de septiembre en el costado de Rajoy y ahora la distorsión de la
imagen de España en todo el mundo. Son muchos los dirigentes del PP que están
que braman, aunque callen ante el líder por temor a ser excluidos.
"Profunda sensación de desamparo ante el silencio del Gobierno de mi
nación", escribió ayer Cayetana Álvarez de Toledo.
¿Tendrá
conciencia clara Mariano Rajoy de lo que ha ocurrido, de cómo se le ha ido de
las manos la situación, a pesar de disponer de holgada mayoría absoluta?
¿Pensará alguna vez que muy poco queda de esa mayoría absoluta y que los
servicios de inteligencia e investigación del Estado le sitúan como el líder
peor valorado?
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